Cuenta la leyenda, que sin duda es falsa, como todas las leyendas, que San Eutrapelio de Mazalquivir, paseábase un día al ladito del Eufrates por un parque delicioso, bellísimo, lleno de salvajes árboles frutales, mientras revoloteaban en su derredor (neologismo, qué rayos, podía haber dichon"alrededor", pero a mi caletre, le pareció cursi) bellísimas y coloreadas aves tropicales, aves del paraíso, tucanes, golondrinas de las de Oscar Wilde, gaviotas de color magenta, gorrioncillos pecho amarillo, recién escapados de una ranchera mexicana...
Ante tanta belleza, mientras esperaba que aparecieran Eva y Adán, con sus hojitas de parra en salva sea la parte, sintiiose exhausto y con ansias de descansar, pero ¡Ay! no había ni un pinche banco, las gentes se tumbaban a la sombra de un árbol. Pero nuestro santo, que era un exquisito, se dijo que ¡ni para atrás! que no se iba a mojar su bello traje de organdí retruecaneado en el rocío de la mañana.
En estas, un ángel del cielo, que acababa de hacer su trabajo expulsando a Adán y Eva y andaba desocupado... le dijo "¡Eutrapelio, Eutrapelio, voy a hcerte una gracia sobrenatural!" y ¡Zas! le creó un banco. Fué el primer banco del mundo. Ni el BBVA ni el Santander, ni nada, fué el banco de Eutrapelio:
Sentóse o, casi casi despatarróse, nuestro héroe y tuvo un sueño impresionante
Tanto es así, que le sorprendió dormido el duro invierno polar (ya sé, ya sé, el Eufrates no está en el polo, pero ¡leñes! es una leyenda, no un tratado de historia)
Tuvo deliciosos y espectaculares sueños: Trump era derrotado en las elecciones USA, Colón llegó a Cannes y no a América, mientras lindísimas danzarinas bailaban en paños menores el rock de la cárcel, Cervantes recuperó su brazo, la Real Academia decidió que "solo" no lleva acento y otras maravillas sin cuento
Cuando despertó, fue feliz. De repente se hallaba en una Comuna de Bruselas y podía comer mejillone con patatas fritas. Fue feliz.
Vio que la pantera rosa estaba sobre su cabeza, pero ello no le amilanó
Desde entonces, yo busco mi banco. Si Eutrapelio tuvo un banco mágico ¿por qué no yo? ¿Soy inferior a San Eutrapelio? La respuesta está meridiana, como la luz del mediodía en Albacete:
¡Encontré mi banco!

Y claro, aquí sigo. Si un arcángel me lo ha señalado será por algo.

Bueno, ya está bien de sueños por hoy, mis queridos amigotes. Y or juro que no he bebido nada, de ve rdad.
Besotes y abrazotes
Esta leyenda la has transformado en un cuento con el que has entretenido a tus lectores.
RépondreSupprimerSaludos
Muchas gracias, Norma, por tu comentario. Me alegro que las desmesuradas aventuras de Eutrapelio te hayan resultado entretenidas
RépondreSupprimerSaludos
Muy buenas, Don Sorokin:
RépondreSupprimerAgradezco infinitamente a San Eutrapelio de Mazalquivir (nombre original donde lo haya, válgame Dios!) la creación del primer banco, así como sus deliciosos y espectaculares sueños, esperando se cumplan y, a ser posible, sin mayor dilación.
No me extraña que se sintiera feliz al despertarse! Con los sueños cumplidos, en paz y armonía con el mundo y con unas frites, de postre, así cualquiera……
Y me has hecho reflexionar, una vez más, querido Sorokin, ya que tras deleitarme con los magníficos bancos que nos adjuntas, he empezado a hurgar en mis recuerdos en busca de MI banco.
No es tan vistoso ni llamativo como el tuyo, ni lo comparto con tan agradable compañía como tu, pero le tengo cariño.
Es un banco otoñal, solitario, en el paseo del río de mi pueblo. Me gusta pasear tranquilamente al atardecer y sentarme en él, que me acoge impaciente, para compartir unos momentos de calma y plenitud, con el trasfondo del run-run del agua que circula sin prisa pero sin pausa…De vez en cuando caen las hojas de los plátanos o aparecen surfeando unos patitos en el rio….. Para darle color a la escena, diría yo……..
