mardi 14 février 2023

Cocinando con Olga Tokarczuk: Una sopa de mostaza

 


Pues sí, mis queridos amigos, enemigos, lectores, no lectores, gurriatos y otra gente de bien (o de mal, ¿quién soy yo para juzgar?). He decidido obsequiaros con una receta, a la par de con una apasionante lectura. Os voy a hablar, con el debido respeto, faltaría más, de una receta que publica Olga Tokarczuk, premio Nobel de literatura en 2018, en su libro "Sobre los Huesos de los Muertos". Tranquilos, no se trata de comer huesos ni muertos, ¡San Genaro me libre! 



Pero ¿quién se puede resistir a comer un manjar cocinado por un Premio Nobel.? Y mientras no instituyan el Nobel de Cocina, habrá que conformarse on un Nobel de Literatura:





Olga Tokarczuk es polaca, y como ya he dicho fue Premio Nobel en 2018. He descubierto el libro leyendo el blog de Buho Evanescente, y la verdad es que me ha impresionado un montón. 

La protagonista del libro es una ingeniero retirada que vive en la frontera entre Polonia y la República Checa:


La protagonista se llama Janina Duszeiko y, vive solitaria  en una casa cerca de Klodzko, al lado de los montes que el traductor castellano llama "Montes Mesa". Esta región, que desencadenó la segunda guerra mundial se llamaba "los Sudetes" y está compartida por Polonia, Alemania y Chequia. 

La Señora Duszeiko pasa el invierno cuidando de las casas vacías de algunas personas que habitan fuera del pueblo y tiene pocas amistades, claro que el pueblo no da para mucho. Es una gran amante de los animales y detesta los cazadores furtivos que andan por la zona.
Ama la Astrología, y piensa que sabiendo la fecha de nacimiento y conociendo la posición de los planetas en ese momento, se puede determinar cuándo va a morir una persona.

En el pueblo empiezan a aparecer extrañas muertes. y la novela pasa entre sucesos extraños, muertes violentas y esas cosas de toda la vida, ya sabéis.

Servidor de todos ustedes,  que no ha estado en Polonia, ha estado muchas veces en la República Checa hace años, por motivos de trabajo. Aunque mi trabajo era en Praga (ya os contaré algún día si sois buenos)
algunas veces recorrí las regiones de Bohemia y Moravia. En concreto, en una ocasión hice unas fotos en Çesky Krumlov, precioso pueblo, que si bien no es Polonia, a mí no me cabe duda que debe tener similitudes claras con el pueblo de la novela:



Calles rodeadas de montañas...


Un río, y por supuesto, el pesado de vuestro bloguero que no puede resistirse a poner una foto para demostrar que sí, que estuvo allí (aunque la foto sea de Ceske Budejovice y no de Cesky Krumlov)




En el libro, hacia las tres cuartas partes, ya casi en el final, Pani (Señora en Polaco) Duszeiko prepara una sopa de mostaza para sus tres o cuatro amigos. Como se ve, la receta es totalmente vegetariana, pero puedo asegurar y aseguro que es my sabrosa:

Lleva mantequilla, harina (yo he usado Maizena, porque es más fácil de manejar y se conserva mejor, pero, oigan, amigos, ustedes vosotros/vosotras, lo podéis hace con verdadera harina), leche, agua, tres clases de mostaza, sal y pimienta. Madame Duszeiko la sirve con unos curruscos de pan tostado.


Se derrite la mantequilla al fuego suave: 


Se añade la harina y se mezcla como si se fuera a hacer una bechamel:


Tras eso, nuestra protagonista añade mitad y mitad de agua y de leche y la lleva a ebullición:


A continuación añade las mostazas y revuelve como una maniaca, pero sin llegar esta vez a ebullición


Y ya está la sopa. Pani Duszeiko le añade unos curruscos de pan tostado. Y desde luego está muy bien, y no es poque la haya hecho servidor.



En cualquier caso, os aconsejo el libro. Sopas aparte, es verdaderamente interesante y con un final totalmente imprevisto

Besotes, me voy a cenar

16 commentaires:

  1. Muchas gracias por la mención!
    Me hace muy feliz cuando alguien toma mi blog como referencia de una lectura porque yo vivo tomando menciones de libros, casi todos mis lecturas fueron sugeridas por amigos blogueros
    La receta la guardaré para el invierno que aquí estamos en pleno calor.
    Abrazosbuhos! .
    L

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    1. De nada, querida buha, Sigo tu blog porque siempre traes propuestas interesantes. He leído algunos autores que me han encantado gracias a tus reseñas, así que seguiré leyéndote, no te quepa duda.
      Y la sopa, sí, es mejor para cuando haga frío por allá, aunque, a lo mejor se podría hacer fría, como una vichyssoise . No sé, probaré en verano (que aquí todavía está lejos.
      Abrazos

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  2. Esa receta tiene pintaza. Habrá que probar. Y con el libro también, que ya lo tenía apuntado así que ahora me lo subrayo para que no se me pase.
    Besotes!!!

