jeudi 8 décembre 2022

Cocinando con Marta Torres Molina. Pollo con aceitunas

 



Hola, mis queridos amigarrobas (supongo que esa es la forma pronunciable del amig@s que han puesto de moda una serie de pijos, no, Sorokin, eso no se dice) , o sea, amigotes de ambos sexos. Hallándome en la fría tarde de Bruselas un poco aburrido, como corresponde al autor del blog, (o sea, menda lerenda), un poco sin saber qué hacer. Estaba tratando de leer "Waiting for the Barbarians" de JM Coetzee (Esperando a los Bárbaros, que hay que decíroslo todo), libro en el que me está costando bastante entrar. Por un lado porque el inglés de Coetzee es muy suyo, y por otro porque ya el título me recuerda a "El desierto de los tártaros" de Dino Buzzati. Una guarnición en la frontera y al otro lado, enemigos. Pero vamos, que me lío. Lo que digo, me cuesta meterme en el libro. Y una vez llegado a un punto que encierran al protagonista en una celda y cuenta cómo oye las cucarachas correr y rascarle la cara al dormir... ahí lo he aparcado. No es que lo deje, pero lo voy a meter en el congelador un rato.




Total, queridos amigotes y amiguetes de ambos sexos, que mientras suena en el estéreo Bill Evans, he decidido que era el momento oportuno de intentar cocinar una de las recetas que cuenta Marta Torres Molina en su libro. Me he decidido tras seria reflexión, hacer un pollo con aceitunas. Por un lado, porque es facilito y uno es un zote, y por otro porque tenía los ingredientes necesarios: un muslo de pollo, aceitunas, aceite de oliva, vino, yogur griego y, claro, cebolla y ajo. He puesto todos los ingredientes en la mesa de mi cocina, como puede verse:



Y he preparado mi bella cocotte de la que ya os he hablado en alguna ocasión. Por supuesto, el libro de Marta, muy cerquita, a ver si no me equivoco. Para empezar, doré el muslo de pollo en la cocotte:




He sacado el muslo del pollo (a lo mejor era gallina, nadie sabe). He picado la cebolla y puesto el ajo pelado entero. Los he puesto a pochar en el aceite del muslo (¡cómo suena eso, "el aceite del muslo"! casi me entran pensamientos eróticos)



Una vez pochados, que estén trasparentes y sin arrebatarse, añado de nuevo el muslo y las aceitunas:



Luego, de acuerdo con la biblia martesa (de Marta), añado un vaso de vino blanco y dejo que se evapore el alcohol (ello me hace sentir mal ¡que se evapore el alcohol!, my God). Añado el caldo (que en mi caso, es lo que tenía, es del supermercado de al lado de casa)



Retiro el pollo y las aceitunas y añado el yogur griego (mataiotes mataiotéton kaí panta mataiotes, es que es lo que se me viene a la cabeza cuando oigo lo de "griego"). Remuevo hasta que toda la salsa esté bien mezclada. Vuelvo a añadir el pollo y las aceitunas. Y dejo que cueza el pobre animal.

El tiempo de cocción, para mí es un misterio, así es que lo saqué cuando el muslito estaba a punto de ser devorado. Y así quedó el plato:


Ya sé que no es tan bonito como el que saca Marta Torres en su libro, pero no desespero de que algún día me salga mejor.

Y ahora viene un tema importante. ¿Qué bebo con tan delicioso plato?. Y servidor de todos vosotros/ustedes, decidió probar el Beaujolais nouveau que acaba de salir a la venta:


Eso requiere una explicación, aunque seguro que ya todos los sabéis, que sois muy leídos y escribidos (como decía mi santa madre). El mes de Noviembre trae dos hechos fundamentales a ambos lados del Atlántico: Thanksgiving en USA y la salida del Beaujolais nouveau, en Francia. Lo  último es un magnífico montaje francés desde 1950. Es el vino de la cosecha del año y han conseguido que lo beba el mundo entero. Su calidad varía (lógico) de un año a otro, pero debo admitir que este año es muy bueno, afrutado, ligero, con un toque final de frambuesa y caramelo. Vamos, es tan bueno que ya no hay forma de encontrarlo.

