vendredi 15 avril 2011
La gran muralla china y el restaurante del lago
Aprovechando, queridos amigos, que hoy no hay partido de fútbol y que el último libro que estaba leyendo me ha resultado de un soporífero indescriptible, he decidido daros unos interesantes y útiles consejos sobre cómo proceder para ir a visitar la gran muralla de China. En primer lugar, hay que ir a China (bueno, eso ya lo suponíais). Una vez en China, hay que tener un día libre, como nos sucedió a nosotros. Afortunadamente, nuestros interlocutores chinos no cumplieron su amenaza de trabajar en sábado y domingo, así es que, pies para que os quiero, decidimos ir a visitar la muralla. Fue el sábado. Había muchas excursiones organizadas desde el hotel, pero nosotros, un grupo (siete) poco dado a ir detrás de una señora o señor con una banderola gritando "¡a mí mis borregos!", decidimos obrar por nuestra cuenta y contratar los servicios de un minibús y de un guía que hablaba nuestra lengua (inglés, carallo, que todo hay que decirlo).
Tras analizar todas las opciones posibles, decidimos ir a la sección "Mutianju", mucho menos visitada que la de Badaling (a no confundir con Bada Bing, que es el cabaret de Tony Soprano). Mutianju está más lejos que Badaling, pero vale la pena. Por lo menos, las multitudes son menos gruesas que en el otro sitio. Como podéis ver en el mapa, la ciudad que está mas cerca es Huairou (por cierto, en el mapa llaman a Mutianju "Wutian'gu", pero con el lío que se traen los chinos con los nombres, que si Pekin, que si Bei Jing, etc, no me extraña). Está a unos 70 Km de Pekín.
Como podéis ver en la foto que sigue, el aparcamiento de autobuses está muy bien cuidado y muy limpito. De eso se encarga el menda de la limpieza:
Es una parte de la muralla que tiene zonas con fuertes pendientes. Si no queréis machacaros antes de llegar a la zona donde empieza la movida, podéis coger un funicular. Para subir no hay mucha cola. Para bajar, como todo el mundo está hambriento, la gente se atropella para pillar el vagón del funicular. De hecho, a nuestro colega Neal, una china le sacudió un buen soplamocos cuando él quiso impedir que se colara... estos British, siempre tan ordenacistas (el British es Neal, la china es china).
Una vez que estás arriba, lo suyo es seguir andando, dale que te pego, hasta varias torres más allá. Por lo menos, hasta que llegas a este punto, donde la pendiente ya se pone muy chunga:
La mitad del grupo, declaramos que ya estuvo suave y que nos quedábamos ahí, pero tres y el guía siguieron para arriba. Gran mérito el del guía, porque era la cuarta vez en la semana, según nos dijo, que se metía todos esos escalones en las piernas.
Naturalmente, al bajar, estábamos hambrientos como hienas. Nos subimos al minibús, y el guía nos dijo que había quedado con el "restaurante del lago" para ir a comer. Fantástico, se alegraron nuestros rugientes estómagos. El lago, es ese embalse que se ve en el mapa al lado de Huairou, así que atravesamos la ciudad, enfilamos hacia el lago, y... el chófer se para, se baja y empieza a preguntar. Se sube, sigue, llega a otro sitio, se vuelve a bajar, etc... así hasta tres veces. Bueno, luego nos explicó el guía que los restaurantes de la zona no tienen nombres concretos, o sea, que todos los que están al lado del lago, son "el restaurante del lago".
Pero, en fin, aparte del folclore este de los nombres, el restaurante estaba especializado en peces del lago. Aquí podéis ver al guía enseñándonos la víctima que nos íbamos a engullir. Justo es decir que para siete y el guía, no era muy grande, pero aparte estaban las ensaladas, el tofu, las cervezotas, etc.
El pez lo cocinan simplemente a la brasa, como se ve:
Y una vez cocinado queda así:
Acto seguido, agarras tus palillos y empiezas a arrancarle pedazos al pobre bicho que estaba delicioso. Bueno, insisto, no es que nos quedáramos con hambre, pero nos hubiéramos comido una docena. Lo bueno es que así nos quedó un hueco grande para la cena.
Pero de la cena, ya de vuelta en Pekín, os hablaré otro día.
Besotes
Hola Sorokin:
RépondreSupprimerRealmente que bonitas fotografías y que paisaje tan increíble.
Me llama mucho la atención, en el mapa, los trozos "sueltos" de muralla. No atino a pensar el porque de las ramificaciones y de esos tramos.
Y luego esas subidas tan impresionantes ¿Te imaginas tener que correr para defender lo de hasta arriba? (bueno, incluso de bajada debió ser peligroso).
¿Cual era el acceso que usaban ellos? ¿Dónde están las escaleras? ¿En los torreones?
Bueno ya, muchas preguntas. La comida se ve deliciosa, y si, como que el pescado se antoja escaso para varias personas.
Que bonito, de veras.