El sueño se termina cuando aparece “mi otro yo” diciendo que basta de cháchara interior, que tiene hambre y quiere preparar la cena. Pasamos, entonces, a otro escenario. No menos agradable, por cierto……..
Abrazos.
Hola buenos días, hadamadrina. San Eutrapelio es, desde luego, un santo muy interesante, aunque hay una confusión sobre si
Supprimeres de Mazalquivir o no, pe
Supprimeryo (esto se corta cada dos por tres), voy a pedir auxilio celestial a San Eutrapelio, a ver si te puedo contestar de forma adecuada. No sé si sus sueños se cumplieron, pero ello es muy posible, espero.
SupprimerHablando de tu banco, a mí me gustaría hacerte ub sitio en el mío, pero mi compañera es muy celosa, dice que cuando te toca, te toca. Ir a dos
sigo, es más complicado: hace falta un agente externo, como un coche o un avión, etc. Pero no nos adelantemos, que todo llegará. Entre tanto, tu banco, tal como lo describes, tiene un aspecto magnífico, No dejes que te lo quiten, ni siquiera tu otro yo, aunque tenga ganas de cenar, Bueno, voy a terminar, antes de que eso se corte otra vez
SupprimerUN abrazo
¡Ah! Los bancos, uno se pone a pensar en ellos y se queda pasmado de sus implicaciones ¿Que para qué sirven? De entrada para hacer un alto en el camino de la vida, descansar, reflexionar, y después avanzar de nuevo. Sin embargo, a veces, una vez en pie notamos que algo ha cambiado. Por ejemplo que uno se levanta con unos gramos más de sabiduría y conocimiento.
RépondreSupprimerMás o menos es así, te sientas en un banco, si es mirando un parque bruxelloise tanto mejor, son verdes y hermosos, y es como si hicieses un alto en el camino de la vida, el silencio te pone frente a lo inmediato, sí, el césped, los árboles, los setos, bellas perspectivas y hermosos paisajes. Pero hay algo más. Si uno consigue aunque sea por breves segundos parar sus pensamientos (esto es difícil ya sabemos, pero a veces ocurre) entonces entrevemos detrás del paisaje un pequeño vislumbre de la profundidad de la existencia.
No mucho, cierto, pero algo es algo.
Y todo eso desde un humilde (y a veces desvencijado) banco de madera.
Y si no conseguimos ese silencio interno pues nos quedamos tan tranquis, escuchando a los pájaros y viendo pasar gente.
Y descansando.
Claro que los hay de otro tipo:
Amarrado al duro banco
De una galera turquesca,
Ambas manos en el remo
y los ojos en la tierra…
(Góngora).
Alex Montcada
Querido Alex
SupprimerVamos si esta vez Google me permite contestar tan enjundiosos comentarios de una sola vez, sin tener que haver varios pedazos en la respuesta, que ello no es sino un terrorífico engorro:
Pues decía que tu comentario es suficientemente enjundioso y da de lleno en algunos puntos interesantes sobre el enorme papel que los bancos tienen sobre nuestras vidas, Es cierto que se ve la vida de forma diferente antes (fatigado, deshechp, desorientado incluso) y después de la sentada, con los pajarillos piando, la mente despejada y una calmada sonrisa en tus labios.
Ahhh y los bancos de ºlos parques d
puues no, no me deja contestar, Digo los parques de Bruselas, calmosos, tranqiilos, frente a, por ejemplo, los parques del Retiro en Madrid, bulliciosos, efervescentes, ruidosos, llenos de niños que gritan, Sí, yo me relajo mucho en los parques bruseñenses, bajo la suave lluvia (antaño) o los 34 ºC (hogaño), pero sieempre bien.
SupprimerMe ha complacido sobremanera que cites a don Luis de Góngora para referirte a otros tipos de banco, y no a Rockeller, que también tiene otros bancos.
Pero mi banco es el mejor, de veras. Lo verás
bueno, se corta.
SupprimerCierro. Un abrazote
No hay problema
SupprimerExcelente conto pleno de humor, Muita luz e paz. Uma ótimo final de seia.
RépondreSupprimerMuito obligado Sonya, Me alrgro mucho que te haya gustado la historia de los bancos. Voy a leer tus blogs. Gracias. Obligado
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