dimanche 7 novembre 2010
Sobre tangos, malevos y bifes de chorizo
Bien, mis queridos y emocionados lectores, heme aquí otra vez de vuelta a la capital de Europa, con dieciséis horas de viaje a mis espaldas. ¿Os dáis cuenta de mi espíritu de entrega y sacrificio? ¿Os percatáis que en pleno azote del jet-lag, ansiando con fuerza que llegue la hora de meterme en el sobre, me siento en el teclado del Mac y me pongo a escribir paridas? La verdad es que me he dicho: Sorokin, o lo haces ahora o la cosa puede quedarse "ad calandam graecam", que ya te conoces, pájaro. Así es que aquí estoy.
No hagáis caso del título, porque no tengo muchas cosas que decir sobre malevos, alguna más sobre tangos y bastantes sobre bifes de chorizo, lo que pasa es que el título así puesto resulta un alejandrino de catorce sílabas con dos hemistiquios, y al revés quedaría un churro ¿lo véis, ceporrillos? a que "sobre bifes de chorizo, tangos y malevos" suena fatal?. Vale, también tiene catorce sílabas, pero la música es como una patada en el trigémino.
Venga, pues voy con los bifes de chorizo. He seguido al pie de la letra los consejos que me dió Madame Delikat, jefa de uno de mis blogs preferidos, "Delikat Essences", y convencí a mis colegas para ir a "La Brigada":
Tuve tanto éxito que casi no he conseguido sacarlos de ahí. De hecho fuímos dos veces y ahora os explicaré por qué, no séais impacientes. La primera noche no tenían ojo de bife (recomendación de Delikat), así que nos tuvimos que contentar con unos bifes de chorizo:
En fin, como puede verse éramos cinco, no es que cada uno se comiera dos bifes. La verdad es que estaban de ponerse a aullar de gusto mirando a la luna. También descubrimos un vino de Mendoza, francamente bueno:
Y esto, para mí fué un hallazgo, porque hasta ahora nunca había encontrado un Malbec que me gustara, pero este era, como dicen los franceses "pipí du Bon Dieu" (no traduzco, oye, que a lo mejor se enfada alguien). Me he traído una botella, -adecuadamente envuelta en camisetas sucias para que no se rompa- en la maleta. ha llegado bien, traquilizáos. Además, a lo mejor las camisetas le dan un regusto adicional.
La segunda vez fuimos por accidente. DelikatEssences me había recomendado también "La cabaña de las lilas" en Puerto Madero. Los convencí para ir, y dejamos a la recepción del hotel a cargo de reservar una mesa para cinco mientras nos empujábamos unas Quilmes en "La Biela" (recomedable café, en Recoleta). De repente, estalló violenta tormenta, así que nos fuimos en dos taxis, tras terminar la cervezota. Llegamos a la famosa cabaña y ni teníamos reserva ni madres. ¡Sapristi! y lloviendo a mares, y mis colegas organizando el motín del Caine: "queremos ir a La Brigada y déjate de pendejadas" (lo decían en inglés, porque ahí el único que hablaba castellano era servidor, os traduzco para que veáis en que estado anímico estaban). Total, otros dos taxis bajo la lluvia, y a La Brigada. Esta vez sí tenían ojo de bife... pero prefiero el bife de chorizo. El vino, igual de bueno que el día anterior.
En cuanto al tango, hicimos el turista pendejo y provinciano. La inefable recepción del hotal, para congraciarse con nosotros tras el fiasco del día anterior ("si es que me dijeron que no había lugar, pero ustedes ya se habían ido, etc, etc") nos recomendó "El viejo almacén". Había dos posibilidades: con cena y sin cena. Mi colega Ynte, que mide dos metros, dijo que sin cena no iba a ningún lado. Ea, pues, a cenar. Caro y flojito. El show, bueno, pues eso, tango. Muy bien bailado y tal, pero para turistas. Masas de japoneses, gringos, etc. Algún argentino había, porque cuando el animador quiso hacer cantar al público "volver", se oyeron algunos hilillos de voz como de gente acatarrada entre el público.
