dimanche 16 décembre 2012

Diciembre en Bruselas. Abetos cubistas, esferas de colores y otras menudencias


 Como quien no quiere la cosa, queridos lectores, amables seguidores, ocasionales mirones y otras diversas gentes que habéis caido por este capítulo de la aburrida vida de un servidor de ustedes vosotros, ha pasado otro año desde el mes de Diciembre de hace un año (yo es que para contar, soy un lince). Vamos, que esto va a una velocidad descomunal, como un relámpago atravesando las más escondidas volutas de la desgastada sesera sorokiniana. Como es tradicional es estas fechas, las ciudades se llenan de lucecitas de variados colores, suenan musiquillas acarameladas en los altavoces de los grandes almacenes y la gente se dispone a gastar el poco dinero que les ha dejado la crisis.

En Bruselas, este año, la sensación ha sido el abeto cubista que han instalado en la Grand Place, rompiendo la tradición de cortar un gran abeto de las Ardenas y llenarlo de luces y guirnaldas. La ciudadanía bruselense, incluídos los miles de gentes de aluvión que vivoteamos por aquí, se ha dividido radicalmente entre los que les gusta la versión cibernética del árbol de Navidad y los que opinan descaradamente que es una mamarrachada. En fin, queridos amigos, Sorokin os va a dar la oportunidad de que opinéis, aunque estéis a miles de kilómetros de este ciberárbol. Para empezar, os diré que es un abeto multicolor, que, a diferencia de los abetos ardeneses, puede cambiar de color a voluntatd del astuto programador de abetos. Puede ser malva-violeta-rosa-fucsia (un servidor, a diferencia del varón típico, conoce el tono que las mujeres llaman "fucsia"):


 O de un naranja con resonancias típicamente valencianas:


 E incluso de otros colores y variantes que os presentaré ¡Oh, queridos lectores! en un video  que encontaréis al final del post, no os impacientéis. De todas formas, no sé por qué rayos se indigna parte del personal, si ya hace años que otros árboles metálicos se han apropiado de otros rincones de la capital, como este abeto, que podríamos llamar "bólico" que lleva varios años apareciendo en la esquina de la calle Georges Henri:


 Pero este año han aparecido, además, otras inquietantes bolas en el centro de Bruselas, en la mismísima Avenue Louise. Con lo cual ya esta clara la competencia de volúmenes geométricos: cubos contra esferas. A ustedes vosotros de decidir:


Swedenborg decía que las almas son esféricas (claro, que Swedenborg era capaz de decir cualquier cosa) y, por otra parte, la esfera es la forma perfecta porque la geometría nos dice que presenta el área mínima para un volumen dado (aunque como decía Guillermo Brown: "Jometría", ¿para qué sirve la "jometría"?). En fin, vosotro veréis. ¿esferas o cubos?

Desmintiendo la versión dada por algunos que habían difundido la especie de que no se había puesto un auténtico árbol de Navidad en la Grand Place para no molestar a los musulmanes (como si el abeto fuera signo religioso de nada), al ladito mismo del ciberabeto se ha colocado un Belén. Miradlo bien, oh gentes, y decidme, please, qué le veis de diferente:



 ¡Bingo!, efectivamente, faltan la mula y el buey. Se ve que el ERE del Bendito XVI eliminando a los pobres animales del nacimiento ha sido ya tenido en cuenta.

Además de estas manifestaciones festivas de cubos, esferas, belenes, lucecillas y tal, en el centro de la capital se ha abierto la tradicional feria de Navidad, llena de tenderetes con productos  de la región, caballitos, norias y otras sanas diversiones para que se expandan el espíritu, el estómago y el hígado. Este año, entre los típicos alimentos de la zona, hay no menos de tres tenderetes vendiendo churros:


Al lado de la Grand Place



 Enfrente de la Bolsa


En la Place St Catherine

No sé, habría que analizar cuál de ellos expende los más genuinos churros de Bruselas. Como podéis comprobar, en el primero venden, además, gaufres, en el el segundo dan Glühwein... así es que yo me quedaría con el tercero, el de la Place St Catherine. Además, la churrera es la que tiene el aire más hispánico:




Y vale ya de decir tontunas. Para acabar este post, os vais a aguantar y tragaros lo que estoy leyendo por estas fechas. Leer los posts de Sorokin es duro, amiguetes. Pues bien, os diré que como "Cincuenta sombras de Grey" me resultó bastante plasta, como una mezcla de Corín Tellado, "Californication" de David Duchovny y el Marqués de Sade y la abandoné hacia la página cien (y ya aguanté, pardiez), decidí retomar la lectura del Génesis. Yes, please, del Génesis. ¿Queréis aventuras, sexo, violencia, traiciones, pasiones? pues es vuestro libro. Yo es que tengo una de esas biblias que ponen los Gedeones en las mesillas de los hoteles en Inglaterra. Ya hice un primer comentario, allá por 2008, en los primeros vagidos de este aburrido blog, pero he seguido leyendo con cuatro años de retraso.  Aparte las historias de Cáin y Abel, de los gigantes que poblaban la tierra, etc, me ha fascinado la historia de Abraham (ojito, que siguen spoilers): Abraham se va con su mujer, Sarah -que además era prima suya- a Egipto, pero disimula y le dice al faraón que es su hermana, con lo que el tal faraón la mete en su harem (¿era o no era Abraham tolerante?), pero la Sarah -dice el Génesis- les pega no sé qué enfermedad a todos los egipcios (?). Total, que los expulsan. Sarah, evidentemente, tambien muy tolerante le dice a su marido que por qué no se fornica a su esclava Agar. Abraham, encantado, lo hace y le nace un hijo, un tal Ismael. Pero ¡ay, las mujeres!, Sarah cambia el disco y dice que los expulse. Total, Abraham, evidentemente un calzonazos, manda a los dos al desierto:




 Dibujo de Gustavo Doré: Abraham expulsa a Agar e Ismael

Otra aventura magnífica es la de Lot y sus hijas. Lot ha salido corriendo de Sodoma para evitar el riego de azufre fundido que ha enviado Yahvé sobre la ciudad. Su mujer se convierte en estatua de sal por mirar donde nadie le manda y Lot se queda solo con las nenas. Pero las niñas, que debían ser bastante ardientes (se les pegó lo del azufre, tal vez). Deciden fornicarse a su papá. Lo emborrachan y yacen con él una tras otra. Fino ¿eh?. Eso son pornoaventuras y no las tonterías de las cincuenta sombras de Grey.



G. Doré: Lot huyendo de Sodoma

Bueno, queridos lectores pues os voy a dejar, que me estoy poniendo plasta. No sin antes colgaros el video que os había prometido. Felices fiestas y un agradable fin del mundo a tod@s. Besotes



samedi 24 novembre 2012

Cocinando con Murakami: Edamame con vieiras



Para qué lo voy a negar, mis queridos lectores que me escucháis (porque leerme, a lo mejor ni se os ocurre), un servidor es un adicto a la lectura (y a otras cosas, pardiez, entre ellas a la buena mesa). En estos días me acabo de terminar los volúmenes 1 y 2 (que, mira tú por donde, resulta que se han publicado en todo el mundo como uno solo) del 1Q84 de Murakami:


Os voy a hacer una confesión: amo a Murakami desde hace casi diez años. Sí, es así. Todo empezó en una librería de Waterstone's en Londres. Andaba yo despistado, de estante en estante, mirando el apartado "fiction" (ya sabéis que los alglosajones dividen los libros en dos grandes grupos "fiction" y "non-fiction". Penosa clasificación, porque pretender que los tratados de economía -por ejemplo- no son ficción, clama al cielo). Bueno, pues caí sobre un libro que llevaba una etiqueta: "Waterstone's recommends": "Norwegian Wood" de un tal Murakami (en Español se ha editado como "Tokio Blues") y me gustó. Desde entonces me he leido toda la obra de don Haruki. Tiene altibajos, como todos los escritores, pero en general el tono de lo que podríamos llamar "realismo mágico japonés" es bueno y fácil de leer incluso para los tarugos como un servidor.

Y en éstas, llegó 1Q84 en edición paperback (me negué a leer la edición con tapas duras, porque es que los libros que pesan, no se pueden leer en la cama, pardiez). Y me engolfé en las aventuras sorprendentes de Tengo, Fuka-Eri y Aomame, casi sin poder levantar los ojuelos del libro. Al llegar al capítulo 4 del tomo 2, Tengo se cocina unas gambas con edamame. Claro, yo no sabía que rayos era el "edamame", así es que me puse a investigar, oh amiguetes y descubrí que son vainas de soja verde. Y me dije. Sorokin, ¿por qué tú, que eres un cocinilla no intentas hacerlo? Y pues, como dicen en México "ahí le voy, compadres": fuí al mejor supermercado chino de Bruselas para empezar:




Y ahí encontré el edamame. Eso sí, congelado:



Además, para completar la receta Murakamiesca, compré jengibre, sake y salsa de soya:



Un truño de jengibre 



Unas botellitas de salsa de soya y de sake.

Y me puse manos al asunto. Debo haceros otra confesión, ¡oh amigos del alma!: la receta que hace Tengo, consiste en gambas con edamame, pero vuestro bloguero, que sabe que las gambas en Bruselas son unas cosas congeladas que vienen de VietNam y que saben a rayos, papel cartón y algún producto químico que otro, decidió hacer la receta con vieiras. Por lo menos, tan simpáticos y santiagueros moluscos vienen del Mar del Norte en estado más o menos natural (además, me consta que en Japón se comen, porque un servidor se ha inflado a vieiras en Tokio) Pues ahí vamos:
Lo primero es descongelar el edamame:



A continuación hay que pelarlo, porque las vainas son duras y fibrosas. Trabajo durillo, pero que animé con una cervecita, faltaría más. Así el tiempo pasa más rápido:



 Una vez peladas las habas de soja, se rebozan bien en sal y se ponen a hervir. Las mías hirvieron durante unos cuarenta minutos:


Mientras, y al filo de la segunda cervezota, un servidor picó el jengibre con un artilugio chino (para no salir mentalmente de la zona, pero vamos, queridos lectores, lo podéis picar con lo que se os venga en gana)




Puse el jengibre en una sartén a fuego muy lento, y mientras, corté champiñones en láminas  y apio en finos pedacitos:




Y los añadí a la sartén donde ya está hecho el jengibre: Subí el fuego (es un decir, que mi cocina es eléctrica), añadí sal y pimienta y moví ligeramente hasta que estuvieron cocidos. Les añadí un vaso de Sake y un chorrito de salsa de Soya:



Ahora, oh queridos comensales, viene la mayor variante sobre el plato Murakamiesco: Tengo añade las gambas peladas en la sartén donde se ha cocido toda esta historia. Sorokin, en cambió, decidió hacer las vieiras aparte. Las vieiras son de la pescadería de la esquina, donde ya vienen sin el coral, en plan cuadradito:



Las  hice aparte en otra sartén hasta que estuvieron doradas. Eso sí, el jugo que soltaron lo añadí a la sartén de los vegetales. Para terminar, añadí cilantro picado a todo el conjunto. Coloqué todo en una bandeja amplia ("a large platter" dice Murakami) al lado del edamame cocido, como podéis ver en la foto de cobertura y quedó finísimo.Sabroso, sabroso, en serio.

A continuación me asomé a la  terraza para ver si había dos lunas, no fuera a ser que por haber practicado la cocina de Murakami hubiera ido a parar al mundo paralelo de 1Q84. Pero no, todo estaba en orden y no había ninguna crisálida de aire en mi sofá. Sin embargo, qué extraño, sonaba la Sinfonietta de Janaçek en mi radio:



Si os animáis, queridos amigotes, os deseo que os siente el plato tan bien como a mí. Yo me lo comí con una tercera cervezota, pero seguro que si le ponéis un blanco de Rueda frío también irá a las mil maravillas.

Y ya puestos y perdida la vergüenza, voy a presentar este platillo al III Concurso Gastronómico de Apicius, patrocinado por:

San Ignacio

El taller de las tradiciones

Oh menaje

La cocina de Plágaro

Artepan


 Un gran besote


vendredi 16 novembre 2012

Estampas madrileñas


 EL MATADERO DE MADRID - MI GOZO EN UN POZO - LA PRINCESITA AMENAZADA DE MUERTE - UN BACALAO DE LUJO

Pues bien, queridos lectores y otros especímenes que me leeis (o que, al menos, miráis las fotos), he ido a Madrid a pasar el puente de la Almudena. Os noto sorprendidos, lo siento como una vibración en mi oreja derecha: -¿el puente de la Almudena? ¿qué rayos es eso, Sorokin?. Pues sí, amiguitos, la Almudena, el 9 de Noviembre, es fiesta en la capital. Sucede que Madrid tiene dos santos patrones (oyes, los madrileños no van tener uno nada más, eso será para los de provincias). Uno, el más conocido, es San Isidro, por supuesto (un santo admirable que ponía a los ángeles a trabajar mientras él echaba la siesta ¡mi ídolo!) y el otro es la Virgen de la Almudena.
Total, que allá me fuí, a celebrar a la patrona. Como había agotado mi cuota de viajes gratis con la tarjeta de Iberia, usé la tarjeta de Lufthansa y me marqué un viaje por la patilla con SN Brussels:



La verdad es que me trataron bien. Por treinta mil millas de la tarjeta, me metieron en una zona que no es business ni es la zona de los miserables turistas. La llaman "bFlex". Para empezar, me dieron de comer y para acabar, te llevan a la Terminal 2 de Barajas en vez de a la 4, con lo que te ahorras diez euros de taxi.

Pero en fin, eso sólo es el comienzo de mi puente madrileño. No conocía el Matadero de Madrid, transformado en un lugar de exposiciones, salas de teatro, aulas para cursos y otras actividades similares, así es que me decidí a echarle un vistazo. El Matadero está en el barrio de Legazpi, un barrio del "Madrí" de toda la vida, donde todavía se pueden ver escenas como ésta:


(No se sabe si lavan dólares o el letrero se refiere a las camisas que cuelgan de las ventanas). 

El Matadero me impresionó. Sobre todo porque es sorprendente que un sitio tan amplio como ese, con tantos espacios vacíos, como se ve en la foto de cabecera, al ladito del Manzanares, haya resistido a la piqueta y a las ambiciones privatizadoras de tanto buitre como hay por la capital. Pero ahí está. El día que fuí, no había más que una exposición: Iceberg,  una expo colectiva que había citado Dorothy en su blog "Dorothy con tacones" hace unos dias:



La verdad es que en la nave donde estaban las obras expuestas había mucho sitio y poca gente, con lo que uno se podía pasear sin engorro y mirar a gusto, aunque eso produce una cierta sensación de vacío. Lo más visble eran estos tres cuadros de José Diaz que yo, como pintamonas amateur, encontré interesantes:


Y esta escultura de Françoise Vanneraud que llámase "cartografía turbia". Cada una de las secciones son mapas del barrio de Tetuán en diferentes épocas:



La iluminación, correcta aunque en algunos casos, como las obras de Irene de Andrés resultaba bastante sombría. Tanto que ni les pude hacer una foto. En resumen, interesante, pero todo un poco desangelado, como todo el Matadero. Da la impresión de que está un poco subutilizado.

Pero, como con esas cosas había desarrollado un hambre de hiena me fui en menos de lo que canta el pie de un inglés a la calle del Pozo a ver si tenía suerte y encontraba abierta la pastelería más antigua y famosa de Madrid. Es que cierran a las dos de la tarde y en varios viajes anteriores me la había encontrado siempre cerrada. ¡Oh maravilla! llegué a las dos y cinco y todavía estaba abierta:




Naturalmente, me precipité en su interior como una tromba, mientras unas damas miraban extasiadas el escaparate. ¡Oh my God! por fin, lo conseguí.



La Pastelería del Pozo es famosa por sus hojaldres, que tienen fama de ser los más finos de Madrid, así es que me compré una empanada de salmón que aquí podéis ver ustedes vosotros, mis queridos amiguetes: 



Podéis relameros discretamente ¡Oh amigos!, pero os diré una cosa:  el hojaldre es finísimo, crujiente y tierno a la vez, pero no es como el hojaldre al norte del Pirineo. Probablemente esté elaborado con aceite en vez de mantequilla. Os lo digo para que no os llevéis un chasco.  Un servidor, que ya se ha vuelto un poco guiri tras todos estos años, tardó unos segundos en adaptar sus papilas al gusto. Pero vaya, una vez que lo internalizas, se disfruta un montón.

Entre tanto, en Madrid estaban pasando otras cosas. La princesa más bella de la capital ha sido amenazada de muerte por la bruja Desesperanza y su ayudante el semibrujo Nacho. Celosos sin duda de su éxito y de lo bien que la princesita trataba a su gente, se propusieron exterminarla para convertirla en quién sabe qué. Tal vez un casino donde se pueda fumar. En fin, que los enanitos de la zona que la amaban sobremanera, han decidido protestar a grito pelado y recoger firmas. Un servidor, que es un sentimental, apoya a los enanitos y ha firmado varios pliegos que no sé si servirán para algo. Parece ser que otra bruja, enemiga de la Desesperanza, la bruja Ana Garrafa, tambien ha firmado los papelillos aunque hay quien dice que simplemente no se enteraba de lo que firmaba




Pero vamos, no os entristezcáis, amigotes. Tengo una buena noticia: el bacalao de Casa Labra está mejor que nunca. Fui otro día por allí y, a pesar de las noticias difundidas por algunos agoreros de que había que hacer varias horas de cola para conseguir una tajada y una croqueta, un servidor, llegó y compró dos croquetas y dos tajadas en menos de lo que canta el sobaco de un ruso. Estaban deliciosas, pardiez. De verdad, no os las perdáis si podéis:



Oye, y con estas cosas me está entrando un hambre que no veas, así que os voy a dejar aquí. Se acabó el rollo sorokinesco. Venga, un abrazote


samedi 27 octobre 2012

Faisán a la brabanzona



Una vez más, queridos amigos, se aproxima de forma implacable el mes de Noviembre, con su cambio de horario, con sus bajas temperaturas (por favor, amigos del hemisferio sur, ya sé que esto no se aplica a ustedes, pero perdonen a este bloguero que se está estremeciendo de frío en Bruselas, a 4ºC, justo tras una semana de "veranillo de San Martín" en la que hemos llegado a 23ºC). Decía, que es que me distraen ustedes, caramba, que se aproxima el mes de Noviembre y con él, el día de difuntos. Día en el que todos los años tengo algunas visitas. El año pasado, para agasajar a mis contertulios preparé una endivias caramelizadas que fueron bastante bien recibidas, claro que ninguno de los asistentes era un experto gastrónomo. Pero ¡Oh mundo sorprendente!, este años he recibido un mensaje extrasensorial que me ha soplado que van a venir a cenar Don Francisco de Quevedo, Brillat-Savarin y Moctezuma Xocoyotzin:


Don Francisco de Quevedo
            Moctezuma

 Jean-Anthelme Brillat-Savarin

Naturalmente, un sudor frío recorrió mi esternón y mi cerebro naufragó en medio de un espantoso pánico al ridículo. A punto estuve de anular la visita anual de los seres del otro mundo. Sabía que Don Francisco, con un cochinillo asado estaría contento, y que a Moctezuma le bastarían unos zopes con chile serrano y carnitas frías... pero ¡a Brillat-Savarin!, mon Dieu, ¿que iba yo a darle?.

Estando en tamañas cavilaciones, me llegó un mensaje extrasensorial y pseudotelepático de Don Francisco, que me susurró suvemente en el trigémino (el trigémino está en la frente, so mal pensados):


"Considere su merced que persona de tan noble alcurnia y refinados gustos como Monsieur Brillat-Savarin, bien sería merecedor de que vuestra merced se afanare en preparar sabroso condumio con ocasión de su visita a este mundo"



¡Cielos benditos! mi  pánico aumentó de forma exponencial a cada palabra quevediana. Pero, Don Francisco, con un deje burlón y socarrón, continuó:

"No me haga remilgos vuesa merced, que, considerando que presume de no conocer a las mujeres y ha tenido ya varias, lo mismo puede aplicarse a sus artes culinarias. No se espante, pues, su merced y póngase a ello, voto a bríos"


Me retuve de responder que si eso era así, era porque ninguna mujer había sido capaz de soportar mis atroces desmanes culinarios. Pero nada, la onda extrosensorial despareció. Así que me dije: -Sorokin, cielete, ¿por qué no haces un ensayo a ver que tal queda y si sale bien lo haces el primero de Noviembre?

