La primera vez que estuve en Oaxaca, queridos lectores, fue hace años, cuando vuestro bloguero predilecto y seguro servidor vivía en Veracruz. Y ya ha llovido desde eso, vamos, si contamos todo lo que ha caido en Bruselas desde entonces, seguro que podríamos regar el desierto del Sahara durante años. Ya sé que me vais a decir... pero ¡Sorokin! y a qué viene esto ahora, contándonos tus batallitas de hace tiempo. Pues veréis, es que los recuerdos se me agolparon, me asaltaron mis pocas neuronas activas y no alzheimerianas, cuando leí un magnífico post -como todos- de Carmen Mendoza en su blog "saborearte entusiasma" sobre Oaxaca. No he podido resistirme a contar mis vivencias, así es que ya me estáis disculpando. ¿Vale?.
Para empezar, una nota para mis compatriotas españoles, gachupines o no: Oaxaca se pronuncia "Uaháca", con hache aspirada, como México se pronuncia "Méhico". Ya sé, ya sé, a mí tambien me costó, al principio de mi vida en Veracruz, decir que yo vivía en la Avenida "Hicoténcal", cuando en los letreros decía Xicotencatl.
Pero a lo que voy, que me distraigo. Decía que la primera vez que fuí a Oaxaca. fui desde Veracruz, en coche y por carretera (en coche estaría cabrón ir por el aire, claro).
Para empezar, una nota para mis compatriotas españoles, gachupines o no: Oaxaca se pronuncia "Uaháca", con hache aspirada, como México se pronuncia "Méhico". Ya sé, ya sé, a mí tambien me costó, al principio de mi vida en Veracruz, decir que yo vivía en la Avenida "Hicoténcal", cuando en los letreros decía Xicotencatl.
Pero a lo que voy, que me distraigo. Decía que la primera vez que fuí a Oaxaca. fui desde Veracruz, en coche y por carretera (en coche estaría cabrón ir por el aire, claro).
Hay que atravesar casi todo el istmo de Tehuantepec (en otra ocasión lo atravesé, pero eso es otra historia), como veis en el mapa. Si bien es cierto que el camino más corto es por Tuxtepec, toda la bolilla (pandilla) veracruzana me aconsejó ir por Tehuacán. Es más largo, pero se supone que es un camino mejor para atravesar la sierra. Supongo que sí, pero la contrapartida es que hay que atravesar las cumbres de Maltrata, entre Orizaba y Tehuacán. Queridos amigotes: suponed que termináis de trabajar un viernes, os montáis en el Nissan y ¡hala! a la carretera de las cumbres. Bien pues eso hizo Sorokin. Hay gente que dice que es una de las carreteras más peligrosas del mundo, pero, en fin, no quiero exagerar. El problema es que la ruta asciende rápidamente, entre precipicios infernales, con curvas más cerradas que el sepulcro del Cid. Y para acabar de fregarla, la niebla que baja de las montañas. Como indicación, os diré que hay curvas que hay que tomarlas por la izquierda, para que los grandes camiones puedan girar. Se ve en la foto siguiente (que no es mía, rediez, que yo bastante hacía con temblar y poner cien ojos en la carretera). Y todo eso, de noche y con niebla. Pero bueno, el que sería vuestro futuro bloguero y sus compañeros de expedición, sobrevivieron.
Tras pasar la noche en Tehuacán, seguimos a Oaxaca, ya sin incidencias mayores. Parando de vez en cuando, como en este bar de carretera, donde el perro de la foto estaba un poco mustio. Le preguntamos a la mujer que estaba a cargo que qué le pasaba. Dijo que estaba enfermo. ¿Y eso? -es que no come, respondió.
Aparte de eso, la carretera no presentó más problemas hasta Oaxaca. La decoración había cambiado radicalmente desde la lujuriosa (¿a que queda fino eso de "lujuriosa"?) vegetación tropical del Golfo de México hasta la típica de altura de la sierra mesoamericana, con sus cactus candelabro y sus matojos.
