dimanche 1 décembre 2019

Recetas de la región de Picardía. Segunda parte del viaje al Somme


Queridos amigas y amigos (que no me acusen de discriminación por género). Ya os conté con toda suerte de detalles mi viaje a la costa de Picardía. Si no os acordáis, o el relato se ha esfumado en las brumas del tiempo a pesar de que solo han pasado dos meses (a veces es que las brumas son muy pesadas), podéis pinchar aquí. Con eso y todo, hoy he sentido la necesidad urgente de completar tan interesante entrada (es que mi abuela, la pobre, ya no está aquí para echarme piropos) hablando de gastronomía.

Para empezar, os diré que la cerveza del lugar, que es muy buena se llama Saint-Omer. No creo que la encontréis fácilmente, pero si vais por Picardía, no dudéis un segundo en entregaros a su gusto recio pero suave (en fin, viniendo de Bélgica, no resulta muy desfavorecida en su comparación con las cervezas de por aquí)




No voy a seguir por ese camino, pero no puedo contenerme de poneros una foto de las excelentes ostras al gratin que nos comimos en el restaurante "l'Horizon" de Ault. No os hablé de él, porque si bien las ostras eran excelentes, la atención a los comensales dejaba bastante que desear. En fin, nadie es perfecto.




Pero no es de eso de lo que os quiero hablar, sino de mis experiencias como cocinilla con un par de recetas que he seleccionado en el libro que os he puesto en la cobertura. El libro lo compré en el hotel "le Domaine du Cap Hornu" del que ya os hablé.

El libro está lleno de recetas interesantísimas, pero muchos ingredientes no son fáciles de encontrar fuera de la zona, así que me he limitado a un par de recetas basadas en el queso de Maroilles:



Queso que, al menos en Bélgica es fácil de encontrar. Es un queso francamente maloliente pero muy bien "sabiente" (perdón por la invención de palabros). Es de pasta relativamente blanda, no tanto como la de un Camembert o de un Brie, de una consistencia que se puede comparar a la de un queso de Cóbreces, pero nada que ver con el sabor.

Si no encontráis Maroilles, podéis usar queso de Munster, es el que más se le parece.

Receta nº1: "cortezas de Maroilles"



Hace falta, por supuesto, el Maroilles, harina, un huevo, pan rallado y unos pequeños trozos de jamón (no me pongáis un jamón caro, yo usé jamón francés para no desentonar)

Lo primero que recomienda el libro es que raspéis la corteza del queso (es lo más maloliente) y que cortéis unos cuadraditos. Se parten por la mitad y se mete dentro un trozo de jamón:



En tres platos se prepara el pan rallado, al que se le añade unas ralladuras de "Speculoos", un huevo batido y harina (no de otro costal, no):



Los trozos de queso rellenos se pasan por la harina, por el huevo batido y por el pan rallado y se fríen en la sartén. La receta dice "mantequilla", yo usé una mezcla de mantequilla con aceite de oliva.



Unos tres minutos por cada lado y ya están listos. Así de bien quedan con unas espinacas rehogadas como acompañamiento (las espinacas no son de Picardía, es el genial toque de Sorokin):



Receta nº2: "Gratin de Maroilles"



Necesitáis: el Maroilles, tres patatas, un ajo, un huevo, leche, nata y mantequilla.

En una fuente para el horno, primero frotáis con el ajo y la embadurnáis muy bien de mantequilla (aquí, nada de aceite de oliva)


Las patatas se cortan en rodajas y se colocan en la fuente:


En una ensaladera hay que mezclar crema de Maroilles (eso sí, no encontré, así que usé crema de Munster), nata, leche, un huevo, lo que queda del ajo finamente troceado, nuez moscada, sal, pimienta y batir con fuerza (yo usé la mini Pimer)


El resultado de tan dinámica actividad se vierte en la fuente donde están las patatas. Se cortan unos cuantos cuadrados de Maroiles (sin corteza, claro) y se colocan encima:



Acto seguido, con el horno precalentado, se coloca la fuente a 200º durante una hora. (Podéis ir a mirar de vez en cuando, sobre todo si tenéis una luz en el horno tan buena como la mía)



Et.. Voilà!!! así queda esta maravilla tras el horneado:





Para dar saltos de alegría, para gritar de júbilo, para no acordarse de malos rollos. Un servidor se la comió con una ensalada de rúcola y un "Pago de los Capellanes" de 2017 que tenía en mi bodega. Ea, es que hay que cuidarse.




