mardi 26 juin 2012

Bangkok: El monzón, los tuk-tuk y un puente belga


Mis queridos y fieles lectores (bueno, algún infiel habrá, pero eso no es asunto mío, que uno no es quien para juzgar). Heme aquí de nuevo en Bruselas tras un viaje  relámpago a Bangkok. En fin, si fuera por mí, me habría quedado por allí unos cuantos dias, meses o años más, quién sabe, pero quien manda, manda. Han sido cinco días escasos, pero que me van a dar tela para contaros, no faltaría más. Mis lectores no pueden quedarse así, sin conocer las aventuras de Sorokin en el sureste asiático. Para empezar por el principio -cosa totalmente pasada de moda, pero que por una vez voy a respetar-, llegué el domingo 17, tras pasar la noche en un avión suizo en el que lo único destacable fue la bronca que organizó el pasajero de al lado porque no tenían Martini. No le extrañaba en absoluto que Swissair hubiera quebrado... ¡una línea aérea sin Martini!¡dónde se había visto tal cosa!. En fin, que aparte el gruñón, el vuelo no fue malo. Bangkok estaba cubierto de espesas nubes, pero el tiempo se aguantó... se aguantó hasta que vuestro amado bloguero se decidió a abandonar el hotel y echarse a la calle. En unos minutos, me cayó todo el monzón encima:



Claro, que el astuto Sorokin, que ya se lo maliciaba, llevaba un impermeable y un sombrero también impermeable, lógico. Y ello me lleva a daros un consejo, ¡Oh queridos amigos! si caéis en época monzónica en el sudeste asiático, usad paraguas, amiguitos, usad paraguas. A 35ºC y 100% de humedad, el impermeable, es cierto, te proteje de la lluvia exterior, pero ¡ay!, empiezas a sudar como en una sauna y te calas igual, aunque sea por dentro y por tu propio sudor. Además, la lluvia cae vertical. Por algo llevarán paraguas las buenas gentes del lugar, como se ve levemente en el vídeo.

Pero, no os precupéis, no llovió a jarros durante los cinco días que duró el viaje. No. Lucía esplendoroso sol surante las horas en las que estuvimos metidos en salas de reunión; la lluvia sólo caía después de las seis de la tarde, cuando salíamos a la calle. Otro consejo, amiguetes: llevad en una mochila, bolso, sobre los hombros, en el bolsillo, en cualquier sitio, algo de abrigo, porque el aire acondicionado convierte los locales cerrados, taxis, tren elevado, etc.. en sucursales de Groenlandia. 

El primer día, en un momento que se calmó el aguacero, me di de manos a boca con un curioso puente en el cruce de dos avenidas. Como podéis ver en la foto, lleva el sonoro título de "puente Tailandia-Bélgica". Naturalmente, el tema me intrigó. He estado curioseando por Internet para ver con qué fausto motivo lleva ese nombre. Y parece que es un puente que se desmontó en Bruselas hace unos cuantos años (cuarenta o cincuenta) y que el gobierno belga regaló generosamente a Tailandia, enviándolo por piezas. Parece que cuando en Bélgica se dieron cuenta de que transportar las piezas hasta Bangkok les había costado varios miles de huevos (y varios miles de las yemas correspondientes), hubo hasta crisis ministerial. Pero ahí sigue. Con sus banderitas y todo.



 En Bangkok hay unos embotellamientos monstruos, o sea que si queréis ir a algún sitio (cosa razonable, no vais a estar todo el día en el hotel), lo mejor es coger el tren elevado, pero Bangkok es muy grande y el tren no llega a todas partes. Como alternativa, podéis coger un taxi (no son caros), pero lo típico es subirse a un Tuk-Tuk. No llevan taxímetro, por supuesto, así es que conviene ajustar el precio antes de subir. Y desde luego, es mejor que no llueva. La ventaja es que no llevan aire acondicionado. La brisa tropical te acaricia la cara (a veces te la azota, porque a ratos van bien deprisa, o eso te parece) mientras te agarras como lapa a todo lo que puedes para no salir despedido:



Otro día os contaré más cosas, que hay muchas que contar. Hoy me limitaré a plantearos un problema que todavía no he resuelto. Ni yo, ni mis colegas que me acompañaban. La primera noche fuimos a un restaurante que estaba cerca del hotel, que eso del jet-lag cansa mucho. Pedí un pescado con salsa de Tamarindo y ensalada. El pescado y la salsa de Tamarindo se ven muy bien en la foto. El pescado son esos trozos fritos (buenísimos, oiga) y la salsa, lo que está en el cuenco... pero ¿dónde está la ensalada? ¿son esas hojillas verdes que están debajo del pez y del cuenco?