Saludos
RRS
Hola Xerófilo
RépondreSupprimerComo siempre, gracias por tu visita. De las ramificaciones de la gran muralla, tienes razón, no sé muy bien para qué sirven. Lo único que se me ocurre es que la muralla fue construida a lo largo de casi ochocientos años, y, tal vez se abandonaron tramos iniciales. No sé.
En su forma actual data del siglo XVI. El ancho de la muralla, dicen que estaba previsto para el paso de seis hombres a caballo, pero yo lo dudo. Por otro lado, ya querría ver yo a los caballos bajando por esas empinadas escaleras. Aparte que, efectivamente, el acceso es por los torreones, y las escaleras interiores son bastante estrechas.
Y sí, el pez era pequeño para siete personas, pero estaba riquísimo (el pequeño pedazo que me pude comer batallando contra los palillos de los otros seis comensales)
Saludos
Supongo Sorokin, que antes de emprender esa aventura, tomaríais una buen desayuno energético, porque veo las subidas y las bajadas un tanto preocupantes... al menos para los que siempre solemos pasear en plano.
RépondreSupprimerLa comida tentadora, pero... después de la excursión me habría comido un cerdo entero, o un pato laqueado para no exagerar.
Ah, cómo me divierte leerte, esas aclaraciones geográficas y puntuales, como la de la ciudad y el bar de los Soprano. EN fin, que los datos si algún día me da por ir a China, bien vale la pena, meteré una manzana en el bolso, agua y bocadillo.
RépondreSupprimerAunque no me molan mucho los pescados de rñio, debo confesar de que el solo hecho de que sea a la brasa lo hace especial, qué delicia.
Saludos
Hola Oteador.
RépondreSupprimerPues sí, la suerte que teníamos es que el hotel tenía un fabuloso buffet de desayuno, así que cuando nos subimos al minibús (eran las ocho de la mañana, con viento de levante), nuestros estómagos estaban bastante contentos. Claro, que a la una de la tarde, tras subir y bajar la muralla, evitar resbalones en las escaleras y pelearnos para coger el funicular de bajada, teníamos bastante más hambre que para un simple pez. Pero bueno, es lo que había (también había cuencos de arroz que no se ven en la foto y que quedaron limpios, limpios... como para meter en el vasar directamente).
Hola Claudia.
RépondreSupprimerEl pescado estaba sabrosísimo. Ni se notaba que era de río. Al pasarlo por la brasa, el astuto cocinero de la foto le añade una especie de salsa especiada, mezcla, me pareció por el sabor, de cúrcuma y... tal vez cilantro, pero todo muy suave.
Saludos
Monsieur Sorokin, no dude que si se cumple la coyuntura necesaria, primero ir a la China y luego agarrarme un día libre, voy a llevarme bajo el brazo este suculento itinerario, con esa parada tan necesaria después de tamaño esfuerzo para tomar el pescado a la brasa incluido. Y me pica la curiosidad, digo yo que a Christina con sus largas piernas no le costaría tanto subir la Gran Muralla no? :-)
RépondreSupprimerPues es cierto, Madame Delikat, la Christina fue uno de los tres arriesgados expedicionarios que afrontó la parte más empinada de la muralla. Como ese día soplaba un barojilla bastante frío, ella se había puesto un gorro rojo, así es que los cuatro que nos quedamos en el último torreón, pelados de frío, no hacíamos más que avizorar las altas cumbres buscando un punto rojo moviéndose de vuelta al redil.
RépondreSupprimerYo cuando veo estas obras descomunales, siempre pienso en el trabajo de quienes las hicieron, los esfuerzos hasta la vida, que se encierran entre sus piedras.
RépondreSupprimerAdemás, dicen así, que parte de la muralla China es un verdadero cementerio, pues según morían los trabajadores, los iban enterrando in situ.
Creo que yo también me habría quedado en el "rellano" jejeje, solo de mirar la cuesta, da susto.
Y digo yo ¿Has visto ya todas las llamadas maravillas del mundo?
Tengo toda la intriga.
Un beso.
Ah sabía yo que la gran Christina no podía defraudarnos, felicítela de mi parte Monsieur Sorokin, una superwoman total.
RépondreSupprimerHola Viena.
RépondreSupprimerLa verdad es que he tenido que ir a la Wikipedia para saber cuales son las siete maravillas del mundo. Y la única que sigue siendo válida son las pirámides de Egipto, que sí, yas ví en su día. Las otras, pues ni modo, porque el faro de Alejandría y tal, ya me dirás. Luego, aparentemente hay unas nuevas siete maravillas, bastante discutibles. Vale, está la gran muralla, pues vale. Pero también está Chichen Itzá, en Yucatán (que conozco), pero es mucho más impresionante Teotihuacán, de veras. Lo del Machu Pichu, vale, como no lo conozco no puedo decir nada. Petra, lo mismo.
