Mis queridos amigos, contertulios, co-blogueros, co-bebedores de diversos fluidos placenteros (oigan, colegas, no solo cervezotas, también otros fluidos, como agua con gas, sí señor, es así). Os acordaréis que en la entrada anterior de este aburrido blog os hablé de Lovaina y que ahí no hablaban francés, etc, bueno, pues a los pocos días de mi visita recibí un papelorrio en indiscutible lengua flamenca, del que solo pude entender una línea en la que constaba la matrícula de mi coche, seguida de un número: 58 euros. Como no es probable que fuera un regalo de Lovaina por ir a visitarlos, deduje que era una multa. Pagué y a otra cosa, que no quiero líos.
Pero en fin, este no es el tema de hoy, Hoy tengo la intención de hablaros del libro que he citado: "El mago del Kremlin". Me ha parecido oportuno hablar de eso, porque a) hoy hay elecciones (juas juas) en Rusia y b) porque me interesa la visión de un no-ruso sobre Rusia y, un poco compararla con la de menda, que: tampoco es ruso, pero que he viajado mucho por allí:
Para demostrarlo, ahí va esta foto de la iglesia de Cristo Salvador, a orillas del Moscova, que reconstruyó Yeltsin, visto que Stalin la había arrasado:
A partir del capítulo 3, toma la palabra directamente el tal Varanov, que cuenta como se hizo amigote del director de la Televisión rusa, Boris Berezhovsky, personaje totalmente real. Berezhovsky era uno de sos tipos que lo controlaban todo en tiempos de Yeltsin, pero consideraba que era necesario un cambio radical, de un tipo simpático y borrachín, con el que los rusos, como dice en el libro, pasaron de un sistema totalmente organizado, donde lo importante eran las relaciones con el poder, tener una dacha en el campo, etc, a un "supermercado", y a descubrir de pronto el valor del dinero, a enriquecerse y a no respetar nada, etc, sometidos a los dictados de "Occidente". Moscú era una feria loca ( A mí no me lo pareció tanto, pero, oye cada uno piensa lo que ha vivido)
Por fin Berezhovsky convence a Baranov (el personaje del libro, que era autor teatral) y se van a ver a Putin a la Lubianka para convencerlo de que se presente a primer ministro. Putin, al principio se hace el longuis, dice que a él lo que le va es ser jefe del FSB (ex KGB) , pero en seguida se aficiona al rollo.
Y volver a hacer de Rusia un poder fuerte, al que tema todo el mundo, como en el día de la victoria:
Putin, que en un principio sonreía a los occidentales y tomaba copas con Berlusconi y esas gentes, se aficiona al poder, se va a vivir al Kremlin, y que se dejen de dachas en el campo.
El Kremlin representa el poder, Como símbolo, El gran cañón del siglo XVI, el cañón del Zar Pushka:
Catedral de la Asunción
Catedral del Arcángel San Miguel. A la derecha, Catedral de la Anunciación
Interior de la catedral de la Anunciación. Iconostasio
Catedral de la Anunciación, interior
En el libro, no podían faltar las relaciones sentimentales de Baranov, con su pareja Ksenia. Frecuentan los bares de lo hoteles, En particular van con frecuencia al Hotel Metropol, donde vuestro bloguero ha estado muchas veces. Ya os he hablado en otras ocasiones. Pinchad aquí (si os da la gana, claro)
Visité el Kremling y como dices el caññón es el signo de poder, por su tamaño llama la tención, algunos dicen, según investigaciones, que se usó solo una vez.
RépondreSupprimerSaludos Soroking
Hola Norma, lo del cñón es totalmente cierto: es impresionante su tamaño. ¿Visitaste también las catedrales? Valen la pena
SupprimerUn abrazo
Qué buena entrada en el blog, Sorokin!
RépondreSupprimerMe ha parecido excelente y, como siempre, he aprendido y visto mucho sobre Moscú y el Kremlin (nunca estuve en Rusia....) .
Además, el tema está de rabiosa actualidad, con el dichoso Mago campando a sus anchas y al parecer por secula seculorum......
Besotes también de mi parte.
Isabel
Hola Isabel, me alegra que te hayan gustado mis sosadas sobre Moscú. El libro de Giuliano da Empoli es muy interesante, Te lo recomiendo, aunque yo no coincida siempre con lo que dice, pero de toda formas, su análisis es válido. Yo, la verdad es que mi último viaje a Moscú fue en 2008, o sea que mi apreciación está un poco condicionada, pero la verdad es que he conocido mucha gente allí. Desde españoles que no querían irse ni patrás, que estaban encantados con el movidón que había. De los rusos, he conocido de todo: los funcionarios con los que me reunía, más bien tiesos y desagradables, hasta la gente de la calle, con la que nunca tuve problemas. Besotes otra vez
SupprimerY no te acercaste al Rosia cuna de la mafia chechena
RépondreSupprimerPues verás, mi querido anónimo. En la época en la que yo viajaba al Moscú, el Rossiya dejó de estar operativo. Aparte los hoteles occidenrales, como el Baltschug, los históricos como el Metropol, lo más cerca que estuve del gobierno fue el Hotel President.
SupprimerUna entrada muy instructiva y un libro con el que me tientas. Nunca he visitado Rusia y literariamente pocas veces me he acercado. Y cuando lo he hecho, casi siempre en siglos pasados, pocos en éste. Así que tomo buena nota de tu recomendación. Y las elecciones las ganó cómodamente Putin... Hay que creérselo, ¿no?
RépondreSupprimerBesotes!!!
Hola Margari
SupprimerRusia es un país fascinante. Lástima que ahora esté bajo control Putinesco, pero yo siempre me he sentido bien. Los funcionarios con los que he tenido reuniones son bastante desagradables, pero la gente de la calle era amable (la última vez que fui era 2008, o sea que no sé ahora como irán las cosas). Si quieres informarte mejor, te recomiendo el libro de da Empoli.
Besotes