Queridos amigas y amigos (que no me acusen de discriminación por género). Ya os conté con toda suerte de detalles mi viaje a la costa de Picardía. Si no os acordáis, o el relato se ha esfumado en las brumas del tiempo a pesar de que solo han pasado dos meses (a veces es que las brumas son muy pesadas), podéis pinchar aquí. Con eso y todo, hoy he sentido la necesidad urgente de completar tan interesante entrada (es que mi abuela, la pobre, ya no está aquí para echarme piropos) hablando de gastronomía.
Para empezar, os diré que la cerveza del lugar, que es muy buena se llama Saint-Omer. No creo que la encontréis fácilmente, pero si vais por Picardía, no dudéis un segundo en entregaros a su gusto recio pero suave (en fin, viniendo de Bélgica, no resulta muy desfavorecida en su comparación con las cervezas de por aquí)
No voy a seguir por ese camino, pero no puedo contenerme de poneros una foto de las excelentes ostras al gratin que nos comimos en el restaurante "l'Horizon" de Ault. No os hablé de él, porque si bien las ostras eran excelentes, la atención a los comensales dejaba bastante que desear. En fin, nadie es perfecto.
Pero no es de eso de lo que os quiero hablar, sino de mis experiencias como cocinilla con un par de recetas que he seleccionado en el libro que os he puesto en la cobertura. El libro lo compré en el hotel "le Domaine du Cap Hornu" del que ya os hablé.
El libro está lleno de recetas interesantísimas, pero muchos ingredientes no son fáciles de encontrar fuera de la zona, así que me he limitado a un par de recetas basadas en el queso de Maroilles:
Queso que, al menos en Bélgica es fácil de encontrar. Es un queso francamente maloliente pero muy bien "sabiente" (perdón por la invención de palabros). Es de pasta relativamente blanda, no tanto como la de un Camembert o de un Brie, de una consistencia que se puede comparar a la de un queso de Cóbreces, pero nada que ver con el sabor.
Si no encontráis Maroilles, podéis usar queso de Munster, es el que más se le parece.
Receta nº1: "cortezas de Maroilles"
Hace falta, por supuesto, el Maroilles, harina, un huevo, pan rallado y unos pequeños trozos de jamón (no me pongáis un jamón caro, yo usé jamón francés para no desentonar)
Lo primero que recomienda el libro es que raspéis la corteza del queso (es lo más maloliente) y que cortéis unos cuadraditos. Se parten por la mitad y se mete dentro un trozo de jamón:
En tres platos se prepara el pan rallado, al que se le añade unas ralladuras de "Speculoos", un huevo batido y harina (no de otro costal, no):
Los trozos de queso rellenos se pasan por la harina, por el huevo batido y por el pan rallado y se fríen en la sartén. La receta dice "mantequilla", yo usé una mezcla de mantequilla con aceite de oliva.
Unos tres minutos por cada lado y ya están listos. Así de bien quedan con unas espinacas rehogadas como acompañamiento (las espinacas no son de Picardía, es el genial toque de Sorokin):
Receta nº2: "Gratin de Maroilles"
Necesitáis: el Maroilles, tres patatas, un ajo, un huevo, leche, nata y mantequilla.
En una fuente para el horno, primero frotáis con el ajo y la embadurnáis muy bien de mantequilla (aquí, nada de aceite de oliva)
Las patatas se cortan en rodajas y se colocan en la fuente:
En una ensaladera hay que mezclar crema de Maroilles (eso sí, no encontré, así que usé crema de Munster), nata, leche, un huevo, lo que queda del ajo finamente troceado, nuez moscada, sal, pimienta y batir con fuerza (yo usé la mini Pimer)
El resultado de tan dinámica actividad se vierte en la fuente donde están las patatas. Se cortan unos cuantos cuadrados de Maroiles (sin corteza, claro) y se colocan encima:
Acto seguido, con el horno precalentado, se coloca la fuente a 200º durante una hora. (Podéis ir a mirar de vez en cuando, sobre todo si tenéis una luz en el horno tan buena como la mía)
Et.. Voilà!!! así queda esta maravilla tras el horneado:
Para dar saltos de alegría, para gritar de júbilo, para no acordarse de malos rollos. Un servidor se la comió con una ensalada de rúcola y un "Pago de los Capellanes" de 2017 que tenía en mi bodega. Ea, es que hay que cuidarse.
Y eso es todo por hoy, mis queridos lectores (y lectoras, válame Dios) Hoy tengo unas vulgares espinacas viudas y unos trozos de queso (soy un espartano), así que me voy a hacer mi cena.
Besotes apretaos.