Robé una foto (sin flash, claro):
Encima, cuando fuimos a pagar a escote, uno de los billetes que dimos nos dijeron que era falso. En fin, la verdad es que estaba bastante bien hecho. He aquí la foto que le hicimos al billete para celebrar tan interesante evento:
Pero, vamos, seguro que os gustarían más los tangos que cantan y bailan en La Boca. También son para turistas, pero tienen un aspecto más genuino (no admito comentarios groseros, please)
Y voy a cortar el rollo, que me estoy poniendo plasta, me está entrando hambre y me puedo poner tan pesado como mi colega Ynte con eso de la cena. Sólo comentaros que me quedé muy impresionado con un oficio desconocido para mí: paseador de perros. Qué cosas tienen en Buenos Aires. Al principio me extrañó mucho ver gente con un mazo de amigos del hombre por la calle, hasta que me lo explicó un taxista: se dedican a pasear los perros de gente que no puede sacarlos. Este de la foto lo vimos otra vez por la noche, como se ve en la segunda imagen y los perros parecen los mismos, o sea que se pasan el día con la retahila:
Y nada más, ya me voy. Os dejo con la foto de un café en Recoleta. La verdad es que me he sentido en Buenos Aires como en casa. Estoy dispuesto a volver en cuanto haga falta.
Saludotes
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Ah Monsieur Sorokin, bienvenido a la burócrata y vieja Europa. Cómo me alegro que disfrutara de esos bifes en "La Brigada", que por otro lado me he sentido solidarizada con vuesa merced: mis jefes también insistían en volver cada día allí después del éxito, pero aquí la única fémina del grupo, se negó en rotundo (había mucho que descubrir en Bs. As) y vencí! :-)
RépondreSupprimerLa verdad que es una ciudad en la que uno reconoce en ciento una esquinas, muchísimos lugares de las ciudades españolas, de ahí será lo de sentirse tan en casa. Y cómo piropean esos porteños madre de deus!
Caray, ahora me doy cuenta del nombre del café, si es tocayo mío! :-) Si vuelvo me haré allí una foto che.
RépondreSupprimerSiento decirle que, por algún extraño misterio, el vino de las botellas de vino que viejan en avión nunca es igual que el que se bebe en su origen. No me pregunte el porqué... pero es así. Quizás al vino no le vayan las alturas...
RépondreSupprimerMe tengo que repasar mejor lo del alejandrino de catorce sílabas con dos hemistiquios porque me ha dejado usted.... traspuesto.
Recóbrese del jet-lag y bienvenido de nuevo a la Vieja Europa.
Saludos.
Pues Madame Delikat, cuanta razón tenía su merced. En fin, y lo de piropear no me lo sé. Uno es que es un recio castellano, pero estoy dispuesto a tomar lecciones.
RépondreSupprimerJuas, juas, y lo de sacar la foto del café Josefina no era inocente. Nnno.
Hola Landahlauts. En lo del vino, estoy casi por completo de acuerdo. Y digo casi, porque en coche pasa igual. Un Valdepeñas bebido "sur place" es totalmente diferente de cuando se compra la misma botella, se mete en el portamaletas y se lleva a casa.
RépondreSupprimerJe je, y lo del alejandrino es así, y ahí está en la Wiki:
http://es.wikipedia.org/wiki/Alejandrino
O sea que el acento en tercera sílaba y no en la segunda le da una cierta imperfección, pero todavía es aceptable. En fin, yo trabajo de oido: o suena o no suena. Es que soy de ciencias ;-)
Ah, la verdad apetece empezar el lunes leyendo uno de tus post, ya que siempre me arrancan como mínimo un par de carcajadas, a pesar de los endecasílanos y esas cosas.
RépondreSupprimerUmh, otro de mis destinos pendientes: Argentina, ya veremos qué tan pronto me acerco, y gracias, estimado Sorokin por los tantos sacrificios que hace por vuestros fieles lectores, eso del jet-lag es algo pero que muuu malo.
Saludos
Hola Claudia. Estoy seguro que te encantará Argentina. Vamos, quiero decir Buenos Aires, porque del resto no he visto nada, pero me ha dejado una impresión muy buena. Si algo le puedo reprochar es que tras hacerme catorce horas de avión recorriendo once mil kilómetros, resulte que la sensación que me dió es como de estar en casa. A mí me encanta México (es casi como una parte mía), me fascinó Rio, pero Buenos Aires es otra cosa, es...como un trozo de Europa plantado en el quinto pino.
