lundi 23 novembre 2009
El pais de las mil birras
Birras, cervezotas, chelas, bières, ПИВИ, como queráis. Tal vez no sean mil, pero hay un mogollón de diferentes tipos de cervezas en Bélgica. El dicho es que hay una diferente para cada día del año, como dicen los franceses con sus quesos. Las hay de todas clases, colores, sabores, grado alcohólico... algunas se han hecho famosas en todo el mundo mundial; otras son artesanales, pero todas tienen un toque especial.
Bueno, exagero, porque las rubias de siempre que por aquí llaman "pils", como la Maes y la Jupiler a mí no me dicen gran cosa. Además, cuando los belgas pronuncian "pils", suena como "pis". A mí, al principio me causaba una impresión extraña cuando alguien me decía que si quería beber una "pis". Pero bueno, como casi nunca tomo "pils", ya no me afecta.
En el otro extremo del arco cervezario está la Bush (sí, sí, se llama así) de Tournai, que tiene doce grados alcohólicos. Te puede dar más disgustos si no tienes cuidado, que los que su homónimo ha dado al mundo.
Pero en fin, el corazón de todo el grupo de cervezotas belgas son las cervezas trapistas, las de abadía y las artesanales. Un servidor, como mucha gente, confundía al principio las trapistas y las de abadía, pero aunque su origen viene a ser el mismo, ahora no lo son. Deben su existencia a la gran labor que hicieron los monasterios en la alta Edad Media. Mientras los señores feudales se dedicaban a hacer la guerra y ejercer el derecho de pernada, los monjes hacían cerveza. Nunca les estaremos suficientemente agradecidos.
Pues decía que las trapistas son cervezas que todavía están hechas por monjes. Según mi libro (a ver si os creéis que hablo de memoria, ¡sapristi!) sólo hay cinco en Bélgica y una en Holanda. Las más conocidas son la Chimay y la Orval. La holandesa la hacen en un monasterio cerca de Tilburg y es de la única que tengo una foto a mano:
Las cervezas de abadía son las más famosas por ahí, por el mundo exterior. Estas cervezas, aunque se hacen en abadías, ya no las hacen los monjes, sino sociedades diversas, como el grupo Interbrew que fabrica la famosa Leffe. Otras son la Maredsous, la Grimbergen, etc. Por cierto, es importante beber la cerveza en una copa adecuada. Una vez en un bar de esos modernetes que han abierto en Londres últimamente, vi que tenian un grifo de Leffe. Le pedí una al camarero y me respondió directamente en francés excusándose porque tenían que servirla en un vaso de cerveza inglesa. Cabezota, insistí que bueno, que vale, que quería la Leffe. Nunca debí hacerlo. La Leffe no sabe a Leffe en un vaso inglés. De verdad.
Las artesanales se hacen en braserías más o menos grandes y hay montones. Esta es mi preferida. La hacen en Rochehaut, cerca de la frontera francesa, en una granja-restaurante-hotel que os recomiendo, amigotes.
Bueno, y ya me estoy poniendo plasta, así que voy a cortar aquí. Faltaría mencionar las cervezas de trigo (blancas), las kriek (de frutas), las gueuzes, faros y demás. Para estas últimas, os refiero a un post de Pablo el Flamenco, que de esto debe saber:
Y nada más, sino buenas noches y hasta la próxima. ¡Ah, no! Perdón, no he mencionado el libro de donde he sacado toda esa cantidad de erudición cervecera:
"Le Goût de la Bière Belge" por Christian Deglas, de Editions J.-M. Collet.
samedi 14 novembre 2009
La Movida Madrileña
"Dicen que ¡Madrí, Madrí!,
Y yo digo ¡Arnuero, Arnuero!
que en Madrí cagué en los pantalones,
y en Arnuero, donde quiero"
(Jota tradicional montañesa)
Vaya por delante, queridos amigos, mi declaración de profundo amor por Madrid, Madrí, Madrit. Amor, absolutamente independiente de las circunstancias políticas, de quien esté al mando de la Villa, de quien abra agujeros por todos los rincones o de quien decida que los pulmones de los madrileños y visitantes deben estar encantados de soportar el humazo del tabaco en todos los lugares públicos, etc.
Lo que pasa, es que cuando una va por la Villa y Corte de naranjas a ciruelas (lo de higos a brevas ya está muy sobao), uno puede comparar con un antes y un después; o darse cuenta de que lo que antes le parecía normal, tras venir de tierras lejanas, le puede parecer algo chocante. Pero, todo va "zin acritú".
Lo del humo, pues está muy bien, ¡qué diablos!. Oye, la gente se va a broncear a la playa sabiendo que corre riesgos por la exposición al sol... Pues esto es lo mismo, se trata de broncearse los pulmones, que cuando están blancorros están feísimos. ¿Qué hay un riesgo? bueno, y qué. Además, los que no fumamos, así podemos comparar los diferentes aromas (o pestazos) de los cigarros de la gente que nos rodea en la barra del Bar, Pub, Restaurante, Chigre, Cafetería, etc que sea. Con eso ampliamos nuestra cultura, a la par que ennegrecemos un poco nuestros descoloridos pulmones.
Hablando de las obras que están despanzurrando medio Madrid, viene a cuento lo que dijo una moza que venía del pueblo hace años cuando le preguntaron si le gustaba Madrid: "pos no sé, cuando la acaben, a lo mejor está bonica".
Ya sé, ya sé, listillos, que Keynes decía que hay que hacer obras públicas en tiempos de crisis, pero, vaya, se supone que deben ser obras públicas útiles. No sé si cambiar la estatua de Colón de sitio es útil o no, pero en fin, nuestros ediles sabrán, que son muy espabilados.
En fin, bueno, que si os interesa profundizar más en los temas madrileños, en plan serio y fuera de estas pequeñas chanzas, os recomiendo un opúsculo del Observatorio Metropolitano: "Manifiesto por Madrid", publicado por la librería Traficantes de Sueños,en la Calle Embajadores, 35, Madrid.
Y ya, os dejo con una pequeña impresión de la movida tal cual es hoy en día: