jeudi 27 octobre 2011
Lo último de Michel Houellebecq (y una última nota sobre Córcega)
Hola, queridos amigos, amiguetes, amigotes, ilusionados (o decepcionados) lectores, gente que pasábais por aquí y cualquiera otra tribu urbana que ha tenido la fortuna de caer en este blog. Allá vosotros ustedes si queréis seguir leyendo: "À vos risques et périls" (*), como cuentan que le dijo Sarko a la Bruni cuando ésta le comunicó que esperaban un enfant.
(*) Vosotros corréis el riesgo (NDT)
He pensado que aunque me quedan cosas que contaros de Córcega, voy a parar aquí. Tal vez siga una de estas décadas, pero por el momento "iam faetem" (ya huele), como dice la Biblia en la cosa esa de la resurreción de Lázaro (lo cual no le impidió al Mesías resucitar al tal Lázaro. Como decía aquel predicador: "Y Lázaro se levantó y andó.. ¡ANDUVO, jodido, ANDUVO!, clamaba el público... Bueno, dijo el cura: anduvo jodido unos días, pero luego ANDÓ la mar de bien")
Vale de chistes malos, Sorokin, que te estás desprestigiando delante de tu fiel público. En fin, sólo contaros que iba a hacer una entrada sobre la Córcega playera y marítima, pero me retengo. Solo deciros que vuestro bloguero favorito sufrió un violento ataque de las avispas asesinas en la playa salvaje de Lotu. Playa a la que solo se llega por mar, totalmente desierta salvo por los cuatro turistas y las avispas:
Los infernales insectos la tomaron conmigo. No sé si por la colonia con olor a hoja de tomate, o por el traje de baño adornado con motivos florales. En fin, de ahora en adelante, he condenado ese traje de baño al ostracismo. He dicho.
Y bien, voy al tema: el último libro de Michel Houellebecq: "La carte et le territoire" (el mapa y el territorio, que hay que treducíroslo todo, taruguillos). No creo que se me pueda acusar de ser un adicto a Houellebecq, como ya os conté en otro post de hace un par de años. Verdaderamente, "La possibilité d'une île" era como para tirase por el balcón. En fin, os refiero a mi post de 2009. Después leí "Les particules elementaires" y me quedé con la misma sensación de depresión. La verdad, es que no tiene buena pinta el monsieur Michel: se le ve algo cansado:
Pero "La carte et le territoire" me ha gustado. Y, sorprendentemente, no es deprimente (un poco "gore" sí, faltaría más). No os voy a contar el argumento, porque hay algunas sorpresas interesantes en su desarrollo. El libro tiene dos partes bien diferenciadas. La primera cuenta la vida y milagros de un artista fotógrafo y pintor. Está salpimentada de publicidad encubierta (a Houellebecq no le duele hablar con pelos y señales del supermercado de su calle -con su nombre-, de una marca de coches con todo y descripciones detalladas, de técnicas fotográficas, de la guía Michelin -convertida en protagonista-, etc). El autor aparece en "mise en abîme", como si fuera un personaje secundario en la novela ( Javier Cercas, por ejemplo usa la misma técnica en "Soldados de Salamina"). Lo interesante es que se pone a parir a sí mismo: borracho, gruñón, solitario...
De la segunda parte no os voy a hablar, porque os despanzurro la novela. Básteme deciros que es altamente original en su concepción. Ello sí, siempre hay cuñas publicitarias sobre objetos, cosas, etc, pero eso es lo que confiere al libro una cierta unidad. No sé, creo que os gustará, aunque solo sea como catálogo de productos de consumo (es broma. Michel, no te enfades)
Vale. Por hoy, ya estuvo suave. Un besazo a todos.
Inscription à :
Publier les commentaires (Atom)
Agradecisima quedo por su recomendación. Espero que el tema avispas esté controlado Sorokin. A su disposición quedamos. Divina Pagana
RépondreSupprimer¿Y las hierbas del maquis? Ehhhh vamos, que prometiste hablar de eso ¿O lo has olvidado?
RépondreSupprimerYo tuve un affaire con las avistas justo en una playa de aquí, nudista, no te digo más, que me llevó a la consulta de urgencias directamente. Horrible. Pasaba por un caminito y no sé a quien molesté de las señoras avispas, que fue picarme una y tirarse todo el panal a por mi. El resultado después de algunos histamínicos fue una semana con los morros como la Yoli Berrocal, amén de otras muchas partes de mi cuerpo, abombaditas más de la cuenta. Bueno, de verdad, fue horrible y mira que nunca antes me había picado una avispa, se ve que se lo dijeron todas así: a por esta que nunca le hemos picado.
Bueno amiguete, haga usted el favor de aclararme lo de la hierba del maquis.
Un beso.
Vaya, la verdad que debe ser doloroso eso de una picadura de abispa, nunca tuve tamaño placer, pero por su testimonio y el de Viena prefiero librarme de ello...
RépondreSupprimerUna cosa que me tiene fascinada es sus muestras de fe hacia Michel Houellebecq, que a pesar de haberle deprimido en sus dos anteriores libros, como un jabato se ha metido en la lectura del tercero, et voila que ha encontrado algo interesante para compartir con todos. Eso es de verdad un sesudo lector y lo demás son tonterías. Gracias Monsieur Sorokin... y sí que no tiene muy buena cara el artista...
