Pues sí, mis queridos amigos, enemigos, lectores, no lectores, gurriatos y otra gente de bien (o de mal, ¿quién soy yo para juzgar?). He decidido obsequiaros con una receta, a la par de con una apasionante lectura. Os voy a hablar, con el debido respeto, faltaría más, de una receta que publica Olga Tokarczuk, premio Nobel de literatura en 2018, en su libro "Sobre los Huesos de los Muertos". Tranquilos, no se trata de comer huesos ni muertos, ¡San Genaro me libre!
La protagonista del libro es una ingeniero retirada que vive en la frontera entre Polonia y la República Checa:
La protagonista se llama Janina Duszeiko y, vive solitaria en una casa cerca de Klodzko, al lado de los montes que el traductor castellano llama "Montes Mesa". Esta región, que desencadenó la segunda guerra mundial se llamaba "los Sudetes" y está compartida por Polonia, Alemania y Chequia.
La Señora Duszeiko pasa el invierno cuidando de las casas vacías de algunas personas que habitan fuera del pueblo y tiene pocas amistades, claro que el pueblo no da para mucho. Es una gran amante de los animales y detesta los cazadores furtivos que andan por la zona.
Ama la Astrología, y piensa que sabiendo la fecha de nacimiento y conociendo la posición de los planetas en ese momento, se puede determinar cuándo va a morir una persona.
En el pueblo empiezan a aparecer extrañas muertes. y la novela pasa entre sucesos extraños, muertes violentas y esas cosas de toda la vida, ya sabéis.
Servidor de todos ustedes, que no ha estado en Polonia, ha estado muchas veces en la República Checa hace años, por motivos de trabajo. Aunque mi trabajo era en Praga (ya os contaré algún día si sois buenos)
algunas veces recorrí las regiones de Bohemia y Moravia. En concreto, en una ocasión hice unas fotos en Çesky Krumlov, precioso pueblo, que si bien no es Polonia, a mí no me cabe duda que debe tener similitudes claras con el pueblo de la novela:
Calles rodeadas de montañas...
Lleva mantequilla, harina (yo he usado Maizena, porque es más fácil de manejar y se conserva mejor, pero, oigan, amigos, ustedes vosotros/vosotras, lo podéis hace con verdadera harina), leche, agua, tres clases de mostaza, sal y pimienta. Madame Duszeiko la sirve con unos curruscos de pan tostado.
Se derrite la mantequilla al fuego suave:
Tras eso, nuestra protagonista añade mitad y mitad de agua y de leche y la lleva a ebullición:
A continuación añade las mostazas y revuelve como una maniaca, pero sin llegar esta vez a ebullición
Y ya está la sopa. Pani Duszeiko le añade unos curruscos de pan tostado. Y desde luego está muy bien, y no es poque la haya hecho servidor.
En cualquier caso, os aconsejo el libro. Sopas aparte, es verdaderamente interesante y con un final totalmente imprevisto
Besotes, me voy a cenar