Bien, el hecho es que hace un mes tuve la descabellada idea de romperme el húmero derecho, y en esas circunstancias, manejar el teclado de mi Mac era un poco complicado. Pero en fin, como tantas veces he dicho, al blog se viene ya llorado y como, además, mi brazo va recuperándose viento en popa y hace ya dos meses que estuve en Cantabria y se me está olvidando lo que hice, me he puesto a la labor de daros la brasa un ratito.
Cantabria, ya sabéis todos lo que es, Santander también, pero no penséis que "la marina oriental" es algo así como la armada china. Es la región que está al Este de Santander y al Norte de la cordillera cantábrica. Hela aquí:
El viaje lo hicimos en tren desde Madrid. El tren, por cierto, va como una bala hasta llegar hasta Palencia y luego empieza a renquear una vez que se mete en las montañas. Pero, en fin, acabas llegando a Santander:
Mis compañeros de viaje y un servidor nos alojamos en un hotel del Sardinero, donde yo había estado antes en otras ocasiones, el Hotel Santemar. Buen hotel, pero en el que menda, que es un poco soplagaitas (como ya os he dicho en otras ocasiones, no quiero engañar a mis amados lectores), presenté el documento de identidad belga, no el DNI español, con lo que les hice un lío: "pero aquí ha estado alguien con su mismo nombre, etc, etc con un carné español..." eso es para que os deis cuenta ¡oh queridos amigos! hasta qué nivel estamos controlados. Pero bueno, admití que sí, que tenía los dos. Claro, dijo el amable recepcionista, su DNI español empieza por 13, etc, o sea que usted debe ser de Santander. "Pues no, soy de Albacete". En fin, pequeño lío sin consecuencias. Es cierto que mi primer DNI lo saqué en Santander, cuando todos los de la zona empezaban por trece.
Para celebrar la noche, nos fuimos a cenar al restaurante Cañadío, en la plaza de eso, de Cañadío:
Muy buen restaurante, que a la vez es un bar de tapas y pinchos. La cocina está abierta al mundo para que veas como curran los cocineros:
A destacar unos magníficos pimientos de Isla, caramelizados. Algo totalmente inolvidable:
De segundo, yo comí un buen bacalao. Mis compas se cenaron un lenguado y un filete de lubina. No les hice foto, qué rayos, que si no se me llena el blog de fotos:
La plaza de Cañadío es una zona de movidilla, con terrazas, bares y un poco de alboroto que no parece que le guste a los vecinos:
Pero, de hecho, Santander a medianoche está totalmente tranquilo. Buen momento para dar una vuelta y bajar la cena:
Al día siguiente, mis compañeros tenían trabajo, así que, un servidor se fué a dar una vuelta por la ciudad y rememorar los años mozos que pasé en esta ciudad maravillosa. Tranquila, pero maravillosa. Os he puesto en el encabezamiento la foto de los montes del Asón, al otro lado de la Bahía vistos desde el muelle de la machina.
Tras una vuelta por los jardines de Pereda:
Me precipité raudo al mercado de la Esperanza, con lo que a mí me gustan los mercados:
Todas esas frutas y verduras son magníficas, pero a servidor lo que le gusta son las pescaderías, en la planta baja. Observen, observen mis amigos qué ruedas de bonito y qué precio tienen. Como diría una amiga belga, eso es lo que valen las salchichas en Bruselas:
A destacar es la panadería Payno, mucho más que una panadería. Licores, conservas...
Estuve discutiendo con el jefe y acabó convenciéndome que las anchoas en aceite de girasol pueden ser mejores que en aceite de oliva, porque un aceite muy fuerte de oliva puede disimular el gusto de una anchoa mediocre. Cierto. Le compré una lata y son excelentes:
Y venga, que ya es hora; mis amigos y yo, nos fuimos en coche a recorrer la Marina Oriental. Os lo recomiendo, buenas gentes, de verdad. Se me había casi olvidado tras todos estos años fuera de Santander, pero vale la pena. Por ejemplo, llegar hasta el cabo de Quejo. Paisaje impresionante que puede calmar el espíritu más alborotado:
La ría de Ajo, entre los cabos Ajo y Quejo:
Y unos kilómetros, después, Noja. Ya más urbanizada, pero lejos del alboroto urbanístico de algunas zonas del Mediterráneo
Noja, con el Buciero de Santoña al fondo
A ver, amigos, ¿qué no daríais por estar ahora mismo en la playa de Noja?
