dimanche 12 mai 2013

Persiguendo a los bogavantes del Mar del Norte



Hace tiempo, queridos lectores, que venía yo fabulando y salivando al pensar, en medio de brumas y lluvias atlánticas, en los famosos bogavantes del Mar del Norte. Toda la literatura mítica de la zona desborda de historias sobre estas magníficas y sabrosas criaturas. En fin, qué queréis que os diga, ¿que aquí, en Bélgica, el bogavante es más apreciado que la langosta? (además, no hay langostas, qué rayos). No hay un hogar belga donde en las más cálidas fiestas no se consuman varios ejemplares de este crustáceo. Cierto que los hay que vienen congelados de Canadá o de Noruega, pero los más apreciados están aquí, al ladito, en Holanda:


Así es que, ¡oh queridos amigos! Este, vuestro bloguero, decidió que hora era ya de ir a buscarlos en su casa, no en la pescadería de la esquina. Y, ni corto no perezoso (salvo para levantarse por las mañanas, que de niño me dijeron que estaba muuuy feo mentir), organizó una expedición a Zelanda:



Un servidor de todos ustedes ya tenía la costumbre de frecuentar la zona. En concreto, mis aventuras las podéis revivir pinchando aquí, pero ¡tate, tate, folloncicos! mis consejeros me dijeron que me estaba equivocando de pueblo para ir a buscar bogavantes. Total, que cambié y reservé un apartamento en Domburg, dado que me dijeron: ... por ahí, por ahí... por ahí resopla:


El apartamento estaba de fábula de bien. Un ático con varios cuartos y excelentes vistas. Si os interesa, aquí van los datos.



Al lado de la playa, separado del mar solo por las dunas, el ático tenía una excelente vista de la puesta de sol sobre el Mar del Norte. Mirando hacia el otro lado, se podía ver el pueblo. Hizo un tiempo muy frio, pero despejado. De noche, las nubes pasaban a toda velocidad ocultando la luna a ratos (por culpa del viento, que ellas solas se estarían quietas ¿a que sí?). Esto era lo que se veía de mi terraza:





Ya sé, ya sé, amiguetes, os doy envidia. Pero que conste que estaba helado de frío. La playa, no es que estuviera solitaria, no. Ved todos los seres que la poblaban:





No sé si el ente al que pertenece la huella de la foto, perro, oso polar o Yeti, pisó la medusa, pero en todo caso, la libró por muy poco.

Hermosa y amplia playa, sin una maldita sombrilla, como a mí me gustan. Eso sí, había chiringuitos, como éste:



Pero bueno, que se me va el santo al cielo (de pequeño, cuando mi madre decía eso, yo entendía que "se me va el santo al cine" y lo comprendía perfectamente ¿dónde va estar mejor una santo que en el cine?). Pero vamos a ello: los bogavantes. Gran desilusión en la pescadería de Domburg. Los bogavantes te los vendían ya cocidos:



Además, ¡vaya pescadería!, donde no hay pescado, solo platillos fríos, o salmón o scampi (sin duda no de la zona). Pero contactamos con un lugareño que nos dijo donde estaba el puerto de pesca de la zona, poco conocido, pero interesante: Colijnsplaat




Si lo buscais en el mapa que he tenido la amabilidad (de nada) de poneros más arriba, veréis que está al borde de la isla (o península, que vaya usted a saber) que separa el Escalda del Oeste del Escalda del Este. Como ya os conté hace años, el Escalda del Oeste es la salida del puerto de Amberes, así que debe estar de gasóleo hasta el mocho, sin duda por eso los pececillos están en la rama del Este, donde no hay (o hay menos) barcos. El mercado de peces, es bastante simple, unas cajas sobre el suelo:




Claro, que yo llegué bastante tarde (¿madrugar? ¿yo? ¡venga ya!). Pero, en fin, ahí encontramos un enorme bogavante de 1 kilo:





Nada, pues lo compramos. El manús este de la foto, nos juró que podía vivir hasta tres días fuera del agua. Lo diré en inglés para no ser grosero: Bullshit!. Se nos murió esa misma tarde dando un gran coletazo. Pero, en fin, lo tratamos con todos los honores. Además, casi es mejor que se muriera solo, porque solo pensar en cocerlo vivo se nos revolvían las tripas. Lo tratamos como un rey (please, no quiero connotaciones políticas a esta afirmación) lo cocimos con sal, pimienta y una leve hojilla de laurel:



Y hoy reposa en nuestros cuerpos, convertido en pura proteína.

