jeudi 17 décembre 2015

Bruselas: El mercado de la Plaza Meudon y un cementerio convertido en parque infantil



UNA "SQUARE" DE FORMA ELÍPTICA - UN MERCADO DE MIÉRCOLES - PISANDO TUMBAS EN UN PARQUE INFANTIL - UNA RECETA DE BOLETUS PARA CHUPARSE LOS DEDITOS Y UN CONSEJO FINAL


Pues bien, queridos amigos, visto que se aproximan fechas donde la gente se dedica a comer (los que pueden, válame San Tadeo, los que pueden) y a beber (incluso algunos que no pueden, y perdón por la forma de señalar), vuestro seguro bloguero servidor, ha decidido traer a colación y presentaros uno de los mercados más selectos y menos concurridos de Bruselas. No tiene nada que ver con esos mercados ultramodernos que se han puesto de moda en España, como el de San Miguel en Madrid, el del Borne en Barcelona, etc. No. Este es un mercado de los de toda la vida, de los que se celebran una vez a la semana, vienen unas gentes con sus carromatos y se dedican a vender productos que, normalmente, no se encuentran en los supermercados de tronío.

El mercado de la Plaza Meudon, se celebra en una plaza que, llámase, en contradicción con todas las leyes geométricas "Square Meudon". Como se ve en la foto de Google, la Square no tiene nada de cuadrado, como su nombre debería indicar, sino que es más bien redondita:




Pero en fin, hilillos de cabellos al océano. Puede haber varias explicaciones para ello, como que el alcalde de turno no tenía ni remota idea de inglés cuando le puso el nombre o que, tal vez en algunos momentos del pasado era cuadrada y algún urbanista desalmado la hizo elíptica.

El caso es que los miércoles por la tarde, los feriantes (por llamarlos de alguna forma) vienen con sus remolques y se ponen a vender cosas (si no, no sé por qué rayos iban a tomarse el trabajo de venir)

Mi primera parada siempre es el camión de la granja "des deux bonniers", donde un servidor compra leche de la de verdad, porque no soporto la leche uperisada etc. A mí me gusta la leche de vaca. Como veis en la foto, aquí el amigo vende otros productos lácteos muy recomendables. Si arrastráis vuestros piececillos por la ciudad de Bruselas, no os perdáis una visita al camión des deux bonnierts:




Mi segunda visita obligada es a una señora que vende mermeladas de fabricación casera. Además de que sus mermeladas son excelentes, la señora es muy simpática




Como ya conoce mis gustos, me guarda siempre un bote de mermelada de jengibre, que es que la borda. Como debe ser, fuerte y picante.



En el camión de París-Gourmet, que sale en la foto de portada, el dueño que, lógicamente es francés, tiene buen jamón. Yo le compro jamón cocido cortado a mano, pero tiene también jamón extremeño de pata negra y otras delicias francesas, polacas y españolas.



Podéis todavía ir a visitar los otros camiones, como uno que vende pollos asados, pero que yo no practico.

Lo que os recomiendo, ¡Oh amigos! es que si ya os habéis hartado del mercado, sigáis por la calle Georges Henri. Venga, mirad el plano que os he puesto arriba, que uno no va a estar aquí poniendo planos a cada paso. La calle que digo, está a la izquierda del parque Georges Henri, del que os hablaré luego, no se me impacientéis, colegas. Pues como decía (que siempre me estáis interrumpiendo) vais por esa calle hasta una plaza de nombre casi más imposible que el de Mangosutu Butelesi. A ver si los escribo bien, que solo tengo que copiar la foto: Plaza Verheylewegen (Bravo, lo hice). Allí, hay una tienda fina de vinos. Si queréis podéis comprar un Côtes du Rhône de Olivier Laffont que, no es barato (10 euros), pero se deja beber:




Vista parcial del Olivier Laffont, descansando al lado de mi Quijote, edición de 1684:


En la misma plaza inmombrable está la frutería de Galip, la mejor de mi barrio y, sin duda una de las mejores de Bruselas:



Observen, amigos, observen lo que exhibe:






Pero, os había prometido hablar del cementerio, o, mejor dicho, ex-cementerio. Como habéis visto en el mapa, está al lado de la "square" Meudon. Hoy día, es un parque, el Parque Georges Henri, pero antes fué un cementerio. Esas losas que veis cubriendo los caminos:






Son losas de tumbas. Ahí siguen. Aunque a la mayoría se le han desgastado las inscripciones con los años, en otras, unas pocas, todavía se ve el uso que tuvieron:



Esta es la más evidente que he encontrado. La losa está rota, pero se lee perfectamente:




Aunque con mucha más dificultad para leerla, hay otra como ésta.



Aguzando los ojuelos, se puede leer que pertenece a Joaquín Carrillo de Albornoz y del Rosal, quien murió en Bruselas a los 17 años. He intentado seguir la traza de esa persona, ciertamente de rancio abolengo español, pero no he podido localizarla. Si lo encontráis, por favor, decídmelo.

Es de suponer que los huesos no estarán todavía dentro de las tumbas, pero bueno, quién sabe.

Y para borrar el mal sabor y el olor a muerte, ahí va una recetilla para marcarse unos boletus a la crema. Los boletus son de Galip, la crema es mía, qué diablos.





Los boletus, como todos sabéis, amiguetes, no se deben lavar, hay que cepillarlos y fotarlos con un paño. Eso sí, lo que se puede hacer es cortarlos a vuestro antojo, oye, que para eso los habéis pagado (y bien pagado, que no andan baratos)




En una sartén ("un" sartén, dirían mis amigos mexicanos) pochar una cebolla cortada en brunoise (tomen nota, qué lenguaje más de experto) en mantequilla. Ya sé, ya sé, soy un traidor, pero es una receta francesa.Una vez pochada, añadir un ajito machacado, perejil y un poquito de caldo de carne. Revolver y añadir los boletus:






Cocer durante unos quince minutos a fuego suave y añadir la crema:




¿Qué tal, amigotes? ¿os ha calmado el ánimo tras lo de los muertos del parque Georges Henri?


Y bien, para terminar, un consejo importante que he recibido por Internet:






Besotes a todos