Nosotros seguimos hasta Laredo pasando por las marismas de Santoña. Todo hay que decirlo, nos hizo un tiempo extraordinario, a comienzos de Octubre. Yo me acuerdo de veranos de mi niñez, donde lo único que veíamos era la lluvia, pero esta vez no fue así.
En Laredo pasamos la noche. Para cenar, os recomiendo "el Túnel"
Una almejas a la marinera que pueden hacer llorar de gusto al mismísimo dueño de la guía Michelin:
Un revuelto de boletus, también excelente:
Y ya, al día siguiente, preparándonos para la vuelta, con esa vista desde la playa de Laredo por la mañana:
¡Qué maravilla! ¿o no? ¿o es que yo estoy embargado por la nostalgia y el recuerdo?
Hay otras cosas que han cambiado, como los famosos "plumeros" que recogíamos cuando éramos niños, para jugar a ser el capitán trueno o el jabato. Pues bien, resulta que son una planta invasora, originaria de Argentina. Llámase "cortadera o hierba de la Pampa" y está invadiendo casi todas las zonas rurales de Cantabria, como estas en el Valle de Liendo:
Pero bueno, eso no es suficiente para renegar de Cantabria. Además, las cortadera están tambien invadiendo zonas de Bretaña y Normandía. De hecho, en Francia está prohibido plantarlas.
En fin, espero que os haya gustado mi viaje, aunque haya tardado algo en contarlo.
un abrazote a todos. Y si podéis, no dejéis de ir a Cantabria
Mira que he estado veces en Cantabria (sobre todo de paso) y no sabía eso de la Marina Oriental. Marina Oriental hay que decirlo más, suena tan exótico. Me ha quedado una duda de tu pedazo de viaje paisajístico-gastronómico, ¿probaste tartas de queso? En Asturias y Galicia están las mejores que he probado en la vida y tengo curiosidad por saber si en Cantabria también están de morir.
RépondreSupprimerHola Esti. ¿Tartas de queso? ¿te refieres a las tartas de queso a la americana en plan "cheesecake"? Pues no. En Cantabria, lo suyo es la quesada pasiega que, bueno, si se mira bien, también es una tarta de queso, solo que un poco más densa. Seguro que la has probado.
SupprimerEn Cantabria sólo he estado una vez y hace años... Me gustó muchísimo y siempre he querido volver pero hasta ahora no ha podido ser. Pero tengo que volver, sin duda. Y conocer esa Marina Oriental que ni me sonaba.
RépondreSupprimerBesotes!!!
Tienes que volver, Margari. Y fíjate que con el cambio climático que tanto está afectando a otras zonas del globo (como las inundaciones tropicales que acabáis de tener por Andalucía), a Cantabria le está produciendo un clima más seco y menos lluvioso.
SupprimerBesotes
Me dijeron hace mucho que uno era de donde hacia el bachillerato,en consecuencia los dos somos santanderinos, ahora que tan lejos estamos podemos disfrutar del regreso transitorio y descubrir los muchos lugares de disfrute gastronómico,ya te indicare alguno.Un abrazo.
RépondreSupprimerBueno, la verdad es que yo siempre me he considerado como un híbrido de manchego-montañés y utilizaba cada cara según me convenía. Ahora además soy manchego-montañés-belgo-mexicano. Pero sí, estoy de acuerdo, uno es de donde hace el bachillerato. ¡Qué tiempos! Además, sin el Chepa que nos hizo aprender los verbos franceses de memoria, ahora no estaría en Bruselas como pez en el agua.
SupprimerUn abrazo
Soronkin , ha sido todo un placer viajar contigo por cantabria , por esos hermosos paisajes y por ese mercado que cuando yo vaya por ahi seguro que visitare.
RépondreSupprimerEncantada de conocerte y me alegro que te estes recuperando de esa fractura.
Besotes, hasta pronto.
Hola Gloria, gracias por tu visita, por tu comentario y por tus buenos deseos. Ahora mismo voy a ver tu blog.
SupprimerBesotes
Qué ganas de visitar Santander me han entado de repente.
RépondreSupprimerConozco la costa cántabra pero no su capital. No me había dado cuenta de lo rural que llego a ser..........
