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Estoy seguro -o, por lo menos, me malicio- que estáis todos ustedes, queridos amiguetes pensando que soy un vago de siete millas, a la par que un frívolo "nonchalant" que sólo le preocupan cosas ligeras como parquecillos, periquitos, restaurantes, viajes para acá y para allá, etc. Vayamos por partes: lo primero es cierto, soy más vago que los discursos de ciertos líderes (que no voy a nombrar, que luego todo se sabe), pero, como dijo Chesterton, la vagancia es lo único que nos queda del paraíso y yo me adhiero. En cuanto a lo segundo, mi respuesta es ¡nnnoooo, nnnooo, falso! que también vuestro bloguero del alma asiste a eventos culturales que elevan el espíritu, educan a las masas (y además, abren el apetito, pardiez).
Y para demostrarlo, os contaré, si me lo permitís ¡oh, amables lectores!, que estuve el 28 de Octubre pasado en el estreno mundial del montaje que se ha marcado "la fura dels baus" de la ópera de George Enescu "Edipo" en el Teatro de la Moneda de Bruselas (incidentalmente diré que lo de "la Moneda" no le pega nada al teatro, porque para comprar una entrada te tienes que gastar buenos billetes, buenos, nada de monedas).
El teatro bullía de simpáticas y nobles gentes, ansiosas de contemplar las desventuras de Edipo, cosa que en estos tiempos de crisis es como muy prestosa. "¡Oh, qué pena!, pobre, qué mal lo pasó, ufff, todavía hay gente que lo pasa peor que nosotros, etc, etc"
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George Enescu, como todos sabéis (venga, decid que sí) es un compositor rumano recriado en París. Antes había estudiado en Viena y ya era conocido antes de establecerse en Francia, pero nada, es igual, los franceses se lo apropiaron e, incluso, le cambiaron el apellido a "Enesco" (Enesco, Enesco, a no confundir con la Unesco).
El montaje de "la fura" es espectacular, impresionante, aunque no le gustara a algunos chauvinistas franceses, como al crítico de "Le Monde", que tituló su crítica "un Edipo masacrado sin complejos por la fura dels baus". Podéis ver su crítica pinchando aquí. Quiero decir, no es el artículo original del "Monde" que, encima, tiene el morro de cobrar si quieres leerlo; es una copia que han publicado en Argentina los amigos del teatro Colón de Buenos Aires.
Afortunadamente, el crítico en cuestión, que sin duda padecía de acidez de estómago esa tarde, se ha quedado solo. Le Figaro, die Welt, Altamusica, entre otros, dijeron que no estaba mal, carallo, que no estaba mal.
Y como no hay nada como la crítica subjetiva, os diré que a mí me gustó mucho y que me lo pasé como un gato con un menudo. Tal vez se pueda decir que "la fura" privilegia el espectáculo grandioso en detrimento del significado, pero resulta espectacular. Que la esfinge esté representada por un avión de bombardeo de la segunda guerra mundial, aparte de impresionante, tiene sentido por el miedo que inspiran ambos:
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Cuando Edipo descifra el enigma que le pone la esfinge: "¿qué es más importante que el destino?" respondiendo "la voluntad del hombre", la esfinge muere y Tebas se salva:
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Claro, que luego eso trajo todos los malos rollos que trajo, como que el bueno de Edipo, sin saber que era su madre, se acostara con Yocasta. En fin, no os voy a contar la tragedia, que ya todos os la sabéis. Sí, decir que cuando a Edipo, ya ciego y acompañado sólo por su hija Antígona (eso es una hija, qué leñe) lo viene a buscar Creonte acompañado por una panda de tebanos, estos, vestidos con buzos blancos, quedaban algo kitsch. Fué la escena que menos me gustó del montaje:
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También decir que la orquesta no era una maravilla, hizo una faena de aliño. Otra anécdota, ésta totalmente belga: En la parte superior del escenario había dos pantallas que iban escribiendo el texto: una en francés y la otra en flamenco. Durante la primera parte de la obra, la pantalla en francés estaba a la derecha y la flamenca a la izquierda. En la segunda parte cambiaron la posición de las pantallas. Que nadie se sintiera relegado, no.
En fin, haciendo alarde de mis habilidades de filmador secreto, grabé algunas escenas. Ahí os van:
Y al salir, ¡Oh queridos amigos!, que menos que ir a pegarse un piscolabis en el restaurante de la gente guapa de Bruselas, los BCBG ("Bon Chic Bonnes Gens", aunque algunos maliciosos lo interpreten como "Beaux Culs Belles Gueules"): El "Belga Queen", que está al ladito mismo de La Monnaie, en la rue du fossé aux loups:
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Espectacular restaurante, lleno de gente guapa, incluidos los camareros y camareras, donde no es que se coma especialmente bien, pero los ojos se llevan una buena ración de vista.
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Si os animáis a ir por allí, diréos que las ostras son buenas y que tiene una cava donde se puede fumar si sois de esa especie de tragahumos. A visitar de forma obligatoria los baños, aunque no os opriman los deseos de aliviar vuestros riñones. Son espectaculares:
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Yessir, sus paredes son transparentes. Curioso, ¿eh?
Bueno, un abrazote a todos y hasta la próxima, amigos.