dimanche 8 juillet 2012
Comer en Bangkok.
UN RESTAURANTE DE IDA Y VUELTA Y OTROS INTERESANTES CONSEJOS DE SOROKIN
Queridos lectores, amigotes, colegas y otra gente que me lee. Andaba yo remoloneando para escribir mas cositas sobre mi viaje a Bangkok, porque se me ha cruzado en mi camino le celebración del Ommegang en Bruselas y me ha dejado hecho un lío. ¿Qué hago, pardiez? ¿les cuento a mis amigotes lo del Ommegang, o sigo con Bangkok? Total, así me he pasado tres días con sus noches, corroído por la atroz duda, hasta que ¡rayos! he tomado una decisión: no os puedo dejar con Bangkok a medias, de modo que ya os contaré los festejos Bruselenses en otra ocasión. Así es que, ahí le voy nomás, como dicen en México.
Voy a empezar por donde acabé la entrada anterior: por la comida. Por cierto, la votación se resolvió a favor de la ensalada. Podéis verificarlo pinchando aquí. Y voy a empezar por un restaurante que podemos llamar "de ida y vuelta", the Blue Elephant. Curiosamente, la dueña del restaurante empezó sus andanzas en el mundo gastronómico ni más ni menos que en Bruselas, donde abrió su primer "Blue Elephant", que, por supuesto, todavía existe:
Aunque, como podéis ver por las fotos, no tiene el tronío del de Bangkok. De Bruselas pasó a Londres y a París y, por fin, volvió a su amada tierra (digo yo que la amaría, si no, se hubiera quedado en Europa) y abrió el restaurante y una escuela de cocina. El edificio es soberbio, y el restaurante tiene un ambiente colonial impresionante, con sus maderas nobles y sus ventanas de medio punto.
Otra vez me encontré con el embarazoso problema de si la flor que aparece en el entremés que te ponen como entrada es para comérsela o no, pero, ¡ah, amigos!, el astuto Sorokin no picó: no me la comí, me la puse en la oreja como se ponen los carpinteros el lápiz. Lástima que no tengo fotos del evento.
Aparte de eso, la comida era excelente y no era cara para ser un restaurante de tropecientos mil tenedores. El plato más caro costaba el equivalente de unos quince euros. El problema está en lo que bebes: mejor te quedas con una cerveza tailandesa y no te metes en aventuras vinícolas. Eso sí, nos la colaron con el agua con gas: trajeron San Pellegrino a diez euros la botella. Pero en fin, el restaurante valió la pena. No os perdáis el "Blue Elephant" si vais a Bangkok y tenéis dinero para pagar el agua con gas.
Otro restaurante digno de consideración es el "Dairy Queen". Ahí nos llevaron nuestros interlocutores tailandeses a la hora de comer del lunes, así que no os puedo decir si es caro o barato, porque fue una invitación. Exhibe un bello jardín tropical:
La comida consistió en un festín de pequeños platillos que van viniendo sucesivamente. Sopa (muy picante), tallarines, pastelillos de pescado, etc. Lo más impactante fue el arroz con leche de coco y mango que nos trajeron de postre:
Pero en fin, vale. ¿Que no tenéis ganas ni tiempo de ir a restaurantes? No hay problema. En Bangkok, la calle es en sí misma un restaurante: Esta chica vende algo rebozado y frito, por ejemplo:
Esta señora vende frutas:
Y en estos envoltorios mis amigos latinoamericanos reconocerán sus tamales. No los probé, pero el aspecto, liados en una hoja de bananero, es absolutamente el mismo. Los cacahuetes deben ser para acompañar, digo yo.
¿Que queréis pescado? No hay problema, también hay pescado:
Y brochetas de pollo:
En fin, por si acaso, os recomiendo que llevéis a mano un paquete de Imodium (no sé si se llama así en España, pero es mano de santo en caso de violenta diarrea). No digo que ello tenga que suceder, pero hombre prevenido vale por más o menos dos (¿os acordáis del viejo chiste? un hombre llega a un puente con un letrero que avisa que el puente solo soporta el peso de una persona. El hombre pasa y el puente se cae, ¿por qué?) Bueno, paro de decir tonterías y me voy a cenar. En la próxima (y última) entrega os contaré qué otras cosas se pueden hacer en Bangkok. No, no es eso, que ya os veo la sonrisa maliciosa...
Besazos
Excelente relato. No, no, yo venia sonriendo de antes.
RépondreSupprimerSaludos y te seguiré en el relato venidero
Me alegro que te haya gustado, Norma2 y me alegro que sonrías. Gracias por tu comentario.
SupprimerSaludos
Qué bueno Monsieur, sucumbo totalmente a ese arrocito con leche de coco y mango, ¿qué se servía frío o caliente?, tiene aspecto de cosa fresquita.
RépondreSupprimerEn cuanto a los restaurantes tomo nota, sobre todo el que me pilla más a mano, el Blue Elephant bruselense, que no he estado nunca.
Nota: nos debe foto con el floripondio.
El arrocito, madame, estaba a la temperatura ambiente, ni frío ni calor (no 0 grados, como decía el chiste, no). Estaba pegajosito, como debe estar un buen arroz oriental, dulce y sabroso a coco. Babeo, babeo sólo de recordarlo.
SupprimerEl Blue Elephant de Bruselas está en Uccle. Sólo he estado una vez porque me pilla más bien a trasmano. Si la próxima vez que vaya me ponen una flor como en el de Bangkok, le prometo, Madame, que me haré una instantánea y la pondré en el FourSquare.
Me parece un post necesario ya decía yo que me faltaba ahondar más en Bangkok. Así que agradezco la decisión. Los dos restaurantes tienen una pinta estupenda. El primero, es muy bello, sí, y promete. Vaya presentación tan bonita. El segundo, ha volado mi imaginación eso de diferentes y pequeños platos… es mi sueño al comer. Y ese postre, qué maravilla para los sentidos.
RépondreSupprimerMe uno a lo nota de Delikat con la foto de vuesa merecd con la florecita.
Saludos
Ah, Claudia, como le he dicho a Delikat, la próxima vez que me pongan una florecita en un plato y yo me la ponga en la oreja, prometo que me haré una foto, en serio.
SupprimerUn saludete
Esta vez estoy contigo, la flor es para que los turistas occidentales se la pongan en el pelo y acaben con el mismo aspecto que los ingleses en Benidorm. Menos mal que no nos has privado de este post. Yo, debo confesar, que no soy muy aficionada a comer en los puestos callejeros cuando viajo, aunque con el tiempo y los viajes se me está empezando a pasar el miedo, lo que es un poco peligroso. Ya he comido en la calle en Turquía, India y China. Y no me ha pasado nada. Por cierto, qué buena pinta tiene el mango. No se parece en nada a los que se compran por aquí.
RépondreSupprimerUn beso
Tienes razón, Dorothy, una vez que le pierdes el miedo a la comida callejera y te lanzas por la cuesta abajo de probarlo todo, el peligro te acecha, aunque la verdad, a mí la última vez que me dió un ataque de "Moctezuma'a revenge" fue hace ya unos años, en Fez, por comerme un higo chumbo en un puesto callejero. Pero en fin, los bichejos disuelve-estómagos están escondidos por todas partes, así es que hay que estar preparados.
SupprimerEs cierto el mango estaba sensacional. Se parecía a los mejores mangos mexicanos, los mangos "manila", que son difíciles de encontrar allá y que a Europa no llegan.
Un beso
Cuantas veces he comido en esos puestos callejeros, en algunos se comen verdaderas delicias.
RépondreSupprimerInteresante los recuerdos que me trae el reportaje,
Saludos
Buenos dias, Apicius. Además, esos puestos son increíblemente baratos, como todo en Bangkok. El cambio está a 40 Baht/euro y por 40 Baht puede uno comerse casi todo el puesto.
SupprimerSaludos
Qué hambre me ha entrado. En Valencia la comida thai brilla por su ausencia, así que siempre que viajo voy buscando restaurantes thai. Me apunto el de Bruselas para cuando vaya, aunque lo que tengo que hacer es ir a Tailandia de una vez.
RépondreSupprimerMe ha hecho mucha gracia lo del restaurante Dairy Queen (yo, que soy muy simple), que en EE. UU. es una cadena de comida rápida de toda la vida. Abrió en 1940, como McDonalds, pero no ha salido del país.
Bueno, voy a ver si encuentro algo de thai para comer... :) Saludos
Hola Chic Soufflé. Sí, lo de "Dairy Queen" se presta un poco a confusión. De hecho uno de los comentaristas que aparecen en la página de "tripadvisor" que he copiado, creo que se ha liado, porque en éste no hay hamburguesas ni gringueces parecidas. Por qué rayos le han puesto ese nombre (tan poco tailandés) vete tu a saber. ¿No hay Thais en Valencia? Pues a lo mejor es un negocio abrir uno. Podríamos hablar con la dueña del "Blue Elephant" y organizar una franquicia, por ejemplo.
SupprimerSaludos
Bueno, haber hay un par (poca cosa), pero no he oído nada bueno de ellos. Necesitamos un Blue Elephant YA. :)
SupprimerBueno, pues habrá que ponerse al trabajo. Uno: buscar socios capitalistas; dos: buscar un local; tres: buscar un cocinero (aunque tambien podemos mandar alguien a los cursos de cocina de Bangkok)... no sé, no sé... habría que convencer a Viena, al Oteador (por supuesto), a Apicius, tú misma, Madame Delikat. Umm. :-)
SupprimerHola Sorokin.
RépondreSupprimerMe gustaron mucho los puestos callejeros. No cabe duda que en eso todos los pueblos tienen muchas similitudes.
Saludos
RRS
Hola Xerófilo. Además, es curioso que hay algunas coincidencias entre los puestos callejeros de Bangkok con los de México. No solo los tamales, tambien las frutas son mas similares entre Asia y México que con Europa. Los mangos se parecen a los mangos manila mexicanos, los plátanos son chiquitos como los plátanos dominicos, hay frutas que parecen guanábanas (aquí no hay), etc. Claro que si te fijas en el mapa, Bangkok está prácticamente en la latitud de Veracruz y acá estamos a 50ºNorte.
SupprimerSaludos
Yo voto porque fletemos un avión y nos vayamos a los cursos todos juntos: Oteador, Apicius, Delikat, Chic, en fin, todos los cocinillas y cocinillos y aprendamos y volvamos y montemos nuestro Blue Elephant. Por cierto, tengo entendido que en Madrid hay un Elefante Azul, pero creo que es un local donde se trae Jazz y otras cosillas muy interesantes. Una amiga mia de hecho, actuaba en él.
RépondreSupprimerY bueno Sorokin, si sigue así la cosa floral, no sé a dónde vamos a llegar. Primero te comes el florero (desde mi punto de vista) y encima lo sometes a votación, luego te pones la flor en la oreja: ¿Qué será lo próximo? Yo que te creía gato y ahora vas tirando más a cabra o conejo, no sé, no sé.
El arroz de leche de coco y mango creo que nos ha cautivado a todos.
Un beso.
Vale Viena. ¿Y donde lo abrimos? Yo he dicho Valencia porque se le ocurrió a Chic Soufflé, pero a lo mejor en San Vicente del Raspeig no era mala idea. En Madrid lo veo por el Viso o por cerca del Pirulí de la Tele, por supuesto, en un chalet estiloso aunque fuera un poco viejuno. Es cuestión de decorarlo. Y luego, hala, todos a Bangkok a estudiar los secretos de las florecitas que se comen.
SupprimerPor cierto, seguro que para hacer arroz con coco y mango, no hay ni que ir "sur place". Seguro que tú con tu inspiración lo haces en un plis plas.
Besos
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