Para más datos, os diré, que al servir, retiraron un florerito con vistosas flores color malva:



Y trajeron otro ¿florerito? con hojas verdes:



La duda cundió por la mesa... ¿eso se come, o es otro adorno?. Servidor, arriesgado y valeroso, se percató que las hojas de la derecha eran eneldo o algo parecido y se comió un par de ellas, amén que una de las otras, irreconocibles, hojas verdes. No me gustó y ahí se quedaron sus restos sobre mi plato. Imagino a los tailandeses del restaurante muertos de risa:   "el guiri se está comiendo el florero, el guiri se está comiendo el florero".

En fin, en peores nos hemos visto. Bueno, seguiré con más cositas otro día. Besazos

dimanche 10 juin 2012

"Juego de tronos", el idioma dothraki y un recuerdo de Malta




"Anha etzok dothraki
-->athnithme-nar" (aprendo dothraki sin dificultad), queridos amigos que me leeis aunque estéis todos muy ocupados, que ya sé que lo estáis, no se me enfaden. ¡Qué haría yo sin mis adorados lectores!. Bueno, pues sigo: no creo que tengais ninguna duda de mi adicción a las series.  Después de haberme visto las cuatro últimas temporadas de "Mad Men". andaba yo un poco desangelado, sin nada interesante que llevarme a los ojuelos hasta que el otro día me regalaron la temporada uno de "Game of Thrones", serie que me he chapado casi sin respirar, sobre todo ahora que ando encerrado en casa víctima de fuerte trancazo. En español, como Dios manda, ha sido traducida por "Juego de tronos", pero los franceses, con esa manía de cambiarle el nombre a todo lo que venga de fuente anglosajona la han llamado "El trono de hierro" (claro que la más gorda que he visto es cuando en Francia le cambiaron el título a "The Sheltering Sky" -el cielo protector- de Bertolucci, por "un té en el Sahara").Bueno, pues lo que iba diciendo, que me ha fascinado la serie y entre tos y tos ando pegando mandobles por la casa, vigilando mis ventanas a ver si llega algún cuervo de tres ojos con un mensaje, o (lo más importante), aprendiendo el idioma dothraki. Manda narices, que se han inventado un idioma nuevo para dar credibilidad a las aventuras de los nómadas que están al sur de los siete reinos, separados por el mar: los dothraki. La serie está basada en toda una saga de tropecientos libros de George R.R. Martin, cuyo primer libro me he comprado:





 Para empezar me he quedado un poco frío al ver que son ochocientas páginas, ni una más ni una menos. Además, como le dije en un comentario en su blog a Dorothy con tacones, hablando de "la pesca de salmón en el Yemen", a mí me repatea bastante tener que hacer la comparación entre versiones fílmicas y originales literarios. Sobre todo si me he visto primero el film (nunca pude leerme "las minas del rey Salomón" de Rider Haggard tras haber visto mil veces la película de los años cincuenta con Stewart Granger y Deborah Kerr). Pero en fin, ya me he gastado 15 euros en el libraco, así que tendrá que caer tarde o temprano.

La serie es fascinante, bien filmada y plagada de aventuras, traiciones, mezcla de hechos que recuerdan la historia medieval y la magia,  así es que, queridos amigotes, si os gustan esas cosas no debéis perdérosla. La dirección y la ambientación de la primera temporada es francamente muy buena. Todo sucede en un continente que recuerda de lejos a Gran Bretaña y que está limitado al norte por "el muro", un gran muro de hielo que separa los reinos de unas tierras salvajes y frías, llenas de misterios, y por el sur con un mar que lo separa de la tierra de los nómadas dothraki.
Las aventuras en el norte están filmadas en el Ulster. No tengo nada que decir. He estado en la república de Irlanda, pero no en Irlanda del Norte. Las  aventuras en el sur están filmadas en Malta, según dicen en la guía de la serie, pero ahí sí tengo algo que decir. No es Malta, es la isla de Gozo, que ciertamente está al lado:



Y lo digo porque lo sé. Pasé una vacaciones en Gozo (suena cachondo, ¿a que sí?). Podéis comparar la secuencia de la boda de la princesa Daenerys con el Khal Drogo, con la foto que hizo vuestro amado bloguero en Dwejra Bay:



Esta es la foto de un servidor, y esta la secuencia de la boda:








Esta maravilla natural está cerca de Xlendi. Hay una carretera para llegar hasta ella. Y así, pin pin, hemos llegado una vez más a que vuestro amado bloguero os cuente sus batallitas, pero no voy a insistrir demasiado, que lo bueno si breve, dos veces breve (¿o no era así?). Sólo decir que el archipiélago maltés merece la pena una visita y, aunque la isla mayor, Malta, está casi toda ella convertida en una ciudad, Gozo tiene todavía muchas zonas casi desiertas. Si vais y os alquiláis un coche, que sepáis, ¡Oh amigos!, que se conduce por la izquierda... pero... a la italiana. Vosotros veréis. 
El maltés es un idioma bastante oscuro y misterioso (como el dothraki, diría yo):




 Pero tranquilos, todo el mundo habla inglés e italiano.

