La ferme de Rochehaut, para qué os voy a decir otra cosa, está en Rochehaut. Ya sé, ya sé que me vais a decir que para ese viaje no hacen falta alforjas, os oigo murmurando que si su nombre reza "de Rochehaut" es porque estará en tal lugar. Pues no, caramba. ¿"La Almunia de Doña Godina", por ejemplo, está en "Doña Godina"?, ¡No!, que está en Zaragoza... luego la partícula "de", no siempre es un indicio locativo. Cierto, que es fácil deducir por el contexto si "de" es locativo o es genitivo... pero, ahí va una más bien complicada: "Puebla de Zaragoza" ¿Está en Zaragoza? ¿Eh?. Pues os habéis colado, porque es la capital del estado de Puebla, en México. Lo de "Zaragoza" hace referencia el general Ignacio Zaragoza, que le dió una buena soba al ejército francés un cinco de Mayo hace... no sé, un chingo de años.
Bueno, que se me va el santo al cielo, que me voy por los cerros de Úbeda (¿hay cerros en Úbeda?). Decía que "la Ferme de Rochehaut" está en Rochehaut. Un pueblito de las Ardenas, muy cerca de la frontera francesa. Cuatro casas, la iglesia, y la "Ferme", que tiene hotel, restaurante de siete u ocho mil estrellas y tenedores, Brasserie, granja con animalicos diversos, y otros entretenimientos. Aquí os pongo el plano, en el que no se ve nada, pero, oye, queda muy cuco ponerlo:
Os recomiendo ir a pasar un fin de semana y disfrutar del menú gastronómico. Nosotros, fuimos una pandilla de siete personas, llegamos a eso de las siete y media de la noche (era invierno) y estuvimos cenando hasta más allá de la una de la madrugada. Estos festines en Bélgica funcionan así. Ahí van unas fotos de algunos de los sabrosos platillos:
Entrada: Filetitos de "Saint Pierre" (gallo, entre nosotros)
Plato: Pintada con verduras caramelizadas
Por supuesto, en medio, antes, después, "mises en bouche", sorbetes entre platos (los famosos "trous normands"), tabla de quesos, postres, y la repera.
La bodega, para qué os lo voy a contar. Vamos, no os lo voy a contar porque no me acuerdo. Me acuerdo de una botella de Morgon, que vino tras varias botellas de Côtes du Rhône y luego... la negrura total. Ya sé, ya sé, que no es nada ejemplar lo que estoy contando. Eso sí, me acuerdo del desayuno del día siguiente y una vuelta por la granja a visitar los animalicos. Y que alguien condujo de vuelta a Bruselas.
O sea, que si os animáis a ir, que vale la pena, o lleváis un "bob", como se llama por aquí a los que no beben, o pasáis la noche "sur place". La hostería es confortable. No voy a decir que es barata, pero está muy bien.