Andaba yo estos días, queridos amigotes, un poco desganado, deprimido tras pasar una semana en Manilva, en Andalucía, vaya (ya os lo contaré otro día si sois buenos y aguantáis el rollo que os voy a meter acto seguido), y en esas, ¡zas! me llega un eMilio de un concurso literario de mini relatos al que, en su día, vuestro seguro servidor, que tiene un morro que se lo pisa, había enviado un minirrelatillo. Después de incontables meses, días, edades geológicas y otros periodos temporales tirando a más bien largos, los no sé cuantos cientos de profesores, catedráticos y otros sabios, habían seleccionado los finalistas entre algo así como 35.000 relatos que habían recibido. Y, ¡tate, tate, folloncicos!, que el relato de un servidor estaba entre los finalistas. No he ganado, oye, pero eso ya está bien, con toda la ola de escritos que les habían llegado. Me enteré del concurso por un soplo que me dió una de mis blogueras favoritas, Carmen Mendoza, del blog "Saborearte entusiasma".
En fin, que os vais a tragar el relato finalista (si os apetece, claro):
Ejércitos
El Rey dió la orden. Sonaron las trompetas.
El ejército real se lanzó al ataque, cruzó el río y se abalanzó sobre sus
enemigos. Pero ¡ay!, atravesaron el compacto bloque enemigo sin que éste
sufriera el menor daño.
El Rey, dió orden de girar en redondo y
volver a cargar, con idéntico resultado. Esto se repitió varias veces, hasta
que, perplejo, mandó llamar a su adivino.
Éste, preguntó ¿está su Majestad seguro que
su ejército es el ejército real? ¡claro! respondió el Rey. ¡No puede haber otro
ejército real!.
Pues entonces, Majestad, el otro es un
ejército imaginario.
Como veis, es cortito, lo que en estos tiempos ajetreados es una ventaja. Pero vamos, no me voy a parar aquí. Os voy a poner otro, que escribí hace años cuando vivía en México. Os prometo que es totalmente autobiográfico, que es como mejor cuenta uno las cosas:
Ansiedad
Evaluó cuidadosamente todas las alternativas que tenía. Por ejemplo, decir que había muerto de una indigestión de pescado frito. O, tal vez, anunciar un viaje ineludible a las islas Aleutianas a vacunar focas contra la difteria. Pretextar, quizá, una repentina ausencia de diez u once meses para solventar un asunto grave en el Turquestán.
Ninguna posiblidad le seducía de forma clara. Suspiró, mientras abría la puerta de su casa y ... ahí estaba. Allí estaba ya, antes incluso de lo esperado, sin haberle dado tiempo a preparase sicológicamente. Adornada con tonos azules y blancos, transparentes en los sitios adecuados.
Presa de viva agitación, sin decir palabra, le rasgó de forma brutal el tejido que cubría su verdad ineludible. Sus ojos enrojecidos pudieron verla ya sin tapujos, sintiéndose desvanecer: trescientos mil pesos importaba ese mes la factura de Teléfonos de México
Bueno, vale, como habéis visto también era cortito, así es que os libero de esta cruz y paso a contaros la receta que he preparado para vosotros ustedes: Una caponata siciliana a la sorokinesca.
Vais a necesitar (para una persona, para más, multiplicáis por el factor necesario, que ya sé que sois bien listos):
Una berenjena
Una ramita de apio, con tallo, por supuesto
Una cebolla
Aceite de oliva
Vinagre balsámico
Mostaza
Aceitunas (la diferencia entre la caponata sorokinesca y la siciliana es que yo las he puesto verdes y no negras, como los sicilianos -es que yo no tenía negras, la verdad-)
Alcaparras.
Para empezar, se corta la berenjena en dados (vamos, o algo que se le parezca). Ojo, con plel, no como en el pisto manchego:
Se trocean, asímismo, la cebolla y el apio:
Se fríen las berenjenas a fuego suave durante quince minutos (mejor tapar la sartén, pero, ¡Oh amigotes!, a sartén tapada las fotos salen muy tontas). Eso sí, tras la foto, las tapáis:
Se añaden el apio, la cebolla:
El vinagre balsámico y la mostaza:
Todo ello se cuece a fuego suave unos veinte minutos, con la sartén tapada (ver comentario más arriba). Tras ello, se añaden las aceitunas y las alcaparras:
Y se cuece de nuevo a fuego suave otros veinte minutos:
Y bien, queridos amigos, la caponata sorokinesca está lista para ser consumida con deleitación. Yo la consumí con un Vacqueyras (mi Côtes du Rhône preferido) del 2012:
Pero en fin, para ser genuino, hubiera debido abrir la botella de Corvo siciliano que tenía en la cava. Bueno, me bebí el Corvo otro día. Y diré la verdad, prefiero el Vacqueyras, pero no se lo digáis a mis amigos sicilianos, no vaya a ser que se enfaden:
Para acabar de lleno en Sicilia, os voy a poner un video muy útil para recordarnos a los europeos que todos hemos sido emigrantes alguna vez. Como decían en la Comuna de Strassen, en Luxemburgo, cuando yo vivía por allí: "Wir sind alle Ausländer fast Überall" (todos somos extranjeros casi en todas partes). Pero, ea, vete a contar eso a los tarugos paletos nacionalistas estrechos
Un besote. Y no lo olvidéis: todos somos extranjeros en esta tierra que creemos nuestra.
