Descubrí las novelas de Qiu Xiaolong gracias a una entrada en el blog "Piano de azúcar" de San B. y Maca G. Hablaban en su blog de "Muerte de una heroína roja". Me pareció un tema muy interesante, así es que me compré el libro en uno de mis viajes a Madrid. Y me gustó tanto, que he estado buscando otros libros de Xiaolong por aquí. El único que encontré en Waterstone's de Bruselas es "Don't cry, Tai Lake" (no llores, lago Tai). Acabo de terminarlo y también me ha gustado, por eso me he puesto al teclado, para daros la brasa, ¡Oh amiguetes!, sobre el detective Chen y sus aventuras policiacas, o "policiales", como dirían en Argentina.
Qiu Xiaolong, es chino, como su nombre deja adivinar (bueno, podría ser de Albacete, que también hay chinos), pero vive en los Estados Unidos y escribe en inglés. Por eso se supone que la censura no le afecta demasiado. Su fresco de la vida en la China post Mao (y post Deng Xiaoping) es veraz, duro, pero clemente con sus actores. El inspector Chen es miembro del partido, pero es una persona honrada y no respeta a nadie si tiene que buscar responsables de algún crimen: funcionarios corruptos, trepas, miembros del partido enriquecidos de forma ilegítima (o no). Su mirada sobre China, no es pesimista, es simplemente realista. Vive en Shanghai en un bloque de pisos donde los apartamentos son minúsculos, mientras que los hijos de jerifaltes del partido viven en soberbias mansiones. Pero, como se decía hace tiempo, lo cuenta "zin acritú".
Vuestro amado bloguero Sorokin (que soy yo, por si no os habíais enterado) estuvo en Pekín hace unos tres años por asuntos de trabajo. Ya os lo conté aquí (pinchad, vamos, pinchad). Por eso, he leído los libros con la pretensión del que se cree que sabe algo sobre el tema (por una semana en China, toma ya, vaya farol). Pero, en fin, que aunque Shanghai no es Pekín, me han servido de recordatorio para revivir aquel viaje.
En Pekín cabe todo, desde los chinos que hacen cola para ver la tumba de Mao en la plaza Tien Anmen:
Bajo la atenta mirada del Gran Timonel:
Hasta las tiendas de lujo que proliferan, como hongos en Otoño:
(ya sé, ya sé, tampoco Zara es que sea el lujo personificado, pero vale, tiene muchas luces y brilla de forma deslumbradora, aunque vamos, le hice la foto por pura ñoñería nacionalista. También Jaguar, Rolls Royce, Bulgari, etc tienen tiendas)
Junto a eso, está el otro Pekín, que suena más al ciudadano medio que cuenta Qiu Xiaolong:
Pero, en fin, la gente baila. ¿A que parece que están bailando sevillanas?
Bueno, me diréis (y con más razón que un santo). Vale ya de rollo Sorokin, ponte a hablar del tema del post y deja de darnos la murga con tus viajes. Bien, ya voy. Pero antes, os pongo una foto de mi amigote Lopezia, que también estaba en la expedición, delante de un letrero que cualquiera sabe lo que dice:
Volviendo a Qiu Xiaolong. El primer libro de las aventuras del detective Chen es "Muerte de una heroína roja". No os desvelo la trama, pero el caso es que Chen logra desenmascarar al culpable, el hijo de un alto funcionario del Partido: No es un spoiler porque se sabe desde la página treinta. se trataba de demostrarlo y vencer la oposición de todos los cuadros poniendo zancadillas.
"Don't cry, Tai lake" es algo así como el séptimo libro de las aventuras del detective, pero los otros cinco me los he tenido que saltar porque no los he encontrado. Chen, ya es famoso en toda China por sus brillantes casos policiacos. En esta aventura, Chen se enfrenta, además con la agresión al medio ambiente que se practica en China para reducir costos de producción. La contraseña del día es "privatización", se privatizan industrias, los dirigentes se reparten las acciones de las empresas privatizadas y se enriquecen a tope. Cierto que a los curritos también les dan acciones, pero muchas menos: cien, doscientas, cuando los dirigentes se llevan cientos de miles. Ya os podéis imaginar la pelea contra los encargados de controlar los desechos tóxicos si éstos son de buena fe (no los desechos, joroba, los encargados, que hay que explicarlo todo). Total, que el lago Tai está hecho una porquería, el pobre. Al leerlo pensaba en el lago del palacio de Verano en Pekín:
Que imagino que no estará tan guarro, pero pues quién sabe.
En resumen, que si encontráis los libros de Qiu Xiaolong, que no lo dudéis, a por ellos.
BERENJENAS CON MIEL
Y ahora, aunque ya sé que no viene a cuento, pero en algún sitio tenía que contarlo, os voy a hablar de las berenjenas con miel. Tras el viaje a Córdoba y haberlas probado en Casa Pepe, me había quedado con ganas de hacerlas.
La receta, la saqué de un correo de mi amiga DelikatEssences. Algunas modificaciones he tenido que hacer por causa de la distancia y los materiales disponibles, pero, ahí vamos.
Corté una berenjena en rodajas y siguiendo las indicaciones de Madame Delikat, las puse durante una hora en cerveza:
Como cerveza, y ahí empieza la movida, usé una cerveza negra belga, "Pannepot":
Batí las yemas de dos huevos, añadí -hay que ser ahorrativo- la cerveza donde había sumergido las berenjenas. Sí, sí, la misma, (no otra botella), harina, sal, y cuando estaba espesando, las dos claras de huevo a punto de nieve, mezclando cuidadosamente:
Puse las berenjenas a rebozar en el mejunje:
Y las freí por tandas en aceite de oliva muuuuy caliente. Tras eso, las puse en un plato con papel absorbente para eliminar grasa y preparé la miel. Miel de caña, digo yo que sería esto que encontré. Por lo menos, lo parece:
Lo rebajé con algo de vinagre de Jerez y lo añadí a las berenjenas fritas. Y ello, quedó así:
¿Qué opinan mis amigotes? Sobre todo, ¿qué opinan mis amigotes cordobeses? ¿es o no es?
En fin, no me lo digáis, no me lo digáis. Si no os parecen bien, dejadme sufrir mi desconsuelo en paz
Besotes y abrazotes.
Pekín, ciudad de grandes contrastes. Lo que peor llevé yo cuando estuve ahí fue el tráfico... Cruzar un paso de peatones o un semáforo era todo un peligro!
RépondreSupprimerSobre las novelas, Muerte de una heroína roja la leí hace un par de años y me gustó mucho. En algún momento me volveré a animar con el autor.
Y esas berenjenas están diciendo cómeme!
Besotes!!!
Es cierto, Margari, cruzar un paso de peatones en Pekín es toda una aventura, con todos esos Audis, Mercedes, Jaguars, etc que pasan a toda velocidad importándoles un rábano si el semáforo está verde o rojo. Lo que no sé es cómo se las arreglan para sobrevivir los ciclistas que aún quedan.
SupprimerNo es fácil encontrar los libros de Xiaolong. Lo intenté en Madrid en la Casa del Libro y en varias librerías de Bruselas. Y ni en español, ni en francés ni en su inglés original los he encontrado. Y yo, en Kindle, no leo, no me apetece.
Qué bien que te gustaran mis berenjenas.
Besotes
Jajaja Sorokin, me encantan las mezclas de tus post (libros, viajes, comidas, buen humor...) Me encanta China y todo lo relacionado con ella (para leer claro, no para vivir, aunque no la conozco).
RépondreSupprimerLo que nos cuentas del detective Chen me gusta y seguro que acabaré leyebdo el primero
Un beso
Gracias, Marian. En el Cole, los profes decían que yo era un disperso, así es que, lógicamente, lo mezclo todo. La verdad es que podría hacer varios post: uno de viajes, otro de libros, otro de comida, etc, pero me da pereza. Lo meto todo en uno y ¡hala!. Los profes también decían que era un vago de siete leguas.
SupprimerBesazos
Me apunto la novela, con lo que me gusta a mí un crimen y un detective... Aunque más aún que las novelas de crímenes me entusiasman las berenjenas con miel que hacen en Córdoba y Málaga. Intenté hacerlas una vez en casa y fue un fracaso absoluto. Tendré que viajar a Córdoba a comerlas otra vez...
RépondreSupprimerLas novelas te gustarán y para las berenjenas con miel (de caña), te recomiendo que pruebes con la receta que he oficiado (toma nota de lo de "oficiado"), porque procede de una cordobesa de pro. En Sabinillas (maravilloso pueblo de la provincia de Málaga), las hacen con miel de abejas y sin tanto recochineo de rebozado: solo con harina. No están igual, pero en fin, no están mal
SupprimerTus entradas tienen varios contenidos que son igual de parejos en calidad. Disfruto mucho leyéndote y de tus producciones. A Xiaolong lo tengo pendiente, Murakami fue un iniciador de lo oriental para mí, ya me he comprado "El gato que venía del cielo" de Takashi Hiraide te lo recomiendo muchísimo es una historia simple pero increíble, nada que ver con el género "Policial" como decimos acá jajaja.
RépondreSupprimerSaludos desde Argentina! :D
Hola. Muchas gracias por ese comentario tan positivo. Me alegro que te parezcan interesantes todas las cosas que cuento aunque sean tan desparejas. Yo tambien soy bastante "Murakamiadicto" aunque a veces es algo desigual. Buscaré el libro de Takashi Hiraide. También te puede interesar Aki Shimazaki (ya hablé de ella en este blog hace como un año), aunque vive en Canadá y escribe en francés y no sé si todo está traducido al español. El que, en cambio, me pareció negro y triste es Yukio Mishima, aunque hace años estuvo muy de moda.
