lundi 13 janvier 2014

Costa Rica (2). Tierra de volcanes y café





Así como quien no quiere la cosa, deslizándose de manera traicionera, el mes de Enero ha llegado ya a su mitad, válgame el cielo, y yo sin escribir la segunda parte de mi viaje a Costa Rica, perdido en las polémicas sobre si François Hollande ha ligado con la mafia Corsa, cómo es posible mejorar el tráfico en Burgos convirtiendo una calle de cuatro carriles en una de dos y con aparcamientos subterráneos o si el primer ministro belga tenía derecho a ir a un programa de TV en un año electoral. Tambien, mientras tanto, ha estado por Bruselas el Oteador de los Mercados y nos hemos bebido unas buenas cervezotas. Podéis verlo pinchando aquí.

Pero bueno, esos son cosas que no hacen al caso. Lo que tengo que contar es qué pasó en Costa Rica tras dejar el Parque Nacional de Tortuguero. Nuestro pequeño grupo se desbandó y cada uno fue por su lado. Vuestro bloguero -servidor de ustedes- se unió a un grupo que iba al volcán Arenal, dicen que el más activo de Costa Rica. Bueno, yo no le ví escupir lava ni nada, pero estaba la mar de lindo, como se ve en la foto. Foto, tomada, por cierto del nuevo "lodge" al que nos llevaron esta vez: Hotel La luna. Menos salvaje, pero no menos agradable que el de Tortuguero.

Al viajero le sorprende que el paisaje cambia desde la vertiente del Caribe, donde está Tortuguero, hasta la zona central, donde está el volcán. Sigue siendo tropical, pero tropical mas seco. Ya no es una espesa jungla, pueden verse algunos árboles magníficos, como este guanacaste, que es el árbol nacional de Costa Rica:




O preciosas flores, como estas heliconias que un espectador no avisado podría confundir con pájaros:



Aunque, lo que más nos entontece a los que vamos por allá es la vista del volcán.  Majestuoso, impresionante, con su boina de nubes. Y no es que vuestro bloguero no haya visto volcanes, que puedo prometer que sí los ha visto, desde el Popocatépetl al Vesubio, pero éste tiene algo especial. Está más solo, más aislado, sin grandes poblaciones en sus laderas. Vaya, que a mí me gustó. Para disfrutarlo más, hicimos un recorrido a pié por las faldas de la montaña, marchando entre lava petrificada, mientras el guía insistía: venga, un poco más alto, que ya estamos llegando. Rayos, nunca más volveré a creer a un guía. En fin, lo mejor es que pudimos disfrutar de nuevas vistas de la mole:





Aparte del paseo, que te deja baldado, lo mejor es la visita posterior a las termas de Tabacón. Una maravilla, con un hotel de lujo y unas piscinas termales en cascada, descendiendo desde el volcán. La verdad, uno es que es de pueblo, pero nunca había visto unas termas igual. Sin duda, frecuentadas por gente muy acomodada porque no deben ser baratas. En nuestro caso, cena incluída, el precio estaba incluído en la excursión (dentro del paquete que contratamos desde Bruselas)






Las termas, como digo, fastuosas. El restaurante, ni lo menciono. Mejor así. Un detalle: en las duchas donde se cambia el personal, hay un centrifugador que te seca el bañador. Pero ¡ay! parece un cubo de la basura, así que un servidor arrojó allí, sin percatarse, unos desechos que me molestaban. No sé si se habrán secado ya. Es que soy un paleto, válame dios.

Tras dos noches en la zona, seguimos a la reserva de Monteverde, donde está otro parque nacional dedicado al bosque nuboso. Aquí, ya estamos a más de 1500 metros de altura. Otra "buseta" (minibús) nos llevó, bordeando el lago Arenal (que en realidad es un embalse artificial) hasta Tilarán. Hasta ahí, normal.



A pertir de Tilarán, la cosa se complica. De Tilarán a Monteverde, la carretera me hizo agredecer mil veces el día que, desde Bruselas, decidí que no iba a alquilar un coche, sino ir en los grupos de excursión. Vean, vean, mis amigos:



Pues sí, esa es la carretera.

Pero Monteverde está muy interesante. Otro microclima, otra vegetación y no otra gente, eso no, costarricenses amables por todas partes.

