Un amor de jamón
Os voy a decir la verdad, queridos amigos. El remordimiento me acosa, me agrede, no me deja conciliar el sueño. Veo en mis peores pesadillas que, guiados por mis torpes consejos, algunos habéis empezado el último libro de Houellebecq y estáis a punto de llorar, gemir, miráis con ganas a la botella de aguarrás o a la caja de Rohypnol... la pereza y el hastío os invaden...
¡No puedo soportarlo! ¡Voy a deshacer el entuerto! ¡Voy a enmendar mi desatino! ¡Os voy a decir dónde se compra el mejor jamón de Madrid! Y, como es bien sabido, con una buena dosis de pata negra todo el mundo se recompone, vuelve a mirar con optimismo a la vida, los pajarillos cantan, las nubes se levantan...
Si estáis en Madrid, precipitaos inmediatamente a la Plaza de San Cayetano, donde está el mercado de la Guindalera: en la semiesquina con la calle Eraso está la tienda de Jerónimo. Jerónimo es un tío simpático que, como digo, además tiene el mejor jamón de Madrid. Si no estáis en Madrid, aprovechad vuestro próximo paso por la capital para ir a su tienda. Ni Corte Inglés ni leches y, sobre todo no cometáis el espantoso error de comprar en el Duty Free de Barajas esa cosa inmunda que pretende también llamarse "jamón envasado al vacío" y que no es sino caca (para decirlo finamente) a precio de cabello púbico de meretriz (también para decirlo finamente)
Jerónimo te lo corta con cuchillo jamonero, te lo envasa al vacío ¿que quieres trescientos gramos en dos sobres diferentes de 150 g? pues eso es lo que te hace ¿que los quieres en tres sobres de cien? pues también; y mientras te da palique.
Mejor imposible. Hale, ya podéis abandonar la depresión.