SupprimerSaludiotos
Pues al escritor no lo conozco, pero me lo apunto. Y de Pekín... ¿Qué decir de Pekín? Que me encantó, me fascinó, me impactó... Fue un maravilloso choque cultural, la verdad, tanto, que después de él Shangai me pareció muy normalito. Recuerdo a las señoras bailonas, las colas de chinos de provincias para ver a Mao, los bebés con el culete al aire y sin pañal a pesar de la temperatura bajo cero, los pupitres convertidos en trineos... Ains... ¡Qué ganas de volver!
RépondreSupprimerBesotes
Xiaolong, yo creo que te gustará. Lo de Pekín, para qué vamos a hablar. Por cierto, supongo que estuviste en verano, porque cuando yo estuve corría un mes de Marzo más bien fresquete, así que no ví ningún niño con el culete al aire. Y las colas de los chinos de provincias son la pera: además, son más bajitos y renegridos que los chinos de Pekín. El problema de China es eso: que todo el desarrollo y la industrialización más o menos salvaje está en la costa y el resto, lleno de etnias diferentes es más bien subdesarrollado.
SupprimerBesazos
Que no, que no, que era pleno invierno, finales de diciembre, a menos 12 grados estábamos, y los niños con pantalones con una raja para ahorrar en pañales. Tengo pendiente un libro curioso sobre China en el que tengo puestas muchas expectativas. Si las cumple, te aviso.
SupprimerBesines
Pues entonces es que no me fijé en los culetes de los niños. Estaría yo más pendiente de otras cosas. Pero, desde luego, si sobreviven, el invento es útil. ¡Ah, la tecnología china!
SupprimerBesazos
La pinta de las berenjenas es prometedora y me recuerda mucho a las de Córdoba. Creo que me tengo que lanzar a hacerlas, no por competencia sobre no por nostalgia y ganas de saborearlas de nuevo. De la novela negra china, queda anotada, me quedo con el dato.
RépondreSupprimerSaludos
Gracias Claudia. Ya entre nosotros: quizá les faltó que el rebozado estuviera más crujiente, pero estaban muy buenas. Palabrita del niño Jesús.
SupprimerUn abrazo
Hola! Me lo anoto para futuras lecturas, que el inspector Chen engancha jjj. Gracias por la mención y por las fotos de tu viaje, muy chulas.
RépondreSupprimerBuen domingo, un saludo!!
San.
¡Hola! Muchas gracias por la visita y el comentario. Me alegro que os gustaran las fotos (por cierto, ¿sois uno o sois dos, San B. y Maca G.?. Gracias, tambien, por haberme descubierto las aventuras del inspectoor Chen.
SupprimerSaludos
Hola de nuevo! Jeje Somos dos pero en este caso te he comentado yo, Sandra. Gracias a ti por pasarte por el blog y mencionar la reseña. Un abrazo!
SupprimerJejeje, vale gracias. Ahora ya lo sé y puedo referirme a vosotras en plural
SupprimerUn beso
Anotado ese libro chinesco. Respecto de las berenjenas no hay nada como probar y probar como su excelencia está haciendo. La clave del éxito futuro. Lo que no sé yo es si esa cerveza con tanto carácter puede contaminar un poco el sabor de las berenjenas... La que se suele utilizar es cerveza barata (también gaseosa) sin mucho sabor. A ver si le envío un tarrito de miel de caña... :-D
RépondreSupprimerBuenas tardes Madame. Me alegro de var a su Merced por aquí. Acabo de venir de la frutería de la turca (bueno, se llama Chez Galip, pero todo el mundo la conoce como "la frutería de la turca") con una berenjena preciosa, un pimiento y un tomate. Mi idea era hacer un pisto más o menos manchego, pero visto que su Merced me anima, lo mismo hago otra prueba berenjenil. Gracias por ofrecerse a enviarme un tarrito de miel de caña (¿no era eso lo que llevaba Caperucita en su cestita?. De todas maneras, pienso ir a Manilva para la pascua, o sea que la buscaré por allá.
SupprimerPor lo que leo pinta bien éste autor... he pinchado y no sale tu viaje a Pekín, pero bueno me conformo con las fotos que nos pones aquí, las berengenas para comerselas! jijii , tienen tan buena pinta como las cordobesas.
RépondreSupprimerMe ha parecido muy curioso el excementerio Parque de Bruselas, y la lápida del joven español?
Ah! y perdona por no haber puesto la "@" jijii GRACIAS por tu felicitación.
Besitosss GUAPETÓN.
Hola Golosegus. Blogger de vez en cuando gasta bromas como esa, que no abre un enlace. En fin, lo he vuelto a intentar añadiendo solo uno de los post sobre Pekín. Tal vez sea que poner el enlace a dos posts es demasiado.
SupprimerLo del cementerio ciertamente es algo que yo no había visto nunca. Supongo que los muertos se los habrán llevado a otro sitio y dejado las lápidas como recuerdo (o para ahorrar, que todo es posible).
Jajaja, ya supongo que también te dirigías a los lectores masculinos.
Besos... y gracias por lo de guapetón