RépondreSupprimerImpresionada estoy Sorokin por varias cosas: primero por el tamaño de los bifes, uuualá!! Y ¡Cómo se iban a comer dos cada uno! ¡Se mueren!, ya uno para cada uno estaba bien la cosa, por muchos dos metros de persona que fuera. Espero que el vino los hiciera más digestivos, porque eran unos buenos bifes, si señor.
RépondreSupprimerImpresionada también por el manojillo perros que pasea el chico, perdón, el pibe, yo que tengo cinco perros, no veo la forma de poderlos llevar a todos así, juntitos y ataditos sin que se desparramen, pero se ve que estarán acostumbrados a pasear así y se les ve, super bien, tranquilos y todo.
También cómo no y por último, me impresiona lo del alejandrino, ¡nuevamente! porque mira, la verdad, cuando tu dices refiriéndote a tus lectores lo de: "ceporrillos", yo agacho la cabeza y lo asumo para mi.
Bueno Sorokin, bienvenido a casa y un día podrías contar eso del diario de un aburrido, porque en el tiempo que frecuento tu blog, con tus viajes y tus crónicas, creo yo que de aburrido, este diario tiene poco.
Un besísimo.
Pues sí, Viena, tienes razón, más de un bife por persona nos hubiera mandado al hospital. Yo, te voy a decir la verdad, tuve ciertas dificultades para terminarme el mío. Son deliciosos, tiernísimos, bien cortados, pero son muy grandes. Y eso, después de habernos comido como entrada unas empanadas, unos pimientos asados y unas mollejas (mi colega Ynte, el de los dos metros, cuando se enteró qué eran las mollejas, las apartó de su plato con gesto de disgusto. Es que estos holandeses los sacas del queso y están un poco perdidos)
RépondreSupprimerLo de los perros es ciertamente inquietante. Todos tan contentos, sin pelearse entre ellos... Bueno, un día, oímos un enorme escándalo perruno como dos calles más allá de donde estábamos con nuestras cervezas. Supuse que se estaban peleando entre ellos en algún grupo de perros.
Je je, y lo del alejandrino es un quede, ¿a que sí?
Un besote
Hola Sorokin:
RépondreSupprimerPues si que has viajado mucho últimamente.
Me gustaron muchos las fotografías. Da la impresión de ser una ciudad muy limpia.
También me llama la atención que la veo un tanto vacía. Será la falta de costumbre provocada por haber crecido en la Ciudad de México.
Por otro lado, sigo aprendiendo palabras útiles para jugar "scrabble".
A "currar" ya le agregué "malevo" y "ceporro". Es bueno, ya que la "rr" suele ser difícil de acomodar.
Saludos
RRS
Hola Xerófilo. La verdad es que Buenos Aires tambien tiene zonas bastantes sucias, lo que pasa es que no las saqué en las fotos. Y sí está más vacía que la Ciudad de México, que es una de las ciudades con más gente por la calle que yo he visto.
RépondreSupprimer"Malevo" es un argentinismo y, para mí, "ceporro" era sinónimo de "tarugo", pero en la Wiki veo que le dan un sentido peor. No era esa mi intención, desde luego.
Saludos
Argentina es precioso, realmente.Y lo que he disfrutado del tango es una experiencia inigualable. Ahora estoy haciendo escala en unos de los hoteles cinco estrellas en Los Cabos antes de retonar a casa, pero mas alla de la hermosura de este lugar, queria decir que extraño Argentina!!! EL TANGO Y BIFE inigualables
RépondreSupprimerBueno, Ana, pues como ya me conozco los bifes y el tango, tomo nota del hotel que recomiendas para Los Cabos. Es uno de los sitios que me encantaría conocer.
RépondreSupprimerLa verdad Sorokin que nos haces viajar a través de esas palabras, puntos y comas como nadie.
RépondreSupprimerCreo que todavía estpy en ese Buenos Aires a través de tus ojos-escritura y saboreando una excelente carne (el colesterol lo podemos dejar en un rincón), mientras la música suena y la conversación se acelera.
Gracias Oteador. Me alegro que disfrutes a distancia pensando en esos monumentos de carne y colesterol que se comen en Buenos Aires. La verdad, son mejores que la porrusalda que me daba mi patrona en Bilbao cuando yo era estudiante, aunque ya te dije en tu blog, tengo que volver a intentar probarla. Hay que vencer las fobias de otros tiempos.
RépondreSupprimerSaludos