Y nada más. Estuvimos en Oaxaca todo el fin de semana, justo para ir a visitar Monte Albán, uno de los sitios arqueológicos más interesantes de México. Plaza fuerte de los zapotecas, hasta que los conquistaron los aztecas. Sin querer entrar en polémicas (válame dios, no), la historia de Mesoamérica está llena de conquistas y violencias entre etnias desde mucho antes que apareciera por allí Hernán Cortés. Es un hecho histórico que los aztecas dominaron y aplastaron a un montón de gente de otras etnias. Esa es una de las razones que se dan para explicar el triunfo de Cortés. Todo el personal estaba tan harto de los aztecas que cuando vieron a los barbudos a caballo se aliaron inmediatamente con ellos. Que luego les fuera igual de mal, o peor, con los españoles, es otra historia.
En cualquier caso, Monte Albán es uno de los sitios más impresionantes que yo he visitado (y he visitado bastantes).
Por supuesto, tambien fuimos a ver el árbol del Tule, un ahuehuete milenario que es una de las atracciones principales de Oaxaca:
Otro punto que hay que visitar es la catedral, que es de un barroco colonial impresionante. A mí es una de las que más me gustan de México:
O el templo de Santo Domingo de Guzmán:
Interior de Santo Domingo de Guzmán
Culinariamente, oh queridos amigotes, lo que más huella me dejó fue la costumbre de comer saltamontes tostados (chapulines). Normalemente, los venden en cucuruchos de papel en el Zócalo, pero no me atreví. Sin embargo, mis amigos me arrastraron hasta un restaurante al lado, "la casa de la abuela", donde te los preparan con una salsita de cebolla y unos chiles. Y bien, pues ahí no pude resistirme. Como se ve, en el plato no hay mucha cantidad, pero, en fin, se comen con tortillas de maiz, se forma un taco, le pones salsa y hala, para dentro. El único problema es que te encuentras alguna patita entre los dientes, pero te la sacas con un palillo y a otra cosa.
Como recuerdo del viaje, me llevé una muñeca Zapoteca, que todavía adorna uno de los ricones de mi casa de Bruselas:
Volví a Oaxaca años mas tarde. Esta vez, en avión, desde México DF, en unas vacaciones cuando vivía en Luxemburgo. Estuvimos en el hotel San Felipe Mision y fuimos otra vez a ver Monte Albán (aunque siempre hay algún turista que estropea la foto):
Como suplemento al viaje anterior estuve en Mitla y, por supuesto, otra vez en el árbol del Tule, a ver si no se había secado:
Noté que había más gente vendiendo artesanías que la vez anterior. Supongo que es por un aumento del turismo:
De restaurantes no voy a decir nada, porque no me acuerdo, qué rayos. Eso sí, comí unos tacos de verdolagas y flor de calabaza delciosos, pero no me acuerdo donde y, además, ni lo anoté ni le hice foto. Rayos, Sorokin, puedo auto maldecirme por eso.
Bueno, como había ido en avión no tuve que pasar las cumbres de Maltrata, así que me las prometía muy felices, hasta que mi pareja me dijo que quería conocer Huatulco, en la costa del Pacífico. Sorokin, que es un tío complaciente, alquiló un coche y nos lanzamos a la ruta. Terrible ruta, atravesando la sierra Madre. Hasta Miauatlan, todo va bien. Luego, aparece una primera rama de cordillera, con pinos y tal, a la que le sigue
una segunda rama. Mil curvas y todas llenas de camiones que transportan troncos. Subimos, bajamos, hasta San José Pacífico (y dices “ya
está cerca el mar” por eso del nombre: ja ja) y subes otra vez enormes montañas y bajas otra
vez, y otra. Corrimientos de tierra y deslaves y llegas a Pochutla y.. ¿se
siente el mar?... narices, todavía 50 Km entre sierra, esta vez ya, tropical y al fin, Huatulco.
Muy bien Huatulco, pero pasamos dos días pensando todo el tiempo en el camino de vuelta. Como dijo el empleado de una gasolinera cuando le preguntamos cómo estaba la ruta (pensando en las inundaciones y los corrimientos de tierra): -" pues eeeste, no sé, últimamente no hay muchos asaltos"
Pero en fin, volvimos sanos y salvos aunque en Chacalapa, la carretera estaba casi cortada por los deslaves… pero pasamos.
Bueno, ya os he dado bastante la brasa con mis recuerdos, amigotes. Hasta otro día. Un besote
Recordar es vivir, o sufrir, jaja.