Y eso es todo por hoy, mis queridos lectores (y lectoras, válame Dios) Hoy tengo unas vulgares espinacas viudas y unos trozos de queso (soy un espartano), así que me voy a hacer mi cena.

Besotes apretaos.

mardi 5 novembre 2019

Lecturas para el día de los muertos: "Cementerio de animales" de Stephen King, seguido de un relato anónimo de terror


Mis queridos amigos, amigotes, amiguetes y lectores en general. He pensado que en estas fechas tan señaladas, en las cuales aparecen fantasmas, brujas, cadáveres tanto animales como vegetales e, incluso, algún cadáver mineral, eran un momento adecuado para hablar de terror, de miedo, de pánico y otros sentimientos o sensaciones que ponen hirsutos los cabellos, hacen flojear las rodillas e impiden entregarse con tranquilidad a un sueño reparador. Como sabéis, sabios doctores dicen que el insomnio produce efectos similares a los del alcohol. Y para eso, prefiero un buen vino de Lirac al insomnio. Ea.

Para empezar, os hablaré del último (y único) libro de Stephen King que he leído. Mr. King no era uno de mis escritores favoritos, pero tras leer la reseña que publicó Norah Bennett en "El rincón de una cantina", me dije: Sorokin, ¿vas a ser tan flojucho como para no leer ese libro?. Y, como no hay nada como provocarme, me puse a ello.

Lo he leído traducido al castellano, aunque prefiero leer los libros escritos en inglés o francés en su versión original. Pero el hecho es que me di de bruces con el libro en mi última visita a "La casa del libro" en Madrid. Sea o no buena la traducción, el libro te cautiva sin dejarte respirar. King controla los tiempos, las situaciones y consigue sorprenderte. A veces un tono familiar te relaja un poco para acto seguido pegarte un sustazo que te hace lanzar el libro al suelo, irte a respirar y tratar de calmarte.

Sí, he pasado miedo. Pero bueno, aquí estoy. Todo parece normal al principio. Una familia con dos hijos y un gato se va a vivir al campo, a un caserón. Parece que el casoplón va a tener un papel importante en el relato, pero no, hay más. Un vecino mayor que conoce todas las tradiciones extrañas del lugar, una carretera por donde pasan camiones a toda velocidad, etcétera. Y un cementerio donde los niños durante años han enterrado a sus animales de compañía.  Más lejos, otro cementerio, de los indios que ocupaban la zona, los "mismacs".  Todo muy medido. En resumen, los animales resucitan tras ser enterrados ahí. Ya podéis imaginar lo que va a pasar cuando al hijo menor lo mata un camión.  No sigo, que me pongo nervioso.

King se refiere al mito del Wendigo, un ser gigante, antropófago, como guardián del cementerio. En su día leí algo sobre el Wendigo en un libro que incluía relatos de Lovecraft. Esa era la portada:




En fin, lo dejo aquí. Sobre la traducción, no tengo grandes opiniones, porque nunca he leído a King en el original. Sí, desde luego, la traducción del título ya está mal. "Pet Sematary", intentando usar de la grafía de un niño en vez de "Cemetery" debería traducirse por "Cemantario de animales", pero quedaría raro. El libro en inglés (lo sé, lo he visto en Internet), termina con su mujer resucitada llamando a Louis "Darling" (cariño). En la traducción le llama "amor mío". Hay un matiz que para mí es importante para lo que va a pasar.

Pero bueno, no os vais a librar de mi batallita. El libro me hizo pensar en el Museo de las momias, de Guanajuato, en México. Estuve en los noventa:



Es un museo francamente desagradable, donde se exponen los cadáveres momificados de gentes del lugar. Hay un cementerio que, por cualesquiera razón, momifica de manera natural a los enterrados. No se les ha embalsamado, ha sido un proceso natural:


A los mexicanos les encanta, su culto a la muerte es proverbial, pero yo tras hacer esta foto me salí corriendo.

Eso no es obstáculo para que Guanajuato sea una de las ciudades más bellas de México:


Además de ser de las más hispanófilas, como se puede leer en esta placa:


Y todo eso aunque en el estado de Guanajuato es donde empezó  la lucha por la independencia de México. En concreto, en Dolores Hidalgo, donde el 15 de septiembre de 1810 el cura Hidalgo lanzó los famosos gritos ¡Que viva México!, etc:



La parroquia de Dolores Hidalgo


Pero bien, ya estuvo bien de batallitas que no tienen nada que ver con el tema. Aunque terror, sí hubo, sí.

En fin, os voy a dejar con el relato anónimo de terror, que espero que os disguste, como debe ser:

VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA






Un negro terror me invade. La negrura me cerca, me rodea. La oscuridad invade todo mi cuerpo, mi cerebro, mis músculos, mis nervios. No puedo moverme, el miedo me paraliza. La angustia me atenaza y no me deja casi respirar. Siento un olor nauseabundo, tiemblo.  Estoy en las profundidades de la tierra. Siguiendo las instrucciones de Arne Saknussem penetré por el cráter del Sneffels en Islandia. Fue un descenso vertiginoso en medio de la oscuridad y la humedad. Un suelo resbaladizo e irregular descendía en fuerte pendiente. Se notaba que había sido la chimenea del antiguo volcán, afortunadamente apagado desde hace muchos años. Cometí el error de ir solo, con mi linterna y una mochila por todo equipaje. No sé cuanto tiempo ha pasado, arrastrándome por estrechos pasadizos, caminando casi a ciegas sin saber que dirección tomar ni encontrar el camino de vuelta, perdí la brújula al tropezar en un saliente de la pared de roca. He visto cosas que no podríais ni imaginar, sombras de monstruos, lagos bajo la tierra, cegadores relámpagos en las cavernas… y ahora estoy aquí, no sé donde me encuentro, mi lámpara no funciona, no veo, fuertes y ensordecedores truenos sacuden mis oídos. Los truenos, ahora se repiten con mayor ritmo. Siento como si oyera una voz, pido auxilio. En esto, la voz se hace más clara:

-¡Salga ya! ¡lleva media hora encerrado!

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Golpean la puerta. ¡Estoy a salvo! Me froto los ojos. Al moverme se enciende la luz del baño de caballeros. Respiro. Me levanto de la taza del retrete y abro la puerta. Fuera, una multitud enfurecida me mira con ojos críticos. Todos los comensales del restaurante se han levantado de sus asientos y me increpan. Entre el público distingo a Dieter Fischer-Dieskau, que canta “Die Sonne ist hinten unten den Gebirge”. No me detengo y salgo del restaurante, avergonzado. Tomo una decisión: ¡Nunca más volveré a beber Absenta con Vodka y zumo de limón! Está claro que el zumo de limón me sienta fatal.


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Bien amigas y amigos, esto ha sido todo por hoy. Besotes y besazos



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dimanche 6 octobre 2019

La costa de Picardía, Saint-Valery sur Somme, la región y la bahía del río Somme


Esta vez, mis queridos y admirados lectores (y lectoras, por supuesto) he dejado pasar menos tiempo entre dos pesadas y aburridas entradas de este, vuestro blog, el blog donde vierto todos mis aburrimientos, porque, como todo el mundo sabe, aburrirse en compañía es siempre mejor. Se pueden hacer conciertos de bostezos, por ejemplo.

Vale, que me enrollo. El hecho es que el fin de semana pasado, un servidor de todos ustedes/vosotros se fue a visitar la costa de Picardía (no, no es que esté llena de pícaros, es que se llama así: "la Picardie") y, más en concreto, la región de la Somme. Supongo que os suena, amigotes (y amigotas), la Somme fue conocida universalmente por la batalla del mismo nombre, que tuvo lugar durante la primera guerra mundial. Fue la primera ofensiva conjunta de los ejércitos francés e inglés en 1916.  Fue un fracaso total, donde para avanzar unos cientos de metros se perdió casi un millón de gente. En fin, si queréis más información, pinchad aquí, que uno no está para cosas tristes.

Vuestro bloguero y compañía salieron tal que un jueves por la tarde para ir a Saint-Valery sur Somme, nuestro destino. Confiados en el mapa de google que he aquí:



Tremendo error confiar en el mapa, que dice "3 horas 19 min". Narices. Llovía a jarros y la carretera estaba cortada a ratos por obras. Total, que llegamos a las nueve de la noche. Véase qué lindo aparece nuestro hotel, "le Domaine du cap Hornu", en un día soleado:



Bueno, pues en nuestro caso ya era de noche y no había sitio en el restaurante. Así es que, al pueblo, a ver si podemos comer algo. Ja ja. ¿En Francia a las 21h30? Nada, todos los restaurantes habían cerrado la cocina.

