jeudi 23 décembre 2010

Navidades nevadas



( - ¡Pero bueno! en la DDE (Dirección Departamental de Equipamiento, organismo encargado del buen estado de la red viaria en Francia) sabían perfectamente que iba a nevar!
- Claro, claro, por eso se han ido pronto a casa, para evitar los embotellamientos)

Pues así estamos, queridos amigos, por esta zona del mundo mundial. La verdad, yo no había visto tanta nieve junta desde que fuí a Moscú por última vez. Si tenéis la tentación de contestarme que una Navidad con nieve es lo suyo, tal vez me encrespe ligeramente y diga algún exabrupto, así que tenéos, pardiez. Para empezar, mi coche no remonta la pendiente del garaje porque está helada y para ir al Metro tengo que bajar a pié una procelosa pendiente cubierta de nieve. Total, que este año, ni arbolito de Navidad ni gaitas. Bueno, me conformaré con éste de la foto, que -creáislo o no- está justo enfrente de mi casa:




A lo mejor le pongo una bolitas de esas que brillan y así, lo veo desde la ventana. En fin, bueno, que la Navidad es una alegre fiesta, según dicen, así es que, venga alegría. Aquí tenemos la ventaja de que en los almacenes, centros comerciales, etc tienen el enorme detalle de no poner lo de que los peces en el río beben, etc, etc entre rumores de panderetas y zambombas. La verdad es que con los ríos helados mal iban a ir a beber los pobres peces. Pero en fin, voy a dejar de gruñir, que es Navidazzz. Así pues, queridos amigotes, enemigotes, contertulios, colegas, compinches, sinpinches, os deseo a todos unas


¡FELICES FIESTAS!









"Navegaba en nívea nave
un Nabab en Navidad.
Navidad, nevada Navidad"






DIDO: Christmas Day

mercredi 15 décembre 2010

Haiti. La princesa del vertedero




Mi amiga Rosa trabaja en el programa "En portada" de Televisión Española y acaba de volver de Haití. A su vuelta me ha mandado unos escritos y unas fotos. Cuando los leí me quedé absolutamente impresionado. Le pedí permiso para ponerlos en el blog porque creo que son muy buenos. Espero que os impresionen tanto como a mí. Y ya me callo. Habla Rosa, no añado ni una coma.


"La llegada al aeropuerto de Puerto Príncipe por la noche


Un revoltijo de manos se disputan los carros de los viajeros con la esperanza de conseguir algún dólar por acercarlo hasta el coche a través de un camino obscuro, herido por grietas y agujeros que hacen difícil e incómodo el trayecto, unos escasos 70 metros.
El camino hasta el hotel, con apenas alumbrado deja entrever varios campos de desplazados por el terremoto. Afortunadamente el temido huracán Tomás pasó de largo y los charcos son menos profundos de lo que esperábamos. Pasamos por el monumento de las 3 manos que sujetan el globo terráqueo del que se ha caído la zona de América correspondiente a Haití.
Al lado del Palacio Presidencial, que sigue exactamente igual que en las primeras imágenes del terremoto, ya muy cerca del Hotel Le Plaza, más desplazados se cobijan bajo las lonas cedidas por diferentes ONGs. El espectáculo es desolador y queda claro que no vamos a poder salir a pasear y cenar tranquilamente ninguna noche...
Bueno, el hotel deja mucho que desear, pero el hilo de agua corriente que sale por el lavabo permite lavarse la cara. Me siento muy afortunada comparada con los cientos de personas que están a tan sólo unos cientos de metros de esta habitación y aún mucho más cuando compruebo que incluso el viejo aparato de aire acondicionado lanza algo de frescor con potentes estertores, además la cama es grande, muy grande, estoy agotada porque llevamos unas 15 horas de vuelo en el cuerpo y una diferencia horaria de 6 horas, así es que me acurruco en mi gran cama y el cansancio me permite olvidar que a sólo unos cientos de metros, cientos de personas conviven hacinadas sin luz ni agua, compartiendo un espacio mísero y sucio, donde niñas que aún no han llegado a la pubertad estarán prostituyéndose a las órdenes de alguna pequeña mafia para poder sobrevivir.
Por la mañana luce un sol potente que es una bendición porque con inclemencias meteorológicas este país desaparecería del mapa.
Todo parece mejor bajo la luz del sol, incluso la basura no parece tan fea a pesar del nauseabundo olor, quizás porque las ratas no se atreven tanto a salir de día.
La ciudad de Puerto Príncipe se nos muestra en carne viva, con los escombros de los edificios derrumbados aún esparcidos por toda la ciudad y muchas casas aún por caer, donde los antiguos moradores u otros nuevos, recomponen su vida hecha pedazos. Pequeños tenderetes donde se venden aguacates, bebidas difíciles de identificar, mecheros... la gente va y viene en un flujo constante de vida, y saben que es mejor no parar.
Es la hora de entrada a los colegios y sorprendente ver a los colegiales con uniformes impolutos, tan limpios y bien planchados..., las niñas con el pelo recogido en infinidad de trenzas formando preciosos dibujos lineales ¡cuánto trabajo no habrá detrás de cada uno de esos uniformes, de cada mechón trenzado! Heroínas repartidas por toda la ciudad, por todo el país que acuclilladas junto a palanganas rotas, frotan una y otra vez la ropa de toda la familia ¡cuanta grandeza en cada mujer del tercer mundo!
Nadine acaba de parir y su cara es totalmente inexpresiva, ni el dolor ni la alegría se reflejan en su rostro. Es difícil imaginar qué piensa. El doctor le pone a la niña en el regazo y ella no hace ningún gesto, es el doctor el que tiene que poner a la niña sobre el pecho de su madre para que empiece a mamar y la niña mama con fuerza, sabe que a partir de este momento el seguir o no en este mundo al que acaba de llegar va a depender sobre todo de ella. La madre hace un gesto, probablemente acaba de resolver cómo y qué, les va a dar de comer esta noche a sus otros 3 hijos. Su hermana y su madre están con ella, entre las tres lavarán y plancharán los uniformes para la escuela del día siguiente.
¡Cuanta grandeza en cada mujer del tercer mundo!


La princesa del vertedero







Estamos en el que puede ser el poblado chabolista más estrecho del mundo. Una hilera de viviendas, hechas una vez más con las lonas cedidas por alguna ONG, se alinean en un bulevar por el que el tráfico de coches y camiones a ambos lados lo inunda todo de humo y polvo.
Junto a un montón de basura, descubrimos de repente a una mujer muy joven, que debió ser guapa, vestida con un traje largo de fiesta, quizás de novia, que debió ser blanco, con el pelo lleno de un polvo grisaceo que podría ser tan antiguo como el terremoto de hace 10 meses. Parlotea para sí misma sin mirar a nada en concreto y sin que ningún sonido salga de sus labios, lleva una llave en la mano izquierda y unos recortes de papel, las uñas largas y sucias, como toda ella; está entre la basura pero tampoco avanza, sólo está ahí parada, absolutamente ida. Hay unos spaghettis tirados entre la basura, los coge y me horroriza pensar que se los va a comer, pero no, sólo los sostiene entre sus uñas sucias, se deslizan por su mano y caen otra vez a la basura.
Sin duda hubo tiempos mejores en la vida de esta mujer joven, muy joven, que se pasea sin prisa por un Corredor de la Muerte llamado Haití, condenada por el único delito de haber nacido en el lugar equivocado.
No sé nada de ella pero cuánto me hubiese gustado saber su historia ¿qué puerta de qué casa abriría esa llave? ¿de que armario salió ese vestido? ¿en que circunstancia se paró esa vida?"

vendredi 10 décembre 2010

Aventuras de un "gashego" en Uruguay




Dejadme aclarar un par de cosas: el "gashego" soy yo aunque haya nacido en plena llanura manchega. En fin, todos los españoles somos gallegos en Uruguay y en Argentina, o sea que lo mío no tiene mérito. Lo de "aventuras" es, indiscutiblemente, una licencia poética, porque sitio más tranquilo que Uruguay es difícil encontrar en la superficie de este planeta (y posiblemente de algún otro). Bueno, algún riesgo hay, como os explicaré más adelante: no se me impacientéis, que las cosas de palacio van despacio. También es cierto que el negro Ireneo violó a la Maga en un conventillo de Montevideo, pero hace bastante de eso. Si consideramos que la Maga tenía quince años cuando la violaron, que debía tener unos veinte cuando se encontró con Horacio Oliveira en París y que tan romántico evento debía tener lugar hacia 1957, ello significa que hace como cincuenta y pico años del suceso. Ni modo de reconocerla por la calle a estas alturas. Además, Cortázar ya nos dejó hace años, o sea que ni le podemos preguntar.

Bien colegas, pues tras este torrente de erudición cortazariana (me comprenderéis que me haya puesto a releer "Rayuela" en estas circinstancias), paso a relataros cositas.

En fin, permitidme que vuelva por un momento a "Rayuela": cuando la Maga cuenta que le disgustan las recovas de la plaza Independencia de Montevideo. La verdad es que he tenido que ir al diccionario de argentinismos para saber lo que era una recova y he creído entender que es como un soportal. El Palacio Salvo (en la foto), el edificio más notable de Montevieo, sí tiene soportales:




Pero, a mí no me molestaron mucho. Me parecieron mucho peor las barbaridades que han hecho en la plaza metiendo unos edificios más feos que picio, como este que está detrás de la estatua de Artigas:





En fin, allá cada uno, que no va a ser un gashego quien diga cómo tienen que ser los edificios, coño.

Y vale, ya os voy a hablar de los peligros que acechan al visitante en Uruguay. El más grave es para vuestra tarjeta Visa. Si apreciáis en algo vuestro balance mensual, no se os ocurra pasar por la calle Sarandi de Montevideo. Y si pasáis, no miréis las tiendas de joyas, joroba. Sobre todo si, ¡oh queridos amigos!, sois del género femenino o váis acompañados por un espécimen de tal género; porque las amatistas uruguayas son la remonda, cierto es. Y luego empieza el rollete de "no estamos gastando, estamos ahorrando", "¿sabes cuánto costaría una piedra así en Europa"?, etc, etc. No digáis que no os he avisado. Evitad esta tienda en concreto:




Además, el dueño es encantador, o sea que daros por hodidos si os atrevéis a entrar.

Otro riesgo bastante memo es que os pase lo que a mí. Había alquilado un coche en Punta del Este para ir a Montevideo. Plas, plas, 140 Km y ¡hale! ya has llegado. Y ¿dónde meto el coche ahora en pleno centro? pues en un parking, pardiez. Buscas un parking, llegas, se hacen cargo del coche, les das las llaves a cambio de un recibo y te vas a disfrutar de Montevideo. Magnífico. vuelves varias horas después, enseñas tu recibo... y viene la pregunta fatal: ¿número de placa?. Mierda, pues ni la más repajolera idea. Ya os podéis imaginar el diálogo subsiguiente: "Pues es así, pequeñito, como de color oscuro, etc, etc.". Menos mal que deben estar acostumbrados a ese tipo de desaguisados, porque apareció al cabo de quince minutos.

Y, para acabar, ojo con la conducción por las carreteras, no porque la gente esté loca al volante como en Buenos Aires ni porque sean peligrosas. Es que hay un letrero que dice: "Obligatorio el uso de las luces bajas 24 horas al día". Menda, interpretó que las "luces bajas" son las luces de posición. Pues no. No Sir. Son las luces normales, así que la poli me detuvo on my way back to Punta del Este y me leyeron la cartilla cuidadosamente, explicándome lo que eran las tales "luces bajas". Menos mal que me fui de rositas, simplemente con una bronca (Y uno ya está acostumbrado a las broncas).

Pero bueno, en resumen, Uruguay es un pais magnífico y tranquilo y Montevideo es una ciudad para vivir, mas que para visitar, con playas limpias y tranquilas al laíto mismo del centro. Y además podéis relajaros como estos bañistas de Punta del Este. Otro día os hablaré de ellos:




Un saludote a todos

mardi 23 novembre 2010

¿Comer en Rio de Janeiro? Fácil, con los consejos de Sorokin




Bien, queridos amigos. Voy a desaparecer por unos días. No es que me vaya a esfumar, pero casi. Me vuelvo a Sudamérica. He decidido que es un buen sitio, así es que me voy. Vale, ya oigo vuestros lloros, lamentos, plañidos, quejas y otros borborigmos gracias a mis ultrapoderes ultrasensoriales, metapsíquicos y patafísicos... pero ¡no!, no os inquietéis. Sorokin no os va a dejar solos en esta época convulsa y un tanto confusa. Simplemente, me voy un par de semanas a Argentina y Uruguay, guay, guay. Y esta vez.. ¡estremecéos de envidia!, me voy ¡de vacaciones!. Es que me ha gustado mucho y tenía por ahí perdidas unas cuantas millas de la tarjeta de Lufthansa. Y tanto si os lo creéis como si no, eso funciona: te dan billetes gratis si tienes millas suficientes. Luego, en cuanto a los hoteles y tal, pues ahí te apañas como puedas. Ya os contaré.

Pero, antes de desaparecer en la bruma, mi sentimiento de responsabilidad me impulsa a daros unos agudos consejos para comer en Rio de Janeiro, no vaya a ser que tengáis que iros allá con urgencia y no sepáis donde calmar vuestra hambre. En primer lugar, debo decir, que quién me dió todos los consejos (o casi), fué Lucinda, la recepcionista de nuestro hotel. Una maravilla de mujer. No os pongo la foto, porque si no, vais a dejar de leer esta entrada y mirarla solo a ella. Así pues, no, no hay foto de Lucinda.

El primer día nos mandó al "Shirley", en Leme (Leme es como Copacabana, pero al otro lado del túnel de Botafogo). Se supone que es el único restaurante español de Rio, a pesar de su nombre nada, nada, cañí. Tiene un pescado excelente:





Al siguiente día nos mandó a un rodicio que está al lado del Copacabana Palace. Puedes salir, como es costumbre en los rodicios, rodando de puro gordo. Lo mas chocante, fue la sopa de pirañas. La foto la he puesto en el encabezamiento. Oye, ¿Qué más justo que comerse a unos peces que si pueden te comen a tí?

Al tercer día. ¡ah, el tercer día! fuimos a un resturante Tai, "Shawasdee", en Leblon. Era mi cumple (tomen nota, a ver si el año que viene me invitáis a algo). Mientras yo iba a la toilette, mis coleguitas encargaron un pastel con una velita. Qué majos. Con todo y camareros cantando japibirdaituyú, etc.




Otro día, fuimos al "Satyricon", en Ipanema. Es otra escala de precios, para qué os voy a decir otra cosa. Excelente pescado y buenos vinos.




Y, aparte de los consejos de Lucinda, decubrimos otros dos restaurantes para que calméis vuestras gusas en caso de andar despistado por Rio. Uno en Centro, "Mocambo":




Ahí nos llevaron después de una reunión. Está en Centro. Es un restaurante con aspecto de ser de toda la vida. Antes de que empieces a abrir la boca para pedir agua, te llenan la mesa de bollinhos de queijo, de buñuelos de bacalao, etc y llegas a la comida exhausto. A mí me recomedaron un pez llamado "bijupira" jurando que era finísimo. Bueno, me guardo mi opinión.

Otro, en Botafogo: "Real Astoria". Es de un español y tiene un buffet a la hora del almuerzo. Lo mejor son las caipirinhas y la vista de la ensenada de Botafogo:



Pero, en fin, queridos amigotes. Si tenéis gusa, son las dos de la tarde, os paseáis por Copacabana, hace calorcito y no queréis poneros pifos.. siempre podéis pedir unos aritos de cebolla en uno de los chiringuitos de la playa. Con caipirinha, claro:







Bueno, besotes. No me llevo el portátil, porque para eso voy de vacaciones, así es que hasta la vuelta.

dimanche 7 novembre 2010

Sobre tangos, malevos y bifes de chorizo



Bien, mis queridos y emocionados lectores, heme aquí otra vez de vuelta a la capital de Europa, con dieciséis horas de viaje a mis espaldas. ¿Os dáis cuenta de mi espíritu de entrega y sacrificio? ¿Os percatáis que en pleno azote del jet-lag, ansiando con fuerza que llegue la hora de meterme en el sobre, me siento en el teclado del Mac y me pongo a escribir paridas? La verdad es que me he dicho: Sorokin, o lo haces ahora o la cosa puede quedarse "ad calandam graecam", que ya te conoces, pájaro. Así es que aquí estoy.

No hagáis caso del título, porque no tengo muchas cosas que decir sobre malevos, alguna más sobre tangos y bastantes sobre bifes de chorizo, lo que pasa es que el título así puesto resulta un alejandrino de catorce sílabas con dos hemistiquios, y al revés quedaría un churro ¿lo véis, ceporrillos? a que "sobre bifes de chorizo, tangos y malevos" suena fatal?. Vale, también tiene catorce sílabas, pero la música es como una patada en el trigémino.

Venga, pues voy con los bifes de chorizo. He seguido al pie de la letra los consejos que me dió Madame Delikat, jefa de uno de mis blogs preferidos, "Delikat Essences", y convencí a mis colegas para ir a "La Brigada":





Tuve tanto éxito que casi no he conseguido sacarlos de ahí. De hecho fuímos dos veces y ahora os explicaré por qué, no séais impacientes. La primera noche no tenían ojo de bife (recomendación de Delikat), así que nos tuvimos que contentar con unos bifes de chorizo:




En fin, como puede verse éramos cinco, no es que cada uno se comiera dos bifes. La verdad es que estaban de ponerse a aullar de gusto mirando a la luna. También descubrimos un vino de Mendoza, francamente bueno:




Y esto, para mí fué un hallazgo, porque hasta ahora nunca había encontrado un Malbec que me gustara, pero este era, como dicen los franceses "pipí du Bon Dieu" (no traduzco, oye, que a lo mejor se enfada alguien). Me he traído una botella, -adecuadamente envuelta en camisetas sucias para que no se rompa- en la maleta. ha llegado bien, traquilizáos. Además, a lo mejor las camisetas le dan un regusto adicional.

La segunda vez fuimos por accidente. DelikatEssences me había recomendado también "La cabaña de las lilas" en Puerto Madero. Los convencí para ir, y dejamos a la recepción del hotel a cargo de reservar una mesa para cinco mientras nos empujábamos unas Quilmes en "La Biela" (recomedable café, en Recoleta). De repente, estalló violenta tormenta, así que nos fuimos en dos taxis, tras terminar la cervezota. Llegamos a la famosa cabaña y ni teníamos reserva ni madres. ¡Sapristi! y lloviendo a mares, y mis colegas organizando el motín del Caine: "queremos ir a La Brigada y déjate de pendejadas" (lo decían en inglés, porque ahí el único que hablaba castellano era servidor, os traduzco para que veáis en que estado anímico estaban). Total, otros dos taxis bajo la lluvia, y a La Brigada. Esta vez sí tenían ojo de bife... pero prefiero el bife de chorizo. El vino, igual de bueno que el día anterior.

En cuanto al tango, hicimos el turista pendejo y provinciano. La inefable recepción del hotal, para congraciarse con nosotros tras el fiasco del día anterior ("si es que me dijeron que no había lugar, pero ustedes ya se habían ido, etc, etc") nos recomendó "El viejo almacén". Había dos posibilidades: con cena y sin cena. Mi colega Ynte, que mide dos metros, dijo que sin cena no iba a ningún lado. Ea, pues, a cenar. Caro y flojito. El show, bueno, pues eso, tango. Muy bien bailado y tal, pero para turistas. Masas de japoneses, gringos, etc. Algún argentino había, porque cuando el animador quiso hacer cantar al público "volver", se oyeron algunos hilillos de voz como de gente acatarrada entre el público.

Robé una foto (sin flash, claro):



Encima, cuando fuimos a pagar a escote, uno de los billetes que dimos nos dijeron que era falso. En fin, la verdad es que estaba bastante bien hecho. He aquí la foto que le hicimos al billete para celebrar tan interesante evento:



Pero, vamos, seguro que os gustarían más los tangos que cantan y bailan en La Boca. También son para turistas, pero tienen un aspecto más genuino (no admito comentarios groseros, please)





Y voy a cortar el rollo, que me estoy poniendo plasta, me está entrando hambre y me puedo poner tan pesado como mi colega Ynte con eso de la cena. Sólo comentaros que me quedé muy impresionado con un oficio desconocido para mí: paseador de perros. Qué cosas tienen en Buenos Aires. Al principio me extrañó mucho ver gente con un mazo de amigos del hombre por la calle, hasta que me lo explicó un taxista: se dedican a pasear los perros de gente que no puede sacarlos. Este de la foto lo vimos otra vez por la noche, como se ve en la segunda imagen y los perros parecen los mismos, o sea que se pasan el día con la retahila:







Y nada más, ya me voy. Os dejo con la foto de un café en Recoleta. La verdad es que me he sentido en Buenos Aires como en casa. Estoy dispuesto a volver en cuanto haga falta.




Saludotes

mercredi 27 octobre 2010

De cómo pasar un sábado en Copacabana



EL SOL QUE FUNCIONA AL REVES (O COMO TOMAR UNA CAIPIRINHA A LA SOMBRA) - SALVAMENTO DE PALOMAS COJAS - COMO SACARLE TREINTA REALES A LOS PARDILLOS - PERO... RELAJENSE, POR FAVOR, RELAJENSE.

Mis queridos comensales, colegas, compañeros y/o desocupados lectores en general. Se me está acumulando el trabajo. Todavía no he contado ni la cuarta parte de cosas con las que tenía que golpear vuestros atentos cerebros (oye, y si no estáis atentos, pues ustedes veréis, vosotros se lo pierden),sobre México y Brasil, cuando tengo que salir para Argentina. Así es que, se me apareció un zumbido en sueños y me chirrió: pooooonte laas piiiiilas, Sorokin, espabiiiiiila. y yo, como no quiero malos rollos con los zumbidos nocturnos, me he puesto a currar hoy mismo, desoyendo el sabio consejo que dice: "no hagas hoy lo que puedas dejar para mañana".

Así es que voy a contaros cuatro cosas vitales para sobrevivir en Copacabana. Como veis en la foto de cabecera, todo no es un camino de rosas: mirad, mirad, las negras nubes que cubren el cielo. Pero en fin, a veces sale el sol. Y ahí quería llegar yo, mira tú. Resulta que el sol, en Rio (y es de suponer que en todo el hemisferio Sur, aunque como no he estado en más sitios no lo puedo jurar, ya os diré cuando vuelva de Buenos Aires) hace su recorrido diurno al revés. Yessir, al revés: de derecha a izquierda del observador, no de izquierda a derecha como estamos acostumbrados. Es vital saber esto para saber cómo posicionarse en una sombrilla, sobre todo los heliófobos como menda, a los que nos gusta la sombrita y dejamos el sol para los guiris. Bueno, veamos, que no es el sol el que se mueve, no me toméis por la santa Inquisición juzgando a Galileo: me refiero el recorrido aparente, claro. Como en todas partes, el sol sale por el Este, pero hace su recorrido aparente por el norte:




O sea, que un observador imparcial, con una caipirinha en la mano, lo ve moverse de derecha a izquierda. Detalle de la caipirinha:





Bien, supongo que ya os ha quedado claro, mis queridos taruguillos, así es que ya os podéis dedicar a relajaros, como los bañistas de la foto:



Servidor y sus colegas preferimos relajarnos, como ya he dicho, bajo una sombrilla con una caipirinha al alcance de la mano. Y, mientras estábamos en tan comprometida situación, acercósenos una paloma cojeando. ¡Pobre paloma!, exclamaron nuestros sensibles corazones. Y, de pronto, de la mesa de al lado, se levantaron dos garotas, (una más garota que la otra), con una tijeras en la mano y se pusieron a perseguir al pobre animal. El horror nos hizo estremecernos... ¿qué van a hacer, por Tutatis, qué van a hacerle al pobre bicho? Por fin, la capturaron, y con las tijeras, lo que hicieron fue cortar un hilo que se le había enredado en una pata, con lo que el pichón se puso a caminar como si tal cosa. Naturalmente, prorrumpimos en aplausos:




Eso podía habernos alegrado ya todo el día, pero, pardiez, todavìa me esperaba una sorpresa. Durante todo el día nos habían acosado limpiabotas de ocasión, ofreciendo sus servicios. Servidor, los despachaba a todos con un "a mí me gustan así, polvorientos". Pero, hete aquí, que paseando entre la gente, se me acerca uno de ellos, me señala mi zapato derecho con insistencia: lo miro, y una sospechosa masa de color marrón lo cubría casi por entero. Merde!, exclamé (nunca mejor dicho), cuándo y como me habían proyectado tal cosa en mi calzado... en estas, el hombre ya me estaba limpiando el zapato con agua y jabón que tenía preparados. Cuando le quise dar cinco reales (dos euros), dijo que nanay, que eran treinta reales, mientras aparecían otros dos limpiabotas más diciendo que sí, que sí, que eran treinta reales. En fin, se los dí, porque estaban en mayoría y oye, mas vale treinta reales menos que que te lleven la cartera completa.

La verdad es que debía ser de los únicos que llevaban zapatos. Por eso la gente se pasea en chanclas, como puede verse:





Pero vaya, pelillos a la mar. Desde ahora me miraré la punta de los zapatos en continuo, no sea que la costumbre se generalice. Y nada, si vais a Copacabana, relajaos, y, si acaso, tomaros una cervezota como estos amigos que aparecen aquí disfrutando de un día de fiesta.






Vale, ya paro de escribir, que ya estuvo suave de daros la brasa. ¡Qué buena audiencia sois! ¡no me habéis interrumpido ni una vez! ¿Alguna pregunta?

Venga, besazos

mercredi 20 octobre 2010

Dos nuevos candidatos a "mejor restaurante de México"




Voy a hacer un esfuerzo sobrehumano, queridos amigos y desconocidos enemigos, en medio del vaho somnoliento que me invade como resultado del jet-lag, también llamado "décalage horaire" (¿alguien sabe cómo se dice en español? ¿valdría "desfase horario"?) para haceros partícipes (tanto si queréis como si no) de mi reciente experiencia gastronómica en México. Experiencia que me ha conducido a dudar un poco del título que otorgué, sin sonrojo ninguno en Marzo pasado:

Vale, no me arrepiento demasiado, dije "tal vez". Lo que pasa es que ahora, en este viaje he decubierto otros dos que no le roen los zancajos (o sea, que están a su altura, a ver si os enteráis, que todo hay que explicarlo). Como en las pelis de los años cincuenta (adoro el cine clásico de Hollywood), los mencionaré en orden de aparición.

El primero es "La Hacienda de los Morales". Ahí me llevaron mis compadres la tarde del mismo día que llegué a México (oigan, que yo tengo compadres "sur place"). Está en la foto de cabecera y es una magnífica hacienda. Quizá no tan espectacular como el "San Angel Inn", pero con un gusto muy colonial, como puede verse:



Todos comimos chiles en nogada, porque, según me explicaron, ahora es cuando hay que comerlos (la verdad, no me enteré muy bien de por qué no se comen en Febrero, por un poner, pero sí de que hay que comerlos ahora ¡qué suerte!¡qué fantástica ocasión!):





Son chiles rellenos de carne picada y frutas y cubiertos con una crema de nueces y granos de granada. No deben ser hipocalóricos, no, pero están deliciosos. Si vais a México en Octubre, no os los perdáis. Yo es que, como viví en Veracruz, los mío eran los cebiches, el chucumite, las tostadas de jaiba y esas cosas más bien marinas. Nunca había probado los chiles en cuestión.

El segundo restaurante por orden de aparición fué "Paxia":





Está en San Angel, en plena zona de intensa movida y su estilo es diferente. El ambiente es mucho más "trendy", está lleno de gente guapa y se supone que la cocina es "nueva cocina mexicana". Yo, lo que hice fue cumplir una promesa que había hecho en el blog cuando escribí sobre el San Angel Inn: Comí escamoles. Sí, queridos amigos. Escamoles, huevos de hormiga. Lo que pasa es que ni te enteras, viene mezclados con cilantro y otros aditamentos, te los pones en un taco y te los zambulles en el gañote. Y lo que notas es que son muy sabrosos, pero ¿cuál es el huevo y cual la cebolleta picada? Ni idea.





Pero vale, que comí muy a gusto y que me importó un ardite que fueran huevos de hormiga. Eramos cinco personas a la mesa: cada uno comió un plato diferente que sí eran "nueva cocina", pero amiguetes, yo seguí pensando y reciclando mis escamoles. Todo regado con un excelente tinto mexicano (El problema es que no me acuerdo del nombre, qué desastre)

Para cerrar la noche nos fuimos al San Angel Inn, no a comer otra vez, sino a embucharnos unas fantásticas margaritas.

En fin, que estos viajes de trabajo, a veces son agotadores (ojo, mal pensados, a las ocho de la mañana estábamos todos otra vez en la sala de reunión)

Besotes a todos y todas.

lundi 11 octobre 2010

Volando de México a Rio




Queridos y pacientes amigos, os escribo desde Rio de Janeiro, y espero que al recibo de la presente tooodos estéis bien de salud y la dicha inunde todos vuestros poros, mientras los pajarillos cantan y las nubes se levantan. Ya sé lo que estáis pensando: pero, Sorokin, releñe, qué haces ahí, en una solitaria habitación de hotel, contándonos memeces, en vez de estar paseando por la Avenida Atlántica de Copacabana requebrando garotinhas (o, al menos, recorriendo sus esbeltos cuerpos con tus ojillos enrojecidos). Podría deciros que no os puedo olvidar, que nuestro amor es más fuerte que las torneadas piernas de las cariocas, pero la verdadera verdad es que acabo de marcarme un rodicio en el restaurante Carretao (ya os hablé de él el año pasado, ya buscaré la reseña), mi estómago está a punto de reventar, no me puedo meter en la cama en estas condiciones y ya me he terminado la mini-botella de tinto chileno que había en el mini-bar (Todo mini menos el precio). Así es que, aquí estoy, pegado al ordenata.

Bueno, pero lo que os iba a contar es que mis sabios jefes habían decidido que como México y Brasil están los dos en América latina, pues nos íbamos a ahorrar un viaje e íbamos a hacer los dos de una tacada. Nada que objetar. El que sabe, sabe. Claro, ellos (y yo) pensamos que el vuelo de México a Rio iba a ser una tontuna, larga, pero tontuna, pero, vaya, es bastante más liadillo de lo que parece. No hay vuelos directos, lo que es chocante. Tienes que pillarte un avión de una tal "Copa airlines" hasta Panamá, pasarte tres horas en el aeropuerto de Panamá, y luego cogerte otro avión hasta Rio. Total, unas doce horas. A Servidor, que es un romántico irremediable, completamente invadido por visiones de Humphrey Bogart ligándose a Lauren Bacall en algún oscuro lugar de Centroamérica, la perspectiva no le pareció mal. Guaaaa, ya me veía yo en un viejo DC3 aterrizando en medio de la jungla, mientras de detrás de un cocotero aparecía Lauren diciéndome: si me necesitas silba, ¿sabes silbar Sorokincillo? Pero no, no ha habido tal, ya no nos dejan lugar ni para la ilusión. El aeropuerto de Panamá es de una modernez que raya en el futurismo y los aviones de Copa son pequeños pero modernos.



La primera parte del vuelo, de México a Panamá no ha sido muy pesada, y, en general fuimos bien tratados. Cierto que nos invadió la duda de si una de las azafatas era mudita o simplemente imbécil, pero al final pudimos comprobar que nada más despegar se sentó en su rincón a limarse las uñas y, claro, con una tarea tan minuciosa e importante no podía perder su tiempo en dirigir la palabra a una chusma como menda y sus colegas. Eso nos relajó: ¡no somos invisibles, no somos invisibles!

Aparte de la señorita vinagreta limándose las uñas, el resto, bien. La otra aeromoza (tomen nota, ¿a qué esto si suena a años cincuenta?) nos obsequió con unos buenos platillos:



La entrada. Jamón, espárragos, vino chileno



El platillo principal: tortellini rellenos de ricotta sobre lecho de espinacas con queso gratinado, vino chileno. No es que sea la juerga, pero para lo que dan otras líneas en sus vuelos es un super lujazo.

La segunda parte del vuelo, siete horas desde Panamá a Rio es mucho mas plastazo, porque tienes que hacer soberbio esfuerzo para dormir algo (sale a las nueve de la noche de Panamá y llega a Rio a las seis de la mañana. Si no os salen las cuentas, queridos taruguetes, considerad, please, que hay dos horas de diferencia horaria entre ambas urbes)



El penoso despertar de Sorokin a eso de las cuatro de la mañana

Bueno, pues ya me callo y me voy al sobre, que mañana tengo que levantarme pronto (otra vez). En fin, que si los azares de la vida os llevan a tener que tomar un vuelo de Copa Airlines, que no os ofusquéis, que está bastante bien. Y si os toca la señorita vinagreta, pod favod, hacédle una pedorreta de mi parte.

Besotes

dimanche 26 septembre 2010

De tapas por Madrid siguiendo a los blogs amigos




Pues sí queridos amigos, contertulios, colegas, cobradores de la luz, carteros, vendedores de alfombras persas y cualquier otra persona de buen (o mal) gusto que de vez en cuando dedica algunos minutos de su valioso tiempo a leer las pequeñas peripecias que os cuento aquí, sin que me de el mínimo atisbo de vergüenza. Hoy, mientras me calmo del mal humor que me produce que 1) hace un tiempo totalmente podrido en Bruselas, y 2) el disco duro de mi iMac G5 acaba de negarse a seguir trabajando (escribo desde el portátil), os voy a contar que estuve de tapas por Madrid hace una semana. Y no en cualquier sitio. ¡No!. Me dediqué a seguir los consejos de dos de mis blogs amigos.

Lo de ir de tapas (pinchos, botanas, etc) ha pasado ya a ser bastante popular en toda Europa (otra cosa es la calidad de las tapas que te den, por ejemplo, en Rotterdam), pero las mejores las dan al sur de los Pirineos. Total, que esta vez me dije: "Sorokin, siempre vas de tapas a los mismos sitios cuando vas a Madrid. ¿por qué no pruebas los consejos que te dan en tus blogs amigos?" Así es que, me lancé al asunto.

En primer lugar, os confesaré que la foto de cabecera no pertenece a ningún lugar de tapas, sino al restaurante "El pescador" de la calle Lista. Es un señuelo para animaros a entrar en el blog. Astuto ¿eh?. No he ido nunca, pero tiene un aspecto de "tonerre", como dicen en Bélgica (los belgas consideran que "de tonerre" -de trueno- es algo muy bueno, vaya usted a saber por qué)

El primer sitio al que fui, fue "Estado puro", siguiendo las recomendaciones de Claudia Hernández en su blog "Bitácora culinaria":







Es un sitio muy de moda en Madrid. Está en la plaza de Cánovas, nada menos que al lado del Hotel Palace y del Ritz. Sus tapas son lo que podríamos llamar "de diseño". Al fin y al cabo su chef es discípulo de Ferrán Adriá. Yo me lancé sobre una cazoleta de lentejas con foie gras, combinación de sabores sorprendente, pero que cuando le pillas el tranquillo está muy bien. Lástima que para cuando lo entiendes ya se te ha acabado. Las croquetas de jamón, excelentes, me reconciliaron con mis gustos plebeyos. La carta de vinos muy buena. Es un sitio caro, pero, claro, está de moda.

El segundo sitio que fuí (otro día, no me toméis por un Pantagruel de vía estrecha) fue Casa Lucas, una recomendación de Viena en su blog "Sabores de Viena":




Está en la Cava Baja, muy cerquita de la Plaza Mayor, pero no está contaminado por el espíritu comercial de darle a los turistas unos calamares y cobrárselos como si fueran caviar que tienen muchos bares de la zona. Aquí el estilo es diferente del "Estado puro", más asequible para los paladares comunes y, además, las tapas son bastante más voluminosas, lo que es de agradecer si no te quieres ir a dormir con el estómago vacío. Yo, que había comido bastante a mediodía, probé una ensalada de queso de cabra con tomate y casi no puedo terminármela. En resumen, muy bien, y una carta de vinos excelente.

Y, ea, mi fin de semana no me dió para más. La próxima vez seguiré mis investigaciones. Por el momento, la semana que viene me voy a México. Espero hacer nuevas averiguaciones gastronómicas por allá. Ya os contaré

samedi 4 septembre 2010

Honfleur




He pasado unos días (pocos, lo que podríamos llamar un fin de semana largo) en Honfleur, mi rincón preferido de Normandía. Por si acaso no sabéis exactamente donde está (oye, digo "por si acaso", que no os estoy llamando incultos ni nada, queridos lectores, que ya oigo a algunos indignados protestando como "por quién nos has tomado", etc...). Pues digo, que en el caso extraordinariamente improbable que alguno no lo localice exactamente en el mapa, ahí va uno. Ya sé que es un mapa bastante confuso, pero se ve donde está Honfleur:



Como veis, está al ladito de Deauville-Trouville, donde va todo el parisinerío fino (por llamarlos educadamente), pero tiene un estilo totalmente diferente. A Honfleur van "loh artihtah", con un cierto toque contracultural -aunque algunos vayan en su yate-, etc. Para empezar, no tiene un paseo donde se pueden lucir los últimos modelos de coches y eso, a los de Deauville los puede matar de rabia. Honfleur hay que pateárselo. La llaman "la ciudad de los pintores", porque verdaderamente es muy pintoresca.

En el mero centro está "Le vieux basin" (la dársena vieja), que es lo que aparece en la foto de cobertura. Es una dársena, porque en el siglo XVIII, hartos de que cuando subía y bajaba la marea los barcos se quedaban en seco y aquello olía además que apestaba, construyeron una esclusa a la entrada del puerto que mantiene el nivel de la dársena constante. El conjunto de edificios que rodea el "vieux basin" es de lo más auténtico, gracias a que en 1944 se libró de los bombardeos aliados, que se machacaron Caen, Rouen, El Havre y otras ciudades de los alrededores.

Los edificios del lado Oeste de la dársena forman un conjunto totalmente caótico, de casas que se aguantan unas a otras, de diversas alturas y colores:



El lado Este es, en cambio, más armónico. Los edificios son más modernos (salvo la iglesia que se ve en el centro de la foto, que hoy es un museo de la marina):




A mí, ¿qué quréis que os diga? me gusta más el otro lado. Por otra parte, desde el apartamento que alquilé, en pleno lado este, sobre el restaurante "Le Vieux Honfleur" se veía perfectamente bien la animación y la movidilla del Oeste:




No os voy a decir cómo lo conseguí, que luego lo mismo me lo pisáis para la próxima vez, pero, encima no era caro. Bastante más barato que un hotel, y te lo alquilan por fines de semana o por semanas enteras. La ventaja sobre un hotel, además, es que puedes ir a la pescadería, comprarte unas ostras o un rodaballo y una botella de Muscadet-sur-lie, y te los haces tú mismo.




El inconveniente, obvia decirlo, queda muy claro en la foto siguiente:




En cualquier caso, si os ataca violentamente la pereza, que ya sé que fregar la vajilla es una tarea de titanes, Honfleur está lleno de restaurantes, bares, salones de té, brasseries, creperías, confiterías, etc. Mi preferida es "La petite China", un salón de té al lado de la dársena, donde te puedes beber veinte o treinta clases de infusiones, fascinantes pasteles, cafés, sandwiches, etc.



Y, si tenéis suerte y no os llueve mucho, podeis dar una paseo por las galerías de arte de la zona alta, por el museo de pintura impresionista, o, incluso si os gustan los libros, he descubierto una librería de viejo, "Le bouquiniste":




Donde, fijaos, queridos amiguetes, encontré un libro que me compré inmediatamente. Un tratado escolar de Historia de España, de 1923:



Me lo estoy leyendo. Es muy interesante ver cómo se enfocaban hace ochenta años todas las conocidas historias de Viriato, Indíbil y Mandonio, Numancia, etc...

Y vale, os dejo que me estoy poniendo plasta. Otro día os contaré más cosas





"Il peut pleuvoir" Jacques Brel