La Mano
Me confieso ante vosotros, lectores, aterrado y consternado, por todas las atrocidades que he cometido en mi miserable vida. No sé quien soy: un ser extraño se apodera de mí, robando mi entendimiento y mi voluntad sin que yo pueda hacer nada por impedirlo. Mi cerebro, mis sentidos, mis ojos, no me pertenecen. Dios me perdone, entonces me invade un estado de agitación febril y después... el olvido. Cuando mi verdadero ser, este que os habla, vuelve a tomar el control, no me acuerdo de nada de lo que ha pasado, mi memoria se borra, se aniquila.
Ayer viajaba en un autobús: Estaba sentado al lado del pasillo. Una fila delante de mí, había una mujer joven. Tenía una mano bellísima, de artista, llena de estilo, con unos dedos larguísimos, con los que se acariciaba su melena. No pude despegar los ojos de esa mano, suave, pensé en cómo sería tocando un piano, con esos dedos tan largos y tan sueltos, que parecían vivir libres e independientes.
Cuando el autobús llegó a la siguiente parada, ella se bajó. Yo también me bajé. Estaba anocheciendo, hacía frío y las luces de la calle brillaban con un aura nebulosa. Pero no la perdí de vista, la seguí.
No me acuerdo de más. Me desperté en mi cama y noté algo extraño junto a mi cara, me giré...y ahí estaba la mano, junto a mi cabeza. Me quedé aterrado. Oh Dios, ¿qué había hecho? Presa de un fuerte temblor miré bien la mano y vi que tras la mano había un brazo largo y tras el brazo, un cuerpo, un bello cuerpo de mujer. Un mechón de cabellos le cubría el torso... y el cuerpo ¡habló!
- Son trescientos euros, como quedamos, Javier y no se lo diré a tu mujer.
Pues bien, queridos y atribulados lectores, para compensar el terror que, sin duda, os ha producido el relato, he decidido hacer un salmón.
Salmón marinado al estilo de Dorothy, con un pisto de calabacita
La receta del salmón marinado, la publicó "Dorothy con tacones" en su blog, en el que alterna reseñas literarias con magníficas recetas de cocina. Lo mejor (y lo más sabio) que podéis hacer llegados a este punto de nuestras vidas es ir a consultar la receta original, para no fiaros demasiado de las pobres aptitudes recetarias de este, vuestro aburrido bloguero. Para tal fin, no tenéis sino que pinchar aquí.
Dorothy habla de un kilo de salmón. Yo, por si acaso la changaba, solo usé un pedazo de tan sabroso habitante de los mares y ríos de unos 400 gramos. Helo aquí:
Para el proceso, usé azúcar (usé azúcar de caña, porque es la que tenía a mano. No sé si fue un acierto, podéis usar azúcar normal, blanquita, qué rayos), sal gorda, pimienta negra molida y eneldo. Las proporciones fueron, un 60% de sal y un 4o% de azúcar. La pimienta negra, dadle gusto al manubrio, y el eneldo, bien picadito
Hice la mezcla en un bol, mientras escuchaba la trompeta de Winton Marsalis en mi estéreo (si sois buenos, otro día os pongo algo del bueno de Winton)
Cubrí la tajada de salmón con la mezcla:
Lo tuve en la nevera más de veinticuatro horas, observándolo de cuando en vez (o de vez en cuando, que es lo mismo) y quitando el almíbar que se produce por el agua que suelta el salmón:
Bien. Y ahora, para no comérmelo a palo seco, hice un pisto de calabacita (de esta parte, soy responsable absoluto). Pochando cebolla, pimiento rojo, pulpa de tomate y un calabacín cortado en dados. Y vosotros, inteligentes lectores me preguntaréis: ¿por qué lo llamas "calabacita" si es calabacín? La respuesta podría ser, porque sí, porque me da la gana. Pero eso sería muy mal educado, así es que os diré la verdad, son mis ecos mexicanos: en México se llama así el calabacín.