RépondreSupprimerMira que tienes bien acomodaditas tus fotos, así las encuentras y ya, a traer a la memoria el sabor acre de los chapulines. Pero déjame que te diga que si a mí me salen unas patitas las mastico bien y no me las ando sacando. Cuando los comparto con la híja bióloga me dice: ¿Te digo si es grillo o grilla?
Me hiciste reir con eso del uso de la x. Es motivo de estudio y de pelea eso de la X. Mi madre pronuncia también la x como sho haciendo sonar la h. Y entonces la escucho decir: En shoshimilco. Qué horror, por supuesto que la regaño. AHi está Xalapa y Jalapa, es otra historia.
Ah, y coincido contigo que la carretera más horrorosa es la de la Cd. De Oaxaca al Pacífico, la he sufrido dos veces y cuando llego a donde está la Virgen de Juquila, salgo del coche en cuatro patas. No puedo sostenerme de lo mareada y cansada.
Recién saqué fotos del árbol del tule y no tiene cara que se vaya a secar por mucho tiempo. Luego te muestro las fotos.
Abrazos y gracias por tus palabras
Ah, Carmen, recordar siempre es volver a vivir, porque hasta a los recuerdos más oscuros les pasa un manto rosado la pátina del tiempo y los perfuma un aroma de nostalgia. Gracias a tu post he podido revivir todo esto. No creas, que las fotos las he tenido que ir a buscar a cajas de zapatos detrás de los armarios, y luego escanearlas, pero ha sido muy divertido. He vuelto a estremecerme subiendo las cumbres de Maltrata y adelantando un camión cargado de troncos tras otro, rumbo a Huatulco y me han vuelto a picar los dientes con las patitas de los chapulines. Gracias de nuevo.
SupprimerUn abrazo
Muy buena su vivencia Monsieur, lo de Monte Alban me ha llegado a los centros como dice la copla pues es el nombre de un pueblo de la campiña cordobesa de donde eran mis abuelos.. claro que aquí se escribe Montalbán :-), pero desde chica me decían que venía de Monte Albo (monte blanco)
RépondreSupprimerUn abrazo Monsieur
Pues hay más de uno, Madame, porque en Toledo está La Puebla de Montalbán. Lo de "alba" es muy socorrido. Fíjese su merced en esa gran ciudad manchega, el Nueva York de la llanura, como lo llamaba Azorín: la gran urbe de Alba-cete.
SupprimerUn abrazo, Madame
En la foto de la carretera se ven muy bien las flechas; estarían recién pintadas. Cuando yo pasé por allí se distinguían poco, y menos aún con la lluvia, más la niebla. Era además de noche; había que decidir casi a cara o cruz si tomabas la curva por la derecha o por la izquierda, y muchos camiones, como recordarás, no llevan luz alguna. La ruleta rusa, al lado de aquello, es una mariconadita fílmica. Todavía me sueño.
RépondreSupprimerUn abrazo: Alberto
Seguro que para la foto las pintaron, porque yo la he sacado de una foto oficial. Como ya digo, ni paré, ni me bajé, ni me asomé por la ventanilla. La ventaja de la niebla es que no ves los precipicios, y eso siempre ayuda. Pero sí, vaya canguelo.
SupprimerUn abrazo
A pesar de todo quién les quita lo bailado!
RépondreSupprimerSaludos
Es cierto lo que dices, Norma2, quien nos quita lo bailado. Además, como ya le dije a Carmen, en el recuerdo, hasta las cosas más duras se suavizan. Puedo intentar reproducir el pánico (sí, sí, pánico, por qué voy a dismular) que sentí en la carretera de Huatulco a Oaxaca al encontrarme con un desprendimiento de tierra que la cortaba casi por completo. La montaña por un lado, el precipicio por el otro y nuestro coche allí, solo, sin nadie a la vista (y quizá mejor que no hubiera nadie). Puedo, pero nunca llegaré a sentir la misma sensación.
