Si os fijáis en el título que he puesto en el encabezamiento de este bodrio de Blog, entre paréntesis está el prefijo "re" de "releyendo". Y os preguntaréis "Oh, Sorokin ¿por qué ese "re" en suspenso? ¿has o no has leído "Madame Bovary?". Es cierto, amigos, tenéis razón. Un servidor no lo tiene muy claro. Estaba convencido que había leído en su día esta obra maestra, pero posteriores acontecimientos que os relataré cuando sea el caso, me han hecho dudar. Veréis:
Hace bastantes años, tantos, que en aquella época me gustaba Vargas Llosa, el de "la ciudad y los perros" (ahora me parece un plasta) leí su crítica de Madame Bovary:
Y me gustó. Sí, me gustó tanto y la encontré tan buena que me compré el libro de Flaubert. Estoy seguro que lo empecé y estoy seguro que, leí por lo menos, el episodio del fiacre en Ruán. Un episodio que fue objeto de censuras y críticas sin cuento en la Francia del segundo imperio. Pero no adelanto acontecimientos.
Hace un par de meses, revisando mi biblioteca -un prodigio de desorganización- descubrí una de mis lecturas pendientes:
Y me metí de cabeza a leerla. Me gusta Julian Barnes, escribe con fluidez en un inglés muy comprensible y ameno (leed por ejemplo "A history of the World in 10 and a half chapters"). La biografía de Flaubert, sus broncas con sus amantes, su sífilis tras su viaje a Egipto, sus problemas con la censura de la época, me animaron a releer Madame Bovary. Así es que, me senté en mi terraza, con una cerveza trapista sobre la mesa y me puse a ello:
La verdad es que publiqué mi foto en Instagram, lo que me valió severas críticas. Una amiga me dijo "¿cómo te atreves a publicar una foto así?" Bueno, pregunté: ¿Por qué, por el libro, por la cerveza?
"Nooooo, porque esa mesa está muy sucia". Pero en fin, pelillos a la mar. Ya estaba publicada. Desde ese día, amigotes, os juro que he limpiado la mesa, de verdad.
El hecho es que desde que llegué a un cuarto de la novela, me dí cuenta que, o no la había leído entera, o mi memoria está muchísimo peor de lo que yo pensaba. Un par de episodios terribles, como la operación del pié equino del mozo del albergue o el espeluznante episodio del suicidio de Emma (a estas alturas del siglo XXI no creo que esto sea un spoiler) no se le pueden olvidar a nadie. Total, que esta vez sí, la he leído entera.
Supongo que conocéis el argumento. Charles Bovary, médico de pueblo en la Normandía rural, es un buenazo un poco memo. Viudo de una mujer mayor que él, se casa con Emma, bella, joven, educada en las monjas en Ruán y llena de fantasías románticas, que pronto se harta de la vida de pueblo.
Un servidor de todos vosotros, yo mismo, tenía que viajar a Normandía por asuntos profesionales hace años, cuando trabajaba en Luxemburgo. Nunca me he detenido demasiado en los pueblos del interior, que trasudan aburrimiento y quietud. Estoy seguro que el albergue de Yonville, donde se instalan Charles y Emma tras abandonar Tostes, podría ser una cosa así:
O la casa donde viven en Yonville. Os podéis imaginar a Emma haciendo señas desde la balconada a Rodolphe:
Pero, en fin, es mera imaginación. Yonville no existe, es una cración de Flaubert.
Flaubert no juzga, no critica, no toma partido por ninguno de sus personajes. Se limita a exponer con un realismo poético lo que está sucediendo. Describe a cada uno de ellos con pluma certera. Homais, el farmacéutico, un librepensador de vía estrecha muy vehemente, que lleva aprendidas sus críticas al clero de memoria, sin ninguna profundidad (un "cuñado" se diría hoy en día). Charles, bueno pero tonto; Rodolphe, el señorito de la región, que consigue ligarse a Emma y luego la abandona; Lheureux, un usurero tremendo, el personaje más detestable del libro y... Emma, insatisfecha, bella, una señorita de provincias con la cabeza llena de aventuras románticas y más bien cursis... La tragedia está servida.
Emma va con frecuencia a Ruán a ver a Léon, su segundo amante. Uno se imagina la "Hirondelle", la diligencia, trotando por estos caminos de Normandía:
Incluso hoy día, hay carreteras como esa, donde si te metes con el coche y te encuentras uno de frente, ya verás como te las apañas.
Es curioso que en el libro, todo el ganado que aparece son exclusivamente corderos y cerdos, como en el episodio de la feria de pueblo. Un episodio trabajadísimo por Flaubert, donde Rodolphe liga a Emma, pero donde están pasando varias cosas distintas a la vez, como la entrega de premios, las conversaciones de la gente... Y no te das ni cuenta. Flaubert es un maestro.
Pero a mí, me cabe la duda: ¿qué pasa, que en el siglo XIX no había vacas en Normandía? Ahora están por todas partes:
Como ya os he dicho, hace años iba frecuentemente a trabajar a Normandía, pero ¡ay! aunque estuve en Ruán de paso varias veces, nunca hice fotos (mala costumbre, voto a bríos). Una gran parte de "Madame Bovary" pasa en Ruán, Donde liga con su segundo amante. Quedan en la Catedral y luego se encierran en un "fiacre" (un coche de alquiler) y recorren Ruán sin abrir las cortinas. Uno de los episodios más famosos de la novela francesa del siglo XIX, episodio que estuvo prohibido por la censura de la época. En fin, os pongo un cuadro de la catedral de Ruán, ya que no tengo fotos:
En uno de mis ultimos viajes a Madrid, encontré en la "Casa del Libro" esta obrita de Nabokov ( y digo "obrita" por decir algo, porque tiene 500 páginas), pero en fin, la parte que nos concierne es su crítica a "Madame Bovary", en la página 201. Os la recomiendo, si os gusta Flaubert:
La crítica concide más o menos con lo que yo os he contado (anda qué... Sorokin, será al revés). Y pone a bajar de un burro a los traductores al inglés de la novela, pero, en fin, no es nuestro caso, que la he leído en francés.
Ya os he dicho que Yonville no existe, aunque hay varios pueblos de Normandía que se atribuyen su paternidad. Sin embargo, Tostes, el pueblo de Charles sí existe. Para intentar localizar el fantasma Yonville he tenido en cuenta que, según Flaubert está a unas seis leguas de Ruán (o sea, unos 36 Km) y que en el viaje de ida pierden el baúl en Quincampoix. Según eso, no debería estar lejos del bosque de Eawy (Los caballos de Emma y Rodolphe les llevan al trote al lado de un bosque)
Pero, en fin, esta podría ser otra alternativa, Forges-les-eaux:
Vale, amigotes, me voy a cenar. Y si os creéis que os habéis librado de Flaubert, vais de ala, porque acto seguido me he leído Salammbô. Ya hablaremos.
Grandes besotes