mercredi 28 avril 2021

Leonor de Aquitania, una reina por delante de su tiempo

 


Mis queridos amigos, amigotes y amiguetes (1). Con esta historia de las vacunas, de cuándo nos toca y cuándo no nos toca, de que si la tal vacuna es para mayores hoy, y para pequeños mañana, de que si no va a haber suficientes para la segunda dosis y esas cosas, casi se me pasa escribiros. Y, os diré la verdad, no hay cosa que más placer me da que escribir a mis amigos, así es que ¡aquí estoy, dispuesto a contaros las últimas tontunas o simplezas que se me ocurran!. 

Os voy a contar hoy, mis impresiones sobre el libro de Eva García Sáenz de Urturi (espero no equivocarme con el nombre, porque cuando yo iba al Cole hace mil años, había Sáinz, Sáenz, Saiz y Saez en mi curso y ¡válgame San Jenaro cómo se ponían cuando te equivocabas con el acento!).

Pues, al grano Sorokin, que te enrollas. Os decía que he leído el libro de la Sáenz. Es un libro-novela histórica sobre una parte de la vida de Leonor, Eleanor o Alienor de Aquitania. Muy interesante. Ya sé que sabéis de sobra  donde está Aquitania, pero por si acaso hay algún despistado, os pongo el mapa. Es una de las regiones más ricas de Francia e incluye varios departamentos, incluido el País Vasco francés, pero, sobre todo, El Bordelés, con los vinos franceses más famosos desde la prehistoria (ya sé, ya sé, exagero, es que si no, me aburro, ya lo dice el nombre del blog)




Los viñedos, son magníficos, limpitos y ordenados, como se ve aquí:



Naturalmente, no podía faltar la foto de ese turista que siempre se mete en medio de mis relatos. Vaya plasta de tío:




Bueno, vuelvo al libro. Es un relato que cuenta hechos históricos mezclados con aventuras novelescas, lo que lo hace muy entretenido. El padre de Alienor muere en Compostela durante una peregrinación. Se supone que envenenado. Es de esperar que fuera un poco menos cabezón que este peregrino que aparece en el frontis de una iglesia en Croacia:



En el libro, hay muchas cosas que son invención de la Sáenz de Urturi, como la historia de los gatos aquitanos o como la historia del "nudo de Bagdad", que no sé si será histórico o no, pero para la que no he encontrado ninguna referencia. Sí es aparentemente cierto el método de tortura del "águila de sangre". Vale, os lo leéis, que no he cenado y las cosas desagradables me desagradan. 

Leonor se casa con el heredero del trono de Francia. Exige que la boda sea en Burdeos, pero luego, como es lógico, se va a París. El rosetón de Notre Dame no existía entonces, pero a mi me encanta, así que os pongo la foto:


Uno de los capítulos que más me han impactado es el de la predicación de San Bernardo para llamar a una nueva cruzada, prometiendo la salvación eterna a todo el que participe y haciendo un espectáculo digno de unánime aplauso. Eleanor se va a la cruzada y vuelve, lo que es un hecho histórico. Eleanor es muy joven todavía, se harta de su marido, el Rey y se divorcia de él. Aquí se acaba el relato de Eva García, pero el hecho es que se casa con el Rey de Inglaterra. Tal vez la autora vaya a obsequiarnos con una segunda parte.
En Inglaterra tiene varios hijos, entre ellos, pásmense, mis amigos, Ricardo Corazón de León y Juan Sin Tierra. Podría decirse que es la madre de la Inglaterra moderna que, además, reclamó Aquitania para el trono inglés.

Pero vuelvo a las cruzadas. Una vez con el gusanillo de querer saber más (feo vicio que siempre me acosa), me he leído un libro precioso de Peter Frankopan:


Un libro totalmente histórico, pero escrito con esa amenidad que tan bien dominan los historiadores ingleses. La tesis de Frankopan es que, los relatos de la primera cruzada siempre hacen hincapié en el papel del Papa y desprecian el papel de Bizancio.

Bizancio era, en realidad, el mayor imperio que quedaba entre Europa y Asia. En 1050 estos eran sus límites:


Pero estaba acosado en Asia Menor por los turcos, en el norte por belicosas tribus como los pechenegas y en su flanco occidental, por los normandos. El emperador, Alexis I Comneno, pidió ayuda al Papa, a pesar de que las dos iglesias ya se habían separado. El Papa, Urbano II, que no debía ser tonto, y que estaba en estado de guerra con el Emperador de Alemania y con un antiPapa que ocupaba Roma, dijo "¡A por ellos ohé!" y se fue a Clermond a predicar la cruzada. Fue un éxito. Los caballeros francos se pusieron en marcha. Entre ellos, Godofredo de Bouillon:



Castillo de Godofredo de Bouillon, en el sur de Bélgica

Con un castillo tan triste, no es de extrañar que prefiriera irse al solecito de Palestina. La cruzada tuvo mil vicisitudes y, al final, los cruzados conquistaron Jerusalén. Entre tanto, Alexis I salvó Constantinopla, la mayor ciudad de la época, que, sin duda no ofrecía el aspecto tan lleno de mezquitas que tiene el Estambul de hoy:


Estambul visto desde Topkapi

Ya existía Santa Sofía, a la que, tras la conquista de Constantinopla por los turcos en 1453,  le agregaron  unos minaretes y la copiaron a mansalva:


En el interior, todavía pueden verse los mosaicos bizantinos (Si Erdogan no los ha borrado, que es capaz de todo)



Para acabar, que es tarde y tengo que cenar, os pongo una foto de la costa Oeste del Imperio, la Ciudad de Dubrovnik; A ver si cuando se pase el virus os animáis y vais a visitarla:




De Palestina, no tengo fotos aunque sí he estado hace mil años (tantos que no tenía cámara de fotos), pero valga esta foto que hice en Túnez y que da una idea:



Y venga, amigos y amigas, dejo de daros la brasa y me voy a cenar. Grandes besotes

(1) Debo hacer notar, respetable público, que uso el masculino como inclusivo, tal cual dice la Real Academia Española. No soporto horteradas tales como "amigues,amigxs, etc". Así es que, por favor, leed: Queridos y queridas amigos, amigas, amigotes, amigotas, amiguetes y amiguetas", ¿vale?