En fin, todo esto es muy relativo. ¿A que para tí, hoy en día, París es la primera maravilla cel mundo? Pues no está en la lista.
Un beso
Gracias, Madame Delikat, mañana me subo a un taburete y le doy un besazo a Christina para felicitarla. ;-)
RépondreSupprimerJajaja Sorokin, yo también he tenido que mirar en la Wiki para ver de qué iba la cosa y sí, me refería por supuiesto a las modernas maravillas del mundo, que no sabía yo que tenían tanta polémica, pero bueno, la misma podrían haber tenido las antiguas ya que el tema proviene de un poema si no me equivoco. Las modernas son por votación popular con más o menos acierto, tampoco está mal.
RépondreSupprimerYo había leído que la muralla de China era una de las siete maravillas del mundo y con eso me quedé, pero tampoco estaba muy puesta como ves. Mira por donde ahora sabemos más.
Y no, para mi París tiene significado por muchas cosas, pero no la considero la maravilla del mundo, he visto lugares mucho más impresionantes y preciosos. Personalmente me inclino por las maravillas naturales y he estado en glaciares, durmiendo en una tienda a sus pies, que me han dejado sin respiración. He visto lagos helados, paisajes de mar, de montaña, de sueño, los Alpes mismo, en fin, lugares quizás sin mucho nombre, pero maravillas para mi. París es otra historia, era una asignatura pendiente y casi legendaria, pues a pesar de haberla visitado en 5 ocasiones, no pude nunca hacer lo que en este viaje he hecho ;-)
Bueno, un beso y perdón por la imprecisión jejeje.
Magnífica descripción, Viena, de las maravillas naturales que has vivido. Sin querer, me recordó al discurso del replicante en "Blade Runner".
RépondreSupprimerLa verdad, un secreto y que no se entere nadie: yo soy más bien una rata de ciudad que una liebre de campo. Lo que no quita que me haya quedado pasmado ante algunas maravillas de la naturaleza. Una vez, salía de Lausana en coche por la mañana. La niebla no dejaba ver nada. De golpe, la niebla se despejó, y como fantasmas aparecieron de golpe los Alpes, blancos, muy blancos, enmarcados por un cielo azul, muy azul. Casi me la pego con el coche de la emoción. Además, me acuerdo que tenía puesta una cinta con el concierto de Violín de Beethoven. Ouahhh. Nunca me olvidaré de eso.
He subido al Etna y al Vesubio, he estado en Nyssiros, quemándome los pies con las fumarolas y estuve en la lengua del glaciar de Olden cuando, de repente hubo un desprendimiento de hielo, pero nada, nada como la vista de los Alpes al salir de Lausana aquel día.
Jo, que plasta me pongo.
Un beso
El pobre pescado queda hecho un trapo encima del plato, jijiji, supongo que es una costumbre suya esa presentación.
RépondreSupprimerLa primera foto me ha recordado mucho a San Juan de Gaztelugatxe en Bilbao. Supongo que ya lo conocerás pero es como una copia de la muralla china pero en el Cantábrico. Si alguna vez vas por allí te recomiendo un restaurante que se llama Eneperi. ¡Allá donde hay muralla, hay que reponer fuerzas!
Un saludín Sorokin!
Hola, Arantxi.
RépondreSupprimerPues fíjate que no, que no conozco San Juan de Gaztelugatxe. Ya sé que es increíble, ¡Sorokin tiene gruesas carencias! Pues sí. De todas formas, prometo que si voy iré al restaurante que dices.
Y lo de preparar el pez así, es para dar facilidades a los comensales con sus palillos, supongo. Lo ponen en la mesa giratoria, todo el mundo se pone en guardia con los palillos... y hala, coma el que pueda, arrancando pedazos según pasa el bicho, pobretico.
Saludotes, Arantxi
Querido Sorokin, no puedo menos que admirarte con ese recorrido y tu disculparas pero en el fondo de mi corazón no sé que tengo con los chinos y con ese país que me da una infinita flojera. Ya sé que su cultura milenaria y llena de riquezas que nos han heredado, y que son una irreverente y fea persona pero cada vez más me causa una especie de urticaria pensar en ese lugar. Mis razones tengo, te digo tu perdona.
RépondreSupprimerSe feliz por mientras.
Hola Carmen. Mujer, cada uno es dueño de que le guste una cosa u otra. A mí, lo que me da flojera es pensar en visitar el Africa que llaman "negra" (Ya no sé si ese nombre es políticamente correcto, ahora creo que hay que decir "Subsahariana"). Lo que si te puedo decir es que China me ha sorprendido. La gente es amable, aunque no se les entienda nada, las infrastructuras son muy modernas y la cerveza es buena ;-)
RépondreSupprimerPero, oye, si no te apetece, me parece muy bien, es tu derecho. Yo, lo que no haría es ir de vacaciones, pero para ir una semana a trabajar he estado en sitios peores... (Y algunos no muy lejos de Bruselas, ssshhh, no se lo digas a nadie)