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    1. Hola Margari. Me alegro que te apuntes a las dos cosas. Para mí es más importante el libro que la sopa, pero ambos te gustarán, ya verás.
      Besazos

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  3. Pero qué bien. La literatura es que nos alimenta en todos los sentidos. Yo adoro la mostaza. Aunque en mi cabeza, es más una salsa que una sopa… debe estar buena seguro. Soy Claudia

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    1. Hola Claudia, que gusto verte e nuevo por aquí. Estoy de acuerdo contigo, la literatura nos alimenta y acompañada de un buen plato, todavía mejor. Es cierto que la mostaza suena más a salsa que a sopa, pero lo bueno de la sopa es que diluye un poco la agresividad de una mostaza picante, aunque yo, la utilizo para todo ¿qué sería de una salchicha sin mostaza?
      Un abrazo

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  4. Cuando he visto el asunto y las primeras fotos me he dicho ¡Ay, madre!¿ Pero ésto que es? Un pedazo de mantequilla derritiéndose a lo bestia en la olla y una mención a unos huesos. Bueno, nada, ya está todo aclarado.
    Lo primero, después de esa introducción extemporánea, es que la sopa esa me parece genial. Fíjate que está hecha de casi nada, humildísima a más no poder, pero estoy seguro que además de sabrosísima tiene aquellas virtudes de las sopas tradicionales: que quitan el hambre y dan sed poca (vaya litote ha salido).
    Prometo probarla. Ni lo dudes. Te contaré mis aventuras cocineras.
    En la foto estás muy joven y luciendo hermosa cabellera. Es pura envidia, ya sabes. Y gracias por las fotos de los pueblos y paisajes donde transcurre la acción y por donde anduviste. Revelan la densidad y misterio de esos parajes.
    Cuando haya leído la novela hablamos un poco más. Alex Montana.

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    1. Hola Alex Montana. Ya veo que te has pasmado al ver lo de los huesos y la mantequilla. Por eso he avisado desde el principio que la receta no iba de huesos.
      Qué bueno que te parezca buena idea lo de la sopa. En fin, podríamos decir qu es sencilla dependiendo del tipo de mostaza que pongas, claro. La mostaza con los granitos flotando es básica. Las otras dos, depende de la que más te guste. Me acuerdo que hace mil años, en España solo había la famosa mostaza "Louit" al estragón. No sé si existe todavía. Yo le puse dos mostazas de Dijon, una al vino blanco y la otra, a pelo. Ya me contarás cuando la hagas.
      En lo de la foto, tienes razón. Hace veinticinco años, o sea que es lógico que esté más joven.
      Oye, que me alegro que te haya interesado el asunto. Ya me dirás que te parece el libro cuando lo leas.

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  5. Entran ganas de leer “Sobre los huesos de los muertos” después de leer tu reseña.

    La verdad es que pinta muy bien y aunque la descripción de la sopa de mostaza también es interesante me inclino más a degustar primero el libro.

    Dejaré para más adelante la sopa, tras consultarlo con mi amiga polaca. No porque desconfíe de ti, sino porque no soy muy fan de usar mantequilla para cocinar y porque Marzena (así se llama mi amiga) es muy buena en todo lo que hace, le hará ilusión que le hable de esta sopa e igual aporta alguna variación. Ya te contaré………

    Por otra parte, te confirmo que la mostaza “Louit” al estragón sigue circulando por el mercado para contento de sus fans, entre los que me incluyo. Me gustan las mostazas en general. Todas, incluida la de Dijon, por supuesto, pero nada como unas salchichas (las de carne picada de cerdo de toda la vida catalana) untadas con la Louit. Inmejorable!!!!

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    1. Hola Isabel
      Gracias por tu comentario. Me complacería mucho que me tengas al tanto de lo que opina tu amiga Marzena sobre la sopa de mostaza de Olga Tokarczuk/Sorokin, porque, a saber si mi interpretación de la receta no era la adecuada.
      El libro estoy seguro que te gustará, aunque puede que tu amiga, si lo ha leído en su lengua (como es lógico) piensa que la traducción al castellano no es muy buena. En fin, que quedo a la espera de tus noticias.
      ¡Qué sorpresa que la mostaza Louit todavía existe! Me alegro, pues seguro que en la sopa quedará de fábula. Yo es que desde que descubrí la mostaza de Dijon, me había olvidado de la Louit. Cuando vivía en Londres, hacee mil años, en un restaurante me preguntaron si quería con la carne mostaza inglesa o francesa. Dije "francesa", pensando en Dijon y me trajeron una mostaza oscura al estragón, clavadita a la Louit. Qué cosas.
      Muchos besos

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  6. Acabo de terminar el libro y he corrido a buscar en Google las ubicaciones y la receta de la sopa de mostaza. ¡Qué agradable sorpresa descubrir que alguien ya había tenido el mismo impulso, con la generosidad de compartir toda su información! Agradecidísima por tu blog, me has alegrado el día.

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    1. Gracias M. Teresa, me alegro que te haya gustado mi entrada de la Tokartzuk: ¿has probado ya a hacer la sopa mostaza? A mí, me quedó muy sabrosa.

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  7. No, aún no he tenido oportunidad de cocinar la sopa de mostaza. Pero sí que he mirado tu perfil y me ha sorprendido muchísimo encontrar en la misma frase a Josquin des Pres (que adoro), Stockhausen (que no lo soporto) y Chema Puente (un muy querido compañero de la tierruca). ¿Eres o desciendes de Cantabria?

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    1. Ja ja ja, tienes razón. Pasé mi infancia en Santander, hasta que me fui por el mundo para estudiar una carrera. Pero todos mis amigotes más íntimos son de Santander

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  8. Yo nací en Santander, aunque vivo en un pueblo hace ya años. Perdona que te haya hecho comentar temas personales en un foro público, ahora me doy cuenta de la indiscreción. No dudes en avisarme si vuelves por Cantabria, que te pongo una sopa de mostaza (y también una olla ferroviaria, y un chuletón de tudanca con patatas fritas y huevos de casa).

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    1. Vale, Teresa. Tampoco ha sido tanta la indiscreción. La última vez que estuve en Cantabria fue en 2018. Desde entonces sno he vuelto. Gracias por la invitación, en todo caso

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