Ya se termina Junio, Laus Deo, Hand'ullah y lo digo por todo el agua que nos ha caído encima. Pero tan húmedo mes ha querido terminar "en beauté" regalándonos para nuestro solaz un fin de semana con un solecete espléndido (hay quien dice que toda la semana fue buena aquí en Bruselas, yo como estaba remojándome en Viena, ni me enteré). Durante ese último fin de semana de Junio, tuvo lugar uno de los mayores acontecimientos musicales que suceden en este pueblo: el festival "Couleur Café". Unas setenta mil almas (como decía mi abuela) disfrutamos de diversas actuaciones, espectáculos, shows, comida (en Bélgica, como todos sabéis, si no hay comida la gente no va) y -algo nunca visto en Bruselas- ¡WC gratis! sin madame pipí ni treinta céntimos para entrar.
Yo fui el sábado. Naturalmente, llegué tarde, con lo que me perdí las primeras actuaciones (no fue mi culpa, pero cuando se va en grupo es lo que pasa), que empezaban a las cinco, pero lo que quedaba era lo mejor de la tarde: Cubanísimo, Alpha Blondie y Emir Kusturica y la No-Smoking Orchestra. Todo estuvo muy bien, salvo que la cerveza en los chiringuitos de bebida era Maes. Entre los innumerables chiringos de comida yo elegí uno libanés para calmar mis ansias y pasé olímpicamente del tenderete "español" donde la gente se atiborraba a paella, cuando tooooodos los levantinos saben que la paella no se come por la noche, que eso es cosa de guiris.
Emir Kusturica
Emir Kusturica y la No-Smoking Orchestra actuaron en el escenario central a eso de las nueve y media. Yo no me perdí ni una de sus piezas. Aunque no a todo el mundo le mola el estruendo balcánico-jazzístico-gitano, acompañado por fuertes mazazos de la tuba que organizan, a mi me gusta. Y además, joroba, uno va a ver cómo se desenvuelve con la guitarra un director de cine famoso. El público era mayoritariamente eslavo (dos belgas decían a mi lado: "ça se voit que c'est une autre culture"). Y vean, vean, queridos lectores lo que gritaba el público:
Emir Kusturica y la No-Smoking Orchestra actuaron en el escenario central a eso de las nueve y media. Yo no me perdí ni una de sus piezas. Aunque no a todo el mundo le mola el estruendo balcánico-jazzístico-gitano, acompañado por fuertes mazazos de la tuba que organizan, a mi me gusta. Y además, joroba, uno va a ver cómo se desenvuelve con la guitarra un director de cine famoso. El público era mayoritariamente eslavo (dos belgas decían a mi lado: "ça se voit que c'est une autre culture"). Y vean, vean, queridos lectores lo que gritaba el público:
En fin, vaya que lo pasamos muy bien, que hizo hasta calor, que el WC era gratis y que, para mas regocijo, los autobuses nocturnos funcionaron la mar de bien al terminar el evento. Por una vez, y sin que sirva de precedente, debo felicitar a la STIB (nota par los no-bruselenses: Sociedad de Transportes Interurbanos de Bruselas).