Tomo muy buena nota de esa sabrosa receta. .. y la verdad, no sé por qué, me hs venido a la "neurona" esa canción de los payasos de la tele y su... "la gallina caponata ha puesto un huevo, ha puesto dos, ha puesto tres. .." Ah, no, era la gallina turuleta.
RépondreSupprimerTomo muy buena nota de esa sabrosa receta. .. y la verdad, no sé por qué, me hs venido a la "neurona" esa canción de los payasos de la tele y su... "la gallina caponata ha puesto un huevo, ha puesto dos, ha puesto tres. .." Ah, no, era la gallina turuleta.
RépondreSupprimer¡Ya sé por qué también me suena a mí a gallina que pone huevos! Porque saliendo de los recovecos de mi memoria, me acuerdo que antes de la gallina turuleta, había otra gallina: ¡la gallina papanatas!
SupprimerAnsiedad de tenerte en mis brazos musitando palabras de amor... Hoy tu entrada está provocando canciones... Muy buenos tus relatos, sobre todo por sus originales finales. Envidio este talento para contar una historia con tan pocas palabras. Sobre la receta hoy no me la llevo. La culpa la tiene la mostaza, que no es de mi agrado... La culpa.. La culpa.. La culpa fue del chachacha que tú me invitaste a bailar...Hoy estoy yo con las canciones!
RépondreSupprimerBesotes!!!
Ja ja ja, Margari, qué buenas melodías has desencadenado. Ahora me voy a pasar el día sin poderme quitar de la cabeza a Nat King Cole en plan ansioso. Intentaré anularlo con la culpa fué del chachachá.
SupprimerGracias por tu comentario, pero te confesaré que lo de contar una historia con pocas palabras es, pura y simplemente, vaguería. La receta, puede que salga bien sin mostaza.
Un besote
Te iba a preguntar el otro día si el relato era tuyo, enhorabuena. Los dos me han gustado mucho, siempre sorprenden. La caponata, el vino y la canción no la conocía, aunque no sé cómo podría prepararla porque no me gusta nada el apio, quizá poniéndole solo un toque, que sí me gusta levemente su sabor. Tiene buena pinta, parece un ratatouille.
RépondreSupprimerSaludos
Gracias, Claudia.
SupprimerEfectivamente, la caponata puede quedar bien con menos apio. Es que, ya sabes que fuera de España se usa bastante. La caponata, es cierto que recuerda bastante a la ratatouille, pero yo la encuentro más fina, con el toque que lan las alcaparras, sobre todo. También se pueden añadir piñones, pero yo no tenía el día que la hice.
Saluditos
Qué magnifica pinta tiene tu berenjena caponata sorokinesca!
RépondreSupprimerGuardo la receta para prepararla en cuanto volvamos a casa.
Besos desde Ko Samed, en la tierra de los thais.
isabel
¡Qué suerte!, desde la tierra de los Thais. Abandonaría todas las berenjenas para irme para allá. Espero que lo estéis pasando bien. Ya contarás a la vuelta.
SupprimerBesos
Pues me ha encantado el relato del ejército, muy gráfico y muy gracioso. Y no he podido evitar reírme con el mexicano, aunque tal y como están los tiempos aquí con lo que temblaríamos es con la factura de la luz y no con la del teléfono. En lo de la receta estoy con Claudia, soy del frente antiapio, es olerlo y caigo cual fea durmiente.
RépondreSupprimerBesines
Me alegro que te hayan gustado los minirrelatos, Dorothy. Lo del teléfono en México era real como la vida misma. No me acuerdo de lo que pagaba de luz, pero las facturas de teléfono eran terroríficas. En Bélgica, ahí le vamos, vienen a ser iguales el teléfono y la luz: claro que aquí, el teléfono incluye el Wifi, el portátil, la tele y la biblia en versículos.
SupprimerMi relación con el apio ha sido durilla. Como con el cilantro al principio. Empiezas mal y, poco a poco, te vas acostumbrando. Hasta que te gusta. Si no, no podría comer mejillones por aquí, que llevan apio a fuertes dosis.
Besotes
Pondré en practica esta receta de caponata a lo sorokinesca Monsieur. Que pase un buen domingo. Saludos
RépondreSupprimerMuchas gracias por la visita y el comentario, Apicius. Seguro que la receta le quedará mucho mejor que a mí. Seguro, además, que un buen Remélluri de la Rioja alavesa para acompañar le sentará de maravilla.
SupprimerSaludos
Pues sí que son corto, sí.... Me gusta más el primero, el del ejército, aunque sin desmerecer al otro. Lo que más me gusta es comprobar que también en tus relatos haces gala de ese peculiar sentido del humor que tanto me gusta cuando te leo.
RépondreSupprimer¡Enhorabuena!, porque quedar entre los finalistas de esntre los 35.000 relatos no es moco de pavo, como decimos en España
Besos
Muchas gracias, Marian. Me alegro que te hayan gustado los relatos. La verdad es que el de México salió corto porque salió corto, pero el de los ejércitos lo tuve que recortar para que cupiera en el número máximo de palabras que pedían en el concurso.
SupprimerBesos
Cómo somos los lectores de este blog, que si a uno no le convence la mostaza, que si a otro el apio... ¡y a mí no me gustan las aceitunas verdes! Pero no pasa nada, que las cambio por aceitunas negras y listo. Que esa foto me ha dado hambre.
RépondreSupprimerMuy fan sobre todo del primer relato.
Pues si haces la caponata con aceitunas negras habrás regenerado la caponata original siciliana, válgame el cielo, que lo de las verdes es una componenda sorokinesca para no tener que bajar al supermercado de la esquina. Es que uno es un poco "fainéant", que es una fina forma francesa de decir un vago de siete colchones.
SupprimerBueno, supongo que eso es "procastinar"
SupprimerBuenos días Monsieur. Yo coincido casi con la mayoría en la aversión al apio. Mi madre lo pone toooodos los años en las ensaladas de Nochebuena. Inocente yo, creo que es un trozo de tronco de lechuga o algo así y lo como y el gesto se me agria, y siempre me toca aguantármela y nada, pasar de la ensalada y hasta el próximo año. El año pasado, por primera vez le dije a mi madre ¿Pero por qué le pones apio a la ensalada si tu nunca le pones? Y me contestó, lo pongo por tí, porque siempre he creído que te gusta mucho el apio. ¡Anda ya! Parece que la cosa quedó clara, ya veremos este año.
RépondreSupprimerLa caponata me encanta, yo la hago sin apio, por supuesto, y con aceitunas negras y este año justamente la he introducido en el curso, en clases, como receta para la práctica de diferentes cortes. A los alumnos también les encantó.
En cuanto a los relatos, a diferencia de la casi mayoría, me gusta más el segundo, me parece ingenioso por demás la adaptación de palabras y conceptos cuadrando perfectamente con un final que te obliga a leer de nuevo para ver por qué no lo pescaste, jajaja. Me ha encantado. De todas formas, mis felicitaciones por ese puesto finalista, que como ya te han dicho, no es moco de pavo.
Un abrazo.
Vaya, Viena, ya veo que el frente anti-apio está tomando fuerza, sobre todo por la calidad de los oponentes a tan milagrosa verdura. Una vez me dijeron que había un dicho tal que: "¿Y tienes a tu hijo muerto teniendo apio en el huerto?". Con ello se pretendía hacer notar que el apio está lleno de cosas muy positivas para la salud. Pero, pongámonos de acuerdo, a mí crudo no me gusta, pero cocinado le da un sabor muy personal a los platos, que a mí, me gusta. No sea porque si no, en Bélgica no podría comer casi nada: le ponen apio a todo, sobre todo a los mejillones. Y hoy, por cierto, en Bruselas hay una movida bastante regular y muchos restaurantes han cerrado, así es que voy a tener que improvisar algo para cenar. No tengo apio, tranquila, así es que el olor no va a llegar hasta Alicante.
SupprimerY me alegro que te guste el relato mexicano. Supongo que lo parí bajo una cierta dosis de cerveza Bohemia, que era mi alimento preferido.
Un berso
Historias cortas pero con la cantidad de palabras justas para que el lector esté atrapado hasta el final
RépondreSupprimerEspero que por allí las cosas no estén tan mal como las pintan por aquí.
Saludos
Hola Norma2. Esa era la idea, conseguir que el lector se interese en unas pocas líneas, gracias por tu apreciación, que me halaga.
SupprimerBueno, hoy Bruselas ha sido como una ciudad muerta. El Metro cerrado, los centros comerciales cerrados, los conciertos cancelados, muchos restaurantes tambien cerrados. Si la idea era meternos miedo, lo han conseguido.
Saludos
Hola amigo
RépondreSupprimerMe alegro que tu minirelato muy interesante por cierto como dice Norma haya llegado a ser finalista,,ya eso es premio con tantos que participais!!
En cuanto a lo de Bruselas lo siento en el alma..las muertes sin razón no las concibo y no lo haré nunca..pero el hombre es el único ser cruel por Naturaleza
Con cariño Victoria
Gracias, Victoria por tu visita y tu comentario.
SupprimerGracias tambien por tus condolencias sobre lo que está pasando en París, en Bruselas, en Beirut, en Mali y en tantos otros sitios machacados por la violencia fanática.
Un abrazo