Una vez más, queridos amigos, se aproxima de forma implacable el mes de Noviembre, con su cambio de horario, con sus bajas temperaturas (por favor, amigos del hemisferio sur, ya sé que esto no se aplica a ustedes, pero perdonen a este bloguero que se está estremeciendo de frío en Bruselas, a 4ºC, justo tras una semana de "veranillo de San Martín" en la que hemos llegado a 23ºC). Decía, que es que me distraen ustedes, caramba, que se aproxima el mes de Noviembre y con él, el día de difuntos. Día en el que todos los años tengo algunas visitas. El año pasado, para agasajar a mis contertulios preparé una endivias caramelizadas que fueron bastante bien recibidas, claro que ninguno de los asistentes era un experto gastrónomo. Pero ¡Oh mundo sorprendente!, este años he recibido un mensaje extrasensorial que me ha soplado que van a venir a cenar Don Francisco de Quevedo, Brillat-Savarin y Moctezuma Xocoyotzin:
Don Francisco de Quevedo
Moctezuma
Jean-Anthelme Brillat-Savarin
Naturalmente, un sudor frío recorrió mi esternón y mi cerebro naufragó en medio de un espantoso pánico al ridículo. A punto estuve de anular la visita anual de los seres del otro mundo. Sabía que Don Francisco, con un cochinillo asado estaría contento, y que a Moctezuma le bastarían unos zopes con chile serrano y carnitas frías... pero ¡a Brillat-Savarin!, mon Dieu, ¿que iba yo a darle?.
Estando en tamañas cavilaciones, me llegó un mensaje extrasensorial y pseudotelepático de Don Francisco, que me susurró suvemente en el trigémino (el trigémino está en la frente, so mal pensados):
"Considere su merced que persona de tan noble alcurnia y refinados gustos como Monsieur Brillat-Savarin, bien sería merecedor de que vuestra merced se afanare en preparar sabroso condumio con ocasión de su visita a este mundo"
¡Cielos benditos! mi pánico aumentó de forma exponencial a cada palabra quevediana. Pero, Don Francisco, con un deje burlón y socarrón, continuó:
"No me haga remilgos vuesa merced, que, considerando que presume de no conocer a las mujeres y ha tenido ya varias, lo mismo puede aplicarse a sus artes culinarias. No se espante, pues, su merced y póngase a ello, voto a bríos"
Me retuve de responder que si eso era así, era porque ninguna mujer había sido capaz de soportar mis atroces desmanes culinarios. Pero nada, la onda extrosensorial despareció. Así que me dije: -Sorokin, cielete, ¿por qué no haces un ensayo a ver que tal queda y si sale bien lo haces el primero de Noviembre?
Pues nada, me puse a la obra y decidí hacer un plato típicamente belga y típicamente de la estación que nos ocupa: Un faisán a la brabanzona. Lo de "brabanzona" se refiere a la región de Brabante. La región en cuestión, ¡Oh queridos amigos! es la provincia que rodea Bruselas. De hecho, Bruselas está en mitad de Brabante. Lo que pasa. es que hace unos años, cuando Bélgica se convirtió en un estado federal, como sabéis, todo el país se dividió en dos: El norte, flamenco, y el sur, francófono y valón. Brabante siguió el mismo esquema, así que hay dos Brabantes: el flamenco y el valón. Y Bruselas, en medio. Pero vamos, que no se sabe si el faisán a la brabanzona lo inventaron unos u otros:
Pues nada, me puse a la obra y decidí hacer un plato típicamente belga y típicamente de la estación que nos ocupa: Un faisán a la brabanzona. Lo de "brabanzona" se refiere a la región de Brabante. La región en cuestión, ¡Oh queridos amigos! es la provincia que rodea Bruselas. De hecho, Bruselas está en mitad de Brabante. Lo que pasa. es que hace unos años, cuando Bélgica se convirtió en un estado federal, como sabéis, todo el país se dividió en dos: El norte, flamenco, y el sur, francófono y valón. Brabante siguió el mismo esquema, así que hay dos Brabantes: el flamenco y el valón. Y Bruselas, en medio. Pero vamos, que no se sabe si el faisán a la brabanzona lo inventaron unos u otros:
Pero a lo que vamos, al faisán qué rayos, que se nos echa el tiempo encima. Compré una faisán en "la Becasse", una carnicería de Stockel, donde te lo preparan con una lámina de tocino y una hoja de vid:
La carnicera me preguntó si lo quería hembra o macho. Naturalmente, dije que hembra, aunque no sé muy bien por qué, pero suena mejor. Después compré mantequilla salada en el supermercado. Ya sé, ya sé que me vais a decir que por qué no usé Aceite Oliva Virgen y tal. Pues fácil, porque entonces no sería faisán a la brabanzona, sería faisán a otra cosa, no sé, a la sorokinesca.
Las endivias las compré en el frutero de la esquina asegurándome que eran de tierra (no sé qué diablos quiere decir, pero he leído que son las mejores. Debe ser que hay otras de esas que se cultivan en cuevas o qué se yo):
Para preparar el faisán, queridos e ilusionados lectores, lo puse en una cocotte o cacerola de hierro fundido con unas pellas de mantequilla con sal. Se calienta la mantequilla en la cocotte y se dora el faisán por todos lados durante unos pocos minutos. Mientras, se ha precalentado el horno a 180ºC.
Una vez dorado el pobre animalillo, se mete en el horno durante unos 50-60 minutos, mientras de vez en cuando se le riega con el jugo de la cocción, y si es necesario, añadiendo un poco de agua (yo, por si acaso, le puse unos chorritos de vino tinto, aunque lo suyo, lo racial, hubiera sido ponerle cerveza negra). Le hemos añadido algo de sal, no mucha, porque la mantequilla ya era salada. El siguiente paso es caramelizar las endivias, cortándoles el fondo levemente, que es lo que amarga y pasándolas por la sartén con pimienta, nuez moscada, azúcar y cubriéndolas con agua hasta la mitad.
Cuando el faisán ya está listo, se saca del horno, se le añaden las endivias con el jugo que hayan soltado y se pone a fuego suave (lo de fuego es un decir, porque mi cocina es eléctrica y, ciertamente, echo de menos el gas, que queréis, amiguetes) hasta que todo el conjunto queda agradablemente dorado y las endivias bien caramelizadas.
Y ¡hete aquí! como queda el faisán con sus endivias una vez emplatado:
Estaba de muerte. No en vano es una receta para el día de difuntos, diantres.
Nota: Ya sé que hay una polémica sobre si se escribe "endivias" o "endibias". Yo lo escribo con uve, porque al fin y al cabo, el nombre se lo pusieron los francófonos de aquí, de Bruselas, que es donde se inventaron. En concreto, en la Comuna de Scaerbeek en el siglo XIX.
Venga, ya os contaré si mis espectrales invitados aprecian el manjar.
Un besazo
Post Scriptum:
Tras el éxito obtenido en la cena, y ante las súplicas de mis comensales, Oh queridos lectores, me he decidido a presentar este plato al III Concurso de gastronomía del gran Apicius: "La cocina paso a paso",
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San Ignacio
El taller de las tradiciones
Oh menaje
La cocina de Plágaro
Artepan
Saluditos