lundi 11 octobre 2010

Volando de México a Rio




Queridos y pacientes amigos, os escribo desde Rio de Janeiro, y espero que al recibo de la presente tooodos estéis bien de salud y la dicha inunde todos vuestros poros, mientras los pajarillos cantan y las nubes se levantan. Ya sé lo que estáis pensando: pero, Sorokin, releñe, qué haces ahí, en una solitaria habitación de hotel, contándonos memeces, en vez de estar paseando por la Avenida Atlántica de Copacabana requebrando garotinhas (o, al menos, recorriendo sus esbeltos cuerpos con tus ojillos enrojecidos). Podría deciros que no os puedo olvidar, que nuestro amor es más fuerte que las torneadas piernas de las cariocas, pero la verdadera verdad es que acabo de marcarme un rodicio en el restaurante Carretao (ya os hablé de él el año pasado, ya buscaré la reseña), mi estómago está a punto de reventar, no me puedo meter en la cama en estas condiciones y ya me he terminado la mini-botella de tinto chileno que había en el mini-bar (Todo mini menos el precio). Así es que, aquí estoy, pegado al ordenata.

Bueno, pero lo que os iba a contar es que mis sabios jefes habían decidido que como México y Brasil están los dos en América latina, pues nos íbamos a ahorrar un viaje e íbamos a hacer los dos de una tacada. Nada que objetar. El que sabe, sabe. Claro, ellos (y yo) pensamos que el vuelo de México a Rio iba a ser una tontuna, larga, pero tontuna, pero, vaya, es bastante más liadillo de lo que parece. No hay vuelos directos, lo que es chocante. Tienes que pillarte un avión de una tal "Copa airlines" hasta Panamá, pasarte tres horas en el aeropuerto de Panamá, y luego cogerte otro avión hasta Rio. Total, unas doce horas. A Servidor, que es un romántico irremediable, completamente invadido por visiones de Humphrey Bogart ligándose a Lauren Bacall en algún oscuro lugar de Centroamérica, la perspectiva no le pareció mal. Guaaaa, ya me veía yo en un viejo DC3 aterrizando en medio de la jungla, mientras de detrás de un cocotero aparecía Lauren diciéndome: si me necesitas silba, ¿sabes silbar Sorokincillo? Pero no, no ha habido tal, ya no nos dejan lugar ni para la ilusión. El aeropuerto de Panamá es de una modernez que raya en el futurismo y los aviones de Copa son pequeños pero modernos.



La primera parte del vuelo, de México a Panamá no ha sido muy pesada, y, en general fuimos bien tratados. Cierto que nos invadió la duda de si una de las azafatas era mudita o simplemente imbécil, pero al final pudimos comprobar que nada más despegar se sentó en su rincón a limarse las uñas y, claro, con una tarea tan minuciosa e importante no podía perder su tiempo en dirigir la palabra a una chusma como menda y sus colegas. Eso nos relajó: ¡no somos invisibles, no somos invisibles!

Aparte de la señorita vinagreta limándose las uñas, el resto, bien. La otra aeromoza (tomen nota, ¿a qué esto si suena a años cincuenta?) nos obsequió con unos buenos platillos:



La entrada. Jamón, espárragos, vino chileno



El platillo principal: tortellini rellenos de ricotta sobre lecho de espinacas con queso gratinado, vino chileno. No es que sea la juerga, pero para lo que dan otras líneas en sus vuelos es un super lujazo.

La segunda parte del vuelo, siete horas desde Panamá a Rio es mucho mas plastazo, porque tienes que hacer soberbio esfuerzo para dormir algo (sale a las nueve de la noche de Panamá y llega a Rio a las seis de la mañana. Si no os salen las cuentas, queridos taruguetes, considerad, please, que hay dos horas de diferencia horaria entre ambas urbes)



El penoso despertar de Sorokin a eso de las cuatro de la mañana

Bueno, pues ya me callo y me voy al sobre, que mañana tengo que levantarme pronto (otra vez). En fin, que si los azares de la vida os llevan a tener que tomar un vuelo de Copa Airlines, que no os ofusquéis, que está bastante bien. Y si os toca la señorita vinagreta, pod favod, hacédle una pedorreta de mi parte.

Besotes

17 commentaires:

  1. Pues no Sorokin, que no, que yo prefería la versión mentira, la de que nos echas de menos y nos quieres tanto que no puedes ni salir a la calle, porque lo que quieres, que es lo que más mola del mundo mundial, es hablar con nosotros ¿Qué es eso del estómago y tal? Si hasta las azafatas te parecen agrias, con lo que te tenemos acostumbrados.
    Buenas fotos del aeropuerto, pulcramente moderno, cierto.
    Disfruta y cuidate.
    Un beso.

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  2. Jajaj, la verdad es que no sé cómo te lo montas, pero lo haces de maravilla, guapo. Y eso, lo que fotografías, tiene que ser primera clase, porque no creo que en turista te sirvan nada en platos.

    Otra cosa que siempre me ha dado un poco de gracia de los europeo (esto lo digo de buen talante, la mitad de mi corazón pertenece a este viejo continente), es que les cuesta entender (aunque lo saben) que las distancias en el continente americano son gigantes, sí señor- Eso de cambiar de rumbo de México a otro país de América, como Brasil, es una maravillosa locuraaaa. En fin, que lo disfrutes y la verdad agradezco que ni el maravilloso clima, cielo, piernas de garotas y ritmo eléctrico hayan podido detener tu instinto bloggero, y así poder seguir leyendo tu diario.

