Ya os estoy imaginando a todos, mis queridos amigos,
seriamente inquietos por la suerte de vuestro bloguero favorito –“¿Qué habrá sido de Sorokin? Dijo que se iba
por dos semanas después de dejarnos el churro de la villa Empain y… no sabemos
nada de él, etc, etc”
Pues bien, aquí estoy para daros de nuevo la pepla y
contaros mis andanzas por tierras aragonesas, porque ahí es por donde andaba.
Nada exótico, ni Tailandia ni Viet Nam, ni el cabo Norte. No: El prepirineo
aragonés: la comarca de las Cinco Villas. Tierra magnífica, llena de sorpresas
para el viajero y fuera de todos los circuitos turísticos en boga: historia,
paisajes, monumentos, gente encantadora, pero… vi exactamente cinco turistas en
todo el tiempo (cuando digo turistas, me refiero a gente no aragonesa, porque
sí hay un turismo interno, de Zaragoza o de Huesca).
La meta del viaje era el pueblo de Uncastillo, al norte de
la provincia de Zaragoza. Esa iba a ser nuestra base para las expediciones de
los días que siguieron. Un pueblo que no tiene nada que envidiar a otros más
conocidos y más visitados (y no voy a nombrar ninguno, que luego se me ofende
el personal). Habíamos reservado un apartamento en una casa de turismo rural: CasaLaiglesia, que os recomiendo encarecidamente si por un casual se os antoja
sumar vuestras personas, en algún momento, a los cuatro o cinco visitantes que
andan por el pueblo.
La casa, perfecta, limpia y moderna. Sólo hubo un pequeño problema la noche que llegamos. De pronto, un brutal estruendo, como el de un martillo pilón, un helicóptero averiado o un dragón con carraspera sacudió la casa a eso de la una de la mañana. Yo pensé en algún tractor enorme como los que habíamos visto por la calle:
Pero no, era la nevera. Nevera que desconectamos y santas
pascuas. La dueña nos dijo al día siguiente que era totalmente nueva y que era
la primera vez que la enchufaba. En los días siguientes, efectivamente se le
fue la carraspera.
En otra aventura un tanto chusca, al día siguiente, suena el
telefonillo a eso de las diez de la mañana:
-Rrrring rrrring (telefonillo)
- (yo contesto) Sí, diga
- (telefonillo) ¡Señoraaaa! ¡que me voy a Carcajillo y no
puedo esperar más!
- (yo, poniendo mi
mejor voz de barítono) Perdone, pero yo
no soy la señora, pruebe a llamar a la dueña de los apartamentos (vivía en
el mismo edificio)
- (telefonillo) Ya,
señora, pero he llamado a todos los pisos y usted es la única que contesta y yo
me tengo que ir a Carcajillo.
Imposible seguir, así que ahí quedó la cosa, con mi
virilidad un poco tocada, pero, en fin, lo de Carcajillo me intrigó, así que
nos pusimos a buscarlo en el mapa. No lo encontramos, así que supusimos que el
buen hombre se refería a Carcastillo, que ese sí existe:
Vale, pero vete al grano, Sorokin, cuenta algo que no sean
tonterías: Si vais por la región, os recomiendo visitar en primer lugar Sos del
Rey Católico. Sos, es un pueblo impresionante, agazapado en lo alto de un
cerro, sin una nota discordante entre sus casas de piedra, sus palacios y sus
iglesias. Ni una horterada moderna: incluso el Parador de turismo ocupa un
antiguo palacio. El pueblo fue frontera entre Aragón y Navarra durante casi
cinco siglos. En el año 1452, en plena guerra de Navarra, la reina Juana Enríquez se desplazó a la entonces llamada "Sos"
a secas, donde dio a luz a Fernando
el Católico. Por ello,
y haciendo uso de una imaginación privilegiada, se añadió lo “del Rey Católico”
al nombre.
Interesantes
visitas son el palacio de los Sada, donde nació Fernando y la iglesia de San
Esteban. Y digo interesantes, porque un servidor las vio por fuera. A las tres
de la tarde y a 38ºC, ambas estaban cerradas. Pero bueno, un paseo por sus
calles empinadas (y empedradas) ya de por sí vale la pena.