¿Un restaurante? ¿me preguntáis por un restaurante? Bueno, pues para no faltar a la costumbre os diré que el Seaview, en Mgarr, que es la terminal de los ferries entre Malta y Gozo no está mal. Pero como buenos conocedores que sois, oh amigos, que no os la den con queso y elegid el pez que queréis que os cocinen:



Porque puede haber algún venerable pescado escondido entre los frescos y rozagantes de la parte superior del montón

Venga, pues un besote, que me voy a tomar tooodas las medicinas que me corresponden, porque este trancazo tiene que desparecer en cuatro días.

samedi 2 juin 2012

La Zinneke Parade






 
Siguiendo en mi linea de contaros todo lo que sé de Bruselas, ¡Oh dilectos y desocupados lectores!, voy a dedicar un par de entradas a contaros el movidón que se organiza en Mayo en Bruselas. Tanto, que no sabes a que divertido, jocoso o culteranísimo evento dirigirte con el sanísimo fin de solazarte, entretenerte, holgar o añadir conocimientos a tu caletre, que bueno es ello. Todo eso para desmentir un diálogo teléfonico que mantenía Imanol Arias desde Bruselas en "La flor de mi secreto" de Almodóvar, diciendo que "era una ciudad muy aburrida". Mentira, y gorda. Bruselas es una ciudad viva, multiétnica y multicultural donde pasan muchas cosas

Para empezar, os hablaré de la Zinneke Parade. Un desfile que se celebra cada dos años en el mes de Mayo. Un "Zinneke", en el dialecto de los bruselenses de toda la vida, en principio es un perrillo sin raza, una mezcla y, por extensión, se denomina así a todos los mestizos de bruselas, mezcla de flamencos y valones en su origen -sin olvidar a los españoles que también pasaron por la historia de esta ciudad- y, hoy en día, una ciudad donde conviven belgas, magrebíes, turcos, italianos, españoles, montones de polacos y toda la chusma del funcionariado internacional. 

El desfile de este año tenía por tema "el desorden" y, desde luego, lo cumplieron bien a gusto, con la participación de gente de todas edades, colores y estado físico, formando un "collage" de una riqueza espectacular, con un maravilloso y ruidoso ambiente de fiesta generalizada. Para muestra, ahí van estas dos fotos:




En silla de ruedas o con síndrome de Down, ¡todos a la fiesta! Leñe, se le expande a uno el espíritu viendo cosas así, en unos tiempos que no se distinguen por lo bien que va el mundo en general y Europa en particular, donde parece que los intereses de unos pocos están a punto de cargarse el trabajo y el bienestar de la mayoría. Pero venga, menos lágrimas, que al blog hay que venir llorado. ¡Anímense, mis amigos! contemplen estas sonrisas, una beatífica, la otra, diabólica:




Y aunque tengan cara triste, esta gente que sigue, en realidad se lo está pasando muy bien, os lo digo de verdad:


Es obvio viendo algunos disfraces que no había en los alrededores ningún miembro de alguna conocida familia de alta alcurnia (y no digo cual, que luego todo se sabe):



Yo, aparte de no saber para donde mirar de tantas cosas que estaban pasando, tenía otro problema:  con la Canon Reflex al cuello y con la Canon pequeña -para filmar malamente lo que se terciara- en el bolsillo, me hice unos líos de mucho cuidado. Luego os pongo lo que filmé, no os inquietéis, que ya os conozco. Bueno, me voy a parar aquí. En una futura entrada os hablaré de la fiesta del puerto y del Jazz Marathon de Bruselas. A ver si me sacudo mi tradicional pereza y vagancia y os la pongo antes del día 16, porque me voy (a currar, eh gentes, a currar) a Bangkok y, ya se sabe que a la vuelta os daré la brasa con mis aventuras tailandesas, que soy incorregible.

En fin, para que no falte la gastronota, os contaré que muy cerquita de donde se celebraba el desfile, ha abierto -totalmente reformada- la Brasserie "Le Greenwich", en la rue des Chartreux, una zona de intensa movida. El Greenwich da, sobre todo platillos tradicionales belgas, como el "Stoemp" (puré de legumbres con salchichas), al "cabillaud" (abadejo), el "americain frites" (filete tértaro picado en la misma sala con sus patatas fritas), etc. Como muestra ahí  va la foto de unos riñones con salsa dillonesa (yo no fuí el que se los comió, ustedes perdonen, pero tenían buena pinta y buen olor)



 


 Venga, pues a ver si consigo colocar el video a continuación. Un besote a todos, amiguetes. Tomen nota mis amigos valencianos que al final hay una traca y todo. Si es que todo se pega...