    (el restaurante, lo recuerdo bien, incluso aquella foto con photoshop que le hiciste a tu amigo)

    Buen viaje.

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  3. Es la primera vez que se me aparece como apetitosa una comida de avión!

    Disfruta, no castigues mucho tu cuerpo y, cuéntanos luego.

    Saludos.

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  4. Es la primera vez que se me aparece como apetitosa una comida de avión!

    Disfruta, no castigues mucho tu cuerpo y, cuéntanos luego.

    Saludos.

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  5. Eh Sorokin! Que yo apunto igual que Claudia, que ese banquete en el aire tiene que ser en primera! ;-) Al resto ni el agua gratis jaja

    Debería haberle hecho una foto a la azafata vinagreta, así sería fácil reconocerla en próximos vuelos y darle saludos de su parte.

    Disfrute del resto del viaje.

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  6. Tienes razón, Viena. La primera versión es la buena. Lo que pasa es que me ha entrado tal timidez de hacer tal declaración de amor en público, que he decidido -rojo como una peonía- suavizarla con la segunda versión.

    Un besazo

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  7. Claudia, me has pillao. No era primera clase, no, pero era lo que se da en llamar "business" (los franceses, siempre dispuestos a nacionalizarlo, todo lo llaman "classe affaires"). Es que mis magníficos jefes (que Dios guarde muchos años, porque está demostrado que lo que viene después siempre es peor) si el viaje dura más de ocho horas, pagan "business" class.

    Y sí, tienes razón, América es enorme. Fíjate, que cuando yo hice Moscú-Vladivostok, que uno pensaría que es lo más gordo que hay en distancias viendo el mapa, atravesando toda Siberia, llegué en ocho horas. Y esta tontuna, México-Rio, ¡Toma ya!, nueve horas si no cuentas las tres que estuve en Panamá.

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  8. Hola Landahlauts. Ya ves que lo he confesado todo en mi respuesta a Claudia: iba en business. De ahí los alimentos con esa pinta tan fresca y rozagante. Pero vamos, he volado en otras compañías en business, y ni color.

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  9. Ah, Madame Delikat, ya se lo he confesado todo a Claudia y a Landahlauts. Yes, era busisness class. En todo caso, rompiendo una pica por los de Copa, diré que mi colega Michel no soporta el queso (cosa sorprendente en un francés) y no quiso los tortellini, así que la azafata (la buena, no mademoiselle vinaigrette) fué a la cabina de turista a buscar lo que daban de comer a las clases menesterosas, y apareció con unas fajitas de vaca con pimientos que mucho fueron ponderadas por mi colega. Ello sí, en barquita de aluminio.

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  10. Juer esto si que es aprovechar un viaje de trabajo! Y te entiendo Sorokin perefctamente cuando has contado que estabas en el hotel con el estómago lleno sin poder n meterte en la cma ni hacer nada...es un momento cumbre el de después de una comilona y hay que tener cuidado con lo que se hace!

    Por cierto yo también he fotografiado las comidas que nos dieron en los aviones a Japón, algunas mejores que otras por cierto. El viaje estupendísisisisisimo, ninguna queja al respecto. Ya contaré por el blog (tengo faena!)

    Saludossss

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  11. Hola Sorokin, menudo viaje al que te han enviado tus jefes. Supongo que el que hace el itinerario nunca ha mirado un mapa de América. Pero es peor trabajr sentado en un escritorio, así que disfruta todo lo que puedas.
    Los ejecutivos de American Airlines deberían darse un viajecito en tu avión para que aprendan un poco sobre comidas en vuelo, porque a mí lo único que me han dado es un mini sobrecito con pretzels. Y a veces, ni siquiera nos toca eso.

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  12. Hola, Arantxi. Todos esperamos tus entradas sobre Japón. ¿Fuiste a Owakudani a probar los huevos negros?

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  13. Totalmente de acuerdo, Violeta. Es mucho más aburrido trabajar detrás de un escritorio, aunque sean doce horas de avión lo que hay que meterse en el cuerpo.

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  14. Mmmh, y a todo esto. ¿Dónde está la reseña de tu viaje a México mi estimado viajero incansable?

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  15. No te inquietes, Carmen, es que no estoy operando en tiempo lineal, que es procedimiento literario muy infantil. Voy saltando p'alante y p'atrás, como Tarantino en "Pulp Fiction" -lo que creaba serios problemas a parte del público: cuando la vi, comentaba una señora indignada: "esta película no hay quien la entienda, pero ¿ese no estaba ya muerto? ¿por qué sale ahora vivo?"- O sea que en la próxima saltaré para atrás y me encontraré comiendo escamoles en Paxia, o tal vez, de paseo por Teotihuacan.

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  16. No pudimos subir a comerlos, pero sí que los llegamos a ver en un supermercado que los vendían. Un supermercado dodne probé un helado de wasabi!! Ay cuantas cosas tengo que explicaros!

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  17. Ya nos contarás, Arantxi. Un helado de wasabi debe ser algo realmente espectacular. A mí, el otro día, en México me dieron un zumo de apio con piña. Tampoco está mal.

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