Y si
tenéis hambre, el Parador tiene un buen servicio de platos combinados. Como
muestra, aquí está este, de recia raigambre hispánica. Muy adecuado para los
38º que caían en el exterior:
Otra visita absolutamente imprescindible, son los Mallos de
Riglos. Realmente no están en Cinco Villas, están en Huesca, pero están muy
cerquita, no debéis perdéroslos bajo ningún concepto. Supongo que todos
vosotros habréis visto fotos de los Mallos. Incluso había un cromo que salía en
las chocolatinas, pero no te imaginas lo enormes que son. Uno piensa que son
piédrolas y tal. Pero, fijaos (si queréis, vaya) en la iglesia que aparece en
la foto y os daréis cuenta de la escala. Casi mil metros de altura:
Y poblados por buitres, que revolotean en círculos. Con el
teleobjetivo saqué una foto de las buitreras, que son los nidos de tan
simpáticas bestezuelas:
Y como no quiero que caigáis en el mismo error que caímos
nosotros, os voy a hacer una confidencia: Si queréis volver a Uncastillo
siguiendo la carretera A-132 que va a Bailo y luego el Tom-Tom os cuenta que lo
más corto es tomar la A-2603, pues nada, podéis hacerlo, pero ¡ojito, ojito!.
Lo de llamarle a eso una carretera es realmente una exageración casi como las
del Barón de Munchausen.
Eso que parece en esta foto el lecho de un río, es la A-2603. Casi doce kilómetros saltando como malditos. Eso sí, rodeados por un paisaje maravilloso, sierras, arbustos, árboles. En fin, el que avisa no es traidor.
Otra excursión ineludible es ir al embalse de Yesa. Embalse
construido en los años cincuenta, y -según reza una placa en Ruesta-, por
prisioneros políticos.
Enmarcado por la sierra de Leyre aparece como un fantasma el
pueblo abandonado de Escó:
También Ruesta, al otro lado del embalse está abandonado,
aunque ahora hay un grupo tratando de recuperarlo:
En cualquier caso, todo este recorrido por las sierras de la
región, es impresionante. A veces te sientes como si fueras el único habitante
del mundo, vamos, salvo mi grupo, claro. Incluso vimos un águila culebrera subida a un
poste de la luz, como único ser vivo en una de las sierras que atravesamos.
El sur de la comarca es otro estilo, bastante diferente, lo
que no quiere decir que sea feo: es más seco, más agrícola que serrano, pero de
vez en cuando con algunas cosas un poco sorprendentes, como los aguarales de
Valdelimaz:
No os engañéis, que aquí la escala es diferente. La altura
de esos mogotes, que son restos de una especie de estalagmitas una vez que el techo de una
cueva calcárea se hundió, no es mayor de dos metros. Nada que ver con los mallos,
pero es interesante. Y de nuevo… nadie, nadie a la vista.
Erla, un castillo a la puesta del sol y el castillo de Sora,
que he puesto como foto de cobertura, muestran una vez más, que en la zona, se
batió el acero hace siglos. Primero contra los musulmanes, luego entre Navarra
y Aragón y después, entre Aragón y Castilla. Es que esto de hacer la guerra no
tiene solución, a pesar de que hemos dicho millones de veces que íbamos a
acabar con todas las guerras.
Pero bueno, henos aquí de nuevo en Uncastillo y hay que
cenar. ¿Dónde? Hacedle caso a Sorokin. Probamos tres sitios, aparte de hacernos
las judías verdes en el apartamento. De entre todos ellos, el mejor fue, sin
duda, el restaurante Un-Castello. Son agradables, cocinan bien y tiene un menú
a once euros que incluye primer plato, segundo plato, postre y bebida. Un
servidor, de primero se marcó una sopa de espárragos fría y de segundo una
brandada de bacalao. Pero el plato estrella fue un magnífico bacalao a la vizcaína que he aquí:
Y bien, mis queridos amigotes. Creo que me he extendido más
allá de lo que un cuerpo sano puede aguantar de un solo tirón. Pero no me voy a
ir sin dejaros un video que ha hecho Sorokin, en colaboración con su amigo
Lopezia. Veremos si YouTube me lo pasa. Por de pronto, ya me ha dicho que está
bloqueado en Alemania por la canción de Priscilla Ann que he puesto como
sonido.
Besotes
¡Lo extrañaba!. Disfruto enormemente de su blog porque tiene de todo, belleza para los ojos, los oídos, el alma y la imaginación.
RépondreSupprimerLástima nada más que no se pueda con el tacto y el gusto, especialmente con esos platos que se ven deliciosos.
Un abrazo,
Angela
Muchas gracias, Angela, por tu visita y por el comentario. Me alegro mucho que te guste el blog. Ya te extrañaba tambien después de tres o cuantro entradas.