Añadí unas gotas de magia:
Y eso son mis ecos moscovitas: ¿qué queréis?, uno es que, aparte de ser de Albacete es un poco de un montón de sitios más. Y he aquí, como quedó el asunto:
Bueno, pues espero que el placer de pensar en este sabroso platillo os haya recompensado del terror que habéis pasado al principio de este blog.
Grandísimos besotes.
Como dicen por aquí, ese salmón debía estar "espectacular y de categoría".
RépondreSupprimerLa verdad es que estaba excelente, Joan, aunque quizá me quedé corto de eneldo. Hubiera debido ponerle más, pero sí, estaba muy bueno
SupprimerAplausos 👏👏👏👏👏👏😊😁😁😁😁genial! Muy buena la receta también.
RépondreSupprimerUn placer leerte.saludosbuhos! !!
Ja ja ja, me alegro que te haya gustado, buha. Tus comentarios son siempre un placer. ¡Saludos sorokinescos!
SupprimerMe gustan los cuentos de terror sin sangre, así que me alegro que no descuartizaras a la bella misteriosa.
RépondreSupprimerUna duda sobre la receta: entiendo que el salmón se come crudo, tras ser debidamente marinado. Es decir, que no se te fué el santo al cielo con la trompeta de Marsalis dejándonos con la receta a medias.......
Apetitoso de verdad.
Gracias por tu comentario, misteriosa desconocida. Sí, es cierto. Por un momento pensé que la había descuartizado, pero luego me alegré de que estuviera entera. Lo que siento es que mi amnesia me impidiera recordar los magníficos momentos que, sin duda había pasado con ella, visto el precio...
SupprimerPues no se me había ocurrido que se pudiera cocinar el salmón una vez marinado. No sé, tengo que intentarlo la próxima vez, a lo mejor no está mal.
Me alegro que publiques el relato sin modificaciones. Final abrupto como debe ser. Ahora bien, como el protagonista confiesa que está aterrado y consternado por el gran número de atrocidades cometidas durante su “miserable vida” a tus lectores nos gustaría conocerlas, es decir que nos las fueras narrando para ver qué tipo de atrocidades cometió y porque considera su vida tan miserable.
RépondreSupprimerPues mira, Alex Montana, me acabas de dar una pista, puedo empezar una saga con las terroríficas aventuras de Javier, ahora que las sagas y las trilogías están de moda
Supprimer¡Hola Sorokin! No conocía tus dotes relatísticas. Me ha gustado, aterrado no demasiado, (no soy fácil de aterrar, de hecho la mayoría de las pelis de terror no me dan miedo) pero me ha parecido original, no me lo esperaba.
RépondreSupprimerEl salmón marinado..., ¡Qué rico!! te lo montas bien
Besos
Hola Marian, ya veo que no eres fácil de asustar, me alegro que te haya gustado y que te haya sorprendido el final, que es lo que pretendía.
SupprimerY el salmón estaba muy bueno, pero todo el mérito es de Dorothy, de la que copié la receta.
Besazos
Ay, mi Dorothy qué apañada es la mujer. Yo también probaría con un trozo de salmón más pequeño pero a tu receta le encuentro un fallo, ¡¡¡y es que no mencionas cómo estaba de sabor!! Ah bueno, acabo de leerlo en una respuesta a un comentario que te han dejado. Intentaré probar a ver qué tal me sale. Un saludo.
RépondreSupprimerHola, Marisa G. Gracias por tu comentario, es cierto, no lo he puesto en el blog, pero el salmón estaba muy bueno aunque ya se lo he dicho en mi respuesta a Joan Benlloch, no le hubiera venido mal poner más eneldo del que puse. Prueba tú a ver y no te quedes corta con el eneldo.
SupprimerSaludos
¡Qué bueno!!! El final del relato, buenísimo! Y la receta tiene muy buena pinta también. Dan ganas de probar.
RépondreSupprimerBesotes!!!
Me alegro que te haya parecido bueno, Margari. Prueba la receta, de verdad, es muy facilita y está rico, rico, rico el salmón. Ánimo.