SupprimerSaludos
Adrenalina pura Sorokin. Yo lo más parecido que he vivido fue una noche de mucha niebla en el San Glorio en un viaje por Cantabria y con las vacas que de pronto aparecían en medio de la carretera tumbadas y que si no pegabas el frenazo, te matabas. Así que me imagino que aquellos viajes fueron adrenalina pura. Siempre que escribes sobre México, se nota en ti una nostalgia y un recuerdo muy entrañable. Debiste tener allí vivencias hermosas, no me cabe duda.
RépondreSupprimerMe gusta mucho leer a Carmen también por ese algo que se transmite de aquel país, me gustaría mucho visitarlo alguna vez. Todas las personas que conozco que han vivido allí un tiempo, tienen en sí esa huella potente.
Un abrazo.
El puerto de San Glorio tambien se las trae, es cierto, Viena. La cordillera cantábrica es cosa bastante seria, pero a un nivel por debajo de la sierra madre mexicana. Cuando vivía en Santander, de niño (sí, tambien he vivido en Santander) y volvíamos de Albacete de ver a mis abuelos, me asustaba pasar el Escudo, siempre lleno de niebla. Con los años he visto cosas peores, claro, como las carreteras de Madeira o algunas de los Alpes, pero algo como pasar la sierra en México es otra cosa.
SupprimerY sí, México te deja huella. Viví dos años en Veracruz y cinco en Luxemburgo antes de venir a Bruselas. Bueno, pues de los años de Luxemburgo ni me acuerdo, se me han borrado y ¡vayan con Dios!, vaya rollo que fué. Como ves, hay diferencias.
Un abrazo
RépondreSupprimerEstimado Sorokin:
Pues yo de cosmopolita no tengo nada, pero he recorrido las carrteras que mencionas, y definitivamente son de las más peligrosas de México. Afortunadamente yo no iba manejando, y no me mareo como nuestra común amiga Carmen, así que pude disfrutar el paso por los distintos ecosistemas que describes y que hacen aún más extraordinario ese estado.
Por no ser viajero internacional, nada más puedo comparar Monte Albán con lo poco que conozco en México. Sin dármelas de conocedor, me parece que lo más excelso en México son varias ciudades-estado mayas, y Monte Albán. Los aztecas, como cultura joven y guerrera, eran más sobrios, más elementales.
Me gustaron mucho las fotografías. No se nota que sean escaneadas.
Saludos y un abrazo.
RRS
Hola Xerófilo:
SupprimerPara mí, lo impresionante de Monte Albán, aparte de lo bien conservado que está, es cómo está situado, en esa colina que domina todos los territorios adyacentes, soberbio, batido por el viento. Verdaderamente, uno se siente transportado a épocas pasadas, cosa que no pasa (o al menos, a mí) en Teotihuacan, por ejemplo. Bueno, no sé ahora, en tiempos estaba casi sin visitantes, además. Y sí, otro sitio que me impresionó fué Palenque, rodeado por la jungla. Más que Chichén Itzá o Uxmal.
Las fotografías de mi primer viaje las escanée de los negativos y quedaron mejor que las del segundo, de las cuales no encontré más que las copias. Me alegro que te gustaran en cualquier caso.
Un abrazo
Sorokin está claro que has incluido tu foto mas atractiva para el evento
RépondreSupprimer¿Se refiere su merced a la foto del perro del bar de la carretera? Porque me recuerda a un perro que conocí hace años llamado "Diana". Eso sí, Diana estaba más lustrosa y bien alimentada. Sus dueños la mimaban. ¡Ah, qué tiempos!
SupprimerNo sé por qué insistes en que nos castigas porque no es así. A mí me encanta leer tus crónicas de viajes, sean recientes o mero recuerdo, qué quieres que te diga. México es uno de mis destinos pendientes. Un amigo que ya no está era un gran enamorado de ese país, que visitó decenas de veces, en el que vivió un tiempo y del que conocía todos los secretos y rincones. Cada vez que alguien habla de México me acuerdo de él. Me ha encantado el post.
RépondreSupprimerBesos
Gracias, Dorothy. Me alegro que te haya gustado la crónica oaxaqueña, pero no me animes demasiado porque si me lanzo, largo lo de mis viajes a Palenque, a Tabasco, a Yucatán, a San Cristóbal de las Casas y un largo etcétera (y tengo que buscar las fotos en diversas cajas, vaya rollo). :-)
SupprimerY sí, México es un veneno lento, de esos que se adueñan de tí de forma taimada, a veces en medio de agudos dolores, pero al final te capturan. No dejes pasar el tiempo y ve a visitarlo en cuanto puedas.