Parte importante de la visita, es ir a ver un cafetal. Este lo contratamos por libre. Nos enseñaron todo el proceso de recoger el café, secarlo, tostarlo y todo eso. Aquí, el amigo que nos llevó, está recolectando los granos. Hay que buscar los maduros, que son los rojos:


Una primera operación consiste en pelarlos. Pelamos algunos a mano, lo que da mucho gusto, como lo de explotar bolitas de plástico en los papeles de envolver, pero el resto se hace en una especie de molino:



Se llevan a un secadero natural (hay que decir que es un cafetal ecológico, como todo en Costa Rica):




Un último pelado final:


Y después se tuestan. No tengo fotos del tostador, porque en esos momentos apareció una tarántula y un servidor se puso algo nervioso (aunque ya tenía el gusto de mis tiempos de Veracruz)



Imagino que lo de que aparezca la araña es parte de la broma que se debe gastar a todos los visitantes. Bien, pues el resultado es un café artesanal, ecológico, como podéis ver aquí. Interesante lo que nos contaron: cuanto más tostado está el café, menos cafeína tiene. El tueste claro, como éste, tiene mucha más cafeína que el oscuro. Cosas de la vida.






Y la parte esencial de la visita a Monteverde es un paseo por lo que se llama "el bosque húmedo". Bosque de altura. De nuevo, otro ecosistema. Costa Rica es inagotable. Partes interesantes del paseo fue ver árboles, lianas, monos, pájaros (más difíciles de fotografiar que en la selva tropical, que para eso están más altos).

¿Sabiaís que hay ficus asesinos? Y vostros tan contentos con un ficus en el salón. Pues sí. El ficus es una árbol trepador. Se coloca alrededor de otro árbol, le chupa la savia y acaba asfixiándolo. Este de la foto rodea un hueco, donde antes hubo un árbol. Ajá, sí, la naturaleza es cruel.




Aunque a éste, parece que no le importa nada:




Conseguimos ver (y fotografiar) un quetzal. Es el pájaro nacional de Guatemala, pero parece que hay más por aquí que por allá:


Bien, abrevia, Sorokin, que te estás haciendo un plasta mayor. Para terminar, sólo recomendaros un curioso restaurante en Monteverde: The tree house. Está construido en la cima de un árbol. Muy curioso aunque no sé qué tal se come. Me limité a tomar un café




Venga, besotes, mis amigos. Todavía me queda algo más que contaros de Costa Rica. Otro día.

20 commentaires:

  1. muy interesante, gracias. Aunque fuera parte del programa, si yo veo esa tarantula me da un perrenque
    Fer

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    1. Bueno, y eso que yo ya había tenido un encuentro con otra bicheja de esas hace años, en Veracruz. Paseaba yo a eso de la caida de sol cuando casi piso una tarántula. No veas el salto que pegué, mientras mi corazón batía violentamente.

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  2. Un árbol perfecto para tomarse, tranquilamente, un buen café.

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    1. A la sombra de un guanacaste, un buen arábica de Costa Rica, tueste ligero (aunque tenga más cafeína) puede ser el nirvana, tienes razón, Oteador

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  3. Y tú le llamas a este blog "Diario de una burrido"?,jajaja
    Qué envidia me das condenado aburrido!
    El quetzal que bonitoooooooooooo, bueno y según las fotos y según tú, todo muy bonito.
    Anoto en mi agenda, Puerto Rico, por si alguna vez visito America, :)
    Gracias, Sorokin, por compartir este maravilloso viaje con tus lectores/as.
    Bicos.

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    1. Me alegro que, como siempre, te guste Ohma. Pero no es Puerto Rico, es Costa Rica. Aunque, en cuanto pueda, tengo tambien Puerto Rico en mi lista.

      Besos

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  4. Querido Sorokin, que bonito tu viaje, me has hecho revivir recuerdos hermosos de cuando fui a Costa Rica. Creo que el lugar en donde más feliz me he encontrado en la vida ha sido adentro de una de esas albercas termales, cerca del volcán Arenal. Me imagino que hay muchas cerca, porque no se parece esa la de tu foto a la que yo fui. Me llamó mucho la atención la buena disposición que tenían para proteger la naturaleza y su conciencia ecológica. Las fotos que yo tomé están en esta liga:
    http://saboreartentusiasma.blogspot.mx/2008/01/la-pura-vida-en-costa-rica-1.html

    http://saboreartentusiasma.blogspot.mx/2008/01/el-bestiario-cotidiano-2.html

    Lo que me mejor disfruté fue la comida nicaraguense, porque por fin pude comer las cosas típicas. Lástima que para entonces no conocía a mi amigo Luis http://recetasdecostarica.blogspot.mx/ que rescata y difunde la auténtica comida tica.
    Lo que sí no pude ver y me dijeron que ni ellos habían visto uno desde hace mucho es el famoso quetzal. Me parece casi como el unicornio, difícil de ver y disfrutar, ¿de verdad viste uno, o es una foto de internet que pusiste para presumirnos?
    Abrazo