SupprimerUn abrazo
Excelente narración. tu viejo compañero te hace la ola virtual
RépondreSupprimerGracias colega. A ver si nos metemos otro buen menú en el restaurante ese que conoces en Malasaña para que hagamos la ola delante de los chipirones, que seguro que les peta un montón eso de hacer olas.
SupprimerSorokin, te ha salido un blog muy fresco y util para los que queramos volver a esa tierra un poco abandonada de Dios pero tan bonita, el norte de Zaragoza, Huesca y por supuesto Navarra
RépondreSupprimerPues no te abstengas, Fernando, y a la primera ocasión que tengas date una vuelta por allí, busca un momento entre Tailandia y el Kalimantán y vete para allá. En Sádaba, cuando estuvimos había ferias y había gente que saltaba del euskera al castellano sin problemas, así que supusimos que eran navarros. Vamos, de hecho, el famoso "Carcajillo" está en Navarra.
SupprimerVaya descubrimiento, la verdad que como española adoptada tengo que confesar que me faltan muchas ciudades de España por conocer, qué paisajes más bonitos, la verdad. Me han gustado mucho las fotos, me apetece ir a todos esos lugares.
RépondreSupprimerSaludos
Pues si te faltan sitios para conocer a tí, como española adoptada, Claudia, piensa que tambien me faltan a mí, que soy nativo: no conocía el valle del Jerte ni conocía las Cinco Villas, por ejemplo. Así es que, no lo dudes y vete a conocerlos en la primera ocasión que tengas. ¿Sabes? la mejor sensación de toda esta zona del prepirineo es estar fuera del mundo. "Off the beaten track", descubriendo algo, sin caravanas de turistas, sin hoteles repletos.. y eso en pleno mes de Agosto.
SupprimerUn abrazo
Excelente periplo por la España más desconocida te has marcado Soroskin. Es verdad que tenemos muchos rincones en nuestra geografía desconocidos, y que cuando los descubrimos no sólo nos sorprenden, sino que dejan al desnudo (en mi caso) cierta ignorancia sobre mi país.
RépondreSupprimerÚltimamente, sobre todo en verano, nos estamos dedicando –o le estamos poniendo empeño- en poner remedio a esa ignorancia sobre la geografía patria. Los resultados siempre han sido gratificantes.
¡Ah!, esos 38ºC a las tres de la tarde me han llegado al alma, y me acordado de un día de verano en Trujillo y Zafra a 40ºC, las calles vacías y sólo unos pocos turistas despistados.
Lo de Soro”s”kin es por el dedo ágil.
RépondreSupprimerEs cierto, Oteador, que es gratificante descubrir cosas que estaban ahí medio ocultas, esperándonos. Hay unos sitios a los que todo el mundo va y son muy respetables, desde luego, pero hay otros de los que no hay casi publicidad salvo a nivel local. En un pueblo como Uncastillo, por ejemplo, no hay mas que tres restaurantes, una pensión, dos casas de turismo rural y la gente te saluda por las calles aunque no te hayan visto nunca. Pues es maravilloso.
SupprimerY ya he comprendido que lo de "Soroskin" no tenía nada que ver con George Soros :)
Monsieur, preciosos paisajes, sí señor, cada vez que viajo al interior se me hacen muy exóticos, acostumbrada a los de costa. A 34 grados, aquí, me parece imposible meterse entre pecho y espalda esos platos, sobre todo el primero. ¿De verdad te comiste eso? ¿De verdad, de verdad, de verdad? Que te hagan un monumento, por dios. No he estado en esos pueblos, pero cuando voy a la Península siempre es invierno, así que se me hace extraño verlos así. Me ha encantado este viaje que nos has propuesto hoy.
RépondreSupprimerBesos
Pues, Dorothy, esos pueblos fascinantes y un poco perdidos son el camino de baldosas amarillas que un dia tienes que hacer (si quieres, vaya) y... ni tan siquiera son necesarios los zapatos de una bruja. Basta con las ganas.
SupprimerTe diré la verdad: no, yo no me comí el plato de los 38ºC, fue un amigo, que de hecho se machacó como chófer del 4x4, así que por esas carreteras, algunas infames, había tenido más desgaste que los demás.
