lundi 13 décembre 2021

Los Temerarios. Una historia de Borgoña contada por Bart Van Loo


 Hoy os voy a hablar de un libro fascinante. La historia del Ducado de Borgoña, contada por Bart Van Loo. He buscado por todo Internet para ver si estaba traducido al castellano, pero no. No lo he encontrado. Claro, que el libro ha sido publicado en 2021 y encima es bastante gordo, aunque lo que sí he encontrado es una traducción al inglés: The Burgundians, así es que mientras llega la versión española, cosa que no debería tardar, podéis, o bien leerlo en la lengua de Molière o en la de Shakespeare. Pero vamos, el libro es apasionante.


Y para completar esta fascinante entrada del blog de los aburridos, os voy a contar como vuestro amado bloguero hizo un Buey a la borgoñona, incluyendo jugosa receta, que mis esfuerzos me costó, pero cuyo resultado fascinante fue.

Mientras tanto, os hablo de historia, que vale la pena. Y si queréis, podéis saltar a la receta y pasar de críticas de libros, gurriatillos. Vosotros ustedes veréis.

Van Loo es belga flamenco, o sea que conoce el tema. (de hecho el original del libro está escrito en flamenco)  Está escrito con naturalidad y soltura, como quien te cuenta algo en una charla de sobremesa, con un buen vino de Borgoña ¿cuál, si no?  Como muestra, valga la frase sobre la derrota de los franceses en Crécy: "le hicieron morder el polvo a los caballeros franceses" ("mordre la poussière". No conocía la frase en francés).

El relato se extiende a lo largo de mil años, desde que los Burgundios se establecieron, empujados por los Hunos en los límites del imperio romano, hasta que en el siglo XVI, el último Duque de Borgoña pierde el corazón del Ducado a manos del Rey de Francia.


Cuando digo "el corazón del Ducado". me refiero a lo que es la Borgoña actual. Una región que sacudió Europa, pero que ahora se ha quedado en productor de buenos vinos. Dijon y Beaune.


   
Una bodega en Beaune



Los Hospicios de Beaune



lamentablemente, siempre hay un turista metiéndose en medio de las fotos, como éste. Os hablé de Beaune en este blog, hace unos añitos. Si no os acordáis, podéis pinchar aquí.

Pero la clave de la historia es que los duques de Borgoña, estaban más preocupados por sus posesiones del norte, que es donde había riqueza: Flandes, lo que llama Van Loo , "los países llanos" para diferenciarlos de los Países Bajos actuales. Gante, en el Siglo XV era la ciudad más grande de Europa Occidental. Los artesanos, los burgueses, hicieron de la región, la más rica y la más rebelde de Europa.




Gante, la Catedral de San Bavón




Brujas. La Torre de Brujas


Brujas, un rincón al lado de un canal


Borgoña era tributaria dl Rey de Francia, pero de hecho, durante cien años fue más poderosa y más rica que Francia. Desde Crécy, y el desembarco de los ingleses en el continente, Francia estaba desmembrada. Toda Aquitania y toda Normandía eran inglesas. Si bien en un principio Borgoña combatió junto con el rey francés para machacar las rebeliones de Lieja o de Gante, el hecho es que durante la guerra de lo cien años, Borgoña se alió con Inglaterra. 

Un hecho destacado es que Durante el sitio de Orléans, Juana de Arco, que había conducido a las tropas francesas contra los ingleses fue entregada por el Duque de Borgoña a los ingleses, que ya se sabe lo que hicieron con ella, evidentemente, la Iglesia, que se dedicaba a quemar herejes, la quemó (es que oía voces, y eso, ya se sabe, es malo).

Bueno, no voy a hablar más de la afición de la Iglesia a quemar gente. Que se lo digan a Giordano Bruno y otros. Menos mal que Galileo abjuró de su error de que la tierra giraba alrededor del sol. ¡A quién se le ocurre! ¿la tierra gira? si todo el mundo sabe que es plana.

De los Duques de Borgoña, el que más tierras consiguió fue Carlos el Temerario, hijo de Felipe el Bueno. Lo que no conquistaba, lo compraba aunque parece ser que todo se los gastaban en fastos y francachelas. De hecho compró Luxemburgo, que, como podéis ver en el mapa que os he puesto arriba, era el nexo de unión entra el norte y el sur del ducado. Y como nota jocosa, aniquiló Dinant, matando a todos sus habitantes y tirándolos al río. Un cachondo





Dinant, la colegiata, a orillas del Mosa



Luxemburgo


El Temerario debía ser un poco loco. Cierto que expandió el Ducado a su máxima expresión, entre compras y alianzas matrimoniales, pero le salió mal la jugada con el Emperador de Alemania. No consiguió el título que buscaba. Luego se enzarzó en una guerra contra los suizos, que a pesar de que Borgoña tenía el ejército más impresionante de Europa, se lo machacaron en Nancy


Nancy, la plaza San Estanislao



Pero bueno, que me temo que os estoy aburriendo. Si podéis, leed el libro de Van Loo, de veras que es apasionante. Aparte de eso, todo se termina con ¿quién?, Carlos V, bisnieto de Carlos el Temerario. Aunque tras la catástrofe de Nancy, el Rey de Francia, conquistó casi sin un tiro la Borgoña del Sur. el norte siguió siendo "Borgoña"
.

