Preparativos la noche anterior, antes de partir
Aunque nunca he sabido qué quiere decir eso de "liarse la manta a la cabeza", para respetar los usos y dichos de esta lengua en la que tengo el placer de haceros llegar estas pequeñas crónicas, diré que el otro día "me lié la manta a la cabeza" (cuando lo que me puse en ella fue una gorra de visera que me había comprado en un festival de jazz), cogí mi coche (no se rían mis amigos del otro lado del Atlántico, no soporto decir "agarré" como dicen ustedes) y salí de Bruselas rumbo al sur. Hacia Burdeos y, después, Madrid. Bordeé París por la N104, que sigue tan incomprensible como siempre. Tienes que tomar dirección Lyon, luego dirección Marne-la-Vallée, luego dirección París, luego quién sabe qué (el truco está en seguir a los camiones con matrícula epañola), y cuando ya estás totalmente perdido y crees que te mandan al horrible bulevar periférico, aparece el letrero salvador: A10, Burdeos.
A mí me encanta París, pero desde hace años, de Bruselas sólo voy en tren. Es que me robaron un coche en la puerta de Orléans. Fué una experiencia interesante. Dejas el coche en la calle, le quitas la radio extraíble, claro, no sea que te la roben, te vas a dormir y a la mañana siguiente buscas tu vehículo con tu radio en la mano, y dices... ¡joder lo que bebí anoche, que no me acuerdo donde está el c... del coche!. Al fin te convences: no está. Interesante experiencia, pero no os la recomiendo: mejor dejáis la radio dentro, porque luego te sientes muy ridículo en comisaría con tu radio en la mano.
Bueno, a lo que voy, pasé París sin incidentes esta vez y me lancé hacia Burdeos. Cuando bajo hacia España, siempre llego a Burdeos lo suficientemente tarde como para no desviarme por Blaye y Bourg, eso lo hago a la vuelta, y creedme, colegas, merece la pena. Os lo contaré en otra ocasión. Al bajar, lo que hago, antes de entrar en la pesadilla circulatoria de las Landas es pararme en Cestas. En la "Maison d'Aquitaine" tienen una bodega para quitar el hipo y sus dueños son encantadores. Además, si os gustan los patés y foie-gras de las landas, tienen un surtido de conservas muy adecuado. Lo último es que también te hacen sandwiches para el camino.
Esta vez me he comprado una botella de un "premières côtes de Blaye" , que Oh, my God, sic transit gloria mundi, ya ha desaparecido en el interior de mi agradecido estómago.
Ya os contaré mas cosas otro día