SupprimerBesazos
No sabes cómo me alegro de que la mano se quede en el cuento y no hayas acabado marinándola y encontrándote un corte de salmón de 300 euros al despertarte en la cama, en plan 'El Padrino' pero en versión río. La próxima vez más eneldo, si te has quedado corto y, aunque puedes probar, yo no lo cocinaría. Tengo la sensación de que estaría muy salado. Aunque vaya, soy de esas personas que considera un pecado calentar aunque sea un poco el ibérico y hay mucha gente a la que le encanta. Así que, a tu gusto.
RépondreSupprimerBesines.
Sí, no sé qué hubiera sido peor, si despertarme y ver la cabeza del salmón en mi almohada o que el precio de una noche inolvidable hubiera aumentado (bueno, como no me acuerdo, no sé si fue inolvidable: podría haberle dicho: "pues vaya mierda, toma 100 euros y vete a tu casa"). En fin, eso son los problemas que tenemos los poseídos por alguien innombrable.
SupprimerY lo del eneldo es cierto. Tengo que ponerle más. Le puse además unas bolitas de pimienta rosa, cuyo efecto podríamos decir que fue nulo.
Besazos
Votre plat de saumon est délicieux. Nous essaierons d'imiter la cuisson du saumon comme vous le feriez. Salutations d'Indonésie.
SupprimerMerci, Himawan Sant. Je viens à mon tour de jeter un coup d'oeil à votre
Supprimerblog. Très intéressant. J'ai du utiliser le traducteur Google, bien sur, mais votre article sur les temples est très bon.
Salutations
Está claro que la cocina relaja,... ¿no es cierto? así que marinar ese salmón quizás sea una buena terapia para intentar apaciguar el espíritu tras tantas atrocidades cometidas a lo largo de la vida,... ;-)
RépondreSupprimerUn abrazo!
Bueno, es cierto, pero el problema es que no te invada a mitad de la receta el poder diabólico extracorpóreo que te controla, porque te puedes liar y añadir lejía al salmón, en vez de pimienta, por un poner.
SupprimerUn abrazo
Ah querido Sorokin, me he divertido que es lo que más se puede agradecer al escritor tras leerlo ¿O no? Claro que en este blog eso no es ninguna novedad, me divierto cada vez que entro, es usted de lo más entretenido, se pilla la ironía del nombre del blog.
RépondreSupprimerGracias por el buen ratito que incluye el mal ratito al no saber qué pasaría con esa mano.
Y gracias también por la receta, que si no fuera porque con el salmón no me llevo demasiado bien, la haría, seguro que si.
Un abrazo.
Gracias, querida Viena. No veas cómo me alegra que te haya divertido mi terrorífico relato. Y me alegra que te diviertas cada vez que entras en mi aburrido mundo. Sí, sí, es aburrido, por eso me gusta disipar el aburrimiento contando historietas. Bueno, bromeo, como supones.
SupprimerEl salmón estaba bueno, pero si no te gusta el bicho, no hay nada que hacer. Me acuerdo de una novia sueca que tuve hace diez mil años, en Madrid. La llevé a un restaurante de moda y le propuse salmón para cenar (entonces, no era todavía de criadero) y, torciendo la cara, me dijo que en Suecia eso era el pescado más baratango. Cosas que pasan.
Un abrazote
¡Hola! El relato me ha sorprendido mucho!! Al comienzo, no esperaba para nada que se refiriera a ese tipo de terror, pensaba en algo más sobrenatural. Vaya giro final inesperado je, je, je. Muy bueno. Y la receta deliciosa. Me encanta esta combinación de conceptos en el post. Me lo he pasado genial leyéndolo.
RépondreSupprimerUn abrazo :)
Hola, M.A., gracias por tu visita y por tu comentario. Sí, el relato es de los que yo llamo "al quiebro", efectivamente. Al final, te pega un giro que te deja completamente sin saber donde estás. He escrito algunos más como este, pero son largos y no caben en el blog.
SupprimerMe alegro que lo hayas pasado bien leyéndome.
Un abrazo