Beaujolais es una región al norte de Lyon, centrada en Mâcon:


Para situaros, oh amigos, (y amigas, desde luego), os pongo el mapa:


Yo esa ruta la he hecho varios miles de veces. Primero, cuando vivía en Luxemburgo, era el camino normal para bajar al sur, segundo cuando vivían mis padres en Alicante, también es la ruta adecuada. Aunque, claro, no os vais a librar que os ponga una foto de este individuo que siempre sale en algún mensaje, en el Jura francés (a la derecha, arriba en el mapa)




El recuerdo de la excursión de la foto, es bueno, salvo que se cebaron los tábanos en mi cuerpo y me tuve que poner una antitetánica. Debo deciros, ¡oh amigos! que debo ser muy apetitoso para los tábanos, porque también se cebaron con servidor en el Conemara, en Irlanda. Pero esa es otra historia que ya os contaré algún día si sois buenos.

Grande besotes, no faltaría más

dimanche 20 novembre 2022

Una visita al parque temático "le puy du fou" de Toledo



mercredi 5 octobre 2022

La Abadía de Maredret, en la Valonia profunda y su magnífica cerveza

 


Como ya os he contado en otras ocasiones, mis queridas amigas (bueno, y amigos también, por supuesto), Valonia es el nombre que estas buenas gentes han dado a la región francófona de Bélgica. Bélgica tiene tres regiones autónomas: Valonia, Flandes y la Región de Bruselas. Podéis pinchar aquí, si se os viene en gana para disfrutar de otro artículo de este, vuestro blog, sobre Valonia. De nada. Y la Abadía objeto de este artículo, está en la Valonia más profunda. Vamos, no sé si es la más profunda, pero a mí me costó llegar una montonera. Viendo el mapa, parece que está cerquita:



Y que vas a llegar en un plisplás.  Pues no, ni modo, como dirían mis amigotes mexicanos. Hay que contar que esto es Bélgica, y cortan carreteras sin avisar, sin decirte cual es la ruta alternativa y otras fruslerías que, no tienen mayor importancia, salvo que sientas que estás pasando el día en hacer rodeos. A mí me costó casi una hora , tras dar vueltas al tuntún y caer en la misma carretera cortada, hasta que di, por un especial intercesión de algún poder celestial en un sitio entre añosos bosques que decía "Maredret, village artisanal". Total, que llegué,

La primera impresión de la Abadía es fascinante, aislada, sola, rodeada de muros y de jardines. Y el interior, mezcla de gótico y románico:






Con unos vitrales preciosos:



Pero no, no hay que dejar que la ilusión vuele hasta los siglos XIII o XIV. La Abadía fue construida en 1881. Es un abadía benedictina, donde vive una comunidad de monjas siguiendo la regla de San Benito. :


Todo respira un aire de autenticidad impresionante. Habíamos leído que había hospedería, pero no es una hospedería corriente: las monjas nos informaron que había, efectivamente, posibilidad de reservar una celda que -dijeron- eran muy confortables, pero sencillas. También hay un refectorio, pero hay que someterse a los horarios establecidos. Vamos, que era como un retiro espiritual y esas cosas. Bueno, vuestro bloguero favorito no estuvo por la labor (por el momento, claro). Lo que sí hicimos es hacer acopio de los productos de la Abadía, cervezotas y otras delicias (tranquilos, ya os hablaré de la cerveza en su momento, no se me arremolinen, como decía Cantinflas)




Total, que vuestro amado y aburrido bloguero y su compañía, decidieron ir a la Abadía de Maredsous, que está cerquita y que goza de un gran predicamento en toda Bélgica, tanto ella como sus productos:





Como se ve, el aspecto es muchos más grandioso y señorial, aunque también es del siglo XIX


Pero convendréis conmigo, amados gurriatillos que ni su exterior, ni por supuesto, su interior tienen el encanto de Maredret:



Aparte del hecho que es más popular que la tarara, con su cafetería, su supermercado, su hospedería y otras venalidades que nos apartan del honrado y recto comportamiento que se supone que debemos tener cara al mundo mundial (y más ahora que estamos en plena crisis). Tomen nota, gurriatos, de lo serio que se puede poner vuestro bloguero.