Menos mal, que al fin, en el bar del hotel nos dieron una "ardoise"(1) con aperitivos variados que nos supo a gloria bendita:



Además, en buena compañía, con un dinosaurio y todo:


Menos mal que por las mañanas todo se ve diferente, aunque fuéramos los últimos a desayunar y ya no quedaba casi nada, pero por lo menos, lucía un solecito que calentaba el espíritu


Saint-Valery sur Somme (ojo, que me dicen que en este caso, Valery no lleva acento como se debiera: Valéry) visto por la mañana es otra cosa, aunque esté nublado a ratos.




Se ve bastante rápido. Por supuesto, hay que ir a la ciudad medieval, a la que se entra por la puerta de Anvers:





Juana de Arco estuvo presa aquí, lo que aunque no debería serlo, es motivo de orgullo para la ciudad:




El lío, es como todos sabéis, la que se armó en la guerra de los cien años. Toda la región estaba en poder de los ingleses, que, al fin y al cabo eran normandos, descendientes de Guillermo el conquistador. A Juana se le ocurrió decir que oía voces que decían que tenía que combatir a los ingleses. Total, que la Iglesia, (que apoyaba a ambos bandos según le fuera) decidió que había que quemarla, qué rayos. Y luego hablan de los musulmanes. Pero en fin, Sorokin, no te metas en veredas, que este no es un blog político.

Interesante la iglesia de San Martín:




Lo mejor son las gárgolas:



La iglesia es del más puro estilo románico-normando, como puede verse vista desde el mar:



Saint-Valery (sin acento, sin acento, me he colado en el mapa). Está al borde de la Bahía del Somme. Una curiosa bahía, que en marea alta está llena de agua y es navegable, y en marea baja solo deja un estrecho paso para los barcos (pequeños):




Hay un trenecito turístico, residuos del siglo XIX, con vías de un metro de anchura (me recuerda al tren Santander-Bilbao que yo cogía de estudiante). Las máquinas son un monumento:


Trenecito de lo más animado:


El tren va a Le Crotoy y vuelve. Se pueden ver las marismas y los famosos corderos "de prado salado" (de Pré salé), que son apreciadísimos por los gastrónomos. Como los prados de los que comen están salados por el agua de mar, su carne ya está salada. Yo los probé en Cherburgo en mi vida anterior (también hay), pero un servidor es más de pescado


Otra excursión imprescindible es coger el barquito que atraviesa la bahía (solo en marea alta) y lleva hasta la punta de Hourdel. Se supone que se pueden ver las focas  (yo no vi ni una)




Eso sí, nos pegaron unas buenas sacudidas, como podéis ver en el vídeo que sigue:

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A Hourdel fuimos otro día. Como se ve, era marea baja: 




A continuación, seguimos la costa hasta Ault:


Aparte las playas, totalmente desiertas, lo más impresionante son los acantilados calizos, que podéis ver en la foto de cobertura. Ya sé que vais a decir que parece la costa de Dover, en Inglaterra. Totalmente cierto. El hecho es que el canal de la Mancha se hundió en tiempos prehistóricos. Gran Bretaña y el continente estaban unidos hasta hace unos 30.000 años.

Ya sé que lo estáis esperando. Hablemos de comida. Por fin, tras la movida del día de llagada, conseguimos comer en el "Drakkar":



Os lo recomiendo. Además, las chicas son de lo más simpáticas. Yo comí una sopa de pescado maravillosa. Espesa, como una sopa francesa, con un gusto diferente. Tal vez a sardina, pero magnífica:



Y un filete de dorada que, pese a los vicios franceses de cocer demasiado el pescado, estaba tierna y jugosa:


Pero en fin, para acabar, si vais en coche y queréis comprar pescado hay una pescadería en la plaza. Lo mejor , las quisquillas, aunque las ostras no están mal. Pero no compréis "carrelet limande" es platija.


Bueno, creo que ya estuvo suave por hoy. Un besazo a todas y un besito a todos

(1) Ardoise: pizarra. es muy típico francés de presentar los aperitivos sobre una pizarra

lundi 16 septembre 2019

Zahara de los atunes. La "Ibiza" andaluza


Mis queridos amigos y amigas, aunque debo decirlo al revés, ya lo sé: mis queridas amigas y amigos (porque lo que no voy a hacer, San Teofrasto me libre es la horterada de escribir con "@" o, peor, con "e" mis "querides amigues"). Pues como iba diciendo, sé que estabais muy preocupadas y preocupados (táchese lo que no corresponda) por mi larga ausencia. Pues aquí estoy. Listo para daros la brasa una vez más. He estado en Andalucía, mayormente y he visto cosas que no imaginaríais jamás. He visto naves en llamas más allá de Orión (no. Me lío, eso no es de aquí). Vale, retomo el rollo, que se me va el santo al cine. Digo que he estado en Andalucía. Hoy os hablaré (u "os platicaré", a mis amigos mexicanos) de Zahara de los atunes.