Un besazo
Un reportaje fantástico este que te has marcado y muy ilustrativo de
RépondreSupprimeresta comarca. Conozco algunos de los pueblos que has visitado, por
ejemplo Sos del Rey Católico, espectacular, me encantó y bueno si
hubieras seguido un poco más hacia el este igual hasta nos
vemos,(jajajjaja) he estado por el pirineo de Lérida y también aunque
ya lo conocía realmente merece la pena por sus paisajes, el clima, eso
sí bastante más concurrido, ahora todo el mundo sube montañas, hace
descensos de barrancos, etc, etc, yo sólo lo pateo. Bueno espero que
nos deleites en breve con alguna de tus andanzas. Besos
Pues me hubiera encantado encontrarte pateando algún camino perdido, pero en fin, otra vez será. Conozco el pirineo de Lérida desde hace años pero, efectivamente, está bastante más concurrido que el prepirineo aragonés, pero con todo y eso vale la pena.
SupprimerUn beso
Nada que envidiar a los paisajes exóticos de tus otros lejanos viajes, de verdad que es preciosa excursión. Yo conozco algunos de estos lugares y siempre los he visitado en Junio, cuando el turismo todavía no está a tope y a eso he achacado lo solitario que estaba todo, no me he percatado de que en Agosto sería igual, pero es una suerte. Me he reído mucho con la historia de la Señá de Carcajillo, jajaja.
RépondreSupprimer¿Has visto que en tu foto de las buitreras la montaña en el centro deja ver una carita bien simpática en donde los ojos, uno de ellos algo morado, es cierto, y la boca son esas buitreras? Me ha encantado y la foto de los Mallos, impresionante, buena perspectiva para comparar con la Iglesia.
El video pude verlo por correo, así que canción y todo, lo he disfrutado.
Un abrazo
Hola Viena. Sí, la excursión fue preciosa. Y el hecho de que no hubiera gentes de fuera de la región, le dió una dimensión casi mágica. No me gusta comparar entre mis diferentes viajes: a todos les he encontrado algo especial, ya sea en Tailandia o en Rusia, pero es cierto, el prepirineo tiene "algo". Y "algo" que no me esperaba, sin contaminarse de los sitios trillados y llenos de gentes de las ciudades grandes, como Barcelona o Madrid, o, por supuesto, de pequeños bronquistas de Manchester, como en la costa.
SupprimerJa ja, lo de Carcajillo fue el tema de todo el viaje. ¿Teníamos hambre? pues ¿y si vamos a Carcajillo?, etc, etc.
No había visto la cara de las buitreras, pero es cierto, ahí está. Buena vista la tuya.
Un abrazo
Este es el tipo de viajes que me gustaría hacer, Sorokín, aunque con 38 grados me parece a mí que no me movería del apartamento jajaja.
RépondreSupprimerAragón creo que es un gran desconocido para muchos. Desde luego para una gallega estar por ahí es cómo ir a México o a Australia, :), no por la distancia obviamente sino por el paisaje.
No sé, tal vez la primavera, sería un tiempo ideal para seguir tus consejos.
Precioso todo, y tú como siempre un encanto al que da gusto leer.
Bicos.
Cierto, Ohma, que la primavera debe ser la época adecuada para darse una vuelta por el prepirineo. En invierno debe hacer bastante frío, porque realmente está bastante alto. Tal vez ahora, en otoño, no esté tampoco mal. Eso sí, cuando llueve debe llover con ganas, pero vamos, la lluvia para una gallega no debe ser un fenómeno desconocido.
SupprimerMuchas gracias de nuevo por tus palabras amables, me dan mucho gusto.
Un beso
Una gran elección visitar las Cinco Villas. Por ser muchas los comentarios e imágenes que has incluido son infinitas las que quedan por ver. Os animamos a venir y disfrutar de este espacio natural, paisajístico, histórico, gastronómico, faunístico, etc. etc.
RépondreSupprimercivitur.es
Hola Civitur. Muchas gracias por la visita y el comentario. Cierto que nos quedó mucho por ver, pero lo que vimos nos encantó. De todas maneras, algún día habrá que volver.
SupprimerBonita ruta,... y es que el Prepirineo es un gran desconocido.
RépondreSupprimerBuen fin de semana!
Gracias por el comentario, Baile de Norte. Es cierto, fue una ruta preciosa.
SupprimerBuen fin de semana (primero del verano) a ti también
bien
RépondreSupprimerpues bien, gracias
SupprimerCe commentaire a été supprimé par l'auteur.
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RépondreSupprimerPara mí las mejores villas de España son las de Altea.
Es que hay villas y villas. Si nos ponemos a buscar villas, podemos encontrarnos con Villarica o con Villar del Saz
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