samedi 18 juillet 2015

Oostduinkerke: La pesca de camarones a caballo



Bueno, queridos amigotes. Supongo que la primera pregunta que asalta vuestros amables y tiernos  corazones es: ¿dónde diablos está Oostduinkerke?. Pues os lo diré: está en la costa belga. Pertenece a la comuna de Coxide, a unos diez kilómetros de la frontera francesa. Como ya sé que sois todos unos expertos políglotas, no se os escapa que "Oostduinkerke" quiere decir "el Dunquerque del este".  Dunquerque, como todos sabéis, está en Francia, pero su barrio del este, toma ya, está en Bélgica. Cosas de las fronteras, esas líneas artificiales (a veces).

Oostduinkerke es famosa por sus pescadores de camarones a caballo. Una actividad de las más genuinas y raciales que vuestro seguro servidor ha tenido el privilegio de contemplar desde que vive en este magnífico (sí, sí, rayos, lo digo) país. Fué declarada patrimonio de la humanidad en 2009, pero se practica desde tiempo inmemorial.


ese

Los pescadores a caballo son el motivo de orgullo principal de Oostduinkerke. En la playa, lo primero que se ve son las esculturas que les han dedicado.



Y ya puestos, voy a hacer un inciso lingüístico si ustedes vosotros, mis amigos, me lo permitís: la "crevette" es un crustáceo de la famila de las langostas, etcétera. El diccionario reza que en español, se llama "camarón". Pues vale. Yo siempre las he llamado "quisquillas", pero es cierto que suena un poco a cachondeo. De todas formas, yo, en mi infancia santanderina con mi redecilla, estoy seguro de que lo que pesqué eran quisquillas. Todavía me acuerdo cuando le dije a mi madre que cociera mis dos primeras quisquillas. En fin, ya se sabe: más vale quisquilla en mano que bogavante volando.

Y vuelvo al tema, que me despisto. La pesca a caballo en Oostduinkerke, se hace varias veces en verano durante la marea baja, pero además, el 27 y 28 de Junio tuvo lugar ¡la gran fiesta de la quisquilla! (me van ustedes, colegas, permitir que de ahora en adelante la llame así). Bajo una estatua gigantesca del héroe local, se agolpaban gentes venidas de todos lugares. Entre otros, vuestro amado bloguero.



La movida empieza con la marea baja, a las tres y media de la tarde. Los caballos, poderosos caballos, aparecen rumbo a la playa. ¿Tienen miedo los caballos ante lo que les espera? Pues, quién sabe. Lo que es cierto es que, se cagan (uy, qué es lo que he dicho, lo borro) pero, algo sospechoso hay bajo las patas del noble percherón.



También aparecen los pescadores de a pié con sus redes:



Y ya, todo el gentío, acompaña a los pescadores hasta el borde del mar, donde montan las redes de arrastre en los arneses del caballo:


Y... ¡al agua!



Ahí están, arrastrando las pesadas artes de pesca. Yo, la verdad, no tengo muy claro si los manuses que aparecen a pié, ayudan a los caballistas, o arrastran ellos mismos una red. Es que me váis a perdonar, pero vuestro seguro servidor hizo esas fotos con el teleobjetivo, porque no tenía maldita la gana de meter mis delicados pinreles en el agua del Mar del Norte, que me resfrío.


Tras una hora y media, he aquí a los héroes de la jornada, de vuelta a la tierra firme:


El ritual consiste en pesar, clasificar, cocer  y probar la pesca de cada uno de los caballistas:


La mirada atenta de uno de los pescadores habla por sí misma:



Todo ello, atrayendo la atención de montones de medios extranjeros, como puede verse: (les tuvieron que llamar la atención: ¡oigan, que no nos dejan ver a los demás!)



Vuestro amado bloguero consiguió que le dieran uno de los cucuruchos de prueba. Como se ve, los bichillos no eran muy grandes, pero estaban casi igual que las dos quisquillas que coció mi madre hace mil trescientos años en Santander.



