Birras, cervezotas, chelas, bières, ПИВИ, como queráis. Tal vez no sean mil, pero hay un mogollón de diferentes tipos de cervezas en Bélgica. El dicho es que hay una diferente para cada día del año, como dicen los franceses con sus quesos. Las hay de todas clases, colores, sabores, grado alcohólico... algunas se han hecho famosas en todo el mundo mundial; otras son artesanales, pero todas tienen un toque especial.
Bueno, exagero, porque las rubias de siempre que por aquí llaman "pils", como la Maes y la Jupiler a mí no me dicen gran cosa. Además, cuando los belgas pronuncian "pils", suena como "pis". A mí, al principio me causaba una impresión extraña cuando alguien me decía que si quería beber una "pis". Pero bueno, como casi nunca tomo "pils", ya no me afecta.
En el otro extremo del arco cervezario está la Bush (sí, sí, se llama así) de Tournai, que tiene doce grados alcohólicos. Te puede dar más disgustos si no tienes cuidado, que los que su homónimo ha dado al mundo.
Pero en fin, el corazón de todo el grupo de cervezotas belgas son las cervezas trapistas, las de abadía y las artesanales. Un servidor, como mucha gente, confundía al principio las trapistas y las de abadía, pero aunque su origen viene a ser el mismo, ahora no lo son. Deben su existencia a la gran labor que hicieron los monasterios en la alta Edad Media. Mientras los señores feudales se dedicaban a hacer la guerra y ejercer el derecho de pernada, los monjes hacían cerveza. Nunca les estaremos suficientemente agradecidos.
Pues decía que las trapistas son cervezas que todavía están hechas por monjes. Según mi libro (a ver si os creéis que hablo de memoria, ¡sapristi!) sólo hay cinco en Bélgica y una en Holanda. Las más conocidas son la Chimay y la Orval. La holandesa la hacen en un monasterio cerca de Tilburg y es de la única que tengo una foto a mano:
Las cervezas de abadía son las más famosas por ahí, por el mundo exterior. Estas cervezas, aunque se hacen en abadías, ya no las hacen los monjes, sino sociedades diversas, como el grupo Interbrew que fabrica la famosa Leffe. Otras son la Maredsous, la Grimbergen, etc. Por cierto, es importante beber la cerveza en una copa adecuada. Una vez en un bar de esos modernetes que han abierto en Londres últimamente, vi que tenian un grifo de Leffe. Le pedí una al camarero y me respondió directamente en francés excusándose porque tenían que servirla en un vaso de cerveza inglesa. Cabezota, insistí que bueno, que vale, que quería la Leffe. Nunca debí hacerlo. La Leffe no sabe a Leffe en un vaso inglés. De verdad.
Las artesanales se hacen en braserías más o menos grandes y hay montones. Esta es mi preferida. La hacen en Rochehaut, cerca de la frontera francesa, en una granja-restaurante-hotel que os recomiendo, amigotes.
Bueno, y ya me estoy poniendo plasta, así que voy a cortar aquí. Faltaría mencionar las cervezas de trigo (blancas), las kriek (de frutas), las gueuzes, faros y demás. Para estas últimas, os refiero a un post de Pablo el Flamenco, que de esto debe saber:
Y nada más, sino buenas noches y hasta la próxima. ¡Ah, no! Perdón, no he mencionado el libro de donde he sacado toda esa cantidad de erudición cervecera:
"Le Goût de la Bière Belge" por Christian Deglas, de Editions J.-M. Collet.