Pero, vuelvo al tema de base que nos ocupa: La cerveza, que se me va el santo al cine.

En la Abadía de Maredret, las monjitas han puesto a punto unas cervezas extraordinarias. Lanzaron las cervezas en 2021 y ya son difíciles de encontrar en toda Bélgica. Ya no te digo en otros países de misión.
Las cervezas están basadas en usar las recetas de Hildegard Von Bingen, en el siglo XII. Y si no sabéis quien es la Von Bingen, podéis pinchar aquí Música, literata, científica es un faro para las féminas en estos tiempos de zozobra. 
Pue eso, que me enrollo, y así no terminamos nunca. La base de la cerveza es la espelta (Epeautre), que gracias a todo esto me he enterado que es un trigo más antiguo y más resistente que el corriente (Para que veais lo que se aprende bebiendo cerveza)


Hay dos tipos. La Triplus, una cerveza de más de 8 grados, con cilantro como hierba para darle carácter
(Y os aseguro que se saborea el cilantro desde el primer trago) y la Altus, más suave, con unos 6 grados y un marcado sabor a frutos del bosque.

En serio, si tenéis ocasión de probarlas, no lo dudéis. Son diferentes

os dejo con Hildegard von Bingen





jeudi 8 septembre 2022

En Andalucía a cuarenta grados

 


Bueno, a lo mejor no han sido cuarenta, pero han sido muchos, lo que parece que confirma que cada vez hace más calorcito. La verdad, queridos amigos, a mí me han parecido bien. Harto de que me riegue la lluvia belga, eso de que te levantes de mañanita completamente empapado en sudor, tiene su encanto y que luego remojes tus cansados huesecillos en una piscina, tras un buen café (la cerveza la dejo para por la tarde, que me ha dicho un brujo que no hay que abusar, aunque -pregunta- ¿dónde está el límite entre abusar y simplemente darse un gustazo? ¿eh?)

En fin, que he pasado el verano en San Luis de Sabinillas, pedanía (no sé si eso se dice así, me suena horrible, a ventosidad con todo y ruidete, perdón por la grosería de este vuestro bloguero favorito). Pero digo, que es que me cortáis a cada frase, pedanía de Manilva, en la provincia de Málaga.

Sabinillas es un pueblo de pescadores y de turistas belgas. Eso es así. Los pescadores, pescan, es lo suyo, peces voladores que luego tienden en los tejados. Los belgas pescan quemaduras al sol.


Hay cosas que no podéis perderos, amigotes, por ejemplo una ración de puntillitas (calamaritos), fritos a la andaluza. Los andaluces son maestros en esto:


Pero, en fin, servidor de todos vosotros/ustedes, no ha renunciado a la buena cocina casera, como hacer un lenguado a la plancha en la terraza:


Y aquí, este elemento haciendo algo que no se debe de hacer: comer arroz por la noche, y menos en Andalucía. Si son maestros de las frituras, en eso de hacer paellas no son genios. Todas les salen caldosas (bueno, esto era, supuestamente un risotto)


Parte de la juerga veraniega es ir en el día del turista a que te sirvan un vino de Manilva al lado de la playa:



Oh, buenas gentes, pero ¡ojo! no todo es pescado. En Estepona, a pocos kilómetros, a principios de Agosto hacen una feria del jamón ibérico. Para relamerse, de verdad:



Las fiestas y el alboroto, espetos en la playa y otras actividades espirituales, no han faltado, como la fiesta de la luna llena.





O la cabalgata de fin de la feria






Y bueno, visto que me voy a cenar, que ya estoy en Bruselas, mientras cae violenta tormenta en la calle,
Os dejo con unos vídeos. Luego vuelvo. Besote