La fiesta de los dos días, si tenéis ¡Oh amigos! la paciencia de ver el film que un servidor se marcó, en colaboración con Lopezia, queda más explícita en el video:



Notaréis en el vídeo que las orquestas, aparte de tañer sus instrumentos, tienen que evitar los residuos que han dejado los artistas en el pavimento. Véase el pobre chaval vestido de policía montada del Canadá tratando de evitar una boñiga.

Pero, en fin, pelillos a la mar (del Norte). La fiesta se acabó con unos fuegos artificiales que... bien, los hay mejores.


Como sé que váis a decir que  hablo a toro pasado, ahí os dejo otros días en 2015 en los que los pescadores van a salir. Tenéis tiempo, gurriatos. No habrá fiesta como la del 27, pero oye, podéis ver a los intrépidos pescadores en acción:


Si, de todas, maneras, no llegáis a uno de los días de pesca, siempre podéis ir al Estaminet "In de Peerdevisher" (el "peerdevissher" es el pescador a caballo), a poca distancia de la playa:




Sus magníficas tortillas y croquetas de camarones os deberían animar a ir en un decorado muy "peerdevisher"




Venga, besotes y hasta la vuelta, que me voy de vacaciones.



20 commentaires:

  1. Me ha parecido muy interesante lo que nos cuentas, no sabía nada de ello, por el título hubiera pensado que era broma, ¡cosas de la ignorancia!

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    1. Hola Tracy. Gracias por la visita y el comentario. Si quieres que te diga la verdad, yo tambien estaba en la inopia hasta hace un par de meses. Veinte años en Bélgica, y, toma, hasta hace poco no tenía ni idea de la pesca a caballo.

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  2. Gracias por esta nueva crónica, el vídeo ha quedado estupendo.
    Saludos

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    1. Gracias a tí, Claudia. Me encanta que tú, que eres una buena crítica de cine, digas que mi vídeo ha quedado estupendo. Gracias
      Un saludo

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  3. Muy interesante lo que nos cuentas. En Chile en Tranaquepe, VIII Región, se hace pesca a caballo.
    Saludos

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    1. Qué bueno que te haya parecido interesante, Norma2. Y ahorita mismo voy a buscar información sobre la pesca a caballo en Chile.

      Saludos

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  4. ¡Interesante! No sabía que existía esta costumbre, cuando leí el título me imaginé que eran los caballitos de totora del norte de Perú. Acá la imagen correspondiente: http://www.kahlomedia.com/azkonafotografia/wp-content/uploads/2013/11/i-a-_cab0941.jpg

    Saludos,

    Angela

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    1. Hola Angela, qué bueno verte por aquí, bienvenida, como siempre. No conocía los caballitos de totora. Muy interesante tambien. Gracias por descubrirme algo nuevo para mí y gracias por la bonita foto.

      Saludos

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  5. ¡Hola amado bloguero!!! Como siempre me encanta lo que nos cuentas, pero sobre todo como lo cuentas. Siempre me sacas una sonrisa y eso, querido gurraito no es fácil, je je.
    ¡¡Disfruta de tus vacaciones y sigue contándonos cosas a la vuelta!!!
    Besos

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    1. Hola, querida colega bloguera. Mucho me alegro de esa sonrisa que te sale cuando lees las tontunas que contamos los aburridos. Gracias. Espero tener más cosas aburridas que contar a la vuelta.

      Besos

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  6. Pues oye, qué quieres que te diga, puestos a pescar quisquillas en el mar del Norte, mejor sobre un poderoso caballo que aguanta las olas sin despeinarse y te mantiene sobre el mar, en seco. No tenía ni idea de que existía esto de la pesca a caballo, pero me parece muy interesante, la típica cosa que vería si estuviera por ahí o pudiera escaparme, que va a ser que no...