Pues nada, me puse a la obra y decidí hacer un plato típicamente belga y típicamente de la estación que nos ocupa: Un faisán a la brabanzona. Lo de "brabanzona" se refiere a la región de Brabante. La región en cuestión, ¡Oh queridos amigos! es la provincia que rodea Bruselas. De hecho, Bruselas está en mitad de Brabante. Lo que pasa. es que hace unos años, cuando Bélgica se convirtió en un estado federal, como sabéis, todo el país se dividió en dos: El norte, flamenco, y el sur, francófono y valón. Brabante siguió el mismo esquema, así que hay dos Brabantes: el flamenco y el valón. Y Bruselas, en medio. Pero vamos, que no se sabe si el faisán a la brabanzona lo inventaron unos u otros:


Pero a lo que vamos, al faisán qué rayos, que se nos echa el tiempo encima. Compré una faisán en "la Becasse", una carnicería de Stockel, donde te lo preparan con una lámina de tocino y una hoja de vid:


La carnicera me preguntó si lo quería hembra o macho. Naturalmente, dije que hembra, aunque no sé muy bien por qué, pero suena mejor. Después compré mantequilla salada en el supermercado. Ya sé, ya sé que me vais a decir que por qué no usé Aceite Oliva Virgen y tal. Pues fácil, porque entonces no sería faisán a la brabanzona, sería faisán a otra cosa, no sé, a la sorokinesca.



Las endivias las compré en el frutero de la esquina asegurándome que eran de tierra (no sé qué diablos quiere decir, pero he leído que son las mejores. Debe ser que hay otras de esas que se cultivan en cuevas o qué se yo):


Para preparar el faisán, queridos e ilusionados lectores, lo puse en una cocotte o cacerola de hierro fundido con unas pellas de mantequilla con sal. Se calienta la mantequilla en la cocotte y se dora el faisán por todos lados durante unos pocos minutos. Mientras, se ha precalentado el horno a 180ºC.




Una vez dorado el pobre animalillo, se mete en el horno durante unos 50-60 minutos, mientras de vez en cuando se le riega con el jugo de la cocción, y si es necesario, añadiendo un poco de agua (yo, por si acaso, le puse unos chorritos de vino tinto, aunque lo suyo, lo racial, hubiera sido ponerle cerveza negra). Le hemos añadido algo de sal, no mucha, porque la mantequilla ya era salada. El siguiente paso es caramelizar las endivias, cortándoles el fondo levemente, que es lo que amarga y pasándolas por la sartén con pimienta, nuez moscada, azúcar y cubriéndolas con agua hasta la mitad.




Cuando el faisán ya está listo, se saca del horno, se le añaden las endivias con el jugo que hayan soltado y se pone a fuego suave (lo de fuego es un decir, porque mi cocina es eléctrica y, ciertamente, echo de menos el gas, que queréis, amiguetes) hasta que todo el conjunto queda agradablemente dorado y las endivias bien caramelizadas.



Y ¡hete aquí! como queda el faisán con sus endivias una vez emplatado:



Estaba de muerte. No en vano es una receta para el día de difuntos, diantres.

Nota: Ya sé que hay una polémica sobre si se escribe "endivias" o "endibias". Yo lo escribo con uve, porque al fin y al cabo, el nombre se lo pusieron los francófonos de aquí, de Bruselas, que es donde se inventaron. En concreto, en la Comuna de Scaerbeek en el siglo XIX.


Venga, ya os contaré si mis espectrales invitados aprecian el manjar.

Un besazo

Post Scriptum:

Tras el éxito obtenido en la cena, y ante las súplicas de mis comensales, Oh queridos lectores,  me he decidido a presentar este plato al III Concurso de gastronomía del gran Apicius: "La cocina paso a paso",

Patrocinado por:

San Ignacio
El taller de las tradiciones
Oh menaje
La cocina de Plágaro
Artepan

Saluditos