Pero no es váis a ir de aquí sin que os cuente otro descubrimento importante: las ostras de Zelanda. Vuestro amado bloguero hallábase todavía bajo el impacto de las ostras de Marennes-Oléron que me empapucé este verano en la Rochelle, y desconfiaba de todo otro elemento ostrícola. Pues estaba totalmente errado. En Zierikzee descubrimos una pescadería que tenía unas enormes ostras a un precio totalmente razonable:







Compramos una sustancial cantidad. La gracia es que había que abrirlas y lo único que teníamos a mano era una navaja suiza:



Además, los pajarillos de la zona estaban espiando, a ver si se nos inflaban las gónadas y abandonábamos las ostras al mejor postor:




Pero, ni modo, las abrimos y puedo deciros que estaban gloriosas. Enormes, carnosas, con un gusto dulce... nada que ver con lo que te venden en los supermercados de Bruselas como "ostras de Zelanda"







Pero en fin, si vais a Domburg y os da flojera todo lo de ponerse a abrir ostras con un cuchillo de chichinabo, siempre podéis ir al restaurante "Verdi", que está en la calle principal. Allí probamos el último día unas ostras al gratín que te podían elevar al séptimo grado de la satisfacción universal:






Además, sorpresa, sorpresa, los cuchillos del Verdi eran de:



Es que, el acero albaceteño está conquistando el mundo. Y nada más, os voy a dejar, que me temo que hoy he sido más pesado que de costumbre. No sé, es que me duele un poco el estómago al pensar en todas estas maravillas.

Un besote a todos.

18 commentaires:

  1. Pues a mí Zelanda me cae un poco lejos para ir a buiscar bogavantes, pero oye, que los de aquí están bien ricos. Siempre me ha fascinado eso de que en el norte la langosta sea omnipresente mientras aquí el día que la comes haces una fiesta. ¡Y no será porque en España no haya langostas! El apartamento una pasada, si alguna vez voy para allá, te pido los datos del casero, porque me parece espectacular. Me alegro de que tuvieras que ir al puerto a buscar al bicho. Los puertos y las lonjas son dos de mis lugares favoritos para visitar cuando voy de viaje, junto a los mercados. Por cierto, un réquiem por el bogavante.

    Besos

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    1. Es cierto, Dorothy, me acuerdo de una caldereta de langosta en "Es cranc" de Fornells en Menorca (ya sé que no es Ibiza, pero no queda lejos) que me hizo saltar lágrimas de alegría. Ahora, barata lo que se dice barata, no era. Por aquí, por el norte, como tu lo llamas, lo que pasa es que hay pocos pescados decentes para llevarse a la boca en la vida cotidiana: el lenguado (mucho más caro que los bogavantes), el "cabillaud" (bacalao crudo), el rodaballo (carísimo) y los bogavantes. Bueno, ahora ha aparecido esa invasión de cosas que no se sabe qué son, como la panga o la perca del lago Victoria, etc, que el diablo confunda. Las gambas son incomibles, así es que ¿qué queda? pues un bogavantillo, ea.

      Te paso los datos del apartamento cuando quieras. La verdad es que estaba muy bien.

      Besos

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  2. Vaya viaje temático marisquero que se ha marcado vuesa merced, un viaje gourmet en toda regla. Yo me declaro también una adicta a todo bichejo marino, me gustan todos sin diferencias: que si los percebes, las ostras, las cigalas, las galeras, las navajas, los erizos... hasta las ortiguillas que aquí en Sevilla las ponen tan ricas rebozadas y que no son gusto de todo el mundo por su especial textura, pero a mí me pierde ese sabor a mar. En fin, que vivan los fondos marinos. Apuntada queda su ruta por si algún día subo para el norte de la ingrata Europa :-)

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    1. Pues, Madame, cuando decida subir a Holanda a buscar marisquitos, puedo proporcionarle una exhaustiva lista de los sitios donde puede ir y que me he callado en este post para no abrumar a mis amables lectores, incluido donde comprar queso (que, ya sé, ya sé, no es un marisco, no se crea su merced), donde tomar un café en Middleburg o donde estar ojo avizor para no tragarse un bordillo (como servidor) en Vlissingen.

