jeudi 28 juillet 2011
Los Cantones del Este y las tres fronteras. La Bélgica que habla alemán.
Como, no sé si sabéis queridos y sufridos lectores, el 21 de Julio es la fiesta nacional de Bélgica, una fiesta en la que todos los belgas expresan su amor a la patria, hay un vistoso desfile y todas las terrazas de Bélgica se llenan de banderas, como puede verse:
Haciendo honor a la tradición (los belgas llaman a la fiesta nacional "el diluvio nacional"), ese día caían chuzos de punta, llovían cuerdas (como dicen los franceses) o incluso perros y gatos, como se dice familiarmente en el idioma del otro lado del Canal. Pero, armándose de valor, vuestro bloguero Sorokin, decidió pasar el fin de semana en los Cantones del Este. Vamos, para qué nos vamos a engañar, me arrastraron un poco a regañadientes, pero en fin, estuvo muy interesante, así que -incorregible que es uno- os lo voy a contar. Tranquilos, que no va a durar mucho, que es tarde y no he cenado todavía.
Se llama "los Cantones del Este" a las provincias belgas que hablan alemán. Todo el mundo sabe que en Bélgica hay dos comunidades lingüísticas: la francófona y la flamenca (lo políticamente correcto es decir "neerlandófona"), pero fuera de este país, no sé si mucha gente sabe que hay una tercera comunidad lingüística: la germanófona, la Bélgica que habla alemán. Con vuestra habitual perspicacia, mis queridos amigos, ya habréis colegido que los Cantones del Este están al Este, es decir, en la frontera con Alemania. Han pasado por diferentes avatares históricos, pasando de mano en mano, como la falsa moneda. Han sido parte de Prusia, de Alemania hasta 1919, luego de Bélgica, en 1940 otra vez de Alemania, y desde 1946 otra vez Bélgica.
Los Cantones del Este limitan al norte con Holanda (como toda Bélgica, pardiez Sorokin vaya tontunas que dices a estas horas). Vamos, lo que quiero decir es que en la zona coinciden tres fronteras, la belga, la alemana y la holandesa y por eso (otro descubrimiento, vaya día llevo) la zona se llama "de las tres fronteras".
En todo caso, Sorokin y su panda decidimos alojarnos en Aubel, capital turística de la región, ciudad todavía francófona, rodeada de espesos y umbríos bosques (y no te digo si el cielo está cubierto de espesas nubes -como era el caso- lo umbríos que son), suaves praderas y multitud de vaquitas y otros tiernos y comestibles animalillos pastando.
Nuestros húmedos esqueletos fueron a alojarse en una granja-restaurante-hotel, que si pasáis por la región, queridos amigotes, amiguetes, amigachos y amiguitos, os recomiendo: "Aux berges de la Bel", a unos seis kilómetros de Aubel en dirección a Val Dieu (luego, luego os hablo de Val Dieu, no se me impacientéis)
Aparte del sitio, que es de lo más agradable (aunque llueva), tiene un restaurante de no sé cuantas estrellas y cuatro (sólo cuatro) habitaciones bien confortables. El restaurante, pues eso, rico, rico, rico. Hice dos fotos que os voy a poner, que esta vez si tenía mi cámara. Una del bogavante con vieiras y verduritas que se trageló menda:
Y la otra de un lomo de lubina con salsita de perifollo y berros que se papeó una de las comensales de la mesa:
A los otros no les hice fotos porque eran platos de carne y no me interesaban demasiado. Es que eso de estar a cien kilómetros de la costa anima mucho a consumir productos marinos. Para vuestra información, seis comensales, dos botellas de vino, dos de agua, postres y cafelitos, 200 euracos del ala.
Bien, y vale ya de comer. Os prometí que iba a hablar de Val Dieu. En Val Dieu, hay una abadía, y, ¿a que no sabéis que se fabrica en la abadía?, venga, vamos, ánimo. ¿Una pista? es dorada, tiene espuma y va en botella... vale. Acertásteis:
Bueno, he dicho que era dorada, pero también la hay negra. La abadía, vista desde fuera parece muy interesante, pero ¡ay!, a pesar de ser viernes y sólo las seis y media de la tarde, estaba cerrada (incluída la tienda, serán malvados):
Lamentablemente, los montones de cajas que veis a continuación estaban vacíos:
Ea, otra vez será. Menos mal que en el supermercado de Aubel te vendían toda la cerveza que quisieras y, según las lenguas de serpiente, más baratas que en la propia abadía.
Otra decepción fue la subida al punto donde se cruzan las tres fronteras. Cuesta encontrarlo, pero al fin se llega. Hay que seguir la indicación de "les trois bornes" (los tres mojones) por una carretera que sube entre árboles frondosos. Y, queridos contertulios, si vais, tened cuidado, porque yo me topé de manos a boca con una panda de "skaters" que bajaban a tumba abierta por la carretera. Encima, uno, al ver mi coche, se cayó en medio de la ruta, ¡serán croncos y petiforros! menos mal que yo iba despacito. Les hice una foto al llegar al alto. No sé si serán los mismos, pero esto demuestra que hacer este deporte de riesgo es una práctica habitual en la zona.