Y¡ya llegó el momento! el buey a la borgoñona de Sorokin

He aquí los ingredientes:

Buey en trocitos
Cebollas pequeñas
Un ajo
Una zanahoria en rodajas
Champiñones cortados
lardons (trozos de jamón sin curar)
harina
aceite de oliva
vino de Borgoña (pinot noir)




una cocotte, absolutamente imprescindible.





Con tres cucharadas de aceite, calentar la cocotte. Añadir la carne sin remover. Una vez que esté tostada, volver los trozos del revés. 




Añadir las cebollitas peladas, el ajo y la zanahoria



Ahora sí, remover, mezclar, añadir sal y dejar cocer uno cinco minutos.

Añadir el vino. Un Pinot noir de Borgoña, si es posible






Tapar la cocotte y dejar cocer a fuego medio unas dos horas o dos horas y media, removiendo de cuando en vez. Vosotros veréis, cuando la carne está que se deshace, ya está el guisote


Mientras se está guisando, freír los trozos de lardons y los champiñones



Añadir a la olla:


Como digo, al cabo de do horas y media o tres, verificar si la carne está deshecha:

Sacar y comer con el mismo vino.




Grandes besotes. Que lo disfrutéis

mercredi 24 novembre 2021

El mercadillo de Navidad de Aquisgrán y el "Glühwein"

 


Ya os conté hace unos meses, queridas gentes (Nótese la astucia para no tener que hacer distinciones de género, porque no es posible decir "gentos" y "gentas": para mí todos y todas sois iguales  o igualas y os quiero) digo, que me distraigo, que ya os hablé de un viaje a Aquisgrán (Aachen, Aix-la-Chapelle, Aken) en los prehistóricos tiempos pre-pandemia. Y si no os acordáis, podéis pinchar aquí. 

Esta vez, el viaje tenía la emoción de los controles pandémicos, pero vuestro bloguero favorito, arrastrado por un grupo de amigotes (y amigotas), belgas (y belgos) se lió la manta a la cabezota (oigan, que yo gasto un 59 en boinas) y se fue con la panda a Alemania.



Salimos de Aubel, muy cerca de la tres fronteras (pinchad aquí si no os acordáis de mi estremecedor relato de hace unos años.)

En Aubel, paramos en la plaza del pueblo a visitar la feria de Navidad. Lo único interesante es ese chocolate con burbujas que proponen, para sorpresa del visitante:



Pero en fin, sin problema, nos tiramos a la carretera atravesando Holanda, para llegar a la frontera alemana (frontera que solo se nota porque las carreteras están más iluminadas y porque el amable Gobierno alemán tuvo la gentileza de enviarme un mensaje a mi teléfono.)




Una vez en Auqisgrán, dejé el coche en un Parking (el mismo de hace unos años, al lado de la Plaza) y nos lanzamos a la aventura. Para entrar al mercadillo (es un chiste llamarlo "mercadillo", porque más bien sería "mercadazo". Es uno de los más famosos de Alemania) enseñas el certificado de vacunación y te dan un brazalete, para que corretees a gusto (si no te pisa el gentío, de distancias nada)



El gentío lo llenaba todo:


También el interior de los bares estaba lleno. Ojo ¿Veis alguien con mascarilla?. Pero tal vez tenían la pulserita, seamos justos


La gente se agolpaba también en la escalera de entrada al "Rathof" (Ayuntamiento, no quiere decir "casa de ratas") 



La gracia, estaba en los chiringuitos, por supuesto.







Y si no hubiera salchichas a mansalva, no podríamos decir que esto es Alemania:




Pero ¡Oh! también hay otros productos típicamente alemanes ¿o no?:



Vale, vuestro seguro servidor que ya estaba hambriento, se decantó por un chiringuito donde vendían ¡lentejas!. Ya sabéis los que me conocéis un poco que yo soy un adicto a las lentejas.


La verdad, es que estaban buenísimas.. ¡y luego hablan mal de la cocina alemana!



El verdadero meollo de las ferias de Navidad en Alemania, es, sin embargo, el "Glühwein". Vino caliente con especias, como el que venden en este chiringuito, llamado como por azar, "Hexenhof" (la casa de las brujas)


Queda muy lindo en esos vasos, pero yo no probé: tenía todavía 120 Km que hacer al volante de vuelta a Bruselas.




Pero no sufráis por mi, En serio. Al día siguiente me hice un Glühwein en casita. Como sé que el tema os mola, os voy a poner la receta de lo que hice:

Hace falta una naranja, azúcar (yo la utilicé de caña, no sé si fue una buena opción), clavo, canela y, por supuesto vino tinto.
Visto que no existe el vino tinto alemán, usé vino chileno



En una taza de agua disolví el azúcar. Añadí un palo de canela, el jugo de la naranja.