Se me ha hecho la boca agua con tus manjares. Curioso lo del maridaje de las anchoas con el aceite de girasol.
Tiene su lógica, aunque las últimas anchoas cántabras que degusté (de la casa Nuevo Libe, en aceite de oliva virgen) eran exquisitas.
Distintas de las anchoas mediterráneas, pero muy buenas también.
Compruebo también en tus fotos que valientes los hay dondequiera que vayas. En Noja,sin ir más lejos, UN valiente remojándose en el mar. Y en octubre!!!!
Siento lo de los plumeros, porque siempre pensé que mejoraban el paisaje. Vaya..........
Me alegra saber que estás mejor del brazo y que ello te permite retomar tus actividades artístico-literarias.
Besos,
i.
Pues no te prives, Isabel, la próxima vez que decidáis hacer un viajecillo, en vez de Tailandia, Vietnam, Camboya, Bolivia y esos sitios que soléis ir, os dais una vuelta por Cantabria. Lo de las anchoas, a mí tambien me chocó, de ahí la discusión en Payno, pero están buenísimas.
SupprimerNo tye dejes engañar por lo del mes de octubre y el valiente bañándose. hacía un tiempo fenomenal. Claro, que el Cantábrico es el Cantábrico. El agua está fría, fría incluso en agosto. Los amigotes adolescentes nos teníamos que meter un partido de fútbol para entrar en calor y poder lanzarnos al agua después sin estremecernos.
Lo del brazo, gracias, va mejorando, pero todavía le queda, todavía le queda.
Besos
Probar las anchoas con leche condensada,os sorprenderán.
RépondreSupprimer¿De verdad? ¿No es una broma?
SupprimerUna tostada pequeña un par de anchoas y por encima un chorrito de leche condensada.Es lo que ahora llaman maridaje.
SupprimerBueno, probaré
SupprimerCuando visitéis Santander,no olvidarse de El Marucho en la calle Tetuan,probablemente en el top mundial en relación precio-calidad.
RépondreSupprimerHe estado mirando en Internet lo del Marucho y, desde luego, tiene una pinta de lo más genuina. Me lo apunto
SupprimerMe encanta el Norte... Y me gusta mucho Cantabria, supongo que será por el contraste con mi Mediterráneo y esos verdes que apenas veo por aquí. Eso sí, no cambio mis playas por ésas. Mira que soy de agua fría (no soporto darme chapuzones en agua caliente), pero me sigue gustando más mi mar. Soy fan de las anchoas y te voy a confesar algo: me gustan en aceite de girasol, escurrirlas y servirlas luego con un chorrito de aceite de oliva. Así sabe bien todo: la anchoa a anchoa y el aceite de oliva a aceite de oliva.
RépondreSupprimerUn abrazo
¡Y cuídese ese húmero!
Bueno, es que las playas de Ibiza son fabulosas, pero piensa en los guijarros de la playa de Niza, por ejemplo. Y otra ventaja de las playas del Cantábrico: en pleno verano puedes pasear descalzo sobre la dorada y fina arena sin abrasarte las plantas de los pies.
SupprimerSobre anchoas, ya tengo dos cosas que probar: lo de comerlas con leche condensada como dice Vilohid y lo de escurrirlas y luego añadir aceite de oliva, como dices tú.
Entre tanto, mi húmero va avanzando (iba a decir "con paso firme", pero mejor será "con brazadas firmes")
Un abrazo y felices fiestas
¡Mi querido Sorokin!!!
RépondreSupprimerYa te estaba echando de menos... Estuve en Santander hace muchos años y casi no puedo recordarlo. Tendré que regresar
Aprovecho para desearte ¡Feliz Navidad!!!!
Besos
¡Hola Marian! Pues aquí estoy. Un poco manco, pero estoy. Sí, tienes que regresar a Santander, vale la pena el viaje.
Supprimer¡Feliz Navidad para tí también!
Un besazo
Pero qué ganas me ha dado de ir a conocerla, qué bonito todo y qué restaurantes, me ha encantado. Feliz 2017, amigo.
RépondreSupprimerPues no te reprimas, Claudia, en cuanto tengas una oportunidad, te vas a dar una vuelta por Cantabrtia. Vale la pena, la verdad.
SupprimerUn abrazo y feliz 2017 para tí también
Estupendo viaje, algo copiaré.
RépondreSupprimerMe alegro que te haya gustado, cervecilla.
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