En cuanto al punto de los tres bornes en sí mismo, estaba desierto y todos los bares y restaurantes cerrados. Claro, eran las siete de la tarde de un Viernes de Julio, todo el mundo en su casita a comer su sopa, qué demonios. Eso de andar en los bosques a esas horas sólo puede ser un asunto de gnomos o de gente del sur de Europa despistada.
Además, lo de los tres mojones es mentira y engaño falaz: No hay más que uno, que de un lado pone "B", del otro "NL" y del tercero "D".
Pero bueno, está bien, es interesante. Además, a partir del segundo día, dejó de llover. Buenos, amigos, me voy a cenar. Besazos a todos
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Siempre me haces reír por la manera jocosa con la que narras tus peripecias de viaje. Las fotos, inmejorables. La comida, parece que estuvo bien sabrosa.
RépondreSupprimerAbrazos.
Ah, siempre me divierte tanto leerte... por cierto la cabecera es también divertidísima (sé que para ti no tanto) me gusta mucho el cambio.
RépondreSupprimerAunque soy la persona menos campestre dle planeta, debo confesar que el lugar donde os alojasteis es precioso.
Y del restaurante... madre mía. Por cierto, cuando dices 200 euros por ala... dices ¿por persona? mamma mia.
Saludos
Hola Violeta, me alegro que te haya divertido el relato y que te gusten las fotos. No eran fáciles, con la espesa capa de nubes que tapaban el sol, pero bueno, sirven como documentación.
RépondreSupprimerUn abrazo
Hola Claudia
RépondreSupprimerGracias. Está bien que te guste la nueva cabecera dedicada al verano belga, pero, como tú dices, los sufridos habitantes del lugar estamos a punto de que se nos humedezcan los cartílagos, se nos mojen los huesos y se nos conviertan las tres neuronas que nos quedan en una sopa de fideos.
Noooo. 200 euros en total por la cena, o sea que unos 34 euros por persona. No es barato, pero para los precios belgas no está mal.
Saluditos
Me ha parecido viajar contigo por esos bosques tan frondosos y esos paisajes tan bucólicos, incluida la Abadía y la pila de cajas de birras que ya demuestran la actividad cerveceril, ya.
RépondreSupprimerEl hotelito es como se dice ahora, con encanto, desde luego, y si solo hay cuatro habitaciones y pudísteis en plenas fechas vacacionales, obtener algunas de ellas, es que lo habéis planeado bien o tenéis mucha suerte.
En serio, cada día describes mejor Sorokin, me ha encantado este paseo por esa Babel en tres idiomas que hace ya muchos años que no visito tranquilamente. Recuerdo mi primera vez allí y el lío con eso del alemán, el francés y el flamenco, por cierto, tuve un amiguete ¡! muuuy guapo que me tiró los tejos un tiempo, un belga que veraneaba en Torrevieja y hablaba flamenco, uaauu, no había por donde pillarlo, qué lengua más compleja ¿no? Porque además, creo que hay varios dialectos y bueno, un lío.
Gracias por el paseo, ha sido un placer.
Un beso.
Hola Viena.
RépondreSupprimerMuchas gracias por tu comentario laudatorio y me alegro que hayas disfrutado del paseo por la zona sin necesidad de mojarte, no como otros, que a ratitos sufríamos fuertes chaparrones. Es la cosa esta del verano, ya se sabe: 15ºC y lluvia. Una delicia. No, sin broma, que el otro día vino un conocido de Madrid y estaba encantado del fresquito y la lluvia belga. Decía que, por fin, podía dormir a pierna suelta.
El hotelito con encanto no lo reservé yo, así que no sé si fue fácil o no. La patrona nos dijo que la mayor parte de los huéspedes son, con frecuencia, holandeses y el jueves no era fiesta en Holanda. A lo mejor esa era la razón de encontrar sitio.
Y, sí, el flamenco es un galimatías que no entienden ni los holandeses a pesar de que le llamen "neerlandés". Mis amigos belgas francófonos dicen que ni entre ellos (los flamencos) se entienden. Supongo que tu amiguete hablaría alguna lengua más. En general todos hablan (mal) francés, al contrario que los valones que no hablan flamenco así los asen. Luego se quejan de que la policía, los funcionarios, etc, sean todos flamencos...
Besos
Monsieur Sorokin este tema me toca a mí muy cerca, pero en primer lugar, decirle que esa foto de cabecera "tan veraniega" me encanta! :-P Me he acordado de mi pobre amigo Pepe que trabaja en el Consejo y que hace unos días me llamaba apesadumbrado del tiempo que teníais encima, pobretes...