    Abrazos

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    1. Creo que tienes muchísima razón, Dorothy. Es muchísimo mejor ir a lomos de un percherón que arrastrando una red con tus manitas (o manazas, que hay que ver el fenotipo de estas buenas gentes). La verdad es que es una actividad muy poco conocida fuera de Bélgica, digna de un estudio antropológico, sociológico, floclórico, económico, ciclotímico, morfológico e, incluso, onírico. No, sin bromas, yo mismo me he quedado sosrprendido. Por supuesto, el turismo es todo local, salvo los bravos japoneses, qiue cada vez que les huele algo a pescado, se precipitan en masa. Si vas una semana a Bélgica, vas a ver Bruselas, Gante, Brujas, etc.. y no te vas a ver a los pescadores de quisquillas.
      Cuéntalo el Diario de ibiza y a lo mejor te mandan a hacer un reportaje.

      Besos

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  7. Interesante incursión a lomos de esos caballas percherones. Por las tierras valencianas del Cabanyal, era típico la "pesca del bou", donde los viejos guiaban a los bueyes subidos sobre el yugo para entrar y sacar las barcas del mar. Joaquín Sorolla realizó con sus pinceles alguna que otra "instantánea" de esa técnica de pescar: "¡Aún dicen que el pescado es caro! (1894).

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    1. Sí, sin duda, recuerda un poco a los bueyes del Cabanyal pintados por Joaquín Sorolla, aunque, claro, la luz del Mediterráneo, que tan bien pintaba Sorolla no tiene nada que ver con el Mar del Norte, incluso en un día de sol brillante, como fueron esos dos días de Junio. Pero sí, hay algo de atávico, de majestuoso en esos pesados animales adentrándose en el agua. En los dos casos. Norma2, más arriba, me comentaba que en Chile también se pesca a caballo, pero vamos, no es una actividad nada común.

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  8. me ha encantado lo que nos ofreces
    El arte de tus fotos de un lugar que amas

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    1. Gracias por tan gentiles y amables palabras, Recomenzar

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  9. Pero qué excursiones más chulas que haces Sorokin, desde luego, de aburrido no tienes nada y ya me gustaría a mi tenerte cerca para que me llevaras (o me informaras) de todas estas actividades y cosas tan interesantes que haces. Me ha encantado la crónica y el tema. Un poquito de pena me dan los caballos, la verdad, pero es que ahora estoy yo muy sensible al tema animal, pero vamos, me ha encantado. Un abrazo.

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    1. Qué bien que te haya gustado la excursión, Viena. La verdad es que, a pear de todo el gentío que había ese día, luego, hablando con gente de Bruselas (y no solo "expats", sino belgas de pura cepa), casi un 50% no habían oido hablar nunca de eso de que salieran con caballos a pescar quisquillas en Oostduinkerke, así que lo considero un descubrimiento. Pero eso sí, los japoneses ahí estaban haciendo fotos. Son tremendos.
      ¿Tú crees que los caballos sufren? No sé, son unos animales tan fuertes y poderosos, que no creo que un bañito les afecte mucho. Aparte, por supuesto, la pesca solo se hace en marea baja y las playas de la zona son lisas como la palma de la mano, o sea que no van a encontrar trampas, agujeros, o similares en los que pudieran hacerse daño.
      ¿Has tenido algún problema con tus animalicos, por lo que dices?
      Abrazos

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  10. Quizás tienes razón y no sufren y hasta puede que se sientan como entusiasmados de que se les permita ser tan importantes en esa actividad, es cierto. Y no, no he tenido ningún problema con mis bichos, excepto porque cada vez son más jajaja. Ya voy por 6 perros, 2 gatos, 1 conejo, treinta y tantas tortugas... y cada día la Viena veterinaria me trae algún "regalito" para cuidar unos días, que si unos gatitos abandonados, que si una paloma que está herida, etc. Pero estoy muy sensible, no sé si con la edad, jejeje o simplemente porque cada día yo misma soy más animalica jajaja. En fin.
    Un beso grande.

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    1. Ja ja ja. Si sigues así, vas a tener que cobrar entrada para ir a ver tus animalicos. Mare meua, ¡6 perros, dos gatos y un conejo! y treinta y tantas tortugas. Qué bien.
      Besos

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