Besos
valiosas vivencias que han resultado un gran deleite por todos los detalles tan bien transmitidos. Muy bueno! Saludos cordiales
RépondreSupprimerGracias S.A.D.E., me alegro que les haya gustado.
SupprimerSaludos
Querido Sorokin, la verdad que Oaxaca es preciosa y se como de vicio. Las fotos de Monte Albán están estupendas, qué lugar mágico. Yo no dejé de comer las tlayudas que Carmen me recomendó con asiento, mis preferidas, lade de flor de calabaza y queso de Oaxaca… callejeras, donde haya más cola para comprar.
RépondreSupprimerSaludos
P.D.: Me gustaría irme a vivir a México aunque sea por una temporada...
Bueno, Claudia, pues tuviste la suerte de ir a Oaxaca tras haber conocido a Carmen y te orientó adecuadamente sobre la comida. Yo, las dos veces he ido con veracruzanos/as que no conocían Oaxaca, así es que descubrimos los chapulines juntos, pero de las tlayudas, ni idea. Eso sí, las botellas de mezcal con todo y su gusano sí se las conocían. Jíiijole, vaya cuetes.
SupprimerUn saludote
Qué bueno, Oaxaca es uno de mis destinos pendientes, primeramente por la gastronomía, que a mí los sitios me entran por el estómago. En Somerville había un restaurante mexicano de gente de Oaxaca (con chapulines incluidos) y ahí ya me enamoré... Veo que además tiene muchas otras cosas que ofrecer.
RépondreSupprimer¿Y los chapulines los llevaban a Somerville desde Oaxaca o eran made in USA? Anda, que si en la frontera el aduanero dice que abran el paquete a ver qué tiene y se ponen todos a saltar, sería un número de película de los hermanos Marx.
SupprimerSi vas, te recomiendo que vayas en avión, porque las carreteras se las traen. Hay un "Club Med" en Puerto Escondido, al ladito de Huatulco. Puede ser un buen destino. Lo que pasa es que luego para ir a la ciudad de Oaxaca no hay quien te libre de pasar la aventura de la sierra Madre.
Pero qué aventurero eres Sorokin! Me das una envidia después de leerte que no veas, jajaja.
RépondreSupprimerBesos amigo.
Bueno, eso eran aventurillas, más que aventuras serias, pero sí tengo que decir que en algunos momentos pasé miedo, perdido en mitad de las montañas, no tengo por qué disimular. Pero en fin, lo bueno de esas cosas es cuando al final puedes contarlas.
SupprimerUn beso
Buenos días Monsieur Sorokin:
RépondreSupprimerAunque ultimanente no me prodigue en hacer comentarios en los blogs que asiduamente sigo, le sigo leyendo y maravillandome por sus escritos, sus viajes y descripciones.
Que pase buen día a pesar del gobierno.
Saludos
Buenos dias, Apicius:
SupprimerMuchas gracias por la visita y el comentario. Entre tanto, lo del gobierno cada día va a peor.
Saludos
Muy bueno, de los mejores relatos de viaje que he leido recientemente, y es uno de mis hobbies. Dan ganas de coger el avion e irse al mejico profundo a pesar de la mala fama que ha cogido en los ultimos anos.
RépondreSupprimerFernando
Me alegro que te haya parecido bueno, Fernando. Indudablemente, la situación se ha degradado estos últimos años, pero si te documentas bien, no te metes en líos y no tienes mala suerte, ni te enteras. La última vez que estuve, en 2010, apartte de un cuarttel en Insurgentes Sur, en el DF, que estaba protegido por sacos terreros y ametralladoras, la vida se desarrollaba normalmente.
SupprimerSólo una observación. La foto que dice Interior de la Catedral, es en realidad el interior del Templo de Santo Domingo de Guzmán, unas calles al Norte de la Catedral.
RépondreSupprimerHola, El Castor Imprenta. Gracias por la visita y el comentario. Son las cosas que pasan cuando escribes veinte años después de la visita, que a uno se le mezclan los recuerdos, pero sí, por supuesto tenéis razón.
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