RépondreSupprimerLe decía que me toca muy cerca, pues yo nací un 20 de julio cerca de esa zona que relata en el post... y cuando al día siguiente mis padres fueron a registrarme, pues se encontraron con el registro cerrado a cal y canto y hasta el 22 rien de rien... Eso me ha traído muchas dudas sobre mi verdadera fecha de nacimiento, pues mi padre se ha hecho siempre un lío, sobre si fue un 20 ó un 21 por ese leve retrasillo en la inscripción... En fin una tontuna de historia, pero venía a cuento :-)
En fin, que me congratula ver paisajes que en su día respiré y visioné, muchos españoles que vivían en la zona iban al mercado de Maastricht a comprar por cercanía.
Bueno que espero verlo en esa cita que nuestra gran Viena nos ha preparado en septiembre :-) Saludetes
Hola Sorokin:
RépondreSupprimerQué interesante, y muy bonito.
Me hiciste pensar en otras triples fronteras, como las de las cataratas del Iguazú.
México debe tener una con Belice y Guatemala, pero ha de haber puros árboles y estelas mayas que no ha descubierto nadie. Es pura selva.
También me hiciste pensar en los maravillosos contrastes que hay en nuestro planeta.
Ustedes allá, con tanta agua y bosque, acá estamos a 40º y así estará otro par de meses. No llueve ni aventando agua para arriba. Una aridez que no deja de ser bella, y allá esos bosques densos y siempre verdes.
Sin embargo algo que quizás me gustó aún más es la ausencia de vallas en las fronteras, algo que por acá suele ser omnipresente.
El hostal y la comida, se ven estupendos.
Saludos
RRS
Madame Delikat, en primer lugar permítame su merced felicitarla por su cumple, sea el 20 o sea el 21. Desde luego, sería un hit haber nacido el día de la fiesta nacional, pero la víspera tampoco está mal.
RépondreSupprimerYa sé que su merced es liejosa.. bueno, no sé si se dice así en castellano (suena bastante cacofónico).. liègeoise, vaya, y toda esa zona pertenece a la provincia de Lieja. (¿Eupen y Gemmenich también? me entra la duda).
Y lluvia, desde luego, toda, toda, toda.
Espero arreglarlo todo para estar en la famosa cita de Viena. :-)
Saluditos
Hola Xerófilo.
RépondreSupprimerNo me había percatado, pero es cierto que México tiene una triple frontera en medio de ninguna parte. He estado mirándola en Google Earth y, desde luego, es pura jungla. Solamente aparece una carretera, la México 269, pero se termina en un sitio llamado Xitán, todavía lejos de la frontera. Me pregunto cómo le hacen los vigilantes para llegar hasta allá. No sé si habrá vallas de ese lado, pero recuerdo que en San Cristóbal de las Casas había mucha gente originaria de Guatemala. Me explicaron que son muy parecidos a los chiapanecos y difíciles de diferenciar.
Acá, efectivamente no hay vallas entre los países de la UE. Bueno, salvo en Inglaterra, que ya tienen el canal de la Mancha, pero además, ellos sí, piden el pasaporte o el documento de identidad para entrar. :-\
Un saludo
Oteador de los mercados ha confirmado también su asistencia, así que la reunión promete. Estoy ilusionada de que podamos vernos las caras ;-)
RépondreSupprimerBsos
Qué bien, Viena.
RépondreSupprimerYo no te lo podré confirmar hasta primeros de Septiembre :-\. Pero, vamos, espero poder ir :-)
Leo estas líneas y no dejo de salivar esos platillos marinos y por supuesto la cerveza vacía. Es que tengo una en mi refrigerador esperándome y es que no debo, no debo, estoy gordita... Ay amigote, se me hace que me quedo sin probarla.
RépondreSupprimerY acá lluve sabroso, pero lo hace de manera muy especial y sin molestar: por las noches.
Un abrazo
Hola Carmen.
RépondreSupprimerVenga, ánimo, saca esa cerveza del refrigerador y bébela, que una sola no puede hacer daño. ¿Corona? ¿Bohemia? ¿Modelo especial? ¿Tecate?
Nada, ninguna tiene demasiadas calorías.
Y qué bien que allá llueva por las noches. Así no se molesta a la gente y se riega la tierra. Acá, este verano llueve por el día, por la noche, los fines de semana, los días laborables... Nos van a salir aletas como a los pescados :-)
La verdad que es una zona muy bonita, otra parte que tiene playas muy lindas, muy buen clima y buena gente es la costa uruguaya como las playas de punta del este
RépondreSupprimerHola Mirna. Gracias por visitar el mundo de los aburridos. Estoy de acuerdo contigo, punta del Este es muy linda, tiene hermosas playas y la gente es agradable. Ya lo conté en este mismo blog en "Punta del Este y la Isla de Lobos".
RépondreSupprimerSaludos