      Por cierto ¿qué son las ortiguillas?

      Un abrazo, Madame

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    2. Las ortiguillas son anémonas que aquí en la zona de Cádiz sobre todo, que influye tanto a Sevilla gastronómicamente, las hacen muy ricas rebozadas y fritas en bares/restaurantes de cocina marinera clásica, es un manjar con sabor a mar. También hay sitios que las ponen en revuelto.

      Aspecto a pelo http://lamaquinadeltiempo.es/?p=3211

      Aspecto tras elaborarlas

      http://estrechoverde.files.wordpress.com/2012/03/ortiguillas_de_mar098.jpg

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    3. Gracis por la información, Madame. La verdad es que en la foto en la que se las ve crudas, resultan un poco ... ¿cómo diría yo?... ¿asustantes?, pero bien frititas y rebozadas en la segunda foto, están pidiendo ser devoradas.

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  3. Jaja, qué maravilla de entrada, además, te estás marcando una fotos estupendísimas, qué viajecito más chulo y suculento, se me ha hecho la boca agua. ¿la decoración de las servilletas (donde aparece el bogavante) también os la habéis currado?
    Abrazos

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    1. Vaya, Claudia, me alegro que te haya gustado y que a una excelente fotógrafa como tú le parezcan buenas mis fotos.

      La decoración de la mesa fue mérito exclusivo de mi acompañanta y, la verdad que le quedó muy bien, aunque lo del acorde de los colores de las servilletas con el bogavante y el verde de la ensalada, fue diríamos, obra del azar universal que vela por los buenos, porque las servilletas venían en uno de los varios miles de bultos que tuve que acomodar en el maletero del coche al salir de Bruselas. :-)))

      Un abrazo

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  4. Pero Sorokin si eres un encanto, de pesado nada!
    Las ostras debe ser el único marisco que no me gusta mucho y el bogavante suele ser caro. La última vez que lo tomé creo recordar que se cocia tal como pones tú y luego se tomaba con mayonesa.
    Un placer leerte, bicos.

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    1. Ay Ohma, muchas gracias, me subes la moral un montón. Y con el tiempo que hace en Bruselas, la verdad es que un poco de ánimo es siempre bienvenido.

      Y, de marisco, los holandeses no tienen que enseñar nada a los gallegos, no sólo por la calidad, sino por la diversidad. Centollas, percebes, nécoras, almejas... de eso no hay por aquí.

      Besos

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  5. Hola Sorokin:

    Realmente que lugar tan bonito. La fotografía nocturna es excelente.

    Pero todo o demás, lo de ir a la búsqueda del bogavante es, esencialmente, mítico.

    Que animales. Se ven poderosos. La fotografía de la pesca del día también me gustó, con eso de que me dedico a os peces ando tratando de identificarlos, pero como es una región tan distinta, va a ser difícil, pero me queda la impresión de que ahí hay grupos de peces que por acá no se consumen.

    Que bien que te cocines esas maravillas, y que consientas también la vista adornando la mesa.

    Que bien se ven los ostiones ¿creerás que yo siempre los como al natural? Creo que ya va a ser tiempo de que los pruebe al gratín. Siempre me ha parecido que es una perversión de su sabor, pero tu los celebras tanto que empieza a parecerme que me he estado perdiendo de algo muy bueno.

    Saludos, que estés muy bien.

    RRS

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    1. Hola Xerófilo:

      Efectivamente, los bogavantes dan un aspecto más agresivo que las langostas mexicanas. De hecho, a las pinzas les colocan unos elásticos para que no te muerdan. Y el nuestro, que pesaba un kilo, imagínate. Me estuve informando sobre la vida de estos animales y, por lo que leí, el nuestro podría tener como unos treinta años. Y mira, acabó en el estómago de unos humanos.