Buenos dias, Divina. Espero que a su merced le guste el libro y no se me deprima (es que Houellebecq, a veces produce esos efectos secundarios: desde luego, no empiece por "La possibilité d'une île")
RépondreSupprimerLo de las avispas bien, gracias. Tuvo la ventaja de que me pasé tres horas corriendo por la playa de un lado a otro como un poseso y eso quema calorías.
Hola Viena.
RépondreSupprimerClaro, las avispas alicantinas atacan las carnes vivas y jugosas, como debe ser. Vaya trago, de todas maneras. Te compadezco.
Las hierbas del maquis, es cierto... se me había olvidado. De hecho, tambien hay hierbas del maquis en Alicante, seguro, lo que pasa es que no se llamarán así. El "maquis" es como se llama en francés el monte bajo mediterráneo (de ahí viene lo de "maquisards" para los guerrilleros o, simplificado, "maquis"). En Córcega hay muchísimo maquis, con madroño,
brezo, jara, mirto, cantueso, tomillo y romero. Las hierbas, las usan mucho para la cocina (no se fuman... ¡no!). Yo me compré un saquito con tomillo, romero, anís y ¡zas! se rompió en la maleta.
Un beso
Buenos días, Madame Delikat. La verdad es que gracias a mis agitados y convulsos movimientos a la par de sumergirme en las azules aguas del mar Tirreno, evitaron que me picaran. Ya me había picado una en Croacia. En el dedo gordo del pié derecho, para más señas. Total, que no me podía calzar. Además, metí el pié durante horas en una bolsa de cubitos de hielo, con lo que me agarré un catarro de no te menées.
RépondreSupprimerLe diré la verdad sobre "La carte et le territoire", Madame: me lo regalaron. Alomojó, yo por mí mismo no me lo hubiera comprado, pero ahora estoy contento de haberlo leído.
Un abrazo, Madame
Mon dieu! qué puse avispa con "B", menuda pifia nada delikata ;-) Para cuando podrá uno reeditar sus comentarios eh blogger?
RépondreSupprimerNo se inquiete, Madame, que ya había comprendido yo que era una errata. De todas formas, a lo mejor acaba su merced de descubrir una especie nueva: un híbrido de abeja y avispa. ;-))))
RépondreSupprimerMadre mía, qué playa tan hermosa... en cunato al traje de baño, faltaba menos... ¿no probaste con un poco de nudismo...? supongo que era muy peligroso que no fuese el motivo floreado la causa... y ¡saz! te picaran esos bichos.
RépondreSupprimerEn fin de Houllebecq, mi querido compañero lo adora, y he tenido que leerlo, pero no me enloquece, igual lo intento esta vez porque loq ue cuentas suena bien... aunque lo de gore...
Saludos
Hola Claudia
RépondreSupprimerPues la verdad, más que ponerme en cueros, lo que se me ocurría más bien era taparme con la toalla, pero ni para atrás, no había forma de engañarlas.
¿Y a tu compañero le ha gustado "la possibilité d'une île" (no sé como habrán traducido en español el título)? Pues esta última os gustará más, creo yo.
Desde luego, lo que sí se puede decir es que Houellebecq hace buena literatura, no como otros (no quiero señalar a Marc Levy y a Carlos Ruiz Zafón, pero son ellos, entre otros, a los que me refiero. Y los he leído en versiones originales. Uno puede pensar que si Mihail Sholojov me parece un soporífero pestiño es, tal vez, por culpa del traductor)
Y bueno, lo de gore, lo lleva con mucho humor -negro, por supuesto-, pero se soporta bien.
Saluditos
Jajaja estar estar estoy ahora mismo aquí ;-) jajaja Bueno te explicare la verdad, estoy hoy en calafate y mañana en buenos aires y las entradas las he dejado programadas desde bcn para q se publiquen mientras estoy de viaje jijijiji a la vuelta contare lo del cordero patagonico yme leeré tu post con mas detenimiento! Un abracin
RépondreSupprimerFrancamente es muy desagradable las picaduras de los insectos y de la avispas en particular.
RépondreSupprimerYo gracias a una camada de chinches que me atacaron durante el servicio militar, soy inmune a las picaduras.
El escritor dice Monsieur Sorokin, que lo ve cansado, yo lo veo muy cansado y de aspecto enfermizo.
Que pase un buen fin de semana.
Saludos
Arantxi, la ubicua, capaz de estar en Calafate y en Navacerrada al mismo tiempo. Ya nos contarás a la vuelta.
RépondreSupprimerSaluditos
O sea, Apicius, que las chinches lo vacunaron. Pues eso que tuvo el mal trago de positivo. Y en la mili no es extraño.. peor es lo de un colega que alquiló un apartamento moderno en Viena (iba a trabajar allí) y se lo comieron las chinches el primer día.
RépondreSupprimerY sí, Houellebecq tiene muy mal aspecto. En su libro cuenta (como personaje secundario) que recibe al protagonista en su apartamento y pasan dos horas bebiendo vino chileno (varias botellas), comiendo salchichón y fumando. Así no se puede estar sano... ¿y la fibra? ¡vaya estreñimento al día siguiente!
Saludos. Buen fin de semana
Ce commentaire a été supprimé par un administrateur du blog.
RépondreSupprimer