El rollo de Zahara es de lo más "artie", supuestamente ecológico, de progres con pasta y de artistas más o menos conocidos. En cualquier caso, es un sitio muy agradable, donde servidor se ha encontrado muy a gusto, aunque solo he estado tres días.



Por supuesto, la bicicleta es el medio de trasporte más importante (ya, ya os contaré mis aventuras más adelante)



Por la noche, todos los bares rebosan de gente:



Vuestro bloguero, que no había estado nunca, reservó un hotel por "Booking", sin tener una idea muy clara de donde estaba. El Hotel, que responde al nombre poco imaginativo de "Atlántico" está en la playa de Atlanterra, a tres o cuatro kilómetros del centro. El hotel está muy bien. Como no había habitación en el edificio principal, nos dieron un bungalow con todo y piscina privada. Muy bien, no puedo decir otra cosa:


Como se ve en el mapa, hay bastante distancia entre el hotel y el centro donde está la movidilla:


Pero hay un trenecito turístico que va desde el hotel al centro. Y ahí va vuestro bloguero y compañía y se suben. Si lo hacéis, mejor que os enteréis cuales son las horas de vuelta, porque nos quedamos colgados de la brocha. ¿Taxis? ni uno. ¿autobuses? cierto, hay un autobús, pero lo pudimos esperar horas sin resultado. Bueno, finalmente, llamamos por Wasap a algo que decía "taxi" y... funcionó. Menos mal.

En la playa hay cosas chocantes como el vehículo que tiene de todo. La imaginación al poder.



Y ahora, sé que lo estáis esperando, os voy a contar donde comer en Zahara. Como su nombre indica es el centro de la pesca del atún rojo con almadrabas. Ya sé, es cruel con  los pobres atunes, pero es como los jamones, también es cruel con los cerdos.

En primer lugar, en el centro está "La taberna del campero"


Tiene varios comedores, pero os recomiendo el emparrado. Eso sí, hay que reservar:


Antes de contaros lo que se come, me veo obligado a poneros una figura con los nombres de las piezas del atún:


A mí, el nombre que más me gusta es "parpatana". Lo de "tarantelo" no está mal tampoco, pero me suena más a un baile enloquecido siciliano.

Os recomiendo, como entrada a compartir una ensalada de atún en tataki con sorbete de mostaza:




Y como plato, un morrillo de atún:




También está muy bien el lomo de atún al Pedro Ximénez. pero ¡ay!, la foto salió mal.

Otro restaurante que os recomiendo es el restaurante "la Sal" está en la playa, pero tiene un aire muy señorial:



Uno diría que te van a poner en la calle por ir en "shorts" y con una camiseta que pone "Zahara", pero no. Te admiten con cara un poco de través, pero te admiten. De hecho tiene una estrella Michelin, aunque esté en la playa.



Como estrada, pedimos unos tatakis mixtos de Parpatana, Tarantelo y Morrillo:



No sé muy bien cuál es cual, pero estaban muy buenos.

Para continuar, un lomo de atún a la sal:


Lo que me llamó la atención es que colocan un pedazo de col sobre el lomo. El resultado es que está extremadamente jugoso.

El problema es que, teniendo una estrella Michelin, deberían cuidar un poco más la apariencia de los platos. He aquí como sirven el lomo a la sal. No parece lo que es, pero en fin, estaba muy tierno y muy bueno



Para terminar, un sitio impagable: Cervezahara:



El mostrador está en un Citroen del año del catapún:


Y se come en la calle. Tienen su propia cerveza, rubia, ámbar y morena. Magníficas y te evitas tener que beber esa cosa extraña que llaman "Cruzcampo". No probamos la comida porque fuimos tarde, ya habíamos comido y encima estaba la cocina cerrada, pero todo el mundo lo recomienda.



Para terminar, otro consejo: no hay más que una gasolinera en Zahara. Si te encuentras ahogado, casi sin gasolina y ellos tienen los tanques vacíos (eso pasó), te la juegas, como fue el caso de vuestro bloguero, que por un pelo se queda en seco. La siguiente gasolinera que encontré está casi en Tarifa y a contrasentido, con lo que me la tuve que jugar en una maniobra altamente prohibida. Pero bueno, sobreviví.

Besotes, mis amigos, me voy a cenar