samedi 26 juin 2010

Las Islas de Cabo Verde



Estaba yo esta mañana de sábado tratando de encomendarme a Santo Dorito Marcuende, protector contra los malos duendes. Sí, porque ya estoy harto de los duendes comecalcetines, los famosos "Sockeaters" de la mitología sajona. Diablos, es que cada vez que me pongo a hacer una colada de calcetines, aparecen cuatro o cinco totalmente desparejados sin que, por más que hurgue en el cesto de la ropa sucia, aparezcan sus parejas. Y eso, por más cuidado que ponga al quitármelos por la noche y verificar que están en el cesto los dos.

Pero bueno, tras eso, me he dado cuenta que hace un chingo de tiempo que no os contaba nada en el blog. Además, esta tarde me voy al festival "Couleur Café", así que más vale que os cuente algo más de las Islas de Cabo Verde ahora, que luego se me olvidará.

Como os dije en otro episodio de este muermo de blog, el archipiélago de Cabo Verde está formado por diez islas. No hay modo de saber por qué se llama así, porque ni son un cabo ni hay casi verde en casi ninguna isla, con gloriosas excepciones. Yo he estado esta vez en Boavista y en Fogo. En 2007 estuve en Sal, en Santiago y en San Vicente. O sea, que si las cuentas no me fallan he estado en el 50% del archipiélago (es que las dendritas están un poco temblonas gracias a las vuvuzelas).

La capital del archipiélago es Praia, en Santiago, pero la ciudad más famosa y con más movidilla es Mindelo, la capital de la isla de Sao Vicente, patria de Cesaria Evora:




La buena de Cesaria pasa la mayor parte del tiempo en su casa de Paris, según cuentan, pero bueno, tiene casa en Mindelo.

Las dos islas que tienen un aeropuerto internacional son Sal y Boavista. Son las islas más llanas (por eso, por eso, tienen aeropuertos comm'il faut), con lo que son las más plastas, pero, vaya, tienen buenas playas. Lo malo es que sopla con frecuencia un viento bastante fuerte y no hay quien se meta en el mar. De hecho, en 1968 se la pegó un barco español en la costa de Boavista:






El pecio se ha convertido en una de las mayores atracciones de la isla, aunque para llegar hasta esa costa no hay carretera, tienes que ir en un jeep, saltando entre pistas de arena y de pedruscos. Luego por la noche, te duele todo y lo único que puedes hacer es arrastrarte hasta una piña colada en el hotel. Y hablando de bebidas, os diré que el plato nacional es la "cachupa" (no es que sea de beber, pero me da igual):




Es un guiso a base de maiz, alubias, verduras diversas y carne. Muy bueno, os lo recomiendo. A mi es que esas cosas de puchero me hacen segregar jugos gástricos cual fuente de riego. Lo acompañas con un vino de Fogo y luego, a tumbarse en la playa y dormir un rato.

La capital de Boavista es Sal Rei. Tiene un mercadillo de pescado muy étnico. A las moscas también les encanta:



Una tienda de recuerdos en Povoaçao Velha:




En general todo está bastante limpio. Cabo Verde es un Africa de lujo. No hay bichos malignos, la temperatura es soportable, la gente es encantadora y -importante- los duendes comecalcetines no me siguieron hasta allí. Besotes y hasta la próxima.


CESARIA EVORA . FATALIDADE

PS: Podeis ver mas información sobre las islas de Cabo Verde pinchando aquí: el volcán de Fogo

vendredi 4 juin 2010

El volcán de Fogo



Andaba yo dudando, queridos amigos, reflexionando y pensando, comiéndome las uñas, tirándome de los pelos, considerando si debía abandonar para siempre esto del blog. Si. Si, porque el gran gurú, el más sabio de los hombres, el inventor de lo más útil que se ha hecho desde la máquina de escribir Underwood, si, nada menos que Steve Jobs, ha dicho que no quiere un pais de blogueros:

¡Cómo!, me dije, Sorokin, ¡no puedes ir en contra de las opiniones de tamaño sabio! El, que te ha guiado por el buen camino de los iMac, los iPod, los iPad, los iSidro... enorme tortura mental me atenazaba... pero, en fin, me puse a analizar un poco más a fondo sus declaraciones: mi guía espiritual dice que no quiere un "pais" de blogueros, no que no quiere un "mundo" de idems. Y pensé: ¿De qué pais hablará? Total, que considerando que Cupertino está a bastante millas náuticas (y de las otras) de Bélgica y de España, lo más probable es que no se refiera a nosotros, pobres gusanos del mundo exterior... tal vez se refiera a USA. Así que decidí que me abstendré de bloguear cuando viaje a Estados Unidos, pero que mientras tanto, os seguiré dando la brasa. Bad news, ¿eh, colegas?

Bien.Y después de este excurso, os hablaré de la isla de Fogo y su volcán. En estos tiempos de Wikipedias, Googlemaps y todo eso, supongo que todos sabréis que Fogo es una de las diez islas que forman el archipiélago de Cabo Verde y que tiene un volcán. Y si no lo sabiáis, aquí está menda para contároslo.




Yo fui desde la isla de Boavista en un avioncillo de doce pasajeros (cuya foto no os pongo, porque Blogger ha decidido que mi cuota de fotos está cumplida con las que he subido ya. De tods formas así no os asustáis pensando en el riesgo que ha corrido vuestro bloguero predilecto). Desde la capital, Sao Philippe, se sube en un todo terreno hasta el borde de la gran caldera que veis en la foto y que mide nueve kilómetros de diámetro. Son las paredes del cráter más antiguo, que tiene unos cuarenta mil años. Pero, ¡ah! el volcán no se quedó contento con su gran petardazo de hace la tira, sino que de vez en cuando sigue armando follón. Las dos últimas erupciones fueron en 1951 y en 1995. El pico más alto de la isla (2900 m) data del pedo de 1951:





A la entrada de la caldera hay un semáforo que indica, si está verde, que no hay actividad volcánica, si amarillo, que vayas tentándote la ropa y si está rojo, más vale que pesques a correr ladera abajo. Dentro de la gran caldera hay pueblos con gente (claro, si no, no serían pueblos) que vive en general de la agricultura de la zona: vino y café. El vino es bastante recio y con cierto toque de azufre. Tiene catorce grados (no es exagerado, hay vinos de Chile que tienen más), pero lo chusco es que en las botellas te ponen el teléfono de la Cruz Roja para llamar en caso de que te pases y empieces a ver bichos de color rosáceo.



Parece ser que fué un francés de Bagnols-sur-Cèze, un tal Montrond, que llegó a la isla hacia 1890 o así quien empezó a hacer vino. Y no sólo vino, que tuvo como doscientos hijos con las mozuelas del lugar. De hecho, hay mucha gente que se apellida Montrond.







Musica en vivo en casa Ramiro



Ramiro en persona

¿He dicho ya que la gente de la zona es encantadora? Pues si no lo he dicho, lo digo ahora. En temporada hay bastantes expedicionarios europeos que se marcan paseatas hasta los bordes de la caldera. Si os animáis, todo el mundo dice que es mejor que contratéis un guía del pueblo.

Vale. Por hoy, dejo de dar la brasa. Ya os contaré más cosas de las islas de Cabo Verde otro día, que como dijo otro sabio que no era Steve Jobs, lo bueno, si breve, dos veces breve.

Saludotes




Cordas do Sol. "Ehh boi"