.


Y el clavo encerrado en esa armadura medieval




Lo tuve calentando , al borde de la ebullición, durante quince minutos. Tras eso, añadí el vino:




Y otra vez calentando a fuego suave quince minutos  más



Bueno, ¿qué tal os parece mi "Glühwein"? No tiene el encanto de bebérselo en pleno follón, rodeado de brujas pero no estaba mal, de verdad.

Venga besotes, que me voy a cenar

mercredi 27 octobre 2021

Los vencejos de Fernando Aramburu y el barrio de la Guindalera

 






Aquí estoy otra vez, mis queridos lectores, amigos, amigotes, amiguetes, parientes, deudos y allegados (valga el genérico masculino, quedaría algo chocante en femenino: "queridas lectoras, amigas, amigotas, amiguetas, deudas -ahí es donde choca, odio a mis deudas- y allegadas), así que lo dejamos en el genérico académico. Pues decía, que me despisto, que aquí estoy otra vez dispuesto a daros la lata. Os voy a hablar, si me lo permitís, de mi última lectura, "Los vencejos" de Fernando Aramburu.

En su día leí "Patria", del mismo autor, y me fascinó. Me pareció lo que podríamos llamar, La novela de Euskadi. Así es que, animado por eso, me compré los Vencejos. La primera impresión es que era un libro muy gordo, setecientas y pico páginas. Pero bueno, cuando llevaba como cuatrocientas, me regalaron un lector de esos de pantallita, instrumento que nunca me animé a mercarme, que ¡dónde va el calor de un libro, etc, etc! Pero las setecientas páginas del libro, me animaron a bajármelo en conserva:



Y así es como lo he terminado y, la verdad, me ha parecido un chisme bastante útil.

Pero bueno, vamos al libro. Uno podría pensar que después de una epopeya como "Patria", todo iba a ser una obra menor. (Aunque, fíjense buenas gentes, también Cervantes escribió "Rinconete y Cortadillo" después de publicar el Quijote). Efectivamente, es una obra menor, pero no desmerece nada. No os voy a contar el argumento, pero es la historia de un madrileño (fundamental) que decide suicidarse al cabo de un año de empezar su relato. A pesar de que el protagonista, Toni, profesor de instituto, vive sus últimos doce meses una existencia rayando en el límite, las cosas que cuenta, lo que vive, son cosas que el lector siente que le podrían pasar a cualquiera. A cualquiera del siglo en curso, quiero decir: Un ex-mujer de la que estuvo enamorado y que ahora odia, unos suegros santurrones, un padre violento, pero sin odio, un hermano gordito y enmadrado y un hijo tarambana y un poco corto. Y todo ello contado con una prosa magnífica y natural, que se lee sin respirar y con un magnífico sentido del humor.

O sea que a mí, me ha gustado mucho. Además, a lo que voy, casi toda la acción pasa en el barrio de la Guindalera. Que casi es mi barrio también, porque mi casa en Madrid está justo al lado. Solo tengo que cruzar la calle.

Del mercado de la Guindalera donde compra Toni, ya hablé en los primeros vagidos de este blog. Y si no os acordáis, podéis pinchar aquí, gurriatos.

El parque Eva Perón, es el parque del barrio, como véis:

                                                                              
             

El metro Diego de León, el metro al lado de mi casita, es el de la Guindalera                                                                
                                                                                 
Así s que, tras acabarme el libro me dediqué a repasar el barrio. Por ejemplo, la Plaza San Cayetano:



El mercado es de lo más chulo:


Y en la misma plaza San Cayetano, junto al mercado está el Bar Conache, donde Toni se sentaba a tomar algo con Águeda:


En un momento dado del libro, Toni se queja de que el barrio no está al nivel que a él le apetecía para vivir. Pero dejadme contároslo, el barrio, si bien no es un barrio de lujo, tiene algunas casas preciosas, como esta:




Otras casas, tampoco están mal:




Toni y Águeda se encuentran con sus perros en el Parque Eva Perón:


El parque, vale, no es el Retiro, pero no está mal, aunque es chiquito:




Es evidente que todos los dueños de perros de la zona se encuentran allí:



Pepa, la perra de Toni, aunque no especifica que raza es, debe ser bastante grande. Yo la veo más bien como este que como el caniche de la foto de arriba:



Los vencejos. ¿por qué ese título?. Toni está obsesionado por los vencejos; cuenta cuando llegan y cuando se van. Para él, son un símbolo de libertad:
                                                                                     
Vencejo

La verdad es que durante bastante tiempo, vuestro amado bloguero (servidor, gracias) no distinguía vencejos de golondrinas.    Ahora, ya lo sé. Son diferentes. Las golondrinas tienen la panza blanca y una cola en forma de horquilla . Ya veis lo que se aprende leyendo.

golondrina


Vale, pues con ese párrafo repipi sobre pájaros, os voy a dejar en paz por hoy, que ya estuvo suave, como dicen en México. Espero que el libro os guste

Grandes besotes