Bueno, queridos amigotes. Supongo que la primera pregunta que asalta vuestros amables y tiernos corazones es: ¿dónde diablos está Oostduinkerke?. Pues os lo diré: está en la costa belga. Pertenece a la comuna de Coxide, a unos diez kilómetros de la frontera francesa. Como ya sé que sois todos unos expertos políglotas, no se os escapa que "Oostduinkerke" quiere decir "el Dunquerque del este". Dunquerque, como todos sabéis, está en Francia, pero su barrio del este, toma ya, está en Bélgica. Cosas de las fronteras, esas líneas artificiales (a veces).
Oostduinkerke es famosa por sus pescadores de camarones a caballo. Una actividad de las más genuinas y raciales que vuestro seguro servidor ha tenido el privilegio de contemplar desde que vive en este magnífico (sí, sí, rayos, lo digo) país. Fué declarada patrimonio de la humanidad en 2009, pero se practica desde tiempo inmemorial.
Los pescadores a caballo son el motivo de orgullo principal de Oostduinkerke. En la playa, lo primero que se ve son las esculturas que les han dedicado.
Y ya puestos, voy a hacer un inciso lingüístico si ustedes vosotros, mis amigos, me lo permitís: la "crevette" es un crustáceo de la famila de las langostas, etcétera. El diccionario reza que en español, se llama "camarón". Pues vale. Yo siempre las he llamado "quisquillas", pero es cierto que suena un poco a cachondeo. De todas formas, yo, en mi infancia santanderina con mi redecilla, estoy seguro de que lo que pesqué eran quisquillas. Todavía me acuerdo cuando le dije a mi madre que cociera mis dos primeras quisquillas. En fin, ya se sabe: más vale quisquilla en mano que bogavante volando.
Y vuelvo al tema, que me despisto. La pesca a caballo en Oostduinkerke, se hace varias veces en verano durante la marea baja, pero además, el 27 y 28 de Junio tuvo lugar ¡la gran fiesta de la quisquilla! (me van ustedes, colegas, permitir que de ahora en adelante la llame así). Bajo una estatua gigantesca del héroe local, se agolpaban gentes venidas de todos lugares. Entre otros, vuestro amado bloguero.
La movida empieza con la marea baja, a las tres y media de la tarde. Los caballos, poderosos caballos, aparecen rumbo a la playa. ¿Tienen miedo los caballos ante lo que les espera? Pues, quién sabe. Lo que es cierto es que, se
También aparecen los pescadores de a pié con sus redes:
Y ya, todo el gentío, acompaña a los pescadores hasta el borde del mar, donde montan las redes de arrastre en los arneses del caballo:
Y... ¡al agua!
Ahí están, arrastrando las pesadas artes de pesca. Yo, la verdad, no tengo muy claro si los manuses que aparecen a pié, ayudan a los caballistas, o arrastran ellos mismos una red. Es que me váis a perdonar, pero vuestro seguro servidor hizo esas fotos con el teleobjetivo, porque no tenía maldita la gana de meter mis delicados pinreles en el agua del Mar del Norte, que me resfrío.
Tras una hora y media, he aquí a los héroes de la jornada, de vuelta a la tierra firme:
El ritual consiste en pesar, clasificar, cocer y probar la pesca de cada uno de los caballistas:
La mirada atenta de uno de los pescadores habla por sí misma:
Todo ello, atrayendo la atención de montones de medios extranjeros, como puede verse: (les tuvieron que llamar la atención: ¡oigan, que no nos dejan ver a los demás!)
Vuestro amado bloguero consiguió que le dieran uno de los cucuruchos de prueba. Como se ve, los bichillos no eran muy grandes, pero estaban casi igual que las dos quisquillas que coció mi madre hace mil trescientos años en Santander.
La fiesta de los dos días, si tenéis ¡Oh amigos! la paciencia de ver el film que un servidor se marcó, en colaboración con Lopezia, queda más explícita en el video:
Notaréis en el vídeo que las orquestas, aparte de tañer sus instrumentos, tienen que evitar los residuos que han dejado los artistas en el pavimento. Véase el pobre chaval vestido de policía montada del Canadá tratando de evitar una boñiga.
Pero, en fin, pelillos a la mar (del Norte). La fiesta se acabó con unos fuegos artificiales que... bien, los hay mejores.
Como sé que váis a decir que hablo a toro pasado, ahí os dejo otros días en 2015 en los que los pescadores van a salir. Tenéis tiempo, gurriatos. No habrá fiesta como la del 27, pero oye, podéis ver a los intrépidos pescadores en acción:
Si, de todas, maneras, no llegáis a uno de los días de pesca, siempre podéis ir al Estaminet "In de Peerdevisher" (el "peerdevissher" es el pescador a caballo), a poca distancia de la playa:
Sus magníficas tortillas y croquetas de camarones os deberían animar a ir en un decorado muy "peerdevisher"
Venga, besotes y hasta la vuelta, que me voy de vacaciones.