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    1. Cómo me alegro, Carmen, de haberte traido tan buenos recuerdos con mi viaje a Costa Rica. Ya ví tus fotos, qué buenas. ¿De donde son todas las fotos de animales? ¿estuvieron en Tortuguero?
      Las albercas (piscinas, decimos por aquí) termales estaban en un hotel en Tabacón, pero sí, supongo que debe haber varias por la zona.
      Ya contaré algo de la cocina tica en la entrada siguiente, pero debo decir que yo pasé dos semanas alimentándome básicamente de fruta. ¡Qué fruta! papayas, ananás, unas bananas increíbles, granadilla tropical...
      Y sí, sí vimos, no uno, sino dos quetzales en el bosque nuboso de Monteverde. Lo que pasa es que tuvimos que verlos a través del catalejo del guía que iba con nosotros. Por eso la foto está un poco pixelada: está hecha acomodando el celular al catalejo. Otras que hice con la Canon salieron peor.

      Un abrazo

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  5. A ver, Sorokin, después de tantos viajes... ¿Cómo sigues creyéndote a los guías? No son mi fauna favorita cuando voy de viaje, de hecho, huyo de ellos como del demonio. Sí, ya sé que son necesarios en algunos países y para ciertas cosas, pero oye, cada uno tiene sus 'cadaunadas'. Precioso el Quetzal, y la foto del árbol, y la del volcán... ¡Yo nunca he visto uno! Pero espero solucionarlo pronto. El primero que tengo en el punto de mira es el islandés por el que cierto profesor se adentró rumbo al centro de la tierra. ¡Qué ganas de la tercera parte de las aventuras!

    Besos

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    1. Tienes razón, Dorothy, pero a veces los guías son necesarios. De hecho, Freddy, que era el que nos llevó por la lava del volcán Arenal, me sujetó un par de veces que estuve a punto de romperme la crisma. Bajando, que es lo complicado, más que subir, desde luego.
      Quieres ir al Snæfells, ya veo, ¿siguiendo las instrucciones de Arne Saknussem? pues qué bien, a lo mejor sales por el Etna (¿o era el Strómboli?). Yo también tengo Islandia en mi lista de visitas pendientes. Pero entre tanto, el Etna te queda más cerca: vas al festival de Taormina y luego te das un paseo por el volcán.

      Besos

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    2. Qué ganas tan tremendas me han entrado de ir a Costa Rica!!!! Con ficus asesinos y todo.

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    3. No te preocupes por los ficus asesinos, Esti. Solo buscan cosas que ya tienen raíces. O sea que si no tienes unas magníficas raíces como en "Amanece que no es poco", vas a poder salir corriendo antes que te aborba

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  6. Todo esta paisaje me es tan cercano, mi querido Sorokin, que me entra un poco de nostalgia por mi tierra y el trópico. Las fotos son maravillosas, estás que te sales.
    Saludos

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    1. Muchas gracias, Claudia, me voy a sonrojar. Me alegro que la vista del trópico te produzca sensaciones positivas y te despierte recuerdos de tu patria.

      Saluditos

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  7. Querido Monsieur, me deja patidifusa como siempre, ese ojo clínico para captar ese tronco sonriente, ese pájaro a lo lejos... Niveles detectivescos. Se ve que a disfrutado el viaje a tope, y corrobora su pasión por los volcanes, que ya han pasado unos pocos, si no recuerdo mal, por este diario. Y por cierto no hay fotos de comidas costarricenses, qué se zampa la gente por allí? Un saludo Monsieur

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    1. Bienvenida Madame. Este blog sin una visita de su merced es como si no estuviera completo. Y la verdad es que fueron un par de semanas inolvidables en Costa Rica. Ya sé que su merced está muy ocupada con su nuevo apartamento, etc, pero cuando se libere, le aconsejo darse una vuelta por el mejor país de América Latina (sin que se me enfaden Carmen o Claudia). Y es cierto, han pasado algunos volcanes por este blog, les tengo querencia. De la comida, le diré la verdad, me hinché de fruta. Fruta maravillosa, papayas, piñas, maracuyás, plátanos -no como los que nos llegan para acá- y, bueno, pues ya contaré algo más en la tercera entrada.

      Un saludo, Madame

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  8. Una belleza de artículo y ¡Qué fotos! ... Un abrazo y gracias por compartir. :) (¿Tuvo la oportunidad de probar el ceviche de plátano?, es una de las cosas que recuerdo de Costa Rica)

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    1. Me alegro que, como siempre, te haya gustado Angela. Y no, vaya, no sabía que hubiera ceviche de plátano, qué lástima. Sí probé un ceviche en el hotel de el Arenal, pero no tenía plátano.

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  9. Me encantaría aburrirme así...

    Ha sido apasionante el viaje :)

    Un beso.

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    1. Gracias por tu visita y tu comentario, Misterio Azul. De hecho, tengo que hacer esos viajes para intentar disipar mi profundo aburrimiento. :)

      Besos

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