      Estuve mirando el libro que te conté "pescados y mariscos de las aguas mexicanas" y, efectivamente no conseguí encontrar un equivalente para los peces de la foto. Hay rodaballos, pescados planos, en la caja de la izquierda. Wikipedia dice que son "psetta maxima". Los de la caja de la derecha no me acuerdo ni qué eran. Sí sé que había otra caja con bacalao crudo recién pescado. Por aquí es muy apreciado, mas que el bacalao salado.

      Las ostras (u ostiones, como las llaman allá) estaban deliciosas justo con un poquito de limón. Lo que pasa es que a veces, para cambiar las he comido cocinadas, pero, en general si son buenas, crudas están mucho mejor.

      Saludos

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  6. La verdad es que pasar por aquí me hace el efecto que busco cuando tengo muchas ganas de viajar y me pongo a leer guías o libros de viajes. Ya sé, un consuelo un poco tonto, pero funciona y justo ahora, en este tiempo, estoy que me viajo encima jajaja. Menos mal que en nada, me voy a Sevilla a disfrutar del tapeo nocturno y otras maravillas, de la mano de Madame Delikat.
    Bueno, el apartamento se ve extraordinario, ese me lo apunto fijo, eso sí, una pregunta indiscreta ¿vale? En la primera foto se ve sofá blanco y sofá negro, pero en la foto de la mesa, se ve sofá rojo. La pregunta: ¿Había dos salones o muchos sofás por la casa?
    Me ha hecho la boca agua, el bogavante y las ostras gratinadas, que crudas no me gustan, pero cocidas, mon dieu, me encantan.
    En fin, como de costumbre, un placer visitar tu diario nadaaburrido y sí, envidia de esos viajes y esos paisajes que tienes la suerte de disfrutar.
    Un abrazo.

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    1. Ja ja ja, Viena ¡Nada puede escapar a una mente despierta y observadora como la tuya! Tienes razón: el bogavante se murió en Domburg como he dicho y tuvimos que cocerlo inmediantamente, claro, pero como era el último día, nos lo llevamos de vuelta, así es que la foto del bogavante en la mesa es en Bruselas, que es donde dimos buena cuenta del pobre animalico (o animalazo, que era bien grande).
      Válame dios y qué envidia que me dais con lo de Sevilla. Me estoy reconcomiendo vivo con ese tema. Además, la reunión que tengo el 24 es por la tarde, así es que ni siquiera hubiera podido ir ese mismo día a España.
      Estoy seguro que las ostritas de Zelanda te encantarían, incluso crudas con mucho limón. La jugada está en tirar el primer agua que hay dentro de la concha de la ostra, dejarla escurrida, y añadir el limón.

      Un abrazo. Que lo paséis bien en Sevilla

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  7. no sabia que eran famosos los bogavantes holandeses. Gracias por la informacion. Divertida cronica y bonitas fotos.

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    1. Gracias por tu visita y tu comentario, Anonyme. Me alegro que te hayan interesado los bogavantes holandeses

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  8. Hola isidro. ya me habías comentado tu aventura bogavantil pero no me habías explicado las magníficas fotos que tomaste, entre bocado y bocado. Te superas mes a mes.
    Pero un consejo. Si algún dia te pierdes por el Cantábrico occidental, en Ribadeo hay un restaurante colgado sobre la ria (San Miguel) en dode te sirven unos bogavantes al horno extraordinarios, por supuesto regados con un buen albariño o ribeiro.
    Un abrazo
    Ricardo

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    1. Hola Ricardo. Muchas gracias por esas merecidas (es que no tengo abuela desde hace muchííííísimos años) alabanzas que me dedicas. Muy interesante tu información sobre el restaurante de Ribadeo, que ya he encontrado en Tripadvisor:

      http://www.tripadvisor.es/Restaurant_Review-g609028-d987673-Reviews-Restaurante_San_Miguel-Ribadeo_Lugo_Province_Galicia.html

      Lo tendré